La clasificación de la sociedad en generaciones mexicanas es la idea que trata Jorge Ramón Pedroza en su análisis. Desde la generación de la revolución hasta la generación del narco, la sociedad mexicana puede ser entendida mejor.

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«La sociedad moderna olvida que el mundo no es propiedad de una única generación». Oscar Wilde

Clasificación de generaciones mexicanas, introducción

Imagine usted, por un momento, que la clonación humana fuera posible. Ahora piense que el clonado es usted mismo con todas sus características genéticas idénticas a su persona.

La única diferencia es que su clon ha nacido 50 años después. ¿Sería su clon una persona idéntica a usted?

La respuesta es no y la razón es muy simple: su clon pertenecería a otra generación, sujeto a diferentes procesos culturales, sociales, económicos e históricos.

Su clon, por ejemplo, no habría vivido en una época donde no existía la Internet, entre otras cosas, y eso hace toda la diferencia.

Esto explica en breve por qué las generaciones difieren entre sí. Para entenderlo en profundidad hay que involucrarse en lo que se conoce como cohort analyisis, un acercamiento sociológico para explicar la conducta de los diferentes grupos de edad de una población.

Generaciones conocidas

Probablemente usted ya ha oído hablar de los Baby Boomers, la Generación X y los Milenials.

Bueno, esas son descripciones de cohorts o generaciones desde un ángulo sociológico y cultural. La idea es que cada generación es marcada por los eventos y tendencias de su época, particularmente los años adolescentes.

Si su padre en una fiesta pone música de The Beatles y usted prefiere la de Nirvana está claro que las generaciones son diferentes. Basta ver las letras de las canciones de ambos grupos para entender un poco el cambio generacional.

No es lo mismo cantar «She loves you yeah yeah yeah» que «Hello, hello, hello, how low».

Se ha invertido mucha tinta ya en definir las generaciones y las más conocidas son las siguientes.

La generación G.I. Joe nació entre 1920 y 1945, enfrentó la depresión y no dudó en ir a la segunda guerra mundial.

Los Baby Boomers, denominados por el crecimiento poblacional que caracterizó a la post guerra, estos jóvenes se rehusaron a pelear en Vietnam y propusieron la paz y el amor como alternativa.

Los Joneses pertenecen a la población que nació entre 1955 y 1970 y constituyen un grupo que reacciona al idealismo de sus antecesores y prefieren el materialismo, lo importante para ellos es «to keep up with the joneses», es decir estar a la altura o por arriba del vecino en riqueza y bienes.

La Generación X nació entre 1970 y 1980 y hay quien piensa que su principal ícono es el hoy avejentado canal MTV, una revolución de su época. Son menos materialistas y más liberales moralmente hablando que sus predecesores.

Lo lógico era que le siguiera la Generación Y nacidos entre 1980 y el 2000, que algunos catalogan como la generación Friends, por el popular programa de televisión que presentaba a adultos veinteañeros incapaces de asumir compromisos formales.

La última y aun por definirse es la generación de los Milenials, nacidos después del 2000 y a quienes la tecnología parece marcará en forma importante.

Las descripciones generacionales que se usan sin embargo son típicamente norteamericanas y habría que preguntarnos si describen a las generaciones de otros países como el nuestro.

Si las historias y las tendencias de cada nación son diferentes habría que suponer que lo que describe a una generación norteamericana no definiera a una argentina o chilena enfrentando dictaduras, a una colombiana sobreviviendo al narco, o a una mexicana transitando de un sistema de partido único a una democracia.

Por eso en lo que sigue intentaremos definir, en lo particular, una clasificación de las generaciones mexicanas, tratando de comenzar un debate sobre cómo debemos entendernos los mexicanos.

Generaciones mexicanas: perspectiva de la clasificación

«Es difícil determinar cuando acaba una generación y comienza otra. Diríamos más o menos que es a las nueve de la noche». Ramón Gómez de la Serna

Intentar definir una clasificación de las generaciones mexicanas es un acto atrevido y hasta soberbio. Las diferencias entre ellas pueden ser abismales o muy sutiles.

El hecho de haber nacido en cierto año tampoco afecta de forma definitiva e inevitable el carácter de un individuo en particular. Vamos, esto no tiene las pretensiones de la astrología.

El psicólogo Kurt Lewin, sin embargo, propone que nuestro comportamiento es el resultado de una interacción de nuestra personalidad con el entorno.

En este contexto el entorno puede ser definido en la perspectiva del sociólogo Emile Durkheim como el espíritu de los tiempos, el concepto de Zeitgeist.

Las expresiones que usamos, los hábitos que tenemos y nuestras formas de pensar emergen de nuestro contacto con ese espíritu de los tiempos.

Las generaciones mexicanas, resumen de su clasificación

Este espíritu evoluciona por el impacto de factores económicos, históricos, tecnológicos, sociales y culturales. Con base a ello nos hemos atrevido a definir a las generaciones mexicanas en la siguiente clasificación:

La Generación de los Hijos de la Revolución tiene hoy en día más de 80 años y constituyen solamente el 3% de la población actual. Vivieron el nacionalismo revolucionario que culmina en la expropiación petrolera.

