El diseño mismo del Estado Benefactor es defectuoso por el tipo de incentivos que utiliza. Produce desperdicio y malos servicios, además de luchas políticas y dependencia. Estado de Bienestar, las características de sus gastos.

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Introducción

La noción del Estado de Bienestar es, sin duda alguna, conocido y aceptado, más por los bienes aparentes que promete que por los males reales que esconde. Los, sin duda, loables objetivos que persigue un Estado de Bienestar han servido para ocultar las fallas de ese sistema.

Eso es lo que examinan Milton y Rose Friedman, el enorme aparato del Welfare State y así desmitificarlo en unas pocas páginas con razonamientos al alcance de todos. Lo hacen usando las características del tipo de gastos que hace el Estado de Bienestar.


📕 La idea de este resumen está tomada de la obra de Friedman, Milton, Friedman, Rose D, Free to choose: a personal statement. San Diego. Harcourt Brace Jovanovich, Chapter 4, «Cradle to Grave, The Fallacy of the Welfare State», pp. 115-119.


📍 El tema de la columna lleva de inmediato a otros, como las malas finanzas públicas, la crisis fiscal y la crisis de deuda pública. Incluyendo la política de gasto de gobierno y la caridad pública y la privada.

Estado de bienestar, la decepción

El comienzo de los autores en el tema es simple. Plantean ellos la interrogante acerca de la decepción que han causado los resultados de los Estados de Bienestar.

Después de todo lo que esos sistemas han intentado alcanzar son objetivos sin duda admirables. Sin embargo, por alguna razón, esas metas no han sido alcanzadas. El resto de esta sección está destinada a una mirada analítica del porqué del fracaso del Estado de Bienestar.

Algo de historia

Una visión histórica ayuda a contestar al menos en parte esto. En los arranques de un sistema de Estado de Bienestar, la estructura de la población era una ayuda sólida a ese régimen.

El número de personas que debía recibir los beneficios era reducido y el número de personas que debían cubrir los costos de esos beneficios era mucho mayor.

De esta manera, en tiempos pasados, una pequeña cantidad pagada individualmente por un grupo muy numeroso hacía posible reunir una cantidad total suficiente para pagar los programas de asistencia a un conjunto muy diminuto.

Con el transcurso del tiempo, esos números han cambiado y los programas del Estado de Bienestar se han expandido.

Pero la visión histórica es solo una explicación parcial de ese fracaso, el que se debe más a poderosas razones en el diseño de un sistema defectuoso por naturaleza propia. Concretamente con las características de los gastos que realiza el Estado de Bienestar.

Los cuatro tipos de gasto

Inmediatamente después de esa introducción, los Friedman utilizan una herramienta que les permite analizar los tipos de gastos que realiza una persona cualquiera. Desarrollan ellos cuatro tipos de gastos posibles, dependiendo de quién hace el gasto y de a quién se dedica ese gasto.

Con esos conceptos se tienen, por tanto, cuatro posibilidades o categorías de gasto.

Gasto categoría I

La persona gasta su propio dinero en su propio beneficio. El ejemplo más claro de esto es toda compra que uno hace de un bien que uno mismo usará. Puede ser el gasto que alguien realiza en un supermercado para adquirir artículos para su propio consumo. O bien la compra de un automóvil para su propio uso.

Claramente existe en esta categoría un fuerte incentivo para realizar una compra eficiente y económica, comprando el bien que más valor representa para la persona.

Gasto categoría II

La persona gasta su propio dinero para beneficio de un tercero. El ejemplo más típico de esto es la compra de regalos de Navidad o cumpleaños. Igualmente en esta categoría se tiene un fuerte incentivo para economizar, aunque algo menos para lograr el máximo valor para el receptor del regalo.

Gasto categoría III

La persona gasta dinero ajeno en ella misma. Es el caso de las cuentas de viaje cubiertas por la empresa. Y el de los sueldos que se asignan a sí mismos los legisladores.

En este caso, la persona no tiene un fuerte incentivo de ahorro, aunque sí tiene una motivación para obtener el máximo valor posible para ella.

Gasto categoría IV

La persona gasta dinero ajeno en terceras personas. Es el caso de pagar uno mismo la cuenta de otra persona con cargo a la empresa. Y el de comprar medicinas con fondos públicos que regalará a otros. No hay aquí incentivo para gastar menos ni para buscar el máximo valor.

Los gastos del Estado de Bienestar

Los gastos que realiza un Estado de Bienestar tienen las características del tipo III y IV.

📌 Es decir, el gobernante gasta dinero de otros en sí mismo, por ejemplo, con un programa de seguridad social para burócratas. O bien, el gobernante gasta dinero de otros en programas de vivienda para trabajadores.

Obviamente, por diseño, en esas categorías de gasto existen motivos débiles para el ahorro y, dependiendo de la categoría, puede tenerse un escaso incentivo para lograr valor en la compra.

Estado de bienestar, características de sus gastos

Esta naturaleza del gasto de un Estado de Bienestar es la causa central de los defectos de ese sistema. El mecanismo puede ser visto de la manera siguiente.

