Hay historias y cuentos que, aunque ficciones, ilustran a la naturaleza humana. Una cualidad que los hace propicios a derivar motivos de aprendizaje y sabiduría. Son las historias con un mensaje político. Nos adentramos en cuatro historias con mensaje político para conocer la realidad de la naturaleza humana y su relación con el mundo público.

Tiempo de lectura estimado: 13 minutos

Introducción

Estas cuatro historias con mensaje político describen cuentos ficticios que ayudan a comprender mejor la realidad de la naturaleza humana y, en especial, si efecto en la cosas públicas de una sociedad.

Un mejor lugar para vivir

La primera historia con mensaje político cuenta que hace ya tiempo una comunidad de personas deciden encontrar un mejor sitio en el que vivir y por ello seleccionan a un grupo de representantes. Esos representantes de la sociedad tienen la misión de internarse en territorios aún no conocidos para encontrar un sitio en el que esa comunidad pued vivir mejor que donde ahora lo hacen.

Parten los exploradores entre vítores de las personas y durante muchos días caminan entre montañas, llanos y ríos hasta llegar cerca de un bosque en el que el clima parece benigno y la cercanía de un lago hace de ese lugar algo maravilloso.

Para tomar una decisión mejor, esos exploradores acuerdan vivir en ese sitio durante varias semanas, juntos, de manera que puedan ellos sentir de primera mano el clima, la vegetación, las aguas del lago y la cercanía del hermoso bosque.

Así pasan los días sin que nada digno de narrar suceda.

El susto

Todo va bien hasta que un día, uno de los exploradores llega corriendo y asustado al campamento donde están los demás. Entre fuertes respiros debido a la carrera que hizo y muy asustado, este explorador cuenta a sus compañeros que mientras caminaba por el bosque le sucedió algo terrible.

De repente, sin el más mínimo aviso, frente a él apareció un oso enorme que, erguido, lo amenazó. Inmediatamente salió él corriendo. Así llegó hasta el campamento para avisar que el oso venía detrás de él.

Mientras esto contaba, los exploradores, presas, del pánico, ven que del bosque sale feroz animal dirigiéndose hacia ellos. Inmediatamente, todos echan a correr huyendo.

Mientras corrían, casi sin vestir y sin calzar, pues esto sucedió temprano por la mañana, uno de ellos se detiene. El hecho de que se hubiera detenido, les causa sorpresa y al principio creen que eso es un acto de valentía, pues suponen que el explorador que se había parado pensaba defenderlos.

Pero no, el explorador que se detuvo, simplemente tomó unos zapatos deportivos que estaban en el suelo y con calma se los ponía mientras lo miraban los demás con sorpresa.

«¿Acaso no sabes que los osos corren más que los humanos y que con zapatos o sin zapatos la bestia nos matará?», le preguntaron sus compañeros mientras él seguía amarrando las agujetas de los zapatos.

Levantando la cabeza, este explorador les respondió con calma, «Eso ya lo sé yo. A mí no me interesa ganarle la carrera al oso para evitar caer en sus terribles garras. Lo único que me interesa es ganarle la carrera a ustedes, que es lo que de seguro me evitará ser atacado por esa bestia».

El mensaje

El oso representa los problemas que enfrenta la sociedad. La huida de los exploradores sin duda es la actuación de los gobernantes cuando perciben que un problema debe ser enfrentado. Los zapatos para correr son las declaraciones y pretextos que usan para salvarse a sí mismos, con visión corta, sin importar que los demás salgan lastimados y la comunidad no encuentre el nuevo sitio para vivir mejor.

Y la huída de los exploradores es la falta de sentido de equipo de los gobernantes. En vez de formar un equipo para enfrentar al problema con inteligencia, deciden evadirse y salvarse. No optan por enfrentar al oso a pesar de ser ellos más inteligentes y numerosos.

Ilusiones sin fundamento

Érase una vez una agraciada, joven y bella aldeana, hija de un pobre granjero que apenas podían mantenerse con lo que ganaban los dos. Sin embargo, eran felices y tenían una existencia que le satisfacía, excepto por su hija, que era demasiado dada a los ensueños, ilusiones y fantasías.

Un cierto día, tocó a la puerta un abogado de la ciudad y les comunicó una gran noticia: habían heredado una vaca. Resulta que un hermano del aldeano, que había emigrado a otras partes del reino había muerto. Una vez pagadas todas sus deudas, quedó una vaca, que debía ser dada a su hermano.

La noticia los conmocionó. La famélica vaca les fue entregada y a ella dedicaron grandes cuidados para que se recobrara del trayecto. Fue así que a las pocas semanas, la vaca comenzó a dar leche, mucha y de gran calidad. Un día, fue tal cantidad de leche la que dio que la hija decidió ir al pueblo a venderla.