La Generación del Milagro constituye en este momento aproximadamente el 7% de los mexicanos y tuvieron la oportunidad de prosperar en un país que crecía con baja inflación.

Su momento máximo sería la celebración de las Olimpiadas en 1968. Su edad oscila entre los 70 y 79 años actualmente.

Con una edad de 60 a 69 años, la Generación de 1968 participó en una exigencia de cambio a nivel mundial que culmina con la noche de Tlatelolco. Sus diferencias son más bien ideológicas con respecto a sus antecesores. Participan hoy con el 8% de la población.

Con el 16% de los mexicanos actualmente, la Generación del Terremoto ha sobrevivido un período de agudas crisis económicas, simbolizadas por el gran temblor de 1985. Si usted tiene entre 45 y 60 años hoy en día puede identificarse con los miembros de este grupo.

Entre 30 y 44 años es la edad actual de la Generación de la Apertura, una etapa en la que México se abrió económica y políticamente para dar fin al «sistema» creado en 1929 y que culmina con la elección de Vicente Fox en el año 2000. 23% de la población pertenece a este segmento .

Finalmente definimos a la Generación Narco, golpeada por la violencia y la inseguridad generada por un crimen fuera de control. Su edad va entre los 20 y 29 años y constituyen el 19% de la población.

Símbolos de las generaciones mexicanas

Si a cada una de las generaciones mexicanas en esta clasificación le asignáramos un monumento iríamos de una torre de petróleo a la Torre Latinoamericana, para pasar a la Torre de Tlatelolco y el Edificio Nuevo León caído de costado en el terremoto del 85. Un parque de maquiladoras y los penales de alta seguridad serían los símbolos de las últimas dos generaciones.

En tecnología iríamos de la radio a la televisión, el satélite, la videocasetera, el internet y el teléfono celular.

En el cine vamos de los hermanos Soler a Gael García y Diego Luna. En la música de Jorge Negrete a la Banda del Recodo.

Cada generación mexicana ha tenido sus momentos, sus ídolos, sus maneras de hacer las cosas.

La siguiente generación

Y llegamos hasta aquí preguntándonos qué marcara a la siguiente generación, los nacidos desde el año 1996 a la fecha. Actualmente son adolescentes y niños, y eventos actuales influirán en su historia.

¿Contemplará esta nueva generación el regreso al «sistema» con el retorno al poder del PRI? ¿Qué impacto tendrá en sus vidas el cambio climático? ¿Estará marcada esta generación por el fin de la era del petróleo o por el fin del narco con la legalización de las drogas?

Como la pirámide de edad de la población está cambiando, las nuevas generaciones son más pequeñas que sus antecesores y habría que preguntarse cómo será un México no tan joven como lo era antes.

Y habrá que ver qué sorpresas nos depara la tecnología… y el arte.

La nueva generación se está definiendo en estos precisos momentos y para entenderla es necesario entender también a las anteriores generaciones.

Porque como dice el proverbio latino, quien olvida de donde viene no sabe a dónde va.

1. Los hijos de la Revolución

«Los países subdesarrollados tienden a desarrollarse dentro de un desenrollamiento natural porque si no, nos enrollamos». Mario Moreno, Cantinflas.

Comenzamos esta clasificación con el análisis de la primera de las generaciones mexicanas que aún tienen presencia en México, los nacidos entre 1920 y 1935 a los que llamaremos los hijos de la Revolución.

Demografía

De acuerdo con datos demográficos la población mexicana declinó casi un millón de personas entre 1910 y 1920, de 15.2 a 14.3 millones, como consecuencia del conflicto armado de la Revolución Mexicana y de la epidemia de la Influenza Española entre otras enfermedades.

Pasado el conflicto, México experimentó el inicio de un crecimiento de la población que nos ha traído actualmente a 125 millones de personas.

Para los hijos de la Revolución, nacidos entre 1920 y 1935, la esperanza de vida al nacimiento era de solamente 37 años, sin embargo la transformación que se dio a partir del final de la Revolución en la distribución masiva de los sistemas de salud ha llevado a esta generación a ser la más longeva de la historia de México, y muchos de sus integrantes sobreviven aún hoy en día.

El México en el que nace esta generación es todavía mayoritariamente rural. En las ciudades habitaba solamente uno de cada 3 mexicanos. Aún más contrastante con nuestra realidad actual es el hecho de que en 1930 el 61% de la población era analfabeta. Era una nación enteramente diferente.

Historia

En el aspecto político, los hijos de la Revolución llegan al México post revolucionario. Probablemente el asesinato de Álvaro Obregón en 1928 marca el verdadero fin de la Revolución, y el nacimiento de la institucionalidad del movimiento social de 1910.

