Jesús es el camino en el mar y el sendero en las aguas. No es ya la antigua ley lo que vale, sino la fe en Jesucristo. Es el que perdona a la mujer y le dice que no peque más, que es lo mismo, exactamente lo mismo que nos dice a nosotros en las lecturas del 5 Domingo Cuaresma (ciclo C).
Primera lectura
La lectura de Isaías (43, 16-21) deja ver como detrás de una tela poco transparente la idea de una nueva época que está por venir. «… el Señor, que abrió un camino en el mar y un sendero en las aguas tempestuosas…»
Son palabras que desafían la sabiduría común y retan a lo que conocemos y esperamos. ¿Cómo es posible trazar un camino en el agua?
Desde luego, el único que puede hacer eso es Dios, quien también nos dice lo siguiente, «No recuerden lo pasado, ni piensen en lo antiguo, yo voy a realizar algo nuevo…».
La idea de esas expresiones puede ser un tanto oscura si se leen solas y sin referencia al Nuevo Testamento. ¿Qué es eso nuevo que viene? ¿Por qué debemos dejar lo pasado y abandonar lo que conocemos?
Evangelio Juan
Toda esta idea de que habrá algo nuevo y diferente, deslumbra en el evangelio de san Juan (8, 1-11), donde cuenta la historia de la mujer que iba a ser apedreada. Esa mujer había sido condenada, moriría así por haber sido sorprendida en flagrante adulterio.
Esa era la ley de Moisés y la pregunta le fue lanzada a Jesús. ¿Qué pensaba él de esa ley?
La contestación de Jesús es exactamente eso nuevo que vino y que cambia la antigua ley. Dice él algo totalmente inesperado, tanto como el existir de un camino en el mar, «Aquel de ustedes que no tenga pecado, que tire la primera piedra».
Es una variación categórica y absoluta la que propone Jesús, un cambio total con respecto al pasado, que el evangelio ilustra con una frase pasmosa. Dice, «.. los acusadores empezaron a escabullirse uno tras otro, empezando por los más viejos…»
Empezando por los más viejos, dice, para dar significado a las enigmáticas palabras de Dios en Isaías, «… yo voy a realizar algo nuevo…»
Eso que vimos con la mujer sentenciada es lo nuevo, lo que nos obliga a hacer de lado a lo antiguo y a lo pasado, lo que es enseñado genialmente en la frase de Jesús a esa mujer, «Tampoco yo te condeno. Vete y no vuelvas a pecar».
Segunda lectura
• San Pablo (Fil 3, 8-14) redondea la idea para nosotros los cristianos en nuestra vida diaria con estas palabras,
«Todo lo que era valioso para mí, lo consideré sin valor… nada vale la pena en comparación con el bien supremo que consiste en conocer a Cristo… por cuyo amor he renunciado a todo… no porque haya obtenido la justificación que proviene de la ley, sino la que procede de la fe en Cristo Jesús…»
Ya no es la antigua ley la que vale, sino lo nuevo y eso nuevo es Jesús y nuestra fe en Él.
Pablo insiste en el punto cuando dice, «… olvido lo que he dejado atrás, y me lanzo hacia delante, en busca de la meta y del trofeo al que Dios, por medio de Cristo Jesús, nos llama desde el Cielo».
Es esta una visión de lo que nos manda el Señor, ya sin el velo que cubría las palabras de Isaías. Es Cristo eso por lo que debemos dejar todo atrás, por lo que debemos olvidar todo lo pasado, Es lo nuevo que realiza Dios.
En conjunto
De las palabras misteriosas del profeta Isaías en el Antiguo Testamento, el nuevo nos ha permitido entenderlas y darles significado.
Jesús es el camino en el mar y el sendero en las aguas. No es ya la antigua ley lo que vale, sino la fe en Jesucristo. Es el que perdona a la mujer y le dice que no peque más, que es lo mismo, exactamente lo mismo que nos dice a nosotros.
Jesús nos dice con toda claridad que él sabe que somos pecadores y que nos perdona a pesar de eso.
Más aún, todas esas lecturas se vuelven una invitación para hacer de nuestra vida algo nuevo y poner a Jesús como el centro de nuestra existencia.
No importa lo que hayamos hecho en el pasado, no importa si tenemos 20 años o 40 o 90, ahora mismo en este instante Jesús nos sigue diciendo «Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar».
La sagrada misa de este domingo es un buen momento para aceptar eso, el perdón de Jesús, que podemos pedirle ahora mismo, en este instante y sentir que él nos diga esas palabras extraordinarias.
«Te perdono. Vete y no peques más». Será así que de esta misa podremos salir renovados, dejando atrás todo lo viejo que tenemos, para aceptar eso totalmente nuevo, la promesa de un Cielo al que se llega por medio de Jesucristo.
Y recordemos las últimas palabras del evangelio de hoy. Dice Jesús, «Vete y ya no vuelvas a pecar» lo que se acomoda muy bien a lo que debemos pensar y prometer al salir de la iglesia: gracias Jesús por tu perdón, me voy Señor y ya no pecaré más.