Dos buenas ideas que, si se llevan a extremos, resultan malas, muy malas. ¿Qué son racionalismo y empirismo? La confianza en la razón y experiencia humanas es positiva, pero no es lo único en lo que debe confiarse.

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Introducción

📌 El Racionalismo tiene una significación sencilla de comprender. Su definición diría que se trata de una manera de pensar que considera a la razón humana como el más alto, supremo y único criterio de la verdad: lo que no se conozca por medio de la razón no es parte de la verdad y resulta ser algo sin valor. Por su parte, el empirismo solo confía en lo percibido por los sentidos físicos.

«En la teoría del conocimiento, el racionalismo es la tendencia que reconoce la razón como única fuente del auténtico conocimiento, por oposición al empirismo, que considera que la única fuente del conocimiento es la experiencia sensorial». filosofía.org.

Viendo a los dos en conjunto:

«El racionalismo y el empirismo son escuelas de pensamiento que buscan explicar la forma en que los seres humanos adquieren el conocimiento, pero tienen filosofías fundamentalmente opuestas. Mientras el racionalismo afirma que la fuente del conocimiento es la razón, el empirismo alega que es la experiencia sensorial». diferenciador.com

Empirismo y racionalismo

Se tienen, por tanto, dos formas de pensar para lograr el conocimiento.

🔴 Racionalismo. Esta es la posición intelectual «que considera a la razón como la principal fuente y prueba del conocimiento. Sosteniendo que la realidad misma tiene una estructura inherentemente lógica, el racionalista afirma que existe una clase de verdades que el intelecto puede captar directamente».

Los racionalistas suponen que existen en la realidad principios racionales que negarlos sería absurdo, como es claro en la Lógica y las Matemáticas. La confianza para obtener conocimiento debe ponerse en la razón.

🔴 Empirismo. Esta otra posición intelectual apunta que «todos los conceptos se originan en la experiencia, que todos los conceptos se refieren a cosas que pueden experimentarse o son aplicables a ellas, o que todas las creencias o proposiciones racionalmente aceptables son justificables o conocibles solo a través de la experiencia».

La idea general es que el conocimiento que se tiene solo puede venir de la experiencia, es decir, de los sentidos. Es un conocimiento a posteriori, obtenido mediante los sentidos en experiencias y observaciones.

Pierre Curie: Laboratory
«Pierre Curie: Laboratory» by rosefirerising is licensed under CC BY-NC-ND 2.0.

Empirismo y racionalismo: el problema

En el uso cotidiano que pueden tener las dos palabras, revela un apego absoluto a lo que puede producir la razón por sí misma, o bien a lo que la razón puede comprender de la realidad captada por los sentidos y la experiencia.

¿Quiere la persona tener conocimientos, encontrar la verdad? Entonces tiene a su disposición esos dos métodos, la razón y la experiencia, con una posible sana mezcla de ambas ideas. Esto plantea un problema fascinante. ¿Son ellas las únicas formas de conocer o existen otras?

En una postura extrema, el racionalismo y el empirismo, a pesar de rivalidades entre ellos, acarrean la idea de que la verdad solo podrá ser conocida por su conducto. Únicamente la razón y la experiencia son confiables para saber y conocer. Y no hay más que esos modos. Esto, en su extremo, desecha la posibilidad de la verdad revelada.

Se produce así el desprecio de asuntos espirituales y especialmente, el rechazo a las creencias religiosas y el conocimiento que ellas contienen. Esto ha producido un enfrentamiento entre el empiricismo y el racionalismo en contra del conocimiento que provee la fe religiosa. Se han creado, por eso, dos posturas contrarias.

1. La razón y la experiencia sensible deben ser la única vía de conocimiento válido de la verdad

Esta postura es la entendida por el racionalismo y el empiricismo en su interpretación común. Equivale a desechar cualquier otra vía posible para el conocimiento de la verdad, lo que la coloca en una posición opuesta a la verdad revelada que sostienen las religiones.