Aún cuando la gesta revolucionaria inicia con un llamado a la democracia y al fin de la dictadura de Porfirio Díaz, el verdadero cambio propuesto era el de la justicia social, a tono con las ideas que permeaban el principio del Siglo XX en Europa. En ese entonces México se parecía más a Rusia que a los Estados Unidos.

Esta década presencia el nacimiento del movimiento obrero y la guerra cristera casi simultáneamente, mientras que los murales de Diego Rivera pintan un país en el que la lucha de clases presenta un proletariado victorioso. Los Hijos de la Revolución crecen en medio de este ambiente ideológico.

La Revolución se va convirtiendo en una institución con el surgimiento en 1929 del Partido Nacional Revolucionario, posteriormente conocido como el Partido Revolucionario Institucional.

Aún así, en el ámbito económico, la costa del Golfo de México prospera con la explotación del petróleo. Este recurso natural es determinante en la historia mexicana.

En 1921 México era el segundo país productor de petróleo en el mundo. Ciudades como Tampico, Veracruz y Poza Rica prosperan con la inversión extranjera de compañías norteamericanas, inglesas y holandesas.

Aquí nace un choque de trenes que marcaría a esta generación. Por un lado el movimiento social emanado de la Revolución, por el otro la explotación de lo que se estaba convirtiendo en el recurso más preciado del mundo.

Política

La Constitución de 1917 ya planteaba la propiedad de las riquezas del subsuelo como parte del patrimonio de la nación. El surgimiento de demandas laborales de los sindicatos de trabajadores de la industria del petróleo prende la mecha para el magno evento que marcaría a esta generación: la Expropiación Petrolera.

Lázaro Cárdenas, el Tata, es indiscutiblemente el político de esta generación. Un mexicano que defiende a las clases menos privilegiadas y que se presenta como paladín ante la intervención extranjera, algo que marca el carácter del mexicano desde tiempos de Hernán Cortés, no por nada tuvo un hijo llamado Cuauhtémoc.

Con la Expropiación, Cárdenas vuelca a México en un masivo movimiento de apoyo, una auténtica reafirmación de la identidad nacional.

Estos son los mexicanos que votaban incondicionalmente por la Revolución Institucional, creando un sistema que perduraría sin grandes retos por casi 40 años.

El estado proveía propiedad ejidal, protección sindical, acceso universal a la salud a través del IMSS y educación pública gratuita hasta la universidad. Lo importante era ser parte del Sistema, una amalgama de intereses económicos y políticos que aseguraba estabilidad en un mundo volátil.

Cultura

Los Hijos de la Revolución escuchan a Agustín Lara y a José Alfredo Jiménez. Sus hijos esperan con ansia los programas de Cri Cri en ese nuevo medio llamado la Radio. Es la que genera la Época de Oro del cine mexicano con figuras como Jorge Negrete, Pedro Infante y Luis Aguilar.

Estos dos últimos protagonizan quizá las películas emblemáticas de su era, A Toda Máquina y Que te ha Dado esa Mujer. Resulta curioso, pero no inexplicable, que los héroes de esta trama son agentes de tránsito, servidores públicos, enamorados de una mujer mexicana sumisa que les soporta sus parrandas.

Y mientras tanto Cantinflas escondía en su lenguaje el verdadero sentimiento de un pueblo pobre pero orgulloso. Esa es la era de un país en desarrollo, una especie adolescencia nacional.

Ahí está el detalle.

De la película Allí Está el Detalle

2. La generación del milagro

«Estamos en el cruce. ¿Cuál vamos a escoger, entre todos los caminos? Sobre todo México, tan cargado de experiencias confusas, de vida contradictoria». Carlos Fuentes, La Región Más Transparente.

Después de los Hijos de la Revolución, nacidos entre 1920 y 1935, la siguiente generación nacida entre 1936 y 1945 se distinguiría por la gradual transformación de una economía rural y agrícola a una industrial y urbana.

Esta es la siguiente de las generaciones mexicanas de esta clasificación, la generación del milagro.

Demografía

Para 1950, cuando esta generación llegaba a la adolescencia, los mexicanos que vivían en las ciudades habían aumentado a 43% de la población, y en 1960 superarían por primera vez a la gente que vivía en el campo.

Igualmente el sistema educativo público ya había logrado que la mayoría de la población supiera leer y escribir. Aún así el analfabetismo todavía afectaba a 4 de cada 10 mexicanos en 1960.

Entre 1930 y 1950 la población pasó de 20 a 35 millones de habitantes. Un acelerado crecimiento de 75%.

Esto pudo ser resultado de la Ley General de Población de 1936 que incluía políticas pro-natalistas y de apertura a la inmigración que atrajo a grupos de diversas naciones que hoy constituyen comunidades mexicanas de origen español, judío y árabe, entre otros.

Esta ley se basó en un modelo de pensamiento que considera a los habitantes como el recurso más valioso y que liga, por tanto, el crecimiento de población con el desarrollo del país. En este contexto el presidente Ruiz Cortines (1952-1958) adoptaría la frase «Gobernar es Poblar».

