La acostumbrada observación de que ninguna educación es tan poderosa como el ejemplo es aquí examinada. La conclusión es obvia. Nada existe tan poderoso como la transmisión práctica de ejemplos para crear virtudes y hábitos sanos en quienes comienzan a vivir.

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Introducción: una fábula

El poder del ejemplo es mayor que el de cualquier otro tipo de educación. La realidad es mejor profesora que la de un salón de clases. Y eso lo aprendió muy bien un par de cangrejos, madre e hijo, que un cierto día sostuvieron una curiosa conversación en una playa.

La madre aleccionaba al hijo sobre los modos y maneras de capturar comida, de nadar soportando las olas. Todo iba bien, hasta que la madre conminó al hijo a caminar correctamente. Le dijo, «¡Ay, hijo mío! Cuánto mejor te verías caminando derecho, hacia adelante, con determinación y firmeza, en cambio, caminas de lado, de manera curiosa y que no va contigo ni con lo que tu padre y yo esperamos de ti».

Dicho eso, el hijo se sintió mal. Aunque era un pequeño cangrejo muy adelantado para su edad, entusiasta y de mente brillante, lo que su madre le dijo produjo un gran desánimo. Lo pensó unos minutos, y respondió, »¡Ay, madre! Cuánta razón tienes, quizá quieras ayudarme en este menester y mostrarme también con tu ejemplo, cómo caminar hacia adelante».

Por supuesto, la madre hizo intentos, muchos de ellos. Todos en vano y admitió al final a su hijo que no podía ella enseñar lo que no hacía. El cuento es de Esopo, una de sus fábulas, o al menos de la colección que a él se atribuye. Saque usted la moraleja que quiera.

Padre e hijo
«Padre e hijo» by Tonymadrid Photography is licensed under CC BY-NC-ND 2.0.

Educar con el ejemplo

La fábula, desde luego, muestra la vitalidad que tiene el ejemplo en situaciones familiares y el bien o mal que causa en los hijos. Pero esto todos lo saben y hay que dar un paso o dos adelante de eso que es tan obvio y tan verdadero.

Creo que es real el aceptar que existen otras fuentes de ejemplos, de los que las personas nos nutrimos, especialmente los de menor edad. Son las personas célebres, las de fama, las que aparecen en los medios con frecuencia. Lo que ellas hacen y dicen tiene consecuencias.

Si acaso un futbolista mete un gol con la mano y se vanagloria de haber engañado al árbitro, eso es un ejemplo. O lo que diga y predique un influencer puede ser tomado como ejemplo a seguir.

Ejemplo de lo que quizá no debe hacerse, pero ejemplo al fin. Demasiados aprenderán una lección, la de que ser fraudulentos obtiene resultados. El fútbol está lleno de estos ejemplos de jugadores a los que los aficionados admiran, pero que durante el juego dan ejemplos terribles. Y eso tiene consecuencias. Malas, pero consecuencias. Han educado con el ejemplo erróneo.

Lo mismo sucede con los gobernantes en cualquier nivel. Cuando se ve que un gobernante obtiene una riqueza inexplicable y el que antes se quejaba de falta de dinero ahora goza de varios autos de lujo. Ese personaje debe también ser entendido como un profesor que en su clase enseña a los alumnos lo bueno que es la corrupción.

📌 El punto es mostrar como cada uno de nosotros es un profesor de escuela, uno que educa con el ejemplo. No estamos en un salón de clase, pero andamos por todas partes dando clases a todos los que nos rodean. A todos. El jugador de futbol puede enseñar a otros cómo ser un jugador limpio y caballeroso, pero también puede enseñar cómo engañar al árbitro y dar patadas sin que se note.

Igual que los padres enseñan a los hijos con el ejemplo, los gobernantes hacen lo mismo con su conducta. Cada acto de corrupción de un policía de tránsito es una clase particular que él da a alguien, exaltando las bondades de la deshonestidad. Cada acto de corrupción de los políticos de gran jerarquía es una lección nacional al país, como si en el pizarrón el maestro escribiera: «cometer fraudes es bueno, hazlo tú también».

