Cuando la solicitud de tolerancia y de comprensión se exageran, se produce un freno a la libertad de expresión. Y eso es negativo, muy negativo. Cuando la tolerancia va contra de la libertad de expresión.

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La idea

La tolerancia y la libertad de expresión están en curso de colisión. Siendo ideas que pueden coexistir razonablemente, ellas han sido colocadas como opuestas. Y está ganando la tolerancia transformándose en un obstáculo para la libertad de expresión, que muchas veces toma la forma de la corrección política.

Muy pronto, en realidad ya, si usted quiere ser tolerante tendrá que abandonar a su libertad de expresión y si no lo hace, alguien lo multará o castigará.

Las ansias desbocadas de evitar discriminación y exaltar demasiado a la tolerancia han producido ese choque contra la libertad de expresión. Alguien lo ha expresado así:

«El concepto de discriminación se amplía constantemente, lo que significa que la prohibición de la discriminación puede transformarse cada vez más en una limitación de la libertad de opinión y de la libertad religiosa». Ratzinger, Joseph Cardinal. Christianity And The Crisis Of Cultures (p. 35). Ignatius Press. Kindle Edition.

En México, por ejemplo, una publicación fue demandada y:

«El caso llegó a la Suprema Corte de Justicia, donde la Primera Sala resolvió que las palabras «maricones» y «puñal» habían sido ofensivas y que la Constitución no reconocía el derecho al insulto. A partir de ahí, la mayoría de los ministros en esa Primera Sala dio un salto gigante: decidió que esas dos palabras eran expresiones homófobas y que, por tanto, constituían una categoría de los discursos de odio».  sitios,scjn.gob.mx

El problema

La pregunta es la de cómo saber qué es esa nueva categoría de «discurso de odio». Esa que debe anular a la libre expresión y crea problemas ya detectados, como aquí:

«Muy pronto, ya no será posible afirmar que la homosexualidad (como enseña la Iglesia Católica) constituye un desorden objetivo en la estructura de la existencia humana, y el hecho de que la Iglesia está convencida de que no tiene el derecho de conferir la ordenación sacerdotal para mujeres ya es visto por algunos como irreconciliable con el espíritu de la Constitución Europea». Ratzinger, Joseph Cardinal. Ibídem.

El punto central es el choque entre tolerancia obligatoria y libertad de expresión, entre mandatos de tolerancia y libertad de expresión.

Cuando se crea una categoría tan vaga e imprecisa como «discurso de odio», o «derecho al insulto» y sus equivalentes, ella tenderá a hincharse e infectarse con ampliaciones de significado que buscan quienes por ella se benefician.

La convierten en un arma para callar por la fuerza a quien no piensa igual. Una censura real.

Esquema de derechos asimétricos

Es una situación asimétrica de derechos que los viola discriminando a un grupo. Esquemáticamente:

  • El grupo A se opone al grupo B y B lo acusa de discurso de odio.
  • El grupo B logra que el gobierno u otros censuren al grupo A.
  • El grupo A pierde su libertad de expresión, parcial o totalmente.
  • El grupo B mantiene su libertad total de expresión.

⚠️ En la situación correcta habría simetría de derechos y ambos grupos tendrían la libertad de expresión; no solamente uno. La asimetría es el problema, con un grupo sin libertad de expresión y el otro conservándola.

Sustituya usted a los grupos por dos partidos políticos y verá lo indebido de esa situación. Que un gobernante acuse a un periodista de discurso de odio y el gobierno lo censure, produciría protestas extremas.

Lo que creo que sucede es una hinchazón de las ideas de tolerancia y no discriminación usadas selectivamente y disfrazadas de buenos propósitos.

Pero que producen una violación de derechos, los que ya no serían universales y se aplicarían discriminadamente (lo opuesto de lo que argumenta su defensa).

Tocqueville (1805-1859) tiene una idea que conviene recordar:

«Confieso que no profeso a la libertad de prensa ese amor completo e instantáneo que se otorga a las cosas soberanamente buenas por su naturaleza. La quiero por consideración a los males que impide, más que a los bienes que realiza». citado en lizandrocolmos.com

El efecto indeseable

📌 Querer que seres imperfectos usen a la libertad de expresión de manera perfecta, mucho me temo, llevará a lo obvio, la anulación de esa libertad de aquellos que no tengan acceso al poder.