Economía

El campo aún seguía siendo la actividad económica preponderante, con 58% de la población dedicada al sector primario, sin embargo el crecimiento importante se daba en la cantidad de trabajadores empleados por la industria manufacturera.

Hacia 1950 la inversión extranjera financiaba plantas automotrices, metal mecánicas, químicas y de productos de consumo.

Esto no era producto de la casualidad sino el resultado de políticas públicas enfocadas a impulsar el desarrollo industrial.

A partir de 1940 el gobierno mexicano implementó políticas que favorecían la actividad industrial. El gasto público se volcó hacia la economía, en detrimento del gasto social, reduciendo también la inversión en el campo.

Este modelo se llegaría a conocer como el Desarrollo Estabilizador.

Conjugado con una política de proteccionismo económico que duraría prácticamente hasta 1994, el Desarrollo Estabilizador produjo casi dos décadas de alto crecimiento económico, en el rango del 6% anual, combinada con una baja inflación de alrededor del 2%. La paridad con el dólar a $12.50 duraría 22 años desde 1954.

México había pasado de la justicia social a la promoción empresarial. Esto constituyó lo que fue conocido como el Milagro Económico Mexicano. Y esta fue la generación que lo disfrutó más.

Cultura

En el aspecto cultural, mientras Juan Rulfo describía un México rural que se desgarraba en medio de la desolación de El Llano en Llamas, un joven Carlos Fuentes en su novela La Región Más Tranparente reflejaba una vibrante Ciudad de México, llena de diversos personajes, desde el rico de abolengo hasta el ruletero más humilde.

Diversidad causada por la migración del campo a la ciudad, causada por la misma política industrialista del Desarrollo Estabilizador.

En esta época, el cine pasa de películas de empistolados a rumberas que bailan el ritmo de moda: «Mambo, que rico el Mambo, Mambo, que rico es». Es una sociedad más displicente, con mayor poder económico individual, duplicado por el crecimiento del país. Le gusta disfrutar la vida.

Un personaje cinematográfico destaca en este contexto, Mauricio Garcés, un auténtico playboy mexicano que vive en un departamento de lujo en la zona más residencial, y que tiene a sus pies a decenas de voluptuosas mujeres. Es el ideal de un mexicano adinerado, atractivo y seductor.

El presidente más emblemático de este período es Miguel Alemán, cuyo Informe de Gobierno de 1950 es transmitido por primera vez por un nuevo medio que marcaría el futuro de México: la televisión.

En la siguiente década este medio de comunicación consolidaría a la telenovela como propuesta del rol de la mujer, cuya movilización social está supeditada al matrimonio con el niño rico, y al futbolista goleador como pasaporte al éxito para el hombre mexicano.

Este México echa un vistazo a un futuro aún más prometedor y se lanza a organizar los Juegos Olímpicos de 1968 y el Mundial de Fútbol de 1970. Un arquitecto llamado Pedro Ramírez Vázquez plasmaría ese sueño en, entre otras obras, en el Museo Nacional de Antropología y el mismísimo Estadio Azteca.

Pero a la sombra de uno de sus edificios, la Torre de Tlatelolco, el sueño de la Generación del Milagro llegaría a su fin, con el evento que marca a la siguiente generación, la del 68.

Pérez Prado y Qué Rico Mambo

El informe de gobierno de 1950

3. La generación de 1968

«Encendimos el mismo fuego / competimos en el mismo juego /compartimos el mismo amor / y el mismo dolor. / La vida nos jugó una broma / y el destino trazó el camino / para que cada quien se fuera / con su cada cual».Alex Lora, Las Piedras Rodantes.

Si acaso pudiéramos definir el fin de una generación y el comienzo de otra en un momento preciso, México cambió exactamente a las 6:10 de la tarde del 2 de Octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

La generación de 1968 es la siguiente de las generaciones mexicanas que propone esta clasificación.

Es el instante en que un par de bengalas lanzadas desde un helicóptero dan la señal al batallón paramilitar Olimpia para iniciar el fuego desde los edificios sobre una multitud de estudiantes y el ejército que los vigilaba.

Los militares asumieron entonces que los francotiradores eran parte del movimiento estudiantil y contestaron la agresión. En el fuego cruzado murieron cientos de estudiantes, manifestantes y civiles.

México nunca volvería a ser el mismo.

Después de la generación de los Hijos de la Revolución, y la del Milagro Mexicano, la siguiente generación la de 1969, los nacidos entre 1946 y 1955, buscarían un cambio al llegar a su adolescencia.

Visión mundial

Si algo los distingue realmente de sus antecesores, podríamos decir que esta es la primera generación realmente internacional de mexicanos.

Era un mundo polarizado por dos grandes potencias nucleares: los Estados Unidos y la Unión Soviética que conducían un conflicto soterrado conocido como la Guerra Fría.

Su punto más álgido fue la Crisis de los Misiles en Cuba, cuando en Octubre de 1962 ambas potencias estuvieron a punto de enfrascarse en un intercambio nuclear de inimaginables consecuencias.

