El examen de ese derecho, sus objeciones y defensas correctas y erróneas. El derecho a la propiedad personal o privada. Una idea profundamente asociada con las posibilidades de progreso y crecimiento.

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Introducción

La propiedad privada es un derecho defendido y atacado. Se le considera uno de los centros causales del progreso. Entender el derecho a la propiedad privada o personal es un deber para ambos, defensores y atacantes.

Sadowsky provee una base que la defiende, partiendo del supuesto que es un punto de partida que el filósofo justifica iniciando con la propiedad propia de la persona sobre sí misma.

Pero hay más, la defensa de Sadowsky es una fuerte crítica de otras defensas, las que parten de la idea de la eficiencia económica de los sistemas económicos sustentados en la propiedad privada.

Varios conceptos se ligan al tema general, como los ataques a la propiedad privada y sus enemigos. Más las políticas de estatización y nacionalización y la relación entre propiedad privada y prosperidad. Sin olvidar las tesis de plusvalía y explotación.


📕 La idea presentada en esta columna fue tomada de un texto de James Sadowsky S.J. titulado «Propiedad privada y posesión pública». Este artículo apareció por primera vez en Left and Right (Otoño de 1966) y en una colección de ensayos titulada The Libertarian Alternative. Essays in social and political philosophy, (Tibor Machan, ed., 1974).


El inicio del derecho a la propiedad personal

Sadowsky comienza su texto afirmando la intención de probar que

«Cualquier hombre tiene el derecho a adquirir bienes sin propietario previo, mantenerlos o darlos a otros según le plazca, usarlos o no según le convenga».

Con ese objetivo afirma que primero debe definir lo que es un derecho.

Derecho es solamente, según el autor, impedir a las personas realizar ciertas cosas. Impedirlo usando violencia o amenazas de su empleo.

Se aclara que eso no crea la aprobación moral de todo lo que una persona haga con su propiedad, como producir drogas o no ayudar a otros. Es decir, dentro de un mercado libre podrán darse situaciones reprobables que su misma espontaneidad se encarga de penalizar.

En conclusión dice Sadowsky que

«el derecho del hombre a la propiedad [personal] nos dice no tanto lo que él propiamente haría sino más lo que otros propiamente no le harían a él. Es fundamentalmente un derecho a no ser interferido».

Justificación del derecho

Viene ahora el meollo del tema, la justificación del derecho de propiedad personal.

El paso inicial es reconocer que la persona es, antes de ser propietaria de algo, propietaria de sí misma y de sus acciones, lo que lleva a concluir de nuevo ese derecho a no interferir con los demás.

La interferencia posible es el inicio de violencia y ella puede ser repelida de la misma manera.

Siendo propiedad de sí misma, la persona es colocada por el autor en la situación de desplegar sus acciones sobre bienes materiales —no personas, sino cosas que carecen de un dueño previo.

Interferencia con el derecho

Interferir en esta situación estaría justificado solo en dos casos.

  • Uno, la persona que realiza esas acciones tiene un dueño, lo que contradice la premisa que que cada persona es dueña de sí misma.
  • Dos, que la cosa sobre la que se despliegan esas acciones personales tenga un dueño previo, lo que aceptaría la noción de un derecho de propiedad personal, de otro, pero propiedad personal al fin.

Por lo tanto, existe el derecho de propiedad sobre bienes que no poseen propietarios.

De lo anterior, se concluye que

«Hay, por tanto, un derecho ilimitado de posesión. Esto aplica, sin embargo, solo a lo que los otros no hayan adquirido antes».


«La vida, la libertad y la propiedad no existen porque los hombres hayan creado leyes. Por el contrario, en primer lugar fue el hecho de que la vida, la libertad y la propiedad existieran de antemano lo que movió a los hombres a hacer leyes».

— F. Bastiat

Objeciones al derecho a la propiedad personal

Lo que hace al autor plantear que eso, que es obvio por lógica, no lo es para todos.

Hay quienes reclaman la redistribución de los bienes, ya que no todos son propietarios a pesar de tener el derecho de serlo. La respuesta es también lógica:

«El derecho a apropiarse no tiene significado a menos que el que lo hace mantenga la propiedad que ha tomado. Y si uno mantiene lo que ha tomado, de allí se sigue que nadie tiene el derecho de retirársela por la fuerza».

La respuesta tiene sentido. Si existe un derecho a la propiedad personal, dejaría de existir en cuanto se quiten las propiedades existentes para dárselas a otros.

