El dilema de Heinz y el de los dos hambrientos. Una análisis de ambas situaciones más consideraciones que llevan a una solución razonada y sólida. Y una solicitud de mayor información personal.

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¿Qué es un dilema?

El primer paso es definir el significado de dilema, razonablemente expresado en esto:

«[…] un problema que puede resolverse a través de dos soluciones pero que ninguna de las dos resulta completamente aceptable o, por el contrario, que las dos son igualmente aceptables. […] Lo que hace un dilema es poner a un individuo en una situación de duda, debatiéndose entre dos alternativas». es.wikipedia.org

📌 Las esencia de todo dilema está en la decisión a tomar entre, al menos, dos opciones posibles. Y esas opciones tienen características que dificultan mucho la decisión. Pueden ser todas indeseables, o todas deseables.

Los seres humanos se enfrentan a dilemas morales en cada decisión que toman —la inmensa mayoría de las veces, ellas tienen una solución simple.

Pero hay otras ocasiones en las que el dilema no tiene una solución clara. Inicio con el dilema de Heinz y más abajo expongo el de los dos hambrientos.

I. El dilema de Heinz

Uno de esos casos difíciles se conoce como el dilema de Heinz y consiste, en resumen, en una situación que contiene los elementos siguientes:

La mujer enferma

Una mujer padece cáncer y morirá si no se atiende. Solo una medicina puede salvarla. Es el único remedio conocido para ella. Sin la medicina fallecerá. Con la medicina, se salvará.

La medicina y el químico

La medicina la produce un químico. Él ha descubierto el remedio y fabrica la droga, la que tiene un costo de fabricación de 200 dólares. El químico la vende en 2,000.

El esposo de la mujer

El siguiente elemento en este dilema es marido de la mujer con cáncer, de nombre Heinz. Él va con el químico, con todo el dinero que ha podido reunir, solamente 1,000 dólares.

La situación

Heinz ofrece al químico los 1,000, narrando la segura muerte de su esposa sin esa medicina. El químico se niega a vender más barato. Heinz trata de persuadir al químico sin éxito. Le ha ofrecido esa cantidad, incluso le ha prometido pagar después el resto.

Pero es inútil, el químico se niega.

La decisión de Heinz

Heinz, en su desesperación, roba la medicina que su esposa necesita. Se introduce por la noche en el laboratorio del químico y sustrae la medicina

Discusión

La pregunta que emerge es la natural. ¿Es éticamente correcta la decisión de Heinz de robar el medicamento? El caso lleva a analizar el dilema y la decisión de Heinz bajo diferentes ángulos.

Puede argumentarse que es más importante salvar una vida que respetar la propiedad de otros, o que la vida está por encima de la ley. Pero también al contrario, que eso es un robo y que por eso no puede ser una regla de conducta universal aprobada.

Falta información

Antes de continuar, sin embargo, el caso planteado de esa manera debe ser considerado parcial.

El caso está incompleto en cuanto que narra la situación de Heinz, pero no la del químico. Puede suponerse que durante tiempo indeterminado él ha trabajado en el descubrimiento de la medicina y que eso ha tenido un costo —parte del cual puede ser expresado en dinero.

El caso dice que la medicina tiene un costo de fabricación 200 dólares, pero no es claro en cuanto a apuntar si ese costo incluye o no los costos de desarrollo e investigación. Si no los incluye, la cifra de costo de fabricación es falsa y desvirtúa la información del caso.

Otra posibilidad es la de usar las utilidades de la medicina descubierta para financiar investigaciones de nuevas medicinas —un caso muy probable.

Estas y otras precisiones posibles sobre el químico descubridor deben hacerse si se desea tener un análisis razonable del dilema —el que será pobremente analizado si se caricaturiza al inventor, lo que es frecuente.

Como es planteado el caso por lo general, él centra la atención en el drama de Heinz, que es muy real y humano —pero tiende a descuidar la situación del químico y cómo ha logrado su descubrimiento.

En las ocasiones en las que he visto analizar el dilema, el químico recibe una serie de insultos usuales y acostumbrados. Es un egoísta, materialista, capitalista, insensible y otros más que son demasiado estereotipados —lo que inclina a una solución sentimental de poca riqueza analítica.

¿La situación del químico?

Lo que quiero proponer es que este dilema ponga atención también en el químico y su situación personal, no solo el dato del costo de fabricación de una dosis de la medicina. Sabiendo la situación humana del químico el dilema de Heinz tendría la ventaja de perder su sesgo de origen, dejaría el clisé que contiene.