Esto puso al mundo a pensar, y aún más a la nueva generación sobre su futuro. La reacción natural fue la rebeldía y 1968 fue el año clave.

Rebeldía

Mientras jóvenes franceses se pronunciaban en Paris en contra del consumismo en el movimiento de Mayo del 68, los checoeslovacos se levantaban en la Primavera de Praga contra el régimen soviético y los norteamericanos en contra del involucramiento en la Guerra de Vietnam y a favor de los derechos civiles de la población afroamericana.

México no fue la excepción. Durante 1968 se dieron una serie de manifestaciones estudiantiles a lo largo de todo el país. Si bien el Desarrollo Estabilizador que tocó a la Generación del Milagro habría traído crecimiento económico, también tuvo una buena dosis de represión.

Los movimientos sindicales de los electricistas y los ferrocarrileros habían sido aplastados con cierto grado de violencia durante la década anterior. El sistema incluía una prensa controlada, y un partido en el poder practicante del llamado «carro completo», es decir, no perdía una sola elección, y la oposición política al PRI no pasaba de ser un movimiento romántico y soñador.

Fue este sistema contra el que se rebeló la generación del 68.

Tecnología

Si una tecnología caracteriza a esta generación podríamos decir que fue la televisión vía satélite. En 1967 el Intelsat I, también conocido como el Pájaro Madrugador, enlazó a Europa y América en una transmisión internacional llamada Nuestro Mundo transmitida a 30 naciones en forma simultánea.

En el momento más recordado de dicha transmisión, desde Inglaterra, los Beatles estrenaron su canción All you Need is Love. Un auténtico himno de una generación internacional que quería cambiar un mundo de guerra, desigualdad y opresión, por simplemente amor, sin importar de qué lado de la Guerra Fría estaba.

La Generación del 68 estaba expuesta al mundo y tomaba de él influencia en estaciones de radio que transmitían música en inglés o covers en español de éxitos ingleses o norteamericanos en las voces de Enrique Guzmán o Manolo Muñoz.

En un festival de rock en Avándaro la juventud mexicana imitaba modelos extranjeros y festejaba a un nuevo grupo de rock mexicano, El Tri, que cantaba también sus canciones en inglés.

El cine mexicano también se veía superado por los éxitos de Hollywood. Love Story y Doctor Zhivago ilusionaban a las jóvenes mexicanas, mientras que un vaquero encarnado por Clint Eastwood se convertía en un nuevo modelo de macho para los mexicanos.

Hoy esta generación de 1968 está entre los 60 y 70 años, y muchos de ellos conducen al país en lo político y lo económico. Como su época, es una generación polarizada, algunos de ellos siguen siendo rebeldes, otros nunca abandonaron su creencia en el sistema.

Su generación fue un chispazo que sucedió demasiado rápido, hoy son piedras rodantes cuyos destinos los llevaron a su cada cual.

Enrique Guzman con una canción de Paul Anka

Manolo Muñoz y algunos de sus éxitos

4. La generación del terremoto

«Ya nos saquearon. México no se ha acabado. ¡No nos volverán a saquear!» Presidente José López Portillo, Informe de Gobierno 1982.

La historia económica de México podría resumirse en varios grandes tiempos, atreviéndonos a simplificar algo que es realmente mucho más complejo y difuso. La generación del terremoto es la siguiente de las generaciones mexicanas que propone esta clasificación.

A los Hijos de la Revolución (nacidos entre 1920 y 1935) les tocó una economía sumamente inestable, con suspensión de pagos de la deuda externa, boom petrolero y la Gran Depresión en los Estados Unidos. El crecimiento del Producto Interno Bruto osciló entonces entre -15 y +11%, con grandes variaciones entre año y año.

En cambio la Generación del Milagro (nacidos entre 1936 y 1945) tuvo la oportunidad de gozar de un período de alto crecimiento, baja inflación y una paridad estable respecto al dólar por más de dos décadas, situación que también compartió la Generación del 68 (nacidos entre 1946 y 1955) pero que difirieron de sus antecesores por sus aspiraciones democráticas y de cambio.

Economía

A los nacidos entre 1956 y 1970, la generación del terremoto, les tocaría entonces un tercer tiempo de la economía nacional: alta inflación, periodos alternos de alto y bajo crecimiento económico, y brutales devaluaciones que marcarían su vida junto con desastres humanos y naturales.

Esta es la generación del terremoto. En lo económico el terremoto comienza a partir de 1970 con el descontrol de la inflación y crecimiento de la deuda externa que caracterizó la presidencia de Luis Echeverría.

Al final de su mandato, en 1976, se da la primera de una serie de devaluaciones del peso mexicano que da fin puntual al desarrollo estabilizador.

La inflación siguió siendo un problema para el siguiente sexenio de José López Portillo, pero en 1979 entra en operaciones el complejo petrolero en mar abierto más grande del mundo en la sonda de Campeche: Cantarell.

México se convierte entonces en un importante país exportador de crudo. Teníamos que aprender a «administrar la abundancia» según el propio presidente mexicano.

