La población crece a tasas muy superiores al crecimiento de la producción de bienes. Por tanto, es necesario controlar el aumento poblacional. Esa es la conclusión generalizada de quien toma como verdad a la teoría de Malthus. ¿Es válida la conclusión? No realmente, pero vista al revés, esa teoría tiene un elemento valioso en el que no se ha puesto suficiente atención.
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Introducción
La célebre y popularizada teoría de Thomas Robert Malthus puede usarse mostrar que considerada desde otro punto de vista, ella puede ilustrar la conveniencia de una política económica de libertad. Para mostrarlo, primero debe entenderse su propuesta.
📍 El tema de la columna conduce a otros, como la conexión entre la libertad y la prosperidad, la capacidad nacional de desarrollo económico y la liberación de talento y dinamismo económico. Más la relación entre propiedad privada y prosperidad y el análisis histórico de las causas del progreso.
La teoría del Malthus
La esencia de ella es afirmar que el crecimiento de la población es superior al crecimiento de la capacidad para producir alimentos —es decir, crece más rápidamente la población que la producción de medios de sustento.
El pronóstico inevitable de esas dos premisas es un futuro terrible de hambruna y muerte.
📌 La población crece con un ritmo de: 1, 2, 4, 8, 16…
📌 La producción crece con un ritmo de: 1, 2, 3, 4…
Esta forma simplificada del verlo, ilustra la inevitable creación de un escenario apocalíptico de desolación.
Pesimismo absoluto
En otras palabras, según el autor, el estándar de vida no tiene posibilidad de elevarse de manera constante, ya que al incrementarse ese nivel de vida la población crecería a tasas mayores que las de crecimiento de la producción de alimentos.
La proyección de un escenario de hambre y miseria, por lo tanto, está basada en dos proyecciones –la del crecimiento de la población y la del crecimiento de la producción de alimentos. Los dos crecimientos, se supone, tienen ritmos diferentes, uno mayor que otro.
¿Son ciertas esas hipótesis de ritmos de crecimiento? No, no son verdaderas. Las dos son falsas, lo que hace que ese escenario de hambre y miseria no pueda justificarse.
El ritmo de producción de alimentos es mucho mayor al supuesto por el autor y el ritmo de crecimiento de la población es menor al supuesto que él tomó.
El ritmo de crecimiento de la población está claramente disminuyendo —incluso, pudiendo predecir que hacia mitad del siglo 21 la población mundial podría estabilizarse en alrededor de 9,000 millones.
El revés de Malthus
El esquema de Malthus, si se considera o no constante el crecimiento de la población, tiene la virtud de mostrar la importancia de la otra variable: la producción de alimentos.
Hacer que ella crezca a tasas superiores al crecimiento la población parece ser el secreto del incremento del bien común —y no solo de alimentos sino de la producción de bienes y servicios que satisfagan necesidades.
En otras palabras, lo que se haga para aumentar la producción de bienes y servicios conducirá en lo general a una elevación del estándar de vida de la población. De lo que puede deducirse lo contrario: lo que se haga para obstaculizar esa producción, producirá una reducción de dicho estándar.
📌 Quien sea que escuche la teoría de Malthus de que la población crece más rápido que la producción y coloque toda su atención en la población, concluirá que la solución a ese escenario de muerte y desolación será el control de la población: hacer todo lo posible por evitar que aumente a ese ritmo. Pero si también pone atención a la otra parte de esa teoría, verá que también debe poderse atención en otra posible solución: la producción de bienes. Haciéndola crecer a ritmos mayores, el problema también tiene solución.
La conclusión obligada
La mejor política económica, por tanto, es la de fomentar y facilitar las libertades de trabajo e iniciativa económica. Cuanta más gente aproveche estas posibilidades, mayor producción habrá y en lo general, aumentará el nivel de calidad de vida de las personas.
Por el contrario, cuando se obstaculicen y limiten las libertades económicas, la producción tenderá a reducirse y eso ocasionará un descenso en la calidad de vida.
Eso es lo que puede concluirse examinando la inexacta teoría de Malthus. Aunque sea defectuosa, ella muestra una de las varias formas en las que pueden justificarse políticas económicas orientadas al fomento de circunstancias que den entrada a posibilidades de mayor producción de bienes.
Sin importar la tasa de crecimiento de la población, es obvio que el estándar de vida de esa población se elevará conforme se aumente el número de satisfactores de sus necesidades.
Esta es otra forma de demostrar que las políticas que ponen obstáculos a la producción operan en contra que la calidad de vida de la población —ya que ellas en lo general tienden a limitar a las iniciativas económicas que conducen al aumento de la producción.
Los problemas de pobreza y miseria no se deben tanto a las tasas de crecimiento de la población. Sus causas son políticas económicas erróneas que limitan la capacidad de producción que existe en toda sociedad.
Reducir la tasa de natalidad como una solución al problema de pobreza es una forma de disfrazar los efectos negativos de políticas económicas equivocadas. Además, existe cierta evidencia que señala cuando los estándares de vida se elevan, las tasas de nacimiento se reducen —a veces hasta llegar a tasas inferiores a las deseables.
