Actitudes que pronostican pobreza y retraso, o progreso y prosperidad. La moral del resentimiento y del odio al éxito ajeno. Envidiar los logros ajenos. Sentirse culpable por ser exitoso. La moral nacional puede predecir posibilidades de avance general.

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Introducción

Una persona es exitosa y, sin embargo, tiene sentimientos de culpabilidad. Cree que ha cometido actos reprobables, que su éxito ha producido daño. Un joven en la calle daña la pintura de un carro nuevo.

Personas que consideran que otros son culpables de sus propios males. La moral de la envidia

Esta es una idea de Sheaffer que explica eso y, además, da una pista sobre una causa del retraso que tienen algunas sociedades.


📕 La fue encontrada en el libro de Robert Sheaffer Resentment Against Achievement, Understanding the assault upon ability.


Entendiendo a la moral del resentimiento

Sheaffer inicia con una definición. Llama moral a la serie de creencias, ideas y concepciones que tiene una sociedad.

📌 Esa «moral», así definida, es la manera de pensar que tiene una sociedad. La forma de pensar tiene influencia en la conducta de las personas. Por tanto, esa moral afecta a la economía, al arte y a la política.

La moral del odio al éxito ajeno

Lo anterior ha sido dicho antes, pero Sheaffer da un paso original con la clasificación de esa moral dependiendo de la actitud que se tenga hacia el éxito personal ajeno sobre todo.

Concretamente, la moral puede ser de dos tipos, de acuerdo a cómo reaccionen las personas ante los triunfos de sus conciudadanos.

Moral del resentimiento y moral del triunfo

El primer tipo de moral del triunfo es el que tiene como base la admiración del éxito ajeno. La moral del triunfo.

El segundo es el que tiene como base el odio éxito al ajeno. La moral del resentimiento.

Son dos tipos de moral totalmente incompatibles. En la realidad no se presentan en estado puro. Pero hay sociedades en las que uno de esos dos tipos de moral predomina.

📌 Hay sociedades en las que los ciudadanos ven con admiración los triunfos ajenos y hay otras sociedades en las que el éxito ajeno produce odio y resentimiento.

Esa clasificación de la moral sería un simple ejercicio académico, de no ser por una cualidad que posee.

Pronosticar prosperidad

📌 Esta clasificación de la manera de reaccionar ante el triunfo ajeno puede pronosticar si una sociedad progresará o no.

Donde impera la moral del triunfo, florecen el comercio, las artes y la ciencia y esas sociedades son recordadas en la historia como épocas de oro.

Por el contrario, en la otra sociedad donde prevalece la moral del resentimiento, se padece pobreza y retraso.

Sobre esto, es posible hacer ese pronóstico de progreso o de pobreza por una razón muy lógica. El progreso de una sociedad es la suma total de los logros de las personas.

📌 Donde el éxito es admirado hay más logros personales y, por tanto, más progreso. Cuando el éxito es odiado y resentido hay menos logros individuales y, consecuentemente, hay menos progreso.

Por tanto, analizar esos dos tipos de moral es prometedor, pues da un conocimiento que explica las razones del progreso y de la pobreza. Desde luego, un primer punto en el análisis es ver cómo se crea la moral del resentimiento y del odio al éxito ajeno.

Moral del resentimiento, su desarrollo

En el ascenso de una sociedad, dice Sheaffer, el progreso no es igual para todos sus miembros. Unas personas tendrán más éxito que otras.

Aunque todos los ciudadanos eleven su estándar de vida, es inevitable que ese avance no sea igual para todos.

Cuando una sociedad prospera por períodos largos, quienes han hecho menores contribuciones a la prosperidad se encuentran en posiciones menos favorables que quienes han trabajado más y, por eso, han tenido más triunfos.

Al darse cuenta del diferente estado que tienen los que más han progresado, aquellos que no lo han hecho en la misma proporción pueden reaccionar de dos maneras.

Dos actitudes frente al éxito ajeno

Una actitud es la que canaliza esa reacción hacia la mejora personal. La otra es la que convierte en resentimiento a esa actitud.

Dice Sheaffer que si una sociedad se identifica fuertemente con la moral del triunfo, el progreso continuará. Sí, habrá resentimientos, pero ellos serán vistos como simples quejas de fracasos debidos a la falta de trabajo, o de previsión.