Sin embargo, al convertir este recurso en el eje central del desarrollo, la economía nacional se «petroliza». Esto ocasiona una euforia de inversión pública y privada ocasionando la ilusión de que México se convertiría en un país del primer mundo tras cuatro años de crecimiento del Producto Interno Bruto cercano al 10%.

Sin embargo también se amarró la economía a los vaivenes del mercado energético y al caer los precios del petróleo en 1982 se genera una crisis económica que propicia una gran fuga de capitales.

Al país lo habían saqueado causando una devaluación del peso contra el dólar de casi 600%. Las empresas quiebran, el empleo cae y el poder adquisitivo disminuye durante toda la década de los ochenta y principios de los noventa.

Política

En lo político el terremoto habría comenzado desde la noche de Tlatelolco.

Tres años después, otra marcha estudiantil fue violentamente reprimida, evento conocido como la Matanza del Jueves de Corpus. La presión popular orilló al gobierno a iniciar reformas democráticas a partir de los años setenta. El monolítico Sistema se empezaba a cuartear.

La falta de un régimen sólido se hizo evidente en el terremoto de 1985, que devastó a la Ciudad de México y otras grandes áreas del país.

Ante la inacción del gobierno, la gente sale a las calles a ayudarse entre sí y le dan a la palabra Solidaridad un significado nuevo. El pueblo empezaba a comprender los alcances de su propio poder ante el gobierno.

Migración

La Generación del Terremoto es una generación migrante. Entre 1970 y 1990 se multiplicó en Estados Unidos la población nacida en México. De menos de un millón de mexicanos pasó a casi 4 y medio millones.

Esta no era la migración temporal de generaciones previas auspiciada por programas del gobierno norteamericano. Empujada por las crisis la nueva emigración es ilegal y tiene el propósito de establecerse definitivamente en Estados Unidos.

La migración del campo a la ciudad también aceleró durante este período. Para 1985 la población urbana duplicaba ya a la población rural y la Ciudad de México alcanzaba los 20 millones de habitantes, una de las más pobladas del planeta.

Cultura

El alfabetismo ya llegaba a casi el 90% de la población mayor de 15 años, y nuevas políticas de control de la natalidad redujeron la tasa anual de crecimiento de la población de 3.3% en 1960 a 2% en 1990 (Indicadores sociodemográficos de Mexico 1930-2000).

Este es un México urbano, más educado y con una «familia pequeña que vive mejor», según pregonaban las campañas del gobierno.

Pero la pobreza aumentó en el país a diferencia de lo que había pasado para las generaciones previas. (Poverty and Income Distribution in Latin America: The Story of the 1980s, edited by George Psacharopoulos)

En la cultura, la crisis se refleja por la ausencia de nuevas figuras relevantes en la literatura y la pintura.

El cine se comercializa con personajes como la India María y Lola la Trailera, y se convierte en producto pirata con la introducción de la videocasetera. En la música José José cantaba canciones tristes.

Si acaso un personaje simboliza a esta generación tendríamos que escoger al del exitoso programa de televisión El Chavo del 8, el producto cultural mexicano de exportación más importante en la historia.

El Chavo es un niño huérfano y pobre que vive en una vecindad, y cuyo sueño es una torta de jamón. Su amiga, la Chilindrina, es hija de Don Ramón, un desempleado que debe 14 meses de renta.

El personaje antipático es Quico, el niño rico. Quizá sin proponérselo su creador, Roberto Gómez Bolaños, realizó una metáfora del país en esta serie que duró de 1970 a 1990.

Quizá lo hizo, en las palabras de su personaje, «sin querer, queriendo».

Lola la Trailera y una celebridad de esos tiempos, el chupacabras.


El Chavo Del 8.

5. La generación de la apertura

«Si nos quieren conquistar / tendrán que quemarnos vivos / Si nos quieren ver bailar / a ritmo de cinco siglos / Al cantar esta canción tengo algo que contarles / que desde ahora quiero ser dueño de mis pasos de baile». Fin de la Infancia, Café Tacvba

En 1988, la candidatura presidencial de Carlos Salinas de Gortari causó un cisma en el Partido Revolucionario Institucional. Esto generó el primer gran desafío electoral de la oposición en más de 40 años a través de la figura de Cuauhtémoc Cárdenas, candidato a presidente apoyado por los partidos de izquierda.

Esta es la generación de la apertura, la siguiente de las generaciones mexicanas propuestas en esta clasificación.

Apertura

En medio de rumores de un fraude cibernético en contra de Cárdenas, el Subsecretario de Gobernación, Fernando Elías Calles, nieto del caudillo que fundó el PRI, admite ante la prensa que no se podían dar resultados de las elecciones porque «se cayó el sistema».

En realidad lo que se había caído era la hegemonía del PRI. Los siguientes doce años serían una etapa de apertura política y económica sin precedentes.

En 1994 el Tratado de Libre Comercio pondría fin puntual al proteccionismo económico de medio siglo, abriendo las fronteras a la competencia internacional.

