La definición y sus dificultades. Características, intenciones, representaciones. Elementos que la distinguen. ¿Qué es pornografía?

11 minutos

Pornografía, dificultad de definición

La frase es conocida. Pero además, descriptiva y razonable. Es la que dice: «Definir a la pornografía, no puedo; pero sé muy bien qué es cuando la veo».

Sus elementos

Tratemos de encontrar una definición de pornografía examinando sus elementos. Esto es lo que permite entender mejor qué es ella.

1. Representación variada

Es una exhibición o presentación creada por alguien y que puede tomar formas diversas materiales. Puede ser película, fotografía, texto, pintura, ilustración, grabaciones. Una variedad de medios pueden contener pornografía.

2. Temas sexuales siempre

Su contenido está siempre relacionado con una temática sexual. No hay excepción. Siempre trata sobre sexo, siempre.

3. Explícita e intensa

Hasta aquí hay dos elementos obvios que llevan a una definición distintiva pero falta un tercer elemento, que es clave.

📌 Es difícil especificarlo con gran exactitud, pero se trata de la intensidad sexual del contenido, eso que suele calificarse de explícito. Es lo que marca la diferencia entre el desnudo de la maja de Goya y una revista pornográfica.

En la pornografía, el contenido sexual es intenso, explícito, abierto, descarado. Y este contenido explícito tiene una razón de ser en su intención.

4. Pornografía, su intención

Con lo anterior se llega al cuarto elemento, su objetivo, el de despetar y crear pasiones sexuales. A comprender esto ayudan las comparaciones.

En algún desnudo de Rubens, por ejemplo, es posible entender un objetivo de belleza. En un material pornográfico no hay un objetivo estético, solamente el de lo explícito: avivar apremios sexuales.

Eso es estimular los deseos sexuales en el espectador. La intención del contenido es excitar sexualmente a su audiencia.

Sería algo extraordinario ver un desnudo de Modigliani y calificarlo de pornografía. Quizá esas pinturas y otras más puedan verse como atrevidas, incluso con algún descaro, pero en ellas se ve una intención artística.

No solo no tienden a ser explícitas, sino que tampoco están dirigidas a despertar sentimientos sexuales. No es ese su objetivo.

Esta es la gran dificultad de diferenciar a la intención de quien produce el material. Picasso tiene, por ejemplo, dibujos en verdad atrevidos de desnudos femeninos muy explícitos.

No creo que sean pornografía, aunque la verdad no son precisamente bellos. Y, por otro lado, existen imágenes fotográficas que son de muy alta calidad, pero que tienen buena dosis de ella.

5. Calidad alta y calidad baja

Una pequeña selección de desnudos muestra esta diferencia en cuanto a la calidad alta que posee el arte, en comparación a la pornografía.

La pornografía, por su lado, no cuida la calidad del material, es descuidada y todo lo sacrifica en aras de su intención de despertar deseos sexuales en el espectador.

6. Producción fácil y masiva

Ella se produce en serie y tiene una alta difusión porque su intención es llegar a tantas personas como sea posible.

Para ver un desnudo de Courbet, se tiene que ir al Musée D’Orsay o comprar un libro de arte. Para ver una película pornográfica se puede uno sentar frente a la televisión y seleccionar una de las muchas disponibles.

Esta distinción es clave y revela la intención del material masivo en comparación con el único.

Pornografía, otra cosa

Los seis elementos anteriores ayudan a entender la naturaleza de la pornografía, pero hay más.

Ella tiene una base de la que parte. La manera más descriptiva para explicar esa base es la que señala que ella produce una separación entre los dos elementos del sexo humano.

Esos dos elementos son el placer y la creación amorosa de vida. La pornografía solo trata el primer elemento, el del placer corporal, que sin duda es intenso.

Consecuentemente, se ha dicho, con gran perspicacia, ella reduce al sexo a una excitación que lleva a masturbación mutua sin que exista entre las personas otra cosa que su interés egoísta en el placer.

Reducción de la dignidad humana

La pornografía rebaja la dignidad de las personas y las coloca en un nivel de cosa: artefactos de placer egoísta momentáneo.

