El problema que enfrentan quienes ambicionan construir sistemas complejos desde su arranque, desde cero. No van a funcionar, fracasarán. Esta es la ley de Gall. Todo debe empezar desde sistemas simples. Y esto tiene una consecuencia política considerable.
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Introducción
La ley de Gall es un principio que establece lo siguiente.
«Todos los sistemas complejos que funcionan evolucionaron a partir de sistemas más simples que funcionaron. Si desea construir un sistema complejo que funcione, primero cree un sistema más simple y luego mejórelo con el tiempo». personalmba.com. Mi traducción
Lo que afirma John Gall es comprensible. ¿Quiere alguien crear desde base cero un mejor ordenador, o un automóvil autosuficiente, o incluso construir a la sociedad perfecta? Fracasará sin remedio a menos que comience con algo mucho menor ambicioso, sistemas simples que demostraron ser exitosos.
📌 Los sistemas complejos que funcionan iniciaron como sistemas simples que también funcionaron. No pueden crearse sistemas complejos desde cero.
«La ley de Gall significa que cualquier proyecto debe diseñarse sistemáticamente, pasando de lo simple a lo complejo. En otras palabras, se debe empezar creando sistemas simples y avanzar gradualmente hacia su complejidad, ampliando la funcionalidad y capacidades». techmagic.co. Mi traducción.
📍 El tema de la columna lleva a otros, como complejidad económica y complejidad social. Más ¿qué son efectos no intencionales?
El sistema más complejo que existe: la sociedad
La conclusión es clara y comprensible.
«La incertidumbre del entorno real es una garantía de que ningún sistema podrá anticiparse a todas las variables. Por eso, los sistemas complejos creados a partir de la nada nunca funcionarán. Fracasarán siempre de la forma más insospechada». topeuniversity.
¿Cuál es el sistema más complejo en el que pueda pensarse? Seguramente, la sociedad humana. ¿Puede crearse una sociedad mejor, en papel, y luego llevarla a la práctica? La respuesta la da la ley de Gall. No, no puede crearse un sistema complejo inicial que funcione. Debe todo empezar con sistemas simples.
Si no puede hacerse con sistemas complejos pero no tanto como la sociedad, resulta contudente el argumento de no poder crear un proyecto de sociedad partiendo de un modelo complejo inicial. La dificultad parece no haber sido descubierta por quienes han propuesto sociedades utópicas partiendo de sus propias ideas, quizá especuladas en alguna biblioteca.
Las dificultades de crear a la sociedad perfecta
Es de mero sentido común aceptar que existen problemas severos que obligan a respetar a la ley de Gall.
Si alguien quiere crear a la sociedad perfecta e implantarla sustituyendo a la anterior, lo que no es un reclamo infrecuente, enfrentará dificultades considerables.
Quizá la mayor de ellas es la incertidumbre, es decir, no saber lo suficiente para anticipar las consecuencias de las modificaciones hechas a la sociedad. La sociedad tiene una cantidad indeterminada de variables que tienen relaciones interdependientes, cuyos efectos son dinámicos dependiendo de cambios en las iniciativas libres personales y en las circunstancias.
Es un problema de falta de conocimiento y sin esa información, el nuevo sistema complejo fracasará. Pero hay otra posibilidad para quien piense poder crear a la mejor sociedad posible.
Puede tomar a personas como ratas o cuyos de laboratorio y sujetarlos a sistemas muy simples iniciales, bajo cierto ambiente controlado, en una especie de sociedades prototipo sencillas que dé ocasión a verificar supuestos y, con el tiempo, ir corrigiendo problemas y añadiendo complejidad hasta, tiempo después, terminar en una sociedad perfecta o casi.
Por supuesto, hay un problema central. No es posible experimentar con humanos. Y, por si fuera poco, la duración del experimento requeriría siglos, milenios. La lección es diáfana. Es imposible crear una nueva sociedad que funcione. La que existe es producto de aquellas más simples que existieron antes y que han ido evolucionando.
Por imperfecta que sea la sociedad presente, ninguna creada en abstracto por la más inteligente persona será mejor que la que ya existe. Todo lo que puede intentarse es mejorarla partiendo de su situación actual y sin excesos de ilusión fantasiosa.
Conclusión
Las propuestas de sociedades mejores, de proyectos de nación, de humanos mejorados, son parte del paisaje político. Muestran ellas un descontento comprensible con la imperfección de las naciones fracasadas, de sociedades empobrecidas y conflictos violentos.
La pregunta que sigue es la obvia. ¿Puede en verdad diseñarse en papel una sociedad mejor a la existente de forma que esta última sea implantada desechando a la primera? Sí, podrá diseñarse, incluso con lujo de detalle, como en algunas utopías. ¿Funcionará? No, la sociedad es un sistema muy complejo, con millones de variables interdependientes, dinámico y sujeto a influencias externas.
Nadie puede diseñar eso de forma que funcione correctamente.
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