Su definición como consecuencias imprevistas y negativas por lo general. Consecuencias colaterales no considerados de acciones con otros propósitos. ¿Qué son efectos no intencionales? Cuando las cosas que hacen con buenas intenciones, pero los resultados muestran fracaso. No solo no se lograron los objetivos, sino que el problema empeoró. Descubre la idea de los efectos no intencionales, consecuencias colaterales de acciones con otros propósitos. ¿Qué son y cómo evitarlos?

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Preguntas y respuestas

¿Qué son los efectos no intencionales?

Son las consecuencias colaterales de una acción y que no se buscaban o no se preveían. Son los resultados inesperados de una conducta. Aunque pueden ser positivos, son los negativos los que más preocupación causan.

¿Cómo entender a los efectos no intencionales?

Un gobierno implanta la política P buscando lograr el objetivo O. Sin embargo, la política P también produce los efectos C1, C2, C3…, que no habían sido previstos. Estos efectos C1, C2, C3 pueden empeorar la situación anterior de tal manera que de haberse previsto no se habría implantado esa política.

¿Qué ejemplos existen de efectos no intencionales?

La emisión de dinero busca reanimar a la economía, pero a la larga causa inflación. Los aumentos del salario mínimo buscan elevar el ingreso de los trabajadores, pero suben los costos del trabajo y los de producción y elevan precios de bienes y servicios. El proteccionismo busca proteger a la industria nacional, pero aumenta los precios que tienen que pagar los compradores y promueven el contrabando. Los controles de alquiler de pisos ayudan a quienes ya viven así, pero reducen la oferta de nuevos pisos y lesionan al mantenimiento de edificios.

Introducción

La noción de los efectos no intencionales es poco conocida y aún menos aplicada. Acostumbra ser mencionada por unos pocos expertos, generalmente economistas.

Pasa sin ser ni definida, ni comprendida por el resto. Y, sin embargo, es de importancia extrema. Es el fenómeno que describe a las acciones que buscan un objetivo pero que en la práctica fracasan produciendo consecuencias no previstas, la mayoría de las veces negativas.

Un ejemplo clásico es el de la prohibición de bebidas alcohólicas, pero hay muchos más.

Efectos no intencionales, definición

La idea es asombrosamente simple. Las acciones humanas tienen, muchas veces, efectos no previstos que incluso pueden ir en contra de la meta de esas acciones.

Efectos no intencionales, ignorados en el inicio de la acción y que pueden empeorar a la condición inicial. O, en ocasiones, pueden mejorarla.

📌 Las consecuencias no intencionales son los resultados adicionales de acciones que buscaban un propósito, y que produjeron esos otros efectos no considerados inicialmente. Esquemáticamente puede verse así.

Posibilidades

📍 La acción A se realiza con la intención de lograr el propósito x. La decisión, cualquiera que sea, se justifica por el objetivo que persigue y que siempre es loable. Aunque esto es un error, sucede con frecuencia.


📍 El resultado real de la acción A fue x, pero también tuvo otros resultados no previstos, z,y,w En este caso, la acción decidida logra su objetivo y eso es bueno. Sin embargo, no pueden ignorarse los efectos colaterales no previstos que produjo, algo no muy diferente a los efectos colaterales de medicinas.

Los efectos no previstos, por supuesto, pueden ser benéficos, pero el problema es uno de perspicacia para prever los negativos antes de tomar la decisión.


📍 O también, el resultado real de la acción A no fue x, como se buscaba, sino solo z,y,w Este caso es el peor de todos y sucede cuando no se logra el objetivo buscado y, por si eso fuera poco, se sufren efectos colaterales negativos que empeoran la situación.

Esta es la idea que establece que las decisiones tienen efectos visibles, pero también consecuencias que pasan desapercibidas con frecuencia.

Ejemplos de consecuencias no previstas

B. Mandeville, a principios del siglo 18, publicó La Fábula de las Abejas, una obra que suele tomarse como la obra pionera que hizo explícita la noción.

¿Qué sucedería si todas las personas dejaran de robar? Cosas buenas seguramente, pero también los fabricantes de cerraduras para puertas se quedarían sin empleo.

Medio siglo después, Adam Smith escribió el más famoso ejemplo de efectos no intencionales. En La Riqueza De Las Naciones habló de que «no es la benevolencia del carnicero, del cervecero, ni del panadero lo que produce nuestra comida, sino la consideración de su propio interés».

Una paradoja. Gracias a que esos comerciantes desean lograr los mayores beneficios personales es que el resto de las personas se benefician. Efectos no intencionales de otro tipo, benéficos.

La expectativa de lógica superficial sería la opuesta. El egoísmo del panadero daña a sus clientes, diría el ingenuo. En realidad ese egoísmo del tendero crea bienestar en los demás, incluso a pesar de que él no lo quiera.

Una ley de efectos no intencionales

📌 Se le llega a considerar una ley, la Ley de Efectos No Intencionales. Consecuencias que no son previstas y muchas veces contrarias a las expectativas esperadas, que pueden ser positivas o negativas. Todas las acciones tienen efectos no intencionales y ellos son con frecuencia ignorados.

Una vez explicada, esta ley resulta comprensible para todos. Pero no se usa tanto como debiera serlo: en política suele ser muy ignorada.

Los gobernantes no parecen entender esa idea de Smith, que las personas guiadas por la búsqueda de su propio bienestar terminan produciendo efectos que no buscaron, la prosperidad ajena, como guiados por una mano invisible.