Ejemplos notables

Pero una mención especial merecen otros personajes cuyo papel los hace crear expectativas más altas que el resto. Unos de ellos son los gobernantes, de los que se espera una conducta no estándar, sino ejemplar. Pero también existen otros personajes que esas altas expectativas, como los maestros, los ministros religiosos, los jueces, los policías.

Es razonable pensar que una persona es cualquiera de esas posiciones sea alguien con más altos estándares que el resto. Si encuentro una mala conducta en el chofer de un camión, eso no sorprende tanto como encontrar una mala conducta en un juez, o en un sacerdote. Es decir, hay personas que deben aceptar que su mal ejemplo puede ser en verdad dañino.

Es un asunto de supervivencia: la comunidad en la que predominen esos malos ejemplos será educada de tal manera que será debilitada y eventualmente desaparecerá en medio de la depravación.

Madre e hija
«Madre e hija» by Inti is licensed under CC BY 2.0.

El otro salón de clases

El educar con el ejemplo tiene una sede principal en la familia, que es donde viven las personas y a diario se conducen. La educación con el ejemplo inicia en casa, cuando en ella se respetan reglas de sentido común.

Cuando la madre enseña a los hijos a decir «gracias» y «por favor», si ella lo acostumbra siempre. Cuando el padre llama la atención al hijo por bajas calificaciones o por haber llegado más tarde de lo prometido, si él tampoco llega tarde y cumple con sus deberes.

Como escribí en 1996:

«La moral se enseña en casa. Da inicio el día en el que la madre explica al hijo la razón por la que no dio vuelta en lugar prohibido. Da inicio cuando el hijo ve que la madre devuelve a la cajera el dinero equivocado de más que le dio en el cambio de su compra. Da inicio cuando se exige levantarse para ir a la primera clase aunque sea muy temprano».

Los padres educan con ejemplos

Es el ejemplo continuo el que educa. Por ejemplo, cuando las compras se hacen considerando los ingresos, cuando se devuelve la billetera encontrada que otro perdió, cuando los padres se ayudan entre sí y hay disciplina y trabajo. Cuando los caprichos son castigados y se enseña la diferencia entre lo bueno y lo malo.

Las conductas instintivas, constantes y habituales de los padres es la real y duradera educación con el ejemplo. Si eso no sucede en casa, no hay escuela que lo remedie, ni iglesia que lo solucione. El hijo a quien se regaña sin motivo, a quien se quita de encima con una tablet, a quien no se castiga ni disciplina, pierde la educación perdurable que da el ejemplo cotidiano.

Con el ejemplo mismo, sin necesidad de palabras, con el ejemplo se enseña a los hijos que aunque todo puede hacerse, no todo debe hacerse, que existen muchas ocasiones de sacrificio personal. Que es malo robar exámenes, copiar y plagiar trabajos de otros, beber demasiado, tener relaciones sexuales antes del matrimonio, consumir drogas. Que es bueno ahorrar, trabajar, esforzarse, estudiar, pensar antes de hacer.

Conclusión

Educar con el ejemplo es, al final de cuentas, una responsabilidad de todos, con algunos aspectos notorios.

🔴 Los personajes públicos y celebridades, por la visibilidad que tienen, poseen una responsabilidad de amplia cobertura.

Pueden ellos influir en mentes aún en formación actuando como ejemplos dignos de imitación, pero también como influencias que distorsionan a la educación general.

🔴 Entre círculos de amigos, compañeros de trabajo, socios de clubes, salones de clase, la conducta de cada persona funciona de la misma manera.

Todas ellas educan al resto con su ejemplo, especialmente quienes ocupan posiciones de influencia, como profesores y maestros.

🔴 La responsabilidad principal, sin embargo, recae en los padres por su constante e íntimo contacto con los hijos. A diario, en cada acto de cada hora, mandan un mensaje de educación con el ejemplo.


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