Las tres lecturas del 3 Domingo Adviento (ciclo A) en su conjunto son la preparación para el primer gran suceso, el nacimiento de Jesús. La celebración llama a tener alegría y gozo, pero también a tener firmeza de ánimo para el siguiente gran suceso, el regreso de Jesús.

Primera lectura

La primera lectura del 3 Domingo Adviento (ciclo A), Isaías (35, 1-6a. 10) habla de la alegría que llega:

«Mirad a vuestro Dios… viene en persona, resarcirá y os salvará. Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos, en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán».

Es la misma idea del domingo anterior, la preparación a un nuevo tiempo: «El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría».

Evangelio

En el evangelio de este 3 Domingo Adviento (ciclo A) (Mateo 11, 2-11) se plantea la pregunta esperada, ¿quién es el que viene?

Dice, «En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»».

La respuesta de Jesús es inequívoca. Dice:

«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!».

Es la llegada de Dios mismo, en persona como anunciaba Isaías en la primera lectura y Jesús mismo usa palabras similares a las de Isaías, a lo que añade, «a los pobres se les anuncia el Evangelio».

La gran nueva es ahora diáfana, el Salvador ha llegado, algo que en el salmo vuelve a repetirse:

«El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados».

Segunda lectura

En la segunda lectura del 3 Domingo Adviento (ciclo A), de Santiago (5, 7-10) se redondea la idea central de las tres lecturas:

«Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor».

Santiago da el panorama total de nuestra próxima celebración y cómo ella debe ser entendida.

En resumen

Las tres lecturas del 3 Domingo Adviento (ciclo A) en su conjunto son la preparación para el primer gran suceso, el nacimiento de Jesús. La celebración llama a tener alegría y gozo, pero también a tener firmeza de ánimo para el siguiente gran suceso, el regreso de Jesús.

Celebraremos pronto el nacimiento de Jesús y con él el arribo de la buena nueva, causa suficiente de la más grande de las alegrías pero hay más que eso.

Para entender el nacimiento también debemos considerar el regreso de Cristo, que es a lo que Santiago se refiere y ante lo que pide paciencia y firmeza.

Contemplar el nacimiento de Jesús y las palabras que nos dejó es una parte del entendimiento del suceso. Sin la promesa de su regreso, de poco serviría su palabra y su pasión.