El real significado de un verbo que ha sufrido una mutación indeseable. ¿Qué quiere decir ‘gobernar’? El contraste entre lo que debía ser y eso en lo que se ha convertido.

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El origen de ‘gobernar’

El verbo tiene significados variados, pero similares. Uno de ellos es la idea general de dirigir o conducir, por ejemplo, un buque. Estar al timón quiere decir guiar a la embarcación. Igual que, más en general, la acción de mandar y presidir. El capitán de un avión lo gobierna.

Lo mismo puede decirse de una empresa u organización que es conducida por un director general o por el comité de dirección. Su sentido es claro y está contenido en los verbos utilizados antes: dirigir, conducir, guiar, presidir. Esto es mandar teniendo autoridad, igual que regir.

La aplicación en política

Es el traslado de esa acción de mandar o regir cuando se aplica a una comunidad entera, a un país. Cuando toma el significado de «Dirigir una sociedad o un país hacia el logro de ciertas finalidades, estableciendo las leyes y las disposiciones necesarias para alcanzarlas».

Un significado demasiado amplio para ser de utilidad práctica. ¿Qué en especifico significan «ciertas finalidades»? Eso haría que el más totalitario de los regímenes fuese igual de gobernado que el más libre de ellos.

La aportación central de tal definición es sólo el que aplica a un país, a una nación, es decir, a eso que se conoce como gobierno.

Imponer y gobernar

Quizá la clave de su significado la provea la propuesta de diferenciar entre dos verbos similares, pero que ayudarán a profundizar el significado buscado.

👎 Imponer. Connota la idea de mandar, de uso de fuerza. Acarrea la imagen del la relación amo-esclavo, en una estructura vertical de autoridad con escasos límites. Alguien ordena y otro obedece. Un régimen dictatorial ilustra esta faceta posible de una autoridad política.

👍 Gobernar. Esto lleva a otra cara, la del ejercicio de una dirigencia política, la acción de administrar un país. No hay ya esa relación de imposición de órdenes, sino acciones organizativas del pais que define su conducción o gestión sin rasgos dictatoriales.

La diferencia debe ser ya obvia al mostrar dos posibilidades de gobierno, la del que impone y la opuesta, la del que gestiona la organización del país. En los dos casos puede aplicarse el verbo, pero el lector concluirá que una de ellas es preferible a la otra. Es lo que hace distinto al gobierno de Corea del Norte del de Dinamarca.

La disyuntiva

La columna plantea dos maneras de entender a la idea de ‘gobernar’, como la imposición desde la autoridad política de un régimen considerado el mejor entre varios, o como la aplicación del régimen más congruente con la naturaleza humana.

Gobernar como una imposición de régimen

Es el caso de la implantación de un régimen, el seleccionado por la autoridad política de un país cualquiera. Ella usa su poder para imponer en el país que gobierna el sistema político que supone es el mejor.

Entre esos regímenes hay un espectro de posibilidades, desde democracia hasta autoritarismo; desde socialismo y marxismo hasta capitalismo, incluso anarcocapitalismo. Podrían implantarse sistemas teocráticos, liberales, progresistas, conservadores, autoritarios y dictatoriales. La historia da ejemplos de monarquía, despotismo ilustrado, nazismo, fascismo, constitucionalismo, estado de bienestar, colonialismo, militarismo y demás.

Bajo esta interpretación de la idea de ‘gobernar’, el tipo de régimen seleccionado es impuesto a los ciudadanos de un país, bajo el supuesto de que él será el mejor para ellos. Se entiende que ‘mejor’ significa el que más calidad de vida dará al país y aceptando que ninguno de ellos es perfecto ni dará resultados ideales.

Esta forma de comprender las actividades de gobierno contienen un proceso de decisión desde el poder. Quien está en esa posición o aspira a estarlo ha seleccionado un régimen, no importa cual, y usará su posición para acomodar al país a ese modelo o sistema que considera el mejor.

Por ejemplo, un gobernante puede diseñar su propio sistema, como el justicialismo o el socialismo del siglo XXI, y convertir a la idea de gobernar en una función de imposición de ese tipo de régimen. Un caso extremo es el del polpotismo, como también el de Lenin en Rusia, o Castro en Cuba.

Bajo esta perspectiva, se entienden también los casos de Javier Milei en Argentina tratando de imponer un sistema liberal, el de López Obrador construyendo un gobierno de poder concentrado en México y la dictadura en Nicaragua.

Gobernar como un acomodo a la naturaleza humana

La otra manera de entender a la acción de ‘gobernar’ es hacerla equivalente al acomodo del régimen político a la naturaleza humana y facilitar su máximo florecimiento.

Contrario al enfoque anterior, este surge de los ciudadanos mismos, no del gobernante. No impone un sistema desde arriba a los ciudadanos, sino que son estos quienes imponen «su sistema» al gobernante y hacen que este se obligue a respetarlo.

📌 Es el entendimiento de que ‘gobernar’ no es la imposición del poder del gobernante que ha seleccionado a su régimen favorito. Al contrario, es la imposición de la naturaleza humana sobre el gobernante, al que le crea el deber de respetarla.

Esto es lo que la columna propone. Un gobierno propiamente entendido respeta y se guía considerando a la esencia humana como criterio central de funcionamiento. Eso significa la obligación de respetar las características de tal naturaleza.

🔴 Si la persona humana es libre por naturaleza, la acción de gobernar consistirá en hacer que ese libre albedrío sea conservado y defendido.

Por tanto, los regímenes que limitan y anulan a la libertad humana deben ser calificados como reprobables. Y lo opuesto, los sistemas políticos que la protegen son la única opción razonable.

🔴 Si el ciudadano es un ser capaz de pensar y razonar, la función de gobernar tendrá que reconocer esa facultad y crear un medio ambiente en el que ella pueda ejercitarse.

Es por esto que el gobernar debe respetar el poder de decisión que lo anterior significa y evitar sustituir las decisiones de la persona con las del gobernante.

🔴 La naturaleza humana es imperfecta, es decir, puede cometer errores y realizar acciones opuestas a esa naturaleza.

No hay excepciones. De lo que se concluye que tanto gobernados como gobernantes son imperfectos y que, en última instancia, nadie tiene la capacidad de gobernar al resto. Ningún gobierno será conducido por gente a la que no se le deba vigilar y acotar en sus funciones de poder.

Conclusión: precauciones

Ya que cualquiera que sea el régimen que se encuentre respetando a la naturaleza humana será imperfecto, será tentación inevitable en querer corregir los defectos y fallas que tenga. Por esto, se propondrán otros sistemas que, con esa intención, seguramente violarán el respeto que debe tenerse al sistema que respete a la esencia humana.

Así nacerán sugerencias de sociedades ideales, sin esos defectos, generados en las mentes de autores, idealistas, intelectuales y políticos, que convenzan a las personas de sus proyectos. De esta manera, será ignorado el régimen libre que permita a las personas tomar sus propias decisiones y serán canceladas libertades y responsabilidades.

Eso es inevitable y hace del gobierno un poder siempre con tendencia a realizar acciones que violan a la naturaleza humana, es decir, quitan libertades y retiran responsabilidades del ciudadano.


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