¿Qué vida tiene un ser humano bajo un gobierno? ¿A qué cosas somete un gobierno a sus gobernados? No es un panorama agradable. La declaración de Proudhon es reveladora. ¿Qué significa ser gobernado? ¿Cuáles son las sensaciones del ciudadano bajo una autoridad política?
Tabla de contenidos
En breve
Proudhon describe el significado de «ser gobernado» como una existencia de constante vigilancia, control y sumisión. Desde su perspectiva, el ciudadano es un objeto a ser regulado, adoctrinado y censurado en cada aspecto de su vida.
Esta opresión se extiende a cada operación y transacción, que es anotada, gravada y autorizada por la autoridad.
Bajo el pretexto de la «utilidad pública» e «interés general», el ciudadano es sometido a explotación, extorsión y, ante la menor queja, reprimido y castigado.
Proudhon enfatiza que quienes ejercen este poder —los gobernantes— carecen del derecho, la sabiduría y la virtud para hacerlo, revelando una profunda crítica al poder político excesivo y su justificación.
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Introducción
¿Qué significa ser gobernado? Un autor da una respuesta reveladora. En las propias palabras de Proudhon.
📕 «Ser GOBERNADO es ser vigilado, inspeccionado, espiado, dirigido, impulsado por la ley, numerado, regulado, inscrito, adoctrinado, predicado, controlado, observado, estimado, valorado, censurado, mandado, por criaturas que no tienen ni el derecho ni la sabiduría ni la virtud para hacerlo».
Usualmente se estudia la conducta del gobernante, de quien manda y tiene poder sobre el resto. El autor cambia la perspectiva habitual y se coloca en la posición del objeto, de ese al que se gobierna.
Dos componentes son claros en esas palabras.
🔴 Uno, el ciudadano. Él es quien es «vigilado, inspeccionado, espiado, dirigido, impulsado por la ley, numerado, regulado, inscrito, adoctrinado, predicado, controlado» y demás. Un simple objeto al que hay que vigilar, censurar, mandar.
🔴 Dos, el gobernante. Es él quien realizar esas actividades de vigilancia, inspección, regulación. Y, más aún, es alguien que carece del derecho, de la virtud y de la sabiduría para realizar todo eso sobre el ciudadano.
¿Qué significa ser gobernado?
Proudhon no se detiene allí. Va más allá con estas otras palabras.
📕 «Ser GOBERNADO es estar en cada operación, en cada transacción anotada, registrada, contada, gravada, sellada, medida, numerada, tasada, licenciada, autorizada, amonestada, impedida, prohibida, reformada, corregida, castigada».
Es la consecuencia obvia de lo anterior. Cada acción del ciudadano se anota, registra, contada, autorizada, gravada. Cada una es permitida, prohibida, reformada, incluso penalizada y multada. ¿Qué es lo que justifica toda esta sumisión del ciudadano ante la autoridad?
El autor da una repuesta diáfana a lo que en la práctica significa ser gobernado.
📕 «Con el pretexto de la utilidad pública y en nombre del interés general, hay que someterlo a contribución, adiestrarlo, esquilarlo, explotarlo, monopolizarlo, extorsionarlo, exprimirlo, engañarlo, robarlo; luego, a la menor resistencia, la primera palabra de queja, ser reprimido, multado, vilipendiado, acosado, perseguido, abusado, apaleado, desarmado, atado, estrangulado, encarcelado, juzgado, condenado, fusilado, deportado, sacrificado, vendido, traicionado y para colmo, burlado, ridiculizado, escarnecido, ultrajado, deshonrado».
Concluye el autor, «Eso es gobierno; esa es su justicia; esa es su moralidad». Palabras realistas que con facilidad pueden llevar al anarquismo, pero que usadas con prudencia arrojan luz sobre el problema del poder político.

Para pensarse

Los que oprimen
La idea del gobierno, bajo esta perspectiva, es desagradable. La autoridad está allí para oprimir al ciudadano de mil maneras posibles con el pretexto de hacer el bien. ¿Quien va a oponerse a quien tienen tan buenas intenciones?
Pero, sin duda, el meollo de la idea de Proudhon está en una pequeña frase que se pierde en medio de tantos modos de opresión. Esos que tanto vigilan y ordenan al ciudadano son «criaturas que no tienen ni el derecho ni la sabiduría ni la virtud para hacerlo». Los gobernantes o tienen el conocimiento que se necesitan para emitir tantas órdenes y tampoco poseen el derecho a hacerlo.
Es el problema de la igualdad. Si todos somos igualmente libres es dificultoso encontrar la justificación del poder de unos sobre el resto. Y si eso se justificara, solo podría serlo dando el poder último de control del gobernante a los mismos gobernados.

Conclusión
Las sensaciones del ciudadano son bien descritas por el autor y dan una respuesta a qué significa el ser gobernado por quienes argumentan el bien general sin conocimiento suficiente y sin derecho a mandar a otros.
[Las citas son de P. J. Proudhon, General Idea of the Revolution in the Nineteenth Century, trans. John Beverly Robinson (London: Freedom Press, 1923), pp. 293–294, with some alterations from Benjamin Tucker’s translation in Instead of a Book (New York, 1893), p. 26. Citado en Nozick, Robert. Anarchy, State, and Utopia (p. 25). Basic Books. Edición de Kindle. Traducción propia.]
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