Una forma errónea de razonar que concede la razón a la posición intermedia entre dos posiciones opuestas. La falacia ad temperantiam, el argumento de la moderación falsa.

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Falacia ad temperantiam, definición

Es el argumentum ad temperantiam y que apela como la mejor conclusión a la que se encuentra en medio de dos posturas opuestas.

Tiene diversos nombres y una definición simple:

«El argumento a la moderación (en latín: argumento ad temperantiam) —también conocido como falsa equivalencia, compromiso falso, argumento del término medio, falacia del gris, término medio, falacia de equidistancia y falacia de la media de oro —es un uso informal de fallas razonamiento que dice que la verdad es un compromiso entre dos posiciones opuestas». en.wikipedia.com. Mi énfasis.

Una falacia de moderación que justificaría que lo mejor que puede ser una persona es moderadamente honesta: ni totalmente honesta, ni totalmente deshonesta.

En otra parte se define con claridad:

«[…] es una falacia lógica en la que se promueve una posición entre dos puntos de vista extremos como la posición correcta. Se considera una falacia porque la calidad de ser un compromiso no tiene nada que ver con la veracidad de un reclamo. Un compromiso en sí mismo puede tener implicaciones que requieren escrutinio». religions.wiki. Mi énfasis.

📌 La falacia de la moderación o argumentun ad temperantiam lleva a justificar que la mejor conclusión es la que se encuentra en un punto medio entre dos posiciones contrarias. Puede ser o no, pero el punto es que no puede tomarse como la solución verdadera en una argumentación.

La estructura de la falacia de la moderación

El argumentum ad temperantiam funciona con un esquema:

  • La persona A dice k
  • La persona B dice p
  • Por tanto, la razón está en la posición intermedia entre k y p.

Un ejemplo extremo ilustra el error fácilmente:

  • La persona A asegura que el fuego es caliente.
  • La persona B asegura que el fuego es frío.
  • Por lo tanto, el fuego es tibio.

Otro ejemplo que muestra lo absurdo que puede concluirse si se cae en esta falacia.

  • La persona A propone que se mate a todos los gatos.
  • La persona B se opone a matar a todos los gatos.
  • Por lo tanto, debe matarse a la mitad de los gatos.

«Ahora que lo pienso la idiotez debe ser eso: poder entusiasmarse todo el tiempo por cualquier cosa que a uno le guste, sin que un dibujito en una pared tenga que verse menoscabado por el recuerdo de los frescos de Giotto en Padua»

— Julio Cortázar

Y sin embargo…

La dificultad con la falacia ad temperantiam es que eso puede ser cierto en algunas ocasiones. No siempre resulta absurdo.

Si se argumenta que es mejor comer con moderación, que en exceso o no comer, todos estarán de acuerdo —con un problema adicional, el de definir qué significa comer con moderación.

Esto llama a considerar a la idea del justo medio, por la que los extremos se consideran reprobables. Como en estos casos, en los que los extremos producen una conclusión razonable en el punto medio:

Cobardía ← Valor → Temeridad
Avaricia ← Generosidad → Prodigalidad

Por otro lado, si un alumno protesta una calificación de 5 que le ha puesto el profesor y piensa merecer un 10, esta falacia haría concluir que debe calificársele con un 7.5.

El error del argumentum ad temperantiam

La falla de esta falacia de la moderación consiste es aceptar sin justificación al punto medio como solución siempre aplicable.

Si alguien propone que es bueno beber dos botellas de whisky al día y quien propone no beber, se propondría que lo mejor sería beber una botella diaria.

La situación extrema muestra que en las posiciones expresadas, una de ellas puede ser la correcta, o ninguna, por lo que aplicar el punto medio entre ellas, llevaría a errores.

¿Cuál sería el punto medio entre quién propone que robar es malo y quien sostiene lo opuesto? ¿O entre quien quiere implantar impuestos del 90% a los ingresos y quien propone que los impuestos deben ser 10% del ingreso? ¿50%?

El atractivo del punto medio

Todas las personas son atraídas a la búsqueda de puntos medios de conciliación entre las partes que sostienen puntos contrarios.

Esta inclinación, que no es mala en sí misma, lleva a la falacia de la moderación cuando se aplica a casos que no la admiten.

  • La persona A opina que debe robarse la fortuna de B.
  • La persona B opina que su fortuna no debe ser robada.
  • Por tanto, A puede robarle la mitad de su fortuna a B.

Es la búsqueda de acuerdos y conciliación entre opuestos lo que crea la ocasión para esta falacia. Eso ha creado mecanismos de solución como el principio de mayoría y creado riesgos democráticos.

En política, la falacia de la moderación lleva continuamente a errores —si se da el caso de una propuesta de reforma energética en un país por parte de un partido y a la que se niega el otro partido, el acuerdo entre ambos puede ser una propuesta media que no logre nada tangible.

Otra aplicación en política es la que usa el gobernante para apelar a los ciudadanos colocándose como el punto medio entre los demás, a los que califica de extremistas, siendo él el moderado. Muchas personas se tragarán completamente la falacia.

En resumen, la falacia ad temperantiam

El argumento de moderación supone que la razón está siempre en el punto medio entre dos posiciones opuestas. El problema es que eso es cierto en ciertas ocasiones, pero no en muchas otras.

La solución está en acudir al uso de las razones, argumentos y evidencias que asisten a cada una de las dos posiciones.

Dr Madsen Pirie, President of the Adam Smith Institute

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[La columna fue actualizada en 2023-06]