Los legisladores votan eligiendo la manera en la que el gasto se realizará y los ciudadanos que han elegido a esos legisladores están de manera indirecta seleccionando la manera como su dinero será gastado en ellos mismos.

Pero ese gasto no es igual al de la Categoría I, pues el gasto realizado no es elegido por cada ciudadano en lo individual. Los burócratas que realizan el gasto están en realidad usando dinero que no es de ellos, por lo que no debe sorprender que los gastos se eleven escandalosamente.

En una situación en la que alguien gasta dinero ajeno en terceros no puede funcionar la fuerte motivación de ser eficiente y gastar esos fondos de la manera que sea de mayor beneficio para los beneficiarios del gasto.

Por esto es que tampoco debe sorprender el desperdicio y la ineficiencia de ese tipo de gasto en un Estado de Bienestar.

La tentación de más dinero para uno

La cuestión no para allí. Debe considerarse la tentación de obtener dinero de terceros. Una tentación difícilmente resistible, que provoca que los burócratas quieran el dinero para ellos mismos y no para esos terceros a quienes se supone debe beneficiar el gasto.

📌 Las oportunidades de corrupción, de engaños y fraudes en un Estado de Bienestar son amplias y no siempre se rechazan o evitan.

Pueden, al mismo tiempo, existir maneras legales por las que el dinero se desvíe a los burócratas, por ejemplo, con sindicatos de burócratas que consigan sueldos y prestaciones superiores a los del mercado.

Consecuencias de la tentación

Esta realidad, además, tiene dos consecuencias que no han sido suficientemente examinadas. Y que son parte de las características de los gastos que hace un estado de bienestar.

Grupos organizados privilegiados

La de ellas es la situación por la que esos programas gubernamentales tienden a favorecer a grupos organizados de ingresos medios y altos. Y no a quienes se supone son sus receptores naturales, las personas de ingresos muy bajos.

Las personas pobres lo son por carecer de habilidades bien pagadas en el mercado y tampoco poseen las habilidades para entrar al juego político que logre planes gubernamentales para su beneficio.

La elevación de las prestaciones de trabajo de un sindicato poderoso que ya ha logrado sueldos superiores para sus trabajadores, es un ejemplo de esta posibilidad.

Beneficio neto

📌 La segunda consecuencia es de naturaleza cuantitativa: la cantidad total transferida a la autoridad puede ser mayor que el beneficio neto recibido por los destinatarios del programa.

Si, por ejemplo, existiera un programa con beneficios iguales a un millón de euros y que cualquiera puede obtener, entonces tiene sentido para el recipiente potencial gastar hasta un máximo de esa cantidad para obtenerlo.

Puede gastar en cabildeo, en campañas de comunicación, en contribuciones a campañas políticas, en marchas de apoyo y otras muchas actividades.

Ninguno de esos gastos es de beneficio para el ciudadano.

Esos gastos, en realidad, deben ser deducidos del beneficio total obtenido por quien los haya realizado, haciendo que el beneficio neto sea menor a la cantidad destinada al programa, incluso con resultados de déficit.

Más características de los gastos del Estado de Bienestar

La búsqueda de esos beneficios a grupos organizados, subsidios sectoriales, explican la presión que existe adicionalmente para la obtención de cantidades crecientes de recursos para más y más programas de gasto, para más y más gasto.

En esos programas de bienestar los resultados iniciales suelen fallar, poniendo aún más presión en los burócratas para elevar los dineros disponibles para ellos.

Es natural que ante resultados no satisfactorios, los gobernantes concluyan que requieren más programas y más dinero para el bienestar de la sociedad.

Gastar dinero de acuerdo a las condiciones de la Categoría IV tiende a corromper a las personas que realizan el gasto, ya que las coloca en una posición con buena dosis de soberbia.

Son ellas las que se han puesto en la posición de decidir qué es lo que es bueno para los demás, lo que les crea un complejo de divinidad con gran poder sobre otros. Y en los otros, crea un sentimiento de dependencia infantil que atrofia sus sentido de responsabilidad personal.

Globo de ideas relacionadas

Este es es terreno que lleva a los programas sociales exitosos y a los efectos secundarios de los programas sociales, incluyendo el asunto del ciudadano creado por el Estado de Bienestar.

Se liga con los grupos de presión, el capitalismo de amigos y el paternalismo.

Incluso con la curiosa idea del diseño del mejor gobierno desde base cero y de las llamativas lecciones económicas de Suecia.

Conclusión: el fracaso del Estado de Bienestar

Un Estado de Bienestar, por tanto, no sólo desperdicia recursos de una sociedad sino que también erosiona el tejido moral que debe tener una sociedad. En buena parte alimentado por las nociones de justicia social, economía solidaria, deuda social e hipoteca social.

Además, un Estado de Bienestar se sustenta en la posibilidad de retirar dinero de los ciudadanos por la vía de impuestos usando la coerción del gobierno.

Por tanto, es obvio concluir que detrás de todo Estado de Bienestar está la amenaza de un poder gubernamental desmedido. Un real ataque a la libertad personal.

Desventajas sustanciales que parten de una realidad. La de las características de los tipos de gastos que realiza por necesidad el Estado de Bienestar. Un sistema erróneo por diseño.


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[Actualización última: 2023-07]

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