En 1994 la crisis del PRI lleva al magnicidio de Colosio, su candidato presidencial.

En 1997 el PRI perdería el control del Congreso y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, para posteriormente perder la presidencia en el año 2000.

Los nacidos entre 1971 y 1985 son una de las generaciones más distintivas porque vivirían en su juventud grandes cambios, los llamaremos la generación de la apertura.

Cultura

Empecemos ahora por la cultura, los noventa significaron una reinvención de «lo mexicano».

En medio de una gran renovación musical tres grupos destacan con fusiones de música mexicana popular y rock.

Café Tacvba hace una redefinición de lo chilango, mientras que Control Machete hace en el norte un desafío a la tercera nación, esa mezcla salobre de lo gringo y lo nuestro. El más radical de todos, Molotov, le mienta la madre a todo el mundo.

En el cine, unos charolastras simbolizan a un par de mexicanos, uno rico y uno pobre, que no respetan nada en Y tu Mamá También, una de las primeras obras de Alfonso Cuarón.

Junto con Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu, Cuarón demostraría al mundo un nuevo cine mexicano que desbordaría las fronteras para convertirse en parámetro internacional. En la siguiente década estos tres amigos conquistarían al mismísimo Hollywood.

Hasta el fútbol fue diferente. El arrogante Hugo Sánchez le dio una nueva cara al atleta nacional conquistando cinco campeonatos de goleo en España.

Las selecciones nacionales de 1994 y 1998 tienen participaciones muy competitivas en los mundiales de fútbol, abriendo la puerta de los clubes europeos para jugadores nacionales.

Estos son otros mexicanos. Irreverentes y arrojados. Sin complejos y sin límites.

Visión mundial

Con la apertura económica, no solo las empresas internacionales entran a México, sino que las empresas nacionales salen al mundo. Tres empresas mexicanas, entre otras, se posicionan rápidamente entre las más competitivas del mundo.

Desde Monterrey Cemex se convierte, con atrevidas apuestas financieras, en una de las tres cementeras más grandes del mundo.

Bimbo, con su amable emblema del osito, utiliza su experiencia para adueñarse del mercado del pan a nivel continental.

Y Carlos Slim, se convierte en uno de los hombres más ricos del mundo con su imperio de telefonía internacional.

Uno de los efectos más importantes de la apertura económica fue el crecimiento de la industria maquiladora en la frontera norte y varias ciudades del país.

Demografía

Estas empresas generaron empleo, particularmente para las mujeres. Como consecuencia la mujer mexicana se empodera y toma, en muchos casos, el rol de principal proveedora de la familia. Para el 2000 cerca del 20% de los hogares está a cargo de una mujer.

Tres de cada cuatro mexicanos viven ahora en zonas urbanas y la pirámide de edad, aún joven, empieza a envejecer a medida que las nuevas familias son más pequeñas y la longevidad se extiende.

Economía

La inflación cede a mediados de la década de los noventas, y el sector manufacturero crece, reduciendo la dependencia de la economía en el petróleo.

Aún así el crecimiento del Producto Interno Bruto es bajo, situación que ha persistido hasta nuestros días. No se da otro milagro económico mexicano, pero por lo menos hay estabilidad.

El sentimiento de la época se refleja en el lema de campaña de un joven político de oposición, Fernando Canales, en su campaña para la gubernatura de Nuevo León en 1985.

Una frase que sería repetida después en muchas diversas instancias. Una frase que le dice al mexicano que es capaz de cambiar las cosas.

Una frase que le dijo a la gente que «Sí se puede».

El reporte del asesinato de L. D. Colosio, en el entonces más importante noticiero mexicano:

Otra de las frases famosas para esa generación, una de Vicente Fox:

Y un clásico para esta generación:

6. La generación narco

«A juicio de Zambada, el gobierno llegó tarde a esta lucha y no hay quien pueda resolver en días problemas generados por años. Infiltrado el gobierno desde abajo, el tiempo hizo su “trabajo” en el corazón del sistema y la corrupción se arraigó en el país». Julio Scherer, Entrevista a Ismael el Mayo Zambada, Proceso, Abril 2010.

El 2 de Julio del año 2000, Vicente Fox, candidato del Partido Acción Nacional, resulta electo presidente después de 71 años de dominio del PRI. La generación narco, la última de las generaciones mexicanas propuestas en esta clasificación.

Democracia

Era el fin oficial del Sistema y la culminación de la Generación de la Apertura. Un jubiloso pueblo se reúne al pie del Ángel de la Independencia con grandes esperanzas de cambio.

Habría democracia, empleo, seguridad y fin de la corrupción. La guerrilla en Chiapas sería solucionada en «quince minutos», según habría dicho el mismo Fox.

No pasó mucho tiempo para que las altas expectativas fueran decepcionadas. Durante los siguientes doce años los nacidos entre 1986 y 1995 llegarían a su juventud bajo gobiernos panistas que pronto evidenciaron no ser muy diferentes a sus predecesores priistas.