📌 La pornografìa altera la sexualidad humana aislando sus elementos y quedándose con el del placer físico momentáneo y que es adictivo. La pornografía ignora el amor entre personas y la consecuencia de creación de vida.

Si la pornografía degrada a la persona porque quita del acto sexual el componente de amor en la creación de vida, no hay de otra que aceptar que, por ejemplo, los anticonceptivos también lo hacen y son equivalentes en sus consecuencias a la pornografía.

Ellos son instrumentos que también partes de la base de dividir a la sexualidad humana quedándose solo con la parte física, sin elevarse al nivel de la creación amorosa de vida.

Pornografía y erotismo

La diferencia es notable. Notable y obvia, tanto como también es difícil de expresar.

En el uso cotidiano, el término ‘erótico’ suele emplearse como sustituto de ‘pornográfico’ simplemente porque tiene una connotación menos reprobable. Si alguien vende «lencería erótica» tendrá mejor imagen que quien venda «lencería pornográfica».

Suelen usarse como equivalentes cercanos, cuando no lo son. Hay en lo erótico algo humano y digno que es parte de nuestra naturaleza claramente influida por lo sexual.

Diferencias

Es lo que permite colocar en un museo a La Venus de Urbino, de Tiziano; o al Nacimiento de Venus de Boticelli.

Es lo que hace que la pornografía se encuentre oculta o disfrazada. Un asunto, en parte, de belleza contra fealdad; de lo sagrado contra lo sacrílego.

En el erotismo hay imaginación que deja entrever fragmentos de lo sagrado, como escribió. R. Scruton. Quien también ofreció otra idea al respecto. En lo erótico hay imaginación, mientras que en lo pornográfico hay fantasía.

Y no son lo mismo. La fantasía «ofrece sacrilegio y profanación», dijo. La imaginación no, al contrario. En esta hay belleza, en la otra fealdad.

La diferencia puede verse de otra manera, entre respeto y burla, entre seriedad y desaire; entre sinceridad y fraude. Incluso como la diferencia entre verdad y mentira.

Lo erótico es humano y, por eso, digno. Es elevado y bueno. La pornografía es una degradación de lo humano al rebajar a lo erótico, despreciándolo.

Lo erótico tiene que ser digno y noble por ser parte de la naturaleza humana, también digna y noble. Esto significa que degradar a lo erótico es también un rebajamiento de la dignidad humana (lo que les sucede a quienes protagonizan películas pornográficas y sus audiencias).

La seriedad contra la insensatez en el tratamiento de la sexualidad ayuda a ver la diferencia entre lo erótico y lo pornográfico. Cuando se toma a la sexualidad con respeto y sensatez suceden cosas obvias, como el considerar con responsabilidad al matrimonio.

Matrimonio

El clímax de esa seriedad respetuosa es, me parece, el enfoque cristiano del matrimonio. Mucho más que un contrato, es un sacramento que muestra un compromiso ante Dios mismo.

Alguien puede ver esto con desdén, pero no lo quedará otra opción que aceptar la respetabilidad que así se le otorga al matrimonio y a la sexualidad.

«Novia y novio consagran sus vidas y esta consagración es un sacrificio: sus vidas son por esto dadas a algo más alto que ellos mismos y las privaciones de fidelidad, ayuda mutua y crianza de hijos se asumen para la eternidad» Roger Scruton Modern Culture.

No creo que exista forma alguna más alta de tomar en serio al sexo, aceptando a lo erótico en un plano de  elevación matrimonial. Para ser más claro: en ese matrimonio hay erotismo, así como en las relaciones sexuales sin matrimonio hay pornografía.

Una queja usual

Se quejaba una persona de Dios. Decía que Dios había colocado en ella un deseo sexual poderoso que sus propios mandatos le impedían usar. «¿Por qué me impide Dios tener sexo con otros cuando él mismo colocó el deseo sexual en mí?», se preguntaba.

No creo que esa persona haya entendido el asunto. Lo sexual es parte de nosotros y, por eso mismo, debe ser tratado con respeto y dignidad, que son esos mandamientos. No lo prohiben, simplemente mandan que el sexo sea también noble y honroso. Como el resto de lo humano.