Más aún, ellos suelen cometer innumerables veces el error de justificar sus decisiones únicamente considerando los propósitos que persiguen, ignorando los efectos adicionales que ellas producirán.


«La ley de las consecuencias no deseadas, a menudo citada pero rara vez definida, es que las acciones de las personas, y especialmente del gobierno, siempre tienen efectos inesperados o no deseados».

Rob Norton

Una sociedad compleja y complicada

Lo que esta ley reconoce es la tremenda complejidad de la sociedad. No puede ser ella tratada usando relaciones simples de causa-efecto.

Una acción con muy buenas intenciones puede provocar consecuencias negativas que empeoren la situación que se pretendía mejorar. O, viceversa.

Hacer de lado esa complejidad es un error de ignorancia muy común en las acciones de gobierno, especialmente en terrenos económicos. Es la complejidad de la sociedad la que hace vital que sean considerados los efectos no intencionales.

Más ejemplos

📍 Con la meta de liberar a personas que son vendidas como esclavos, se toma la decisión de hacer algo con buena intención, hacer una colecta de dinero que compra a esas personas y más tarde las libera.

La intención es estupenda. Todos la aprobarían, pero sus efectos pueden empeorar la situación que quiere evitarse. La compra de esclavos tiene el efecto de elevar la demanda de ellos y da incentivos para que más personas sean capturadas.

📍 Se realiza una campaña mundial que pide la condonación de la deuda externa de países pobres con la intención de mejorar la economía de ellos.

La intención es admirable, pero puede terminar siendo un subsidio al gobierno que causa tal pobreza. El gobierno local se libra así de obligaciones crediticias y se incentiva su irresponsabilidad financiera.

📍 Una ley laboral que está inclinada a favorecer a los trabajadores frente a los empleadores tiene efectos curiosos e inesperados. Subsidia con trabajadores baratos a una economía más poderosa, por ejemplo, la de EEUU, como señaló I. Bretti.

Suelen ser errores en decisiones que alteran los incentivos económicos de las personas, lo que produce cambios en conductas que motivan a, por ejemplo, mercados negros cuando se prohiben importaciones, aumento de corrupción cuando se dificultan procesos burocráticos.

Como consecuencia…

📌 Los ejemplos conocidos son muchos. Todos muestran casos de acciones que buscaban un cierto resultado pero que terminan por tener efectos no intencionales, peores que la situación que pretendían atender.

Un ejemplo muy viejo es el de la manipulación de la tasa de interés por parte de las autoridades. Ellas sienten preocupación por el bienestar de la sociedad, y pueden decretar que el precio del dinero se reduzca

Todos pagarán menos por el crédito y eso ayudará a todos (se supone). La realidad muestra lo opuesto, efectos no intencionales que acumulados producen crisis económicas.

Los programas de ayuda a los pobres suelen estar llenos de esos efectos no intencionales, que C. Murray ha explicado magistralmente en un libro clásico.

Un hecho imposible de ignorar

Los efectos no intencionales son una realidad que no puede ser puesta de lado. Sin embargo, eso sucede en buena cantidad de decisiones gubernamentales. Un error que es común por dos razones:

  1. Ignorancia y
  2. Urgencia de acción

Puede imaginarse lo difícil de una decisión de gobierno para remediar una situación de escasez de alimentos y precios muy elevados. La tentación de implantar controles de precios y racionamientos será la conducta de más apariencia lógica.

Sin duda, la gran mayoría la apoyarán y, sin embargo, la mejor decisión habría sido la de liberar los precios, lo opuesto exactamente (véase el caso de Alemania después de la guerra, o el de Hong Kong).

Mente ingenua y mente astuta

La diferencia de mentalidades es el origen de los problemas que causan los efectos no intencionales.

Unas mentes entienden de manera simple al mundo. Para ellas una causa produce un efecto aislado e independiente del resto y sobre ese conocimiento parcial toman una medida cualquiera.

Puede ser el cierre de fronteras a productos importados con la intención de proteger a la planta industrial nacional. Y dejan de considerar que la ausencia de productos importados eleva costos y los ciudadanos del país pagarán más por productos de menor calidad.

Pero quien entiende a la sociedad como una entidad compleja con efectos y causas concatenados actuará de manera diferente. La mente perspicaz intentará prever los efectos indeseables de decisiones con buenas intenciones. Muchas veces considerará efectos colaterales que la lógica superficial no alcanza a comprender.

El gran obstáculo de la ley es una opinión pública escasamente ilustrada que entiende que todo problema debe ser atacado por decisiones gubernamentales simples de causa-efecto. Si hay elevaciones de precios, por ejemplo, se pedirá que se implanten controles de precios.

Requerirá una mente más refinada el entender que la mejor decisión es dejar libres a los precios.

Esa opinión pública poco ilustrada forzará a los gobiernos a tomar medidas contraproducentes, pero que les hacen ver bien ante la ciudadanía.

En resumen

Popularizar la Ley de Consecuencias No Intencionales, con la cantidad de casos curiosos que contiene será un gran paso para todos.

El concepto es razonable. Los actos de las personas buscan consecuencias supuestas según relaciones simples de causa-efecto. Ellas suelen olvidar que existen consecuencias no previstas que aumentan conforme a la complejidad de la situación.

Las buenas intenciones originales de cualquier acción, como los precios de garantía, tienen más consecuencias que las buscadas. Algunas de ellas pueden ser tan serias que provoquen problemas mayores al que trata de solucionarse.

Anticipar esos efectos no intencionales es una obligación en las acciones gubernamentales para evitar crear problemas aún mayores y crisis severas.


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