¿Puede un restaurante reclamar el derecho a que la gente coma en sus instalaciones? La inocente pregunta tiene una respuesta razonable y ella tiene consecuencias considerables. ¿Puede un negocio cualquiera exigir a otros que sean sus clientes?

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Introducción

La pregunta parece absurda, incluso tonta. Pero la respuesta tiene consecuencias. Robert Nozick la plantea así.

«¿Tiene el restaurante al que vas una cierta noche a cenar el derecho a exigir que seas su cliente?

El planteamiento es sencillo. ¿Tiene una tienda cualquiera el derecho a exigir que las personas sean sus clientes? ¿Puede reclamar un productor que alguien consuma lo que fabrica?

Más aún, ¿puede un cantante exigir a otros que acudan a su concierto? ¿Puede un abogado pedir que otros usen sus servicios como un derecho de él? ¿Es válida la reclamación del restaurante para obligar a que la gente cene en él?

El derecho del restaurante

Volviendo al restaurante. ¿Tienen su propietarios el derecho a exigirte a que seas su cliente al menos esa noche? Nozick responde a la pregunta.

«Quizá nos sintamos tentados a decir que, en algunas circunstancias, lo ameritan o lo merecen; sirven mejor comida, a un precio más bajo y en un entorno más agradable, y trabajan mucho y duro para conseguirlo; aun así, no tienen derecho a exigir tu clientela».

Ellos quieren que cenes en su establecimiento y realizan esfuerzos para que vayas tú y muchos más. Establecen una situación en la que todos ganan, sus clientes y ellos. Pero ¿tienen derecho a exigir que los visites y comas allí? La respuesta es negativa y más compleja de lo que parece.

«No violas ningún derecho suyo si decides ir a otro lugar. Sin embargo, al elegir ir allí, les autorizas a que te sirvan y te cobren. No tienen derecho a ser ellos quienes te sirvan, pero tienen derecho a servirte».

Los derechos del restaurante (y del resto)

🔴 Primero, no, el restaurante no puede reclamar y obligar a nadie a que esa noche coma en sus instalaciones. Además, sí, tú puedes ir a ese restaurante o a otro, o quedarte en casa.

Las dos partes tienen derechos y libertades. Una de servir comidas y la otra de ir o no. Nadie tiene el derecho a exigir que otros sean sus clientes.

🔴 Segundo, si vas y cenas allí, ahora el restaurante tendrá un derecho exigible: tendrás que pagar la cuenta. Una obligación que se sigue de la obligación de servir la comida.

Los dos puntos establecen el centro de la respuesta. El restaurante no tiene derecho a exigir que nadie sea su cliente, pero sí tiene el derecho, o la libertad a servir a aquellos que decidan comer voluntariamente allí.

Restaurant La Boheme

«Restaurant La Boheme» by Unique Hotels Group is licensed under CC BY-SA 2.0.

Del reclamo del restaurante a otros casos

El restaurante no tiene el derecho a exigir que otros cenen allí y esta respuesta puede extenderse a otros casos de posibles reclamaciones.

Una cantante, cualquiera, no podrá obligar a nadie a ir a sus conciertos, ni a comprar sus canciones. Lo mismo que el restaurante, el bar y el escritor de novelas, o el director de cine. Tienen ellos la libertad de cantar, escribir, servir cócteles o filmar películas, pero no la capacidad de reclamar «clientes obligados».

La lógica de ese razonamiento puede llevarse a casos menos claros. ¿Puede una escuela reclamar que todos los pequeños estudien en ella? ¿Una empresa eléctrica obligar a todos a ser sus clientes? La respuesta es un «no» absoluto y, sin embargo, eso sucede en los casos de monopolio educativo y de electricidad.

El asunto puede llegar al absurdo de obligar a ser fan de un equipo de fútbol.

¿Cómo implantar la obligación de clientes cautivos?

El propietario de un restaurante que reclame que todos sean obligatoriamente sus clientes tiene varias opciones para lograrlo. Puede recurrir a la violencia y así amenazar a todos los que quieran abrir ese tipo de negocio —algo ilegal que sería castigado—. Pero puede hacer otra cosa.

Puede convencer al gobierno de crear licencias para restaurantes y de darle la única a él —entonces, los que abran otros restaurantes serían los que estarían violando la ley—. Y es que solo por medio del poder político podría obligarse a ser «cliente cautivo», sea en escuelas o en bares. Los únicos monopolios que pueden existir son los que crea la autoridad política usando su poder.

Conclusión

¿Puede un negocio cualquiera exigir a otros a que compren sus bienes y servicios? La pregunta parece ingenua y su respuesta obvia. Sin embargo, esa respuesta lleva a conclusiones no siempre consideradas.

No, nadie puede exigir que los demás sean sus clientes. No existe el derecho a obligar a otros a comprar la electricidad de una empresa, ni la gasolina de otra. Esto es la reprobación de los monopolios y su entendimiento como la concesión de un derecho a exigir a otros lo que ellos no quieren.

Es también, por otra parte, un cimiento del sistema de competencia en el que existe libertad de ambas partes, unos para comprar, otros para vender.

Y más todavía

¿Puede una empresa pública o privada exigir subsidios para subsistir? Es otra modalidad de la pregunta anterior. Ya no es el exigir tener clientes obligados, sino el reclamar ayudas por la ausencia de ellos. La respuesta es la misma. No, no puede reclamar que otros paguen las pérdidas de una mala administración.

[Las citas son de Nozick, Robert. Anarchy, State, and Utopia (p. 134). Basic Books. Edición de Kindle. Traducción propia.]


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