Es decir, el los dos, en su extremo, desprecian a la religión y la niegan fuertemente al ser ella imposible de un análisis racional absoluto bajo pruebas científicas. A lo que agregan una confianza extrema en razonamientos que pueden ser especulaciones tentativas o contener errores de lógica.

2. La fe debe ser la única vía de conocimiento válido de la verdad

La posición opuesta es también extrema y mantiene una sospecha perenne de cualquier producto de la razón o la experiencia a las que considera una herramienta peligrosa y hasta opuesta al verdadero camino hacia el conocimiento de la verdad.

El antiracionalismo en su extremo desprecia a la razón, a la experiencia, y sus resultados, de los que desconfía siempre y muy especialmente cuando ellos parecen contradecir verdades que son sostenidas por medio de la fe religiosa.

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«Detail of leaf k6r of an incunable edition of St. Thomas Aquinas’s In duodecim libros Metaphysicorum Aristotelis expositio» by Provenance Online Project is licensed under CC BY 2.0.

Una solución al problema

Entre las dos posiciones extremas se encuentra oculta una suposición no probada, la de la razón y la experiencia como una cualidad meramente humana. Necesariamente pero por motivos diferentes quien desecha a la razón y quien la admira sin reservas, suponen que el poder pensar propio de los humanos es solo una característica de la naturaleza. Para unos es la única herramienta válida, para otros es un instrumento maligno.

Sin embargo, al desechar esa hipótesis común para ambos bandos, es posible dar a la razón un papel más certero. Esta posibilidad pone en aprietos a los que desconfían de la razón y la experiencia, a quienes reta sosteniendo que ambas son un don de Dios dado al hombre, a quien creó a su semejanza. ¿Será posible que Dios haya creado al hombre con una cualidades como la razón y la experiencia sensible siendo ellas malignas en su esencia? No suena correcto.

Este argumento de la razón como un don divino de Dios, desde luego, no altera la posición del racionalista extremo, quien desecha la existencia de Dios por ser imposible de probar racionalmente. Este racionalista no se inquieta ante esta afirmación de la creación del hombre a semejanza divina pues no acepta esa creación, pero sí debe aceptar necesariamente otro razonamiento.

Si la razón es la única manera de conocer la verdad, entonces debe ser aceptado que ella puede conocer esa verdad de inmediato y sin dudas, ni errores. Tanto que el primer ser humano racional debe haber determinado esa verdad con certeza absoluta en su primer acto racional. Habiendo esto sucedido en los albores de la humanidad, ya no existiría necesidad de razonar más pues la verdad sería ya conocida por todos.

Lo anterior, sobra decirlo, no ha sucedido. La razón ha sido usada por los seres humanos, quienes a través del tiempo de su existencia han ido ampliando sus conocimientos y refinándolos. Esta trayectoria continúa en el presente con nuevos descubrimientos que confirman o desechan explicaciones anteriores consideradas ya no apegadas a la realidad. Más aún, si la razón fuera suprema no podrían explicarse desavenencias de pensamiento entre dos personas: ambas tendrían que coincidir en lo mismo.

El racionalista o el empiricista que aplica su mentalidad debe reconocer que no disfruta de la posibilidad de determinar la verdad total en un momento determinado y sin errores. Más bien lo hace en el tiempo razonando, investigando, analizando y sosteniendo productos de la razón que en su mayoría no son exactos ni absolutos. Tiene que reconocer que existen explicaciones mutuamente exclusivas de la verdad. La razón, por su propio ejercicio, se sabe útil e insustituible, pero también sujeta a errores y mejoras futuras.

Un creyente en Dios como autor de la vida estaría en una posición absurda creyendo que la razón, un don divino, es un instrumento por esencia maligno y también, un racionalista extremo cometería un error de razonamiento creyendo que la razón es omnipotente.

Todo lo anterior lleva a concluir que las dos posiciones extremas no son racionales ni religiosas contradicen lo que intentan defender. Y si la rivalidad existe, eso tiene una explicación no sustentada en principios religiosos ni racionales. Sería una cuestión de inquina y animosidad entre ellos. Unos por defender a la religión atacan un don de