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Discusión
No creo que exista persona medianamente educada que no haya escuchado el nombre de Malthus. Oír su nombre lleva de inmediato la connotación del control de la población: somos muchos, demasiados, y los recursos no alcanzan para todos. Pero no fue este inglés el primero que trató el tema.
Un par de siglos antes, otro tipo, Giovanni Botero (1544-1617) en 1588, escribió básicamente la misma idea. En pocas palabras, la tesis contiene dos premisas y una conclusión.
Primera premisa: la población crece sin límites. La terminología común es decir que la población crece geométricamente.
Segunda premisa: los recursos se producen a un ritmo menor, en progresión aritmética.
Conclusión: sin remedio viene una crisis, demasiadas personas y pocos medios de subsistencia. Habrá muertos por hambre, o debido a otras causas, hasta llegar al nivel de población que justifique los recursos existentes producidos.
Es bastante pesimista el asunto. Más aún, posee una conclusión innegable que se sigue con toda lógica de sus dos premisas. Si la población crece a una tasa superior a la de los medios de subsistencia, llegará un punto de crisis inapelable.
Sin embargo, hay un problema con esa conclusión: no ha sucedido ninguna crisis mundial de falta de medios de subsistencia debido a esas dos premisas.
La perfecta y lógica conclusión de la teoría de Malthus no ha tenido una correspondencia en la realidad. Le ha sucedido lo mismo que a las predicciones de Marx: tienen lógica interna (a veces ni eso), pero no suceden. Debe haber algo malo en ellas. Analizar estos casos es un buen ejercicio mental de juicio crítico.
El esquema superficial
Primero, se presupone que el aumento de población sigue una tasa invariable, lineal y sin límite. Lo mismo se presupone para la tasa de crecimiento de los bienes. Todas son lineales y predefinidas, sesgando la conclusión.
No hay apego a la realidad, que no tiene fenómenos lineales indefinidos. Aquí hay un problema serio en las premisas, que no son aceptables.
Segundo, se presupone que la tasa de crecimiento de la población es geométrica y que la tasa de crecimiento de los bienes es aritmética. Son presuposiciones que deben tener un respaldo real, probado con datos y cifras.
Sin esa información, la conclusión es inválida. Y las evidencias que se tienen son opuestas: los bienes no crecen a tasas estáticas tan bajas y la población tampoco crece indefinidamente a tasas tan elevadas. Otro problema serio de las premisas.
Tercero, un cuestión más complicada: supone que la población y los recursos son variables independientes entre sí, que no se afectan uno a otro. Todo indica que sí se alteran uno a otro: las épocas de bonanza y bienestar producen mayor población que las opuestas.
O bien, ahora se ha propuesto que conforme se eleva el ingreso personal por encima de algún nivel, el número de hijos puede descender. Sea lo que sea, no son fenómenos independientes, al contrario. Otro problema más con las premisas.
Examinar la teoría de Malthus tiene sentido porque muchas acciones pueden estar basadas en ella, aún sin darse cuenta. Recuerde usted la promoción de campañas de control natal sustentadas en la idea aceptada de que un factor de subdesarrollo es un crecimiento poblacional grande. Se decía que la economía mejoraría mucho con una población menor. Si eso es cierto o no, es otra cuestión.
Lo que sí es cierto es que la justificación dada por Malthus no es una evidencia sólida para justificar tales acciones.
Globo de ideas relacionadas
Este es el campo de ideas como las tres «estrategias» para la prosperidad, «la mano invisible» de Adam Smith y las soluciones de la pobreza.
Donde también esta la curiosa idea de que los casos de países exitosos no son milagros económicos son milagros políticos.
☞ En el ARCHIVO de lecciones globales hay varios casos que muestran la misma tesis de esta columna.
Conclusión
Pero hay algo en la idea del Malthus que promete y que tiene consecuencia: dice él que la tasa de creación de recursos es aritmética, lo que sabemos que es falso, pero eso hace colocar la atención en la tecnología y el capital: todo eso que permite producir más, mejor y a menor costo.
Es una variable que podemos manejar. En buena parte está bajo nuestro control. Tenemos capacidades crecientes de producción y si permitimos que ellas avancen, el bienestar mejorará. Malthus se equivocó, pero dejó sin querer una clave de progreso. Si somos capaces de facilitar la creación de medios de producción, el bienestar mejorará notablemente.
Todo se ve mejor ahora. La muy pesimista teoría de Malthus, vista desde el otro lado, da una clave: dejar libre a la creatividad de todos. El resultado acumulado será maravilloso.
Notas
El dato de Botero y parte de las ideas de esta columna están en Rothbard, Murray Newton (1995). ECONOMIC THOUGHT BEFORE ADAM SMITH: AN AUSTRIAN PERSPECTIVE ON THE HISTORY OF ECONOMIC THOUGHT. Aldershot, Hants, England ; Brookfield, Vt., USA. E. Elgar Pub. Si se me encomendara una lista de diez libros de lectura obligatoria para quienes tenga interés en estos campos, esta obra ocuparía uno de los primeros lugares.
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[Actualización última: 2022-06]