Un tema, sin embargo, marcaría a esta generación.

El narcotráfico

El narcotráfico no es nuevo. Desde finales del Siglo 19, la migración china introdujo el contrabando de opio hacia los Estados Unidos. Incluso se dice que el mismo gobierno norteamericano lo impulsó secretamente durante la Segunda Guerra Mundial para contar con la morfina que paliaba el dolor de sus soldados heridos.

En el siguiente medio siglo México se convierte en un punto del paso a los Estados Unidos de la droga colombiana y la producción mexicana de marihuana, líder a nivel mundial. Se traficaba pero no se consumía.

Siempre se habló de un entendimiento entre autoridades y criminales que acordaban las rutas para los diferentes grupos. Aunque había incidentes, como el asesinato del Cardenal Posadas en el Aeropuerto de Guadalajara y del agente de la DEA Enrique Camarena, el narco era un problema «bajo control».

Violencia

Pero el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York en Septiembre 11 del 2001 vino a cambiar la situación.

La frontera norteamericana se endureció, y los narcotraficantes buscaron entonces complementar el negocio con el mercado interno. Surge así la disputa por las «plazas», y ciudades como Nuevo Laredo, Ciudad Juárez, Chihuahua, Acapulco, Morelia, Guadalajara y Monterrey sufren el embate de la violencia entre los carteles de la droga.

El crimen organizado diversifica también sus actividades a la trata de personas, la prostitución, el secuestro, la piratería, el cruce de indocumentados y el robo de automóviles, llegando incluso hasta la ordeña de los ductos de Pemex.

El impacto en la sociedad mexicana ha sido brutal.

De leer acerca del crimen en los periódicos, la población comenzó a sentir la inseguridad en carne propia.

Para 2007, uno de cada cinco mexicanos o un miembro de su familia había sido víctima de un delito en los últimos 3 meses. Uno de cada 3 habitantes consideraba muy peligroso ayudar a la policía, por el nivel de infiltración del crimen en los cuerpos de seguridad.

En el 2006 el presidente Felipe Calderón emprendió una guerra frontal contra el narco utilizando al Ejército y la Marina.

Cincuenta mil muertos después, Ismael Zambada uno de los principales capos declara a Proceso que la guerra del gobierno contra el narco está perdida. Zonas enteras como Tierra Caliente, en los estados de México, Guerrero y Michoacán están bajo control de los carteles de la droga.

Cultura

Es una generación que vive con una extraña mezcla de miedo y admiración hacia el narco.

Personajes como el Chapo, la Reina del Pacífico y el Z-40 se convierten en antihéroes protagonistas de los corridos de los Tigres del Norte y Komander. Sonidos musicales colombianos y sinaloenses se imponen en el gusto popular.

La moda también se transforma con el «narco look», de bota piteada, cinturón con gran hebilla, camisa a cuadros y guaripa norteña. Las marcas de diseñador también se usan hasta en canciones como Mi Cuerno Armani o las fotos de la captura del Barbie en su camisa Polo.

Para muchos ser narco es símbolo de éxito en la vida, para muchas andar con un narco es su máxima aspiración. Casas, carros, pistolas enjoyadas, y sobre todo el respeto de los demás caracterizan su estilo de vida.

En la televisión el narco penetra en series como La Reina del Sur, Escobar, el Cartel de los Sapos y El Señor de los Cielos. Incluso la novedad de las redes sociales es utilizada para difundir el mensaje de los grupos delictivos a través de videos en YouTube.

En su parte económica el negocio del narco y el crimen organizado da empleo directo a más de medio millón de mexicanos, sin contar todos los empleos indirectos de las actividades legales financiadas con dinero lavado.

Se estima que las divisas generadas por la actividad podrían llegar a los 60 mil millones de dólares al año, más de lo que Pemex, o las remesas de los migrantes mexicanos ingresan al país.

En el 2010 una película mexicana de Luis Estrada resume el dilema de este México.

Titulada El Infierno, cuenta la historia de Benny un indocumentado que tras 20 años de trabajar del otro lado es deportado. Al llegar a su tierra se encuentra con un pueblo corrupto hasta los huesos por la influencia del narco.

Aunque Benny quiere permanecer honesto no le queda más remedio que convertirse en sicario para salvar a su sobrino y tener que comer. Después de traiciones, en su desesperación no le queda más remedio que tomar un arma y acabar con todos los coludidos: el mafioso, el político, el religioso, el empresario, el policía y el militar en el presídium de la celebración del Bicentenario de la Independencia.

Después de matarlos a todos en el presídium lo último que queda son los fuegos artificiales

Komander y el Cuernito Armani

Generaciones mexicanas, una clasificación

Ha sido propuesta una clasificación o tipología de las generaciones mexicanas actuales.

Seis generaciones mexicanas se han explicado:

  • Los hijos de la revolución
  • La generación del milagro
  • La generación de 1968
  • La generación del terremoto
  • La generación de la apertura
  • La generación narco

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