Pero, previene Sheaffer, puede ser que la moral del resentimiento se apodere de la sociedad. Y lo peor que puede pasar es que ella se contagie a los triunfadores.

El exitoso contagiado por la moral del resentimiento

Se presentará, entonces, una situación paradójica: los triunfadores se sentirán fracasados a causa de ser exitosos. Los triunfadores se verán a sí mismos y serán vistos por otros con odio, recelo y sospecha. Y quienes menos han logrado serán alabados como los más valiosos.

¿Qué sucede cuando se ataca al triunfador y se admira al fracasado? Algo muy grave.

Los triunfadores que no tienen su mente ordenada empiezan a tener dudas sobre sí mismos. Ellos han trabajado, tomado riesgos, ahorrado y ahora se les considera inmorales.

Ellos pueden llegar a convencerse de que lo que lo que hicieron está mal. Querrán dejar de ser vistos como inmorales, querrán ser personas aprobadas por las reglas de la moral del resentimiento

Para ser bien vistos tomarán decisiones torpes, asignarán sus recursos a acciones ineficientes, dejarán de hacer aquello que los llevó a ser exitosos. Por consiguiente, esos triunfadores del pasado serán los fracasados del futuro.

En la medida que esa moral del resentimiento y del odio al éxito ajeno predomine, la sociedad irá alejándose del progreso porque sus miembros dejarán de querer el éxito.

La función social del triunfador

Para comprender mejor esta idea de Sheaffer, es necesario saber la función del triunfador.

Un triunfador es alguien sobre cuyos hombros está la responsabilidad de mantener avanzando a la sociedad. Un triunfador es un motor, alguien que busca realizaciones, que quiere cosas nuevas.

Los triunfadores son personas que no actúan motivadas por culpabilidad, ni por obligación. Ellos crean no solo porque quieren gozar de los frutos de su trabajo, sino también por un fuego interno que les lleva hacia adelante.

Todos los que realizan su trabajo con gusto y con deseos de hacerlo mejor, son triunfadores. Carpinteros, maestros, estudiantes, empresarios, ejecutivos, profesionales, científicos, todos los que trabajan con disciplina, que quieren mejorar, todos ellos son triunfadores.

No solo triunfa en triunfador

Para Sheaffer, el triunfador es un creador en pequeña o gran escala. Es un detonador de progreso. Cuantas más personas de ese tipo existan, más progresarán ellas, pero también el resto de la sociedad.

Esta es una observación crucial. Los triunfadores no son los únicos beneficiados por su trabajo. El resto de la sociedad también se beneficia de los logros del triunfador.

Una nueva vacuna, una ampliación de una empresa, una tubería bien puesta, una materia bien enseñada… Todo eso satisface al que lo hace posible, pero también al resto de la sociedad.

Además, según Sheaffer, el triunfador posee un rasgo derivado de su visión optimista: es una persona ansiosa de ayudar a otros, no por obligación, sino por el mero sentimiento de gozo.

Globo de ideas relacionadas

El tema del odio al éxito ajeno, lleva a ideas como la educación para triunfar en la vida, la envidia como política de Estado y los conflictos de intereses en la sociedad.

Llega también a las nociones de la lucha de clases del igualitarismo y de la sociedad igualitaria.

La moral del resentimiento obliga a considerar a la meritocracia, aceptar que desigualdad y pobreza no son lo mismo y en la buena igualdad y la buena desigualdad.

La moral del resentido, conclusión

Por el contrario, los resentidos son personas motivadas por la envidia hacia aquellos que han tenido éxito.

Los resentidos no tienen planes de trabajo que mejoren su posición personal. Odian a la sociedad en la que viven y la atacan.

Por ejemplo, el vandalismo es un producto del resentimiento en los jóvenes. Ese resentimiento puede surgir también en odios hacia grupos sociales, religiosos, o étnicos.

La moral del resentimiento se reconoce en una sociedad cuando se condona ese vandalismo, cuando se justifica ese odio, cuando el fracasado se le considera moralmente superior al triunfador.

Cuando el fracaso se admira y el éxito se castiga, la consecuencia es natural: menos triunfadores y, por tanto, menos progreso para todos.

Donde esa moral predomina, la sociedad entera es lastimada. La moral de la envidia destruye y daña a todos.


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[La columna fue revisada en 2023-06]