El arte de tener clase, una idea vaga que se reconoce al verla, pero difícil de poner en palabras. Una reflexión de sus características.

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Introducción

Hay algo es difícil de definir. Cierto que sabemos de qué se trata. Incluso podemos reconocerlo. Se llama tener clase o categoría o distinción. Por ejemplo, podemos hablar de una mujer y decir que es una dama. O hablar de un hombre y decir que es un caballero.

Mencionar el nombre de una persona y decir que tiene clase o distinción es igual a decir que tiene algo positivo que lo separa del resto de las personas.

Quiero tratar eso que creo que se llama clase o categoría, porque creo que así se puede entender mejor la vida propia de cada uno de nosotros y que es al final de cuentas un arte.

📍 Las cualidades personales que describe la frase de «tener clase» recuerdan de inmediato a las ideas de Ortega y Gasset: vulgo y muchedumbre, así como ¿quién es el hombre-masa? En el tener clase hay un rechazo intuitivo al síndrome de «todos lo hacen».

El arte de tener clase y categoría

Para comprender eso que define a una dama o a un caballero y encontrar esa clase distinta a la que pertenecen, parto de sus características.

🩸 Fuera del promedio. Lo primero es reconocer que alguien así es una persona que está fuera del promedio del resto. Y también, reconocer que esa persona está por encima del promedio.

🩸 Algo bueno. Y más aún, que eso que la distingue es bueno. En otras palabras, alguien con clase o distinción es una persona claramente mejor que los demás en un rasgo positivo.

¿Qué es eso que es bueno?

Ahora vamos a ver las cosas buenas en las que una persona puede distinguirse. Eso que define al arte de tener clase.

Apariencia

La más obvia de todas es la manera en la que se arregla físicamente. Me refiero a la ropa que lleva y al arreglo de su persona.

Una persona distinguida en este sentido es alguien que siempre está bien arreglado de acuerdo a cada ocasión. Hay adecuación entre su arreglo y la situación.

En esto, como en todo lo demás, quien tiene clase no se deja influir por los demás.

Aspecto verbal

Otro aspecto en el que se nota la distinción es la manera de hablar. Las personas distinguidas tienen un vocabulario amplio y no usan palabras vulgares… a menos que haya mucha confianza.

No quiero decir que esa persona no diga palabras de esas, lo que digo es que las usa muy pocas veces y que prefiere utilizar otros términos para expresar lo mismo (lo que es un signo de inteligencia).

Civilidad

Algo menos fácil de notar es la actitud de la persona con clase ante los demás. Esta persona trata a los demás con educación y civilidad, solicitando las cosas por favor.

No tiene clase el tipo que le grita al mesero, ni el que ofende a un empleado. La persona con clase trata a los demás como quisiéramos ser todos tratados, lo que no significa falta de firmeza.

Se puede hablar con otros de manera fuerte, pero sin necesidad de alterarse. La persona con educación rara vez pierde el control sobre sus reacciones. Es lo que puede llamarse civilidad.

Firmeza

En cuarto lugar, creo que la persona de clase siempre tiene presente sus valores y tiene la valentía de seguirlos. No importa que vea a otros haciendo lo contrario de lo que esa persona haría, ella no hará eso que cree que está mal.

Más aún, es la persona que trata de ayudar a los demás intentando que no hagan lo que está mal. Pero lo hace sin regañar, con suavidad, esperando que los otros se den cuenta de sus errores por sí mismos.

Moderación, humildad

También, creo que en la persona con distinción hay una buena dosis de humildad. No es una persona que sea soberbia y que presuma de lo que es, de lo que tiene, o de lo que ha hecho.

Es una persona que si tiene un carro muy lujoso, le quita importancia; no habla de dinero, ni de lo que gana, ni de lo que le costó el traje o el vestido. No es alguien que presume de sus viajes, ni de su fortuna, la que sea.

Reserva

Otra parte del arte de tener clase es que la persona tampoco habla ni comenta de lo que considera son terrenos íntimos. No es de buen gusto hablar de enfermedades con detalles, no es de buen gusto hablar de funciones corporales, ni de cosas íntimas de sexo.

Esas son cosas reservadas a las situaciones con médicos, o cuando esa información es necesaria, o en total confianza. No comenta chismes, ni habla mal de otros. Al contrario, cuando alguien ofende a un ausente, trata de defenderlo, o al menos darle oportunidad de explicarse.

Compasión

Creo que esa persona de clase, sobre todo, esta dispuesta a perdonar, a escuchar a los demás, a entenderlos, a ponerse en su lugar. Es así como esa persona se convierte en líder, por su capacidad de ver a todos desde un punto de vista positivo.

Éxito

Y lo que he visto en mi vida es que esas personas con clase son más felices que el resto, además de que suelen tener más éxito personal.

Los otros las admiran y las buscan porque ellas saben escuchar, porque no dan órdenes, ni regañan, porque dan consejos y comprenden.

Pero lo que creo que más caracteriza a las personas de clase es que ellas ven primero lo bueno en los demás. Ellas ponen atención en las virtudes de otros antes que en sus defectos. Ellas toleran los errores ajenos porque saben que ellas mismas tampoco son perfectas.

Conclusión, el arte de tener clase

Buena parte de esta columna tuvo un punto de partida en un centro comercial, cuando varias personas pusieron atención en las vestimentas de algunos de los paseantes del lugar.

Vestían ellos prendas arrugadas, sucias, descosidas, rasgadas, no por falta de recursos, sino por exceso de moda. Gritaban al conversar entre ellas y las malas palabras eran abundantes.

De imaginar el opuesto de esos paseantes fue posible encontrar los rasgos que tiene una persona que domina el arte de clase.


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