«Confieso que no profeso a la libertad de prensa ese amor completo e instantáneo que se otorga a las cosas soberanamente buenas por su naturaleza. La quiero por consideración a los males que impide, más que a los bienes que realiza».

— Alexis de Tocqueville

La complicación de los sentimientos

Nuestros tiempos tienen sus rasgos. Uno de ellos es el de un especial entendimiento de la vida. La vida comprendida especialmente por la generación de los «millenials».

Sean o no de esa generación, hay en nuestros tiempos rasgos que marcan un estilo general de vida y que toma la forma de una exaltación de los sentimientos. La exaltación del feeling y de la piel delgada, por encima de la razón y el pensar.

Una ilustración de ese sentimentalismo:

«He comentado lo importante q son las emociones y los sentimientos.No solo por el hecho d es lo q tenemos en comun con el resto de animales humanos o no.Creo q es la forma rapida de comunicarse con cualquier forma de vida.Para convivir y respetar cualquier forma de vida.Porq todos los animales con sistema nervioso sienten.Todos podemos hablar el lenguaje de los signos y las emociones.El 4 chakra es eqilibrio entre lo animal y lo divino». Foro Vegetariano (sic para todo)

La demanda sentimental de tolerancia

Esto es lo que convierte a la tolerancia es un obstáculo a la libertad de expresión. Si esa libertad hiere sentimientos subjetivos, ella debe prohibirse.

El problema es obvio: los sentimientos son emociones subjetivas y solo puede percibirlos el afectado, lo que los vuelve irrelevantes en cualquier discusión sana. Si es ofensivo escuchar opiniones contrarias a las propias, la única solución posible es el refugiarse en confinamiento solitario, en una burbuja.

Otra manera de ver esto es la adopción del papel de víctima ofendida por terceros que han dicho algo que la persona considera ofensivo según su criterio. Un criterio que es subjetivo, pero que reclama una censura objetiva.

El esquema de reclamación

La petición de tolerancia se convierte en un límite a la libertad de expresión mediante un mecanismo sencillo.

  • La persona V sabe que la persona L ha dicho c.
  • V juzga y dictamina que c lastima sus sentimientos y la victimiza.
  • V reclama tolerancia y pide que L ya no diga c.
  • Se dicta que L ya no puede afirmar c y cosas similares
  • Se dicta que V sigue pudiendo decir no-c y similares.

El estado de cosas posterior es asimétrico. Una persona ha perdido el derecho a afirmar algo, pero otra ha mantenido el derecho a decir lo contrario. Todo sustentado en un juicio que tiene como base sentimientos subjetivos de una de las partes.


«“Ya no te está permitido llamarles dinosaurios,” dijo Yo-less. «Eso es especista. Debes llamarles personas pre-petroleras”».

 
― Terry Pratchett, Johnny and the Bomb

La tolerancia como un obstáculo a la libertad de expresión

«Respeto y valoración de la diversidad» es una de las «competencias cívicas y éticas» apuntadas en los cursos escolares del gobierno mexicano (enlace ya no válido).

Allí se hace una afirmación:

«Respeto y valoración de la diversidad. Se refiere a las facultades para reconocer la igualdad de las personas en dignidad y derechos, así como a respetar y valorar sus diferencias en su forma de ser, actuar, pensar, sentir, creer, vivir y convivir. La diversidad es una condición inherente a cualquier forma de vida y se expresa en aspectos como edad, sexo, religión, fisonomía, costumbres, tradiciones, formas de pensar, gustos, lengua y valores personales y culturales».

No hay gran dificultad en esto: todas las personas son iguales en cuanto a su dignidad, de la que derivan derechos que son los mismos en todos.

Al mismo tiempo, y a pesar de esa igualdad, se reconocen diferencias notables entre personas.

Las variaciones de «edad, sexo, religión, fisonomía, costumbres, tradiciones, formas de pensar, gustos, lengua y valores personales y culturales», son las acostumbradas.