¿Está enfermo un pariente del químico y necesita también otra medicina cara? ¿Ha prometido el químico esa misma medicina a otros antes que a Heinz? ¿Necesita el químico el dinero para pagar los costos de producción?

Lo que digo es que el dilema, como suele plantearse, está incompleto Porque falta la información de la situación personal del químico. Ninguna solución propuesta con los datos existentes será satisfactoria si no se conoce la situación personal del químico.

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II. Dos Hambrientos, un Dilema

Robo reprobable siempre

¿Es reprobable que la persona robe un par de esas manzanas? La respuesta es sí, pero depende de su situación y eso puede servirle de atenuante. Tanto que hace que el robo no sea reprobable y sea entonces un robo justificado, siempre que la persona tenga intención de reponer lo robado.

En Economía eso sería un «robo eficiente». El ladrón obtiene una satisfacción mayor al daño que sufre el dueño de las manzanas. El criterio de la solución es, sin embargo, la situación del ladrón más su intención de restituir a futuro.

Los dos hambrientos

No es difícil de comprender y eso lleva al dilema: dos personas en idéntica situación de hambre. Una de ellas ha encontrado un pan y la otra está con las manos vacías. Llamemos P quien encontró el pan y V a quien nada tiene.

La pregunta que surge es natural. Si V roba el pan de P ¿es eso un robo justificado como el caso de quien roba una manzana a quien tiene muchas? Por supuesto que no.

Robar a P sería criminal, es robar a un hambriento, incluso cuando la otra persona también lo esté. Si V lo roba cometería un robo grave, incluso a pesar de que V esté en la misma posición de hambre que P. El dilema de los hambrientos parece haber sido solucionado.

Robar a P sería un acto reprobable. Pero hay algo que falta.

Quizá sea que actúa la conciencia. Sí, robar a P es indebido, incluso si lo roba V… pero hay necesidad de abrir otras puertas.

Por ejemplo, pensar en la posibilidad de que P, que tiene el pan en sus manos, lo comparta con V, mitad y mitad. Esto satisface más que la posibilidad de que P coma el pan entero sin darle parte a V.

Más aún, veremos en esto que P ha asumido una posición superior a la de comer él solo el pan. Una gran solución al dilema de los hambrientos.

Si P come el pan entero sin compartirlo, deberá aceptarse que su conducta es justificable y difícilmente lo culparemos de algo indebido.

Pero si P comparte con V el pan, se verá en P una conducta loable. Ya no es justificable, ahora es admirable.

Esto ha cambiado las cosas y resuelto mejor el dilema. Este tiene una mejor solución es una conducta superior de P. Un comportamiento claramente preferible. Hay algo en ese compartir que nos indica una conducta ideal y que llegaría a su extremo en caso de que P diera todo el pan a V.

Los hambrientos y las soluciones de su dilema

El dilema de los dos hambrientos, entonces, ha servido para encontrar dos soluciones.

En la primera, la conducta guiada por el criterio de la propiedad dio una solución aceptable. Quien encontró el pan es su dueño y comerlo es correcto. Además de que V cometería un acto grave si llega a robarlo.

En la segunda, hay un elemento adicional que enriquece la solución al dilema.

Un elemento, entre paréntesis, profundamente cristiano: el amar al prójimo. Solo con amor por el otro es posible ver la superioridad del compartir el pan de P y, más aún, la aún mejor posición, la de P dando el pan entero a V.

Puede todo lo anterior verse en dos planos. En uno, que recuerda mucho la posición posible de Ayn Rand y similares. La solución es automática: el propietario del pan lo come porque es suyo y puede hacerlo sin que le obligue deber alguno con el otro.

En el segundo plano, que es claramente un nivel producto del cristianismo, la solución es otra muy distinta: el propietario del pan podría comerlo sin cometer una falta severa, pero podría hacer algo aún mejor: compartirlo con otro. O incluso llegar al extremo de dárselo todo al otro.

De regreso a Heinz

Estas consideraciones del dilema de los dos hambrientos ayudan a entender mejor el dilema de Heinz. Sobre todo la falta de información acerca de la situación del químico, sin la que difícilmente tiene una solución.

Si el químico estuviera reservando esa medicina para un sobrino enfermo, o si hubiera recibido varias peticiones iguales a la de Heinz… todas estas cosas posibles deben ser conocidas antes de que puede emitirse una opinión razonable acerca de ese dilema.


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[Actualización última: 2023-07]