Las tres lecturas del 5 Domingo de Pascua (ciclo A), vistas así, son un llamado personal del pastor que conoce los nombres de cada una de sus ovejas. Cada uno de nosotros, estamos seguros, tiene ese llamado individual para, primero, creer en Jesús como Dios y reconocer que él es el camino.

Evangelio

La lectura del evangelio de este 5 Domingo de Pascua (ciclo A), de Juan (14, 1-12) inicia con palabras de Jesucristo,

«Si creen en Dios, crean también en mí… Cuando me vaya y les prepara un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, también estén ustedes».

Ante lo que Tomás dice que no sabe dónde va y que por eso no sabe el camino. A lo que Jesús le responde,

«Yo soy el camino, la verdad y la vida… Nadie va al padre si no es por mí…»

Es ahora Felipe el que dice que Jesús les muestre al Padre. Jesús responde a esto con,

«Quien me ha visto a mí ha visto al Padre… Es el Padre quien permanece en mí, quien hace las obras… Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí… el que crea en mí, hará las obras que yo hago y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre».

No es sólo el esclarecimiento de quién es Jesús, sino de su consecuencia lógica: creer en él, Jesús contesta las dudas humanas de quién es él, de por dónde seguirle y lo hace sin vaguedades.

El camino es él y hay que seguirle, creyendo en él.

Segunda lectura

•La segunda lectura de este 5 Domingo de Pascua (ciclo A), de la primera carta de San Pedro (2, 4-9) habla de esto mismo, de quienes creen en él y de quienes no creen.

«Dichosos, pues, ustedes, los que han creído… ustedes son estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada a Dios y pueblo de su propiedad, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable».

Hay una gran diferencia entre esos que creen en Jesús y los que no lo hacen. Pedro habla, igual que en el evangelio de creer, pero añade una idea adicional al dar una misión a esos que han creído.

Ellos deben proclamar a Jesús. Ya no es sólo el acto personal de creer en Jesús, de reconocerle como el camino, la verdad y la vida y de creer que es Dios mismo.

Pedro nos hace ver la necesidad natural de hacer eso otro, proclamar: hablar a otros de Jesús, de sacarlos de las tinieblas. No es opcional. Va con el creer en Jesús.

Primera lectura

En la primera lectura del 5 Domingo de Pascua (ciclo A), de los Hechos de los Apóstoles (6, 1-7), hay una idea relacionada con lo anterior.

Se presenta una situación en la que los apóstoles necesitan ayuda y deben seleccionar a personas. ¿Cuál es el criterio que ellos buscan en esas personas? Dice la lectura que buscaron a siete personas, «… De buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría…»

Es una buena pista de lo que Jesús quiere en nosotros, el estar llenos del Espíritu Santo y por consecuencia de sabiduría, para hacer eso que nos pide san Pedro, predicar, proclamara a Jesús. Y hacerlo bajo la inspiración del Espíritu Santo.

En conjunto

Las tres lecturas del 5 Domingo de Pascua (ciclo A), vistas así, son un llamado personal del pastor que conoce los nombres de cada una de sus ovejas. Cada uno de nosotros, estamos seguros, tiene ese llamado individual para, primero, creer en Jesús como Dios y reconocer que él es el camino.

Segundo, pedirle que el Espíritu Santo nos guíe.

Y tercero, recordar a otros el llamado a Jesús que ellos también han recibido y al que quizá no han prestado la atención que nosotros.