Y fue así que tomó tantas tinajas llenas de leche como pudo, las puso en un carrito, y comenzó su caminata al pueblo empujándolo. Se despidió de su padre y por el camino se dedicó a lo que mejor sabía hacer, tener grandes ensoñaciones. Así inicia esta segunda historias con mensaje político.

Inician las ilusiones

Se dijo a sí misma, «Con esta leche, que es tan buena y deliciosa, en el pueblo de seguro ganaré dinero suficiente como para comprar unos doscientos huevos, o quizá más. Llevaré a la casa esos huevos, los que nos darán mucho más de cien pollos, a los que cuidaremos para que en unos pocos meses estén crecidos y tiernos, justo en el momento en el que llegan las fiestas del pueblo…»

Caminaba en medio de sus ensoñaciones: «Si luego vendemos esos pollos en la aldea, podremos tener más dinero y comprar unos cerdos, a los que podremos más tarde convertir en suculentos jamones que son la delicia de muchos por estos lugares, y con el dinero que así tendremos podremos hacer más cosas…»

La hija del aldeano vio ya de lejos el pueblo. Era el día del mercado y estaba segura de vender la rica leche. No pudo dejar de imaginar: «Después de vender los jamones, tendremos más dinero y con él, para dentro de dos años, pediré a mi padre que me dé una parte, con la que iré a la ciudad y visitaré a los mejores comercios…»

«Allí —continuó imaginando—, compraré el más bonito de los vestidos y con él iré vestida a la fiesta del pueblo, siendo la más atractiva promesa de matrimonio y de entre todas las propuestas que reciba, escogeré al más guapo y rico de los jóvenes, y entonces mi padre y yo iremos a vivir a su hacienda y viviremos felices el resto de nuestra vi…»

¡Cataplún¡ La pobre hija del aldeano no vio un hoy en el camino, con el que tropezó y volteó el carrito en el que iba toda la leche, que se derramó en la tierra.

El mensaje

Usted puede sacar la moraleja que quiera. Generalmente, de esta fábula de Esopo, se obtiene una lección. La de poner atención en la realidad, como un hoyo en el camino, y evitar dejarse llevar por ensueños que distraen.

Recuerda a los gobernantes, que son todos muy dados a sucumbir a los ensueños y se olvidan de la realidad, la que al tiempo echa a perder sus grandes planes. En el lugar de la hija del aldeano, con la misma inocencia de ella, usted puede colocar el nombre del gobernante que quiera.

Con toda seguridad, ese gobernante tendrá un gran proyecto nacional capaz de hacer a todos felices el resto de sus vidas… y pondrá su mirada en los más elevados objetivos. No se molestará en ver la realidad, el piso por el que tiene que caminar. Y así, sin remedio, su plan se caerá por tierra.

La naturaleza humana

Un grupo de amigos cazadores se reúne, muy temprano cierto día, para salir y cazar patos. Los cinco amigos llevan todas las vituallas imaginables para tal ocasión, incluyendo varias botellas de whisky. Llegando al lugar más estratégico, todos los amigos se colocan en las posiciones que juzgan mejores, momento en el que nuestro personaje ya ha consumido casi media botella. El tiempo pasa pero ningún pato hay a la vista.

La botella baja de nivel y estando casi vacía, se oye un grito avisando de la presencia de las ansiadas presas. La desilusión es grande, pues se trata de un solo pato, solitario y aislado, que vuela hacia el sur en un desesperado intento de encontrar otros patos.

Algo desesperanzados, los amigos disparan al solitario pato, uno por uno. Ninguno de ellos lo alcanza con su tiro. Sin embargo, el último en tirar es nuestro personaje, quien bebe el último trago de whiskey, toma su escopeta, dispara y mata al pato.

La alegría invade a los amigos, quienes viendo el estado en el que su amigo se encuentra lo interrogan acerca de su técnica para matar al pato, el detalle vital de esta tercera historia con mensaje político..

Abriendo la segunda botella, él contesta en una voz entrecortada, «Pues no tiene ningún truco. Cuando se tiene una parvada de patos de tal tamaño y tan numerosa todo lo que hay que hacer es tirar al centro de la parvada y alguno de ellos va a caer».

El mensaje

La historia ilustra el papel que las bebidas fuertes juegan en nuestra vida. Sin duda, lo primero que tenemos que reconocer es que ellas son parte de nuestra cultura, lo que significa que prohibirlas va a acarrear más males que bienes.

¿Puede existir una buena comida sin un buen vino? Sí, pero el vino la hace más apetecible y amable. ¿Puede tenerse una apetitosa plática con los amigos sin bebidas? También, pero unas cerveza la hacen aún más sabrosa.

No hay en las bebidas fuertes nada intrínsecamente malo. Esas bebidas son buenas amigas, pero muy malas consejeras. No hay que hacerles caso cuando nos sugieren hacer cosas que no haríamos sin ellas. Quizá eso sea todo lo que debe hacerse para enfrentar a las bebidas.