Entre lo erótico y lo pornográfico existe una diferencia similar a la que se tiene entre comer y beber usando la razón y la prudencia, o la glotonería y la intemperancia. Un asunto de excesos y degradación contra dignidad y autoestima.

Finalmente, nuestros tiempos son unos en los que se pierde esa diferencia entre lo erótico y lo pornográfico. Una pérdida sustancial de buena parte de nuestra dignidad y valor.

Reduciendo el sexo a un derecho a la diversión genital nos reducimos a nosotros mismos, cometemos una degradación que algunos piensan que es una liberación. Curiosa mentalidad de un esclavo que regresando a la sumisión supone que ha sido liberado.

Boticelli, The birth of Venus, Galleria degli Uffizi, Florence
«Boticelli, The birth of Venus, Galleria degli Uffizi, Florence» by NunoCardoso is licensed under CC BY-NC-ND 2.0.

Discusión

Comencemos con la realidad. No podría negarse que las situaciones explícitas de sexo están fácilmente disponibles para cualquiera.

Basta poner una serie de televisión, abrir una revista, dar algunos clics en Internet, escuchar la radio, o ir al cine, para tener una buena probabilidad de encontrar sexo explícito.

Puede ser un encuentro accidental o intencional con el sexo explícito, pero esos encuentros son más numerosos y más probables para todos, incluso desde tiernas edades.

Una parte de la realidad es el otro lado de la alta disponibilidad de material sexual explícito: la rotura de diques que podían contenerla. Piense usted en el significado de pudor, recato, decoro, vergüenza, timidez, dignidad y demás. Conceptos que son entendidos como cadenas que impiden la libertad.

Y, entonces, ser libre toma el significado de tener desfachatez, desvergüenza y procacidad. Se acepta como un modo de razonar: «Veo sexo explícito, por tanto soy libre». Por infantil que sea ese razonamiento, no deja de ser fácilmente admitido y elogiado.

Pornografía como profanación

Cuando abunda la pornografía, lo sexualmente explícito, se pierde en sentido del arte y la belleza.

El sexo explícito es incapaz de tener belleza y «profana a la belleza de las personas mostradas en ella», como escribió R. Scruton.

Sí, el sexo explícito es un asunto de degradación humana. Un envilecimiento de la persona. Una acción sacrílega que rebaja a nuestra naturaleza anulando la belleza que poseemos.

«La imagen pornográfica es como una varita mágica que convierte a los sujetos en objetos, a la gente en cosas —y por eso los desencanta, destruyendo el origen de su belleza. Hace que la gente se esconda detrás de sus cuerpos, como marionetas dirigidas por hilos ocultos» Roger Scruton (ibídem)

Esto es lo que debe preocupar, el sacrilegio de la dignidad que la pornografía produce y que se ha vuelto frecuente e intenso. Incluso, se ha convertido en un signo de progreso. Quien sea que proteste por ese sacrilegio será calificado de retrógrado y reaccionario.

Peor aún, el disfrute sexual ha pasado a ser otro derecho de una lista creciente. Un «Derecho a ejercer y disfrutar plenamente mi vida sexual», como se ha expuesto por un gobierno.

Un derecho al gozo, sin que ello signifique responsabilidad alguna. Sin que se considere la dignidad propia y todo reducido el uso de los genitales a voluntad y sin limitación. Ese es el sacrilegio al que me refiero, la profanación de la dignidad humana.

Es en algún sentido la pérdida de la belleza y la verdad; el intercambio de las alturas por lo bajo y abyecto. La reducción a lo meramente físico y animal, lo que en un ser con conciencia es una aprobación de lo obsceno.

Conclusión

La preocupación debe originarse no en lo que es obvio y se sabe, sino en la maldad que existe en el sello de aprobación que se ha dado al sacrilegio sexual humano cuando se pone de lado a la espiritualidad y a la razón que nos debe elevar. La sexualidad es un asunto serio, muy serio.

Tan importante es que no puede ser explicado con solo escenas sexuales explícitas. Hacerlo es esa profanación de la que he hablado.


Otros lectores también leyeron…

Actualización última:

.