Las características que permiten reconocer sus diferentes variaciones y modalidades. Las tres cualidades del socialismo que permiten detectarlo.

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Introducción

¿Cómo reconocer al socialismo? ¿Cuáles son los comunes denominadores de sus diferentes versiones? La respuesta la da Tocqueville.

Su respuesta es simple y clara. El socialismo tiene tres cualidades que permiten reconocerlo, pero no solo eso. También permiten ver la similitud del socialismo con otras doctrinas políticas.


La idea fue encontrada en un discurso de A. de Tocqueville (1805-1859), sobre la cuestión del derecho al trabajo hecho en la Asamblea Constituyente de Francia, el 12 de septiembre de 1848. Dentro del libro de Esperanza Aguirre, Discursos Para la Libertad, Madrid: Ciudadela Libros.


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Punto de partida: el derecho al trabajo

El tema de entrada es uno discutido en la asamblea, la propuesta de otorgar el derecho al trabajo, de manera absoluta. Ante esto, Tocqueville sostiene que pueden suceder una de dos cosas.

🔴 Podría ser que el gobierno sea quien da ese empleo a quienes lo pidan, lo que le llevará a transformarse en un empresario. Un empresario diferente, pues ya que no puede negarse a dar empleos y por lo general sus empleos son de poca carga, se convertirá en el principal empresario, el único a la larga.

🔴 Podría ser que el gobierno se negará a proveer él mismo los empleos, en cuyo caso tendrá que obligar a otros a que los provean. Esto lo transformará en un emisor de reglamentación detallada para distribuir a los trabajadores entre las empresas

Bajo esta segunda opción, el gobierno será «el único y poderoso organizador del trabajo». Bajo la primera, el gobierno «se convierte en el único propietario de todo», un sistema socialista.

Las tres cualidades del socialismo

De esa manera entra el autor al tema central de este resumen. Aclara que no tiene intención de examinar las varias versiones del socialismo, sino solamente tratar tres cualidades de entre todas ellas.

1. Un llamado materialista apasionado

La primera cualidad del socialismo, de todos los socialismos, es «una llamada enérgica, continua, inmoderada, a las pasiones materiales del hombre».

La cualidad materialista del socialismo ha sido expresada de varias formas. Desde la retribución de acuerdo con necesidades, no méritos, hasta el consumo sin limitación.

2. Lucha contra la propiedad

La segunda de las tres cualidades del socialismo es el combate a la propiedad. Puede ser un ataque fuerte o suave, oculto o abierto, pero es constante.

Ha sido afirmado que la propiedad es un robo, un ataque abierto que no es igual a otros, que son menos directos, pero que si no destruyen a la propiedad, «la transforman, la disminuyen, la entorpecen, la limitan», haciendo de ella algo diferente al concepto original.

3. Desconfianza de la libertad y la razón

La tercera cualidad del socialismo es un rasgo que viste a todos los socialistas, por distintos que sean. Tienen ellos «una profunda desconfianza hacia la libertad, hacia la razón humana».

Esto significa menospreciar a la persona misma, frenando su libertad de todas las maneras imaginadas. Es colocar a la persona bajo la tutela del Estado, haciendo de este «el dueño de cada hombre».

El gobierno convertido en profesor, guía, propietario de la persona, a quien acompaña siempre cuidándola. Es el decomiso de la libertad personal, su misma expropiación, a la que Tocqueville llama «una nueva forma de servidumbre».

¿Cómo reconocer al socialismo?

Son esos rasgos generales las tres cualidades del socialismo, de todas las escuelas del socialismo. Las características que permiten reconocerlo, sin tener que examinar sus pormenores. Donde ellas se vean, el socialismo existe.

El caso de la Revolución Francesa

En la siguiente parte de su discurso, el autor toma esas tres cualidades y las contrasta con las ideas de la revolución de su país para negar que ella haya sido socialista.

Esa revolución no se hizo atendiendo solo a las necesidades físicas de la persona. Ella usó cosas más altas y nobles

Tampoco la revolución atacó a la propiedad, al contrario, la consagró y extendió; aunque sí combatió a algunos propietarios.

En cuanto a la libertad, fue el Antiguo Régimen el que desconfió de ella tratando a los súbditos como personas incapaces a los que el Estado debe guiar, como pretende ahora el socialismo.

Fue esa revolución la que luchó contra las cadenas que con otros nombres pretende implantar el socialismo. Y cita a Robespierre, cuando dijo que se debía huir del querer gobernar en demasía y entender que debe dejarse a las personas actuar con la libertad que el Antiguo Régimen anuló.

La pregunta que se hace Tocqueville es si la revolución de su país se hizo para tener la sociedad que describen los socialistas:

«reglamentada, limitada, acompasada, en la que el Estado se encarga de todo, en la que el individuo no es nada. Para lograr esto habría sido suficiente mejorar al Antiguo Régimen, no hacer una revolución».

Concluyendo

La idea de Tocqueville en ese discurso, que comienza con la propuesta del derecho al trabajo, le ha permitido enumerar tres cualidades generales del socialismo para reconocerlo.

Cualidades que permiten reconocerlo sin necesidad de ver sus detalles. Cualquier situación política, por tanto, puede ser examinada usado esas tres cualidades del socialismo.

Y, son eso, emitir un juicio razonable sobre si existe o no socialismo en cada caso.

  • ¿Hay énfasis apasionado en lo material?
  • ¿Se combate y ataca a la propiedad personal?
  • ¿Se desprecia a la libertad y a la razón?

Si la respuesta es afirmativa eso significa que existe socialismo, incluso aunque eso se niegue.

Pero quizá lo más valioso es lo que pocas veces se ha descrito tan crudamente, el gran parecido que existe entre el socialismo y los sistemas políticos de viejo cuño que menosprecian al ciudadano y piensan que lo mejor que puede suceder es impedir la libertad y limitar la propiedad.


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