No está mal enseñar eso al alumno: entre las personas existe una combinación de igualdad y diferencias —la que puede ser expresada como igualdad esencial y desigualdad circunstancial.

A la desigualdad circunstancial se le llama ‘diversidad’ seguramente para evitar un término que resulta tabú para demasiados. No sería políticamente correcto hablar del «respeto y la valoración de la desigualdad» aunque ello sea equivalente a respetar y valorar a la diversidad.

Sigue el tema

Continúo citando esa parte del documento oficial:

«También implica tener la posibilidad de colocarse en el lugar de los demás, de poner en segundo plano los intereses propios frente a los de personas en desventaja o de aplazarlos para el beneficio colectivo».

Ahora la exaltación de la desigualdad o diversidad es llevada a un terreno específico: el alumno debe ponerse en los zapatos de los otros —una especie de empatía que le lleve a comprender a los otros.

Una buena idea que en realidad lleva al alumno a entender al otro —lo que incluso puede ser llevado a un plan socrático: hacerle preguntas para entenderlo y hacerlo de manera respetuosa. Solamente haciendo preguntas y produciendo respuestas podrá tenerse esa empatía con el resto.

Pero luego añade que el respeto a la diversidad implica «poner en segundo plano los intereses propios frente a los de personas en desventaja o de aplazarlos para el beneficio colectivo».

¿Quienes son esas personas en desventaja? Si la diversidad es bienvenida eso significa que cada uno estará en cierta desventaja en alguna circunstancia, pero tendrá cierta ventaja en otra.

Y, peor aún, ¿qué es el interés colectivo? Todo el énfasis del texto está en la igualdad esencial de la persona y su desigualdad circunstancial —se habla de personas, de individuos, no de colectividades.

Esto abre la puerta a posibilitar que una colectividad, justificando que representa al interés colectivo, anule la desigualdad o diversidad de los que no son como ellos. La inexactitud complica los conceptos de exaltación a la diversidad.

Dos problemas fuertes

¿Y qué hacer con quienes no aprueban la exaltación de la diversidad? La respuesta aparente, según la lógica del escrito, sería la de respetarlos y valorarlos, pero eso colocaría a la exaltación de la diversidad en un apuro del que no puede salir por sí misma.

Y también, ¿qué hacer ante personas que claramente tienen ideas o creencias equivocadas? Ante alguien que está convencido de que matar paganos es una manera de ganarse el paraíso, la tolerancia no tiene respuesta que satisfaga, a menos que sea la de respetar actos de ese tipo igual que respetaría diversidad de ideas políticas.

Globo de ideas relacionadas

La anulación de la libertad de expresión que puede producir la interpretación excesiva de la tolerancia lleva a temas como los peligros de la educación para la tolerancia, el problema de las decisiones democráticas y los límites de la tolerancia.

Y, por supuesto, la importancia de la libertad de expresión y los riesgos de la tolerancia. Más la llamativa idea de la intolerancia sabia.

Se asocia también con asuntos como la confusión entre derechos humanos y reclamos, los derechos de grupos y colectividades y la segregación y marginación social. Incluyendo la inclusión y exclusión social.

Conclusión

Se ha propuesto la idea de que cuando la tolerancia es excedida eso la transforma un freno o límite a la libertad de expresión.

El exceso de tolerancia, especialmente la sustentada en sentimientos y percepciones subjetivas de una de las partes, tiene una consecuencia negativa en esta libertad.

La situación ideal es un estado simétrico de derechos a la libre expresión de ambas partes, las que ejercen tolerancia mutua.

Es una idea que apunta la peligrosidad que contiene el elogio a la diversidad sobre el que no pone límites.

Más aún, parece que el encomio de la diversidad llevaría a tener que celebrar todo lo que sea diferente por el hecho de serlo. Pondría límites severos que anularían a la libertad de expresión, por ejemplo.

Tendría que aplaudirse por igual a quienes enaltecen a la diversidad y a quienes la reprueban, porque el final de cuentas estos últimos son una muestra de diversidad.

Cuando la diversidad por sí misma es considerada la máxima y casi única de las «competencias cívicas», nada podría ser reprobado. La persona tendría que considerar bueno identificarse y celebrar a otros, sin importar lo que ellos hagan.


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