Un producto del capitalismo

Cada uno argumenta que es mejor que el otro. Los dos regímenes argumentan intenciones loables y resultados superiores a su contrario. Es la disputa entre capitalismo y socialismo, un tema constante en las discusiones políticas y académicas.

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Introducción

La creencia central y básica del socialismo, el principio esencial de todas sus versiones, es su idea acerca del liberalismo económico.

Todo socialista tiene una premisa que le sirve de punto de partida: el capitalismo es un sistema económico que daña a la mayoría y beneficia a la minoría. De allí deduce que la alternativa socialista es la mejor ya que distribuye beneficios a la mayoría. Los movimientos opuestos al capitalismo llegan a extremos.

El argumento del capitalista es el opuesto. Dice que el capitalismo crea riqueza y prosperidad para todos, aunque en proporciones desiguales. Y que el socialismo crea igualdad haciendo a todos pobres.

📌 La gran diferencia en esta disputa de opiniones entre el socialismo y el capitalismo está en el énfasis que unos dan a la igualdad y otros a la libertad. El meollo de la discusión es que esos dos criterios no pueden convivir en igual prioridad: uno de ellos debe tener mayor jerarquía.

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Capitalismo y socialismo, un asunto de redistribuciones

En resumen, es una disputa centrada en un conflicto de distribuciones o redistribuciones de beneficios. Está muy bien representada en la siguiente propuesta redistributiva:

«El salario mínimo en México, que actualmente ronda los 80 pesos al día, podría incrementarse hasta 570 pesos diarios si las grandes empresas en el país aceptaran hacer una redistribución de la riqueza, lo cual implicaría reducir sus ganancias de 78 a 50%, señaló el doctor Miguel Santiago Reyes Hernández, académico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México». ibero.mx

En la mentalidad socialista está esa idea subyacente de la superioridad de su sistema para distribuir y repartir con una meta usual de corto y mediano plazo. Y piensa que el capitalismo no distribuye ni reparte, al contrario, produce patrones injustos de distribución de riqueza.

Lo que obliga a examinar la validez de esa premisa. ¿Es la capacidad de distribución de riqueza la disputa que debe solucionarse o es otro el tema de la discusión? 


«El socialismo es una alternativa del capitalismo como el cianuro de potasio es una alternativa del agua».

— Ludwig von Mises

La real controversia es en realidad otra

Un economista tiene una respuesta razonable:

«Es una controversia acerca de cuál de dos formas para la organización económica de la sociedad, el capitalismo o el socialismo, es conducente al mejor logro de aquellos fines que todas las personas consideran cómo último propósito comúnmente llamado económico, es decir, la mejor posible oferta de bienes y servicios útiles» Ludwig von Mises, Planning for freedom, and twelve other essays and addresses, p. 20.

📌 La real disputa entre capitalismo y socialismo, entonces, puede replantearse a no ser ya un asunto de distribución y reparto, sino uno de creación continua de bienes y servicios abundantes. Ya que razonablemente puede verse que para distribuir algo primero debe crearse en abundancia continua lo que se repartiría.

Un esquema simple de la disputa

Puesto de manera simplificada se tienen dos posiciones conocidas:

El capitalismo enfatiza a la libertad — El socialismo enfatiza a la igualdad

El capitalismo produce abundancia con desigualdad — El socialismo produce igualdad con escasez

El capitalismo premia mérito personal — El socialismo premia demandas colectivas

El capitalismo premia trabajo, ahorro y mérito, lo que produce ingresos diferentes y crea abundancia. El socialismo implanta redistribuciones de ingreso, lo que modifica incentivos y produce escasez.

📌 El problema del socialismo, por tanto, es de fondo. Su estrategia central es crear igualdad por medio de redistribuciones y, por diseño, enfrenta el problema de riqueza decreciente para redistribuir.

Eventualmente el socialismo tendrá poco o nada que redistribuir porque su énfasis en la igualdad altera los incentivos de la creación de riqueza. El capitalismo, por el contrario, no tendrá ese problema de reducción de riqueza y habrá desigualdad de ingresos, pero no la pobreza que genera el socialismo.

Socialismo y capitalismo, el debate real

El socialismo propone una economía con decisiones centralizadas en el gobierno. Una economía que evita el desorden que perciben en el sistema capitalista. Y que se logra por medio de la concentración de las decisiones económicas en el gobierno.

El capitalismo propone una economía con decisiones descentralizadas en todas las personas. Una economía de apariencia desordenada pero que funciona mediante acuerdos libres entre personas que se coordinan espontáneamente.

📌 Entonces, la discusión verdadera entre socialismo y capitalismo es la de cuál de esos sistemas económicos logra la mayor continua oferta de bienes y servicios que satisfagan necesidades personales. Este es un asunto cuya respuesta se conoce con amplitud.

Ha sido mi tesis la de señalar que la disputa entre socialismo y capitalismo no es un asunto de cuál de esos dos sistemas distribuye mejor la riqueza. Sino de cuál de ellos dos crea «la mejor posible oferta de bienes y servicios útiles» de manera continua y creciente.

Eso es lo que hace que el socialismo sea insostenible a largo plazo y solo pueda sobrevivir aceptando medidas capitalistas, que permiten producir más y con menores riesgos.


Conclusión

Por tanto, la disputa entre ambos regímenes económicos es posible de examinar poniendo atención en su capacidad para generar un bienestar sostenible de largo plazo. Y, por supuesto, comprendiendo que ni el capitalismo ni el socialismo son perfectos.

📌 De acuerdo con lo anterior, el socialismo enfrenta un problema serio de sustentabilidad en el largo plazo. Su estrategia central de redistribución de riqueza para lograr igualdad provoca que el monto de riqueza a repartir disminuya con el tiempo, cuando necesitaría que ella aumentara continuamente.

Peor aún, la estrategia socialista de igualdad se destruye a sí misma porque ella requiere que la riqueza se concentre en los gobernantes que harán la redistribución, es decir, la desigualdad será aún mayor que esa que se intenta corregir. El gobierno será, por mucho, el más rico de todos.

Por su parte, el capitalismo no tiene un problema de disminución de riqueza, pues crea los incentivos que la producen y hacen crecer. Lo único que podría argumentarse en su contra es que puede producir desigualdades importantes de ingreso y riqueza, pero mucha menos pobreza que el socialismo.


«El vicio inherente del capitalismo es el desigual reparto de bondades. La virtud del socialismo es el igual reparto de miserias».

— Winston Churchill

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