El curioso caso de la decisión aprobada por todos y que a nadie ha gustado al final. ¿Cómo surge la paradoja de Abilene? Una decisión en la que todos coinciden… ¡pero ninguno quiere! Exploramos más en la política.
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Introducción
Una paradoja es algo, una frase, un suceso, que producen la reacción de ser opuesto a lo lógico y esperado. Se asocia con las ideas de absurdo, disparatado, ilógico, contradictorio.
Si, por ejemplo, un grupo de amigos deciden en conjunto ir a comer a un cierto restaurante, se esperaría que después de comer todos o la mayoría estuvieran satisfechos con esa decisión. Sin embargo, puede, muchas veces, suceder que no, que a pesar de haber tomado una decisión aprobada por todos, ella no satisficiera a ninguno.
La paradoja de Abilene
Es un concepto que ha sido bien explicado de esta forma:
«La paradoja de Abilene se da en el momento en que los límites de una situación particular presionan a un grupo de personas para actuar de una forma que es opuesta a sus deseos individuales. El fenómeno ocurre cuando un grupo continúa con actividades desacertadas que ningún miembro de tal grupo quiere, porque ningún miembro está dispuesto a expresar objeciones». es.wikipedia.org
Ella puede verse esquemáticamente con un grupo formado por cinco personas.
🤔 A quiere hacer Z — B hacer X — C hacer Z — D quiere hacer X
😏 E les propone hacer W y les pide su opinión
🫢 A, B, C y D aprueban hacer W y lo hacen
😠 Después de hacerlo, todos coinciden que hacer W no fue una buena decisión
Esa es la paradoja. Una decisión aprobada por todos y que no satisfizo a nadie. Todos hubieran hecho otra cosa.
¿Por qué Abilene?
Jerry Harvey propuso la paradoja narrando la breve historia de los miembros de una familia que estando en casa escuchan la propuesta de uno de ellos de ir en coche a Abilene, en Texas, a poco tiempo de donde viven. Todos aprueban ir allá, lo hacen y estando de regreso concluyen que mejor se hubieran quedado en casa.
Podía haber sido nombrada la paradoja de Albacete en España, o de Hull, en Inglaterra.
Identificando a la paradoja de Abilene
Las expresiones usadas por las personas pueden dar una clave que identifique a este fenómeno. Supóngase un grupo de personas y una de ellas propone ir al cine a ver El santo contra las momias de Guanajuato. Las frases con las que esa sugerencia es aprobada son de este tipo y expresadas sin entusiasmo:
No suena mal… si todos vamos yo también… no es mala la idea… si no hay otra cosa qué hacer… pues, de acuerdo… son graciosas esas pelis… está bien… hmm, de acuerdo… si vosotros también vais…
Después de ver la película, la paradoja podrá identificarse si se escuchan estos comentarios de respuesta a la pregunta de qué les pareció la cinta.
A mi me hubiese gustado ver otra… mejor, habríamos estado con unas copas… demasiado lejos queda esa sala… me reí un poco, pero no me gustó… ¿por qué no fuimos a ver otra?… desde el principio no me gustó la idea… solo fui porque todos fuimos… nunca me gustó la idea…
El desconcierto que perciben esas personas es lógico. Si todos decidieron hacer una cosa, la expectativa es que eso les daría satisfacción posterior. Sin embargo, resulta que ellas hicieron con libertad algo que ninguna de ellas realmente quería hacer.
Política y la paradoja de Abilene
Ella se ilustra con claridad en la política, cuando un superior sugiere una idea a sus colaboradores cercanos y ellos responden aprobándola, a pesar de que no les parece una idea acertada. Funciona de esta manera:
El presidente de gobierno propone implantar la política X a los miembros de su gabinete. Ellos pueden reaccionar de dos maneras.
🤔 Examinar la política propuesta, expresar su opinión sobre ella y dar su voto a favor o en contra. Una postura de profesionalismo que acepta riesgos.
🫢 Dar su aprobación a la propuesta del presidente, callando su opinión propia. Una postura de servidumbre que asegura permanencia en puestos.
Cuando se sigue el segundo camino, el de la aprobación sin opinión propia, se implanta la política X sin el beneficio de análisis, afinación y corrección. Si ella es acertada, no habrá problemas. Pero si es errónea, poca oportunidad habrá de tomar medidas correctivas.
Seguramente el presidente y su cohorte no reconocerán el error y conservarán la política a pesar de ser equivocada. Será poco probable que los acólitos le hablen con la verdad. El gobernante será aislado de la realidad por quienes lo rodean. Y, para desgracia del país, los errores de política se mantendrán sin corrección.
En otras palabras, si el viaje a Abilene fue un fracaso y así se reconoció, en política será probable que a pesar de ese fracaso se siga viajando a esa ciudad una y otra vez. Los miembros del círculo cercano al presidente seguirán viajando a Abilene si expresar su sentir.
Para ponerse a pensar…

Las soluciones
Dos tipos de respuestas pueden minimizar a la paradoja de Abilene.
🔴 La actitud de las personas, más dispuestas a expresar sus opiniones que a callarlas. Se entiende que su responsabilidad es hablar con la verdad al líder, porque para eso se les paga. Su lealtad se expresa en términos de decir su pensar, no volverse acólitos y sicofantes.
🔴 La estructura de las instituciones y leyes, especialmente de gobierno, que frenen la posibilidad de poner en manos de una sola persona las decisiones de gobierno. La división de poderes políticos es el ejemplo por excelencia de este mecanismo.

Conclusión
Se ha explicado la paradoja de Abilene, especialmente en el terreno político como un peligro que produce la implantación de políticas erróneas con escasa posibilidad de corrección.
El fenómeno es llamativo pues muestra que en ocasiones no infrecuentes se toman decisiones aprobadas en común que a nadie satisfacen. Pone en la superficie la posibilidad real de decidir hacer otra cosa que lo deseado, quizá por temor ser distinto.
La paradoja de Abilene, sobre todo en política, revela el papel de la conformidad en la toma de decisiones que llevan a donde nadie quiere realmente ir.
«A veces, permanecer en silencio es mentir, ya que el silencio puede interpretarse como asentimiento».
— Miguel de Unamuno
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