Como lo hicieron esos dos jóvenes adolescentes que entraron al Museo de Arte Moderno después de haber tomado unos tragos en un bar cercano. Queriendo acercarse al arte, ellos comenzaron su visita en el salón en el que se exhibían las tendencias más modernas de la pintura actual.

Vestidos de mezclilla, camisetas y sandalias, ellos contrastaban con el resto de los visitantes intelectuales vestidos de manera radicalmente distinta.

Después de ver la segunda pintura, uno de ellos le susurra al otro lo siguiente, «Oye, se me hace que mejor nos vamos de aquí, no sea que nos acusen de haber rociado con pintura spray todos estos cuadros que deben valer una fortuna para que los tengan aquí».

Los gobernantes pueden soñar con seres humanos perfectos y, por ejemplo, prohibir bebidas alcohólicas, para implantar sus sociedades perfectas. Esos intentos siempre terminarán creando distopías. La naturaleza humana no puede cambiar.

Malos cálculos

La cuarta historia con mensaje político narra que cierta vez, ya hace mucho tiempo, había un pescador que un buen día, muy de mañana, tomó su barca y hizo lo acostumbrado, pero le sucedió algo insólito. El primer pez que pescó con su caña fue uno pequeño.

Iba el pescador a colocar al pez en su canasta, cuando el pez comenzó a hablarle de manera muy educada y hasta parsimoniosa. Le dijo, «Buen día tenga usted, señor pescador, muy conocido en estos lugares. Bien sabe usted su negocio y cada día viene a estas aguas a llevarse a algunos de mis congéneres con gran habilidad».

El pescador se quedó con la boca abierta, sin pronunciar palabra, mientras el pez continuó hablando: «Digo que bien conoce sus artes y sabe que un pescado de anzuelo es mejor que un pescado de red, pues este último se golpea en la captura, pero no el que es pescado con gancho».

Recuperado de la primera sorpresa, el pescador respondió: «Bien me conoces, pez de estas aguas y que esta tarde serás convertido en algún suculento platillo de alguno de mis clientes».

«De eso precisamente quiero hablar, señor pescador», dijo el pez, «le propongo un trato: si me deja de nuevo en libertad arrojándome otra vez al agua, podré crecer y convertirme en un pez mayor, de más peso, y más apreciado en el mercado. En cambio, siendo ahora un pez de pequeño tamaño, no representaré un gran beneficio para un gran pescador como usted».

La discusión siguió varios minutos más. El pez siguió hablando y de mil maneras posibles razonando que era mejor que el pescador le dejara libre para que en el futuro, ya siendo un pez de mucho mayor tamaño, fuera capturado por el pescador y ser así objeto de una mayor venta, incluso quizá para el mismísimo rey.

Al final, el pescador se quedó pensando un tiempo ante la mirada atenta del pez.

Y el pescador dijo: «No, no te devolveré al agua. Vendrás conmigo hasta el mercado y allí te venderé a quien más me pague por ti, que eres de buena presencia y sabrosa carne. Debía ser yo un hombre muy simple, ingenuo e inocente si renuncio a un beneficio presente en aras de un beneficio futuro incierto»

El mensaje

La fábula es de Esopo y su moraleja se encuentra en las palabras mismas del pescador: es muy ingenuo quien renuncia a un bien presente en aras de un inseguro beneficio futuro. Es una lección económica que da pie a buenas posibilidades de análisis, expresando lo mismo del refrán ese que dice que más vale pájaro en mano que ciento volando.

La historia se convierte en un experimento de sillón planteando el problema de qué hubiera hecho que el pescador aceptara la oferta del pez. Ofrecerle unos dos kilos más de carne futura no fue suficiente, en buena parte por la incertidumbre de pescar de nuevo al pez (que de seguro se hubiera cuidado de no caer de nuevo en esa trampa).

Tal vez, el pez habría tenido éxito con otra oferta: atraer a muchos más peces cerca de la barca para ser pescados. Todo dependería de la confianza que el pescador hubiera tenido en la palabra del pez. De seguro existen otras posibles ofertas atractivas al pescador, pero lo que es admirable es encontrar en una fábula para niños, una instancia de un cálculo del valor presente de bienes futuros.

Es una de las decisiones que hacemos los humanos a diario: preferir un bien ahora, en este momento, o bien tener otro bien en el futuro. El bien futuro debe ser mayor al bien presente para siquiera considerar la oferta. Pero, qué tanto mayor. Cuanta mayor sea la incertidumbre, más grande tiene que ser el bien futuro.

Ha sido una realidad que nociones como esta, del costo de oportunidad, y similares parecen ser extrañas en las mentes de gobernantes.

Conclusión

Se han presentado cuatro historias con mensaje político, tomadas de narraciones viejas y nuevas que pertenecen a la cultura popular. Esta vía de narrar cuentos que muestran a la naturaleza humana es quizá más efectiva para la educación inicial que las complejas divagaciones abstractas de etapas posteriores.


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[Actualización última: 2023-08]