Pero sí existe el derecho del propietario a dar su propiedad, sea como regalo o en un intercambio.

No tiene sentido obligar al propietario a mantener indefinidamente su propiedad, lo que significa que existe el derecho a recibir propiedades de otros si esa es la voluntad del dueño original.

Algunos argumentan que la propiedad heredada es cuestionable por ser inmerecida por parte del beneficiario. Pero alterar eso es interferir con la voluntad del dueño original e implicaría la existencia de una autoridad superior, la de quién designaría a quién dar esa propiedad.

Con un problema: tan inmerecida es la propiedad para quien se ha designado como heredero como para quien un tercero ha decidido darla.

Para ponerse a pensar

Los derechos humanos son derechos de propiedad en última instancia porque sin propiedad personales ellos no se sostienen.

En otras palabras, el progreso necesita propiedades legalmente protegidas.

Es una idea opuesta a la colectivización y ligada al concepto de capacidad nacional de desarrollo económico.

¿Eficiencia económica? No debe usarse

Los argumentos de eficiencia económica que defienden el derecho a la propiedad personal no son válidos, según Sadowsky.

Se argumenta que las propiedades deben ser distribuidas y en contra de eso se arguye que hacerlo conduce a pobres resultados económicos.

Es cierto, pero no es algo que sustituya el asunto de fondo que es el derecho a la propiedad privada y contra el que existe un prejuicio grande cuando se trata de una riqueza no ganada.

Unos argumentan en contra de la riqueza heredada de ricos a ricos que no lo merecen. Otros están en contra de, por ejemplo, ingresos anuales garantizados por el gobierno, porque ello retira incentivos. Para Sadoswky, ninguna de esas razones es válida.

Dice,

«El mero hecho de que un ingreso sea ganado o no ganado es totalmente irrelevante y a pesar del hecho de que una persona no productiva sea algo malo para nosotros, eso no nos da la autoridad para forzarlo a ser productivo. La real respuesta a los proponentes de esos subsidios es que ellos implican un robo a los legítimos propietarios».

A lo que añade palabras claras,

«El ingreso no ganado del rico está justificado porque pertenece a ellos; mientras que el de un hombre recibiendo ayuda del gobierno no lo es porque es propiedad robada de su dueño legítimo».

Los deseos del propietario

Es cierto, dice, que las medidas de bienestar tienen efectos negativos, pero la idea central es la de que tenemos derecho a usar nuestras propiedades según nuestros deseos.

Usarla implica alterar físicamente a la propiedad, pero también el dejarla como está, sin mejorarla. Sí, dejarla como está, abandonada, es una opción legítima del propietario, a pesar de que se diga que mejorarla es una obligación que añade valor a la propiedad.

Trabajar en la propiedad y alterarla no significa que su valor se eleve irremediablemente. El valor de la propiedad es realizado por las personas y no está en el objeto.

Dejar la propiedad como está es una acción empresarial del dueño, si es que piensa que eso es lo que otros valorarán: lo que hace el propietario es predecir las evaluaciones que otros hagan, y en esto puede errar o no.

Si esto se hubiera entendido antes, mucha miseria se habría evitado, dice el autor.

E insiste en el tema: las ideas marxistas son escuchadas con atención porque coinciden con la noción que muchas personas tienen del valor y logran la aprobación de esas ideas, especialmente en círculos religiosos como lo «atestigua el número de clérigos que han caído en esta trampa».

Globo de ideas ligadas

Se llega a la curiosa y original idea sobre la propiedad de los bienes de producción y al inevitable reconocimiento de que sí hay leyes económicas y ellas son reales.

Incluyendo la poco conocida propuesta de que la propiedad como una solución de problemas y la diferencia entre propiedad pública y privada.

En resumen

Sadowsky es un defensor de la propiedad privada y argumenta lógicamente en su favor con razonamientos sólidos que no solo la defienden sino que ayudan a entenderla mejor.

Pero adicionalmente, su argumentación expone los peligros de usar argumentos de eficiencia económica para defenderla.

Emplear esos argumentos económicos es un error de gravedad, porque ellos podrían ser anulados totalmente en el caso de crear un sistema económico cualquiera que sin propiedad privada fuese más eficiente.

La defensa del derecho a la propiedad privada y personal, es claro para Sadowsky, está sustentada en la persona misma y sus derechos, sin importar que sea ella un arreglo económico eficiente, lo que podemos interpretar como una feliz coincidencia, no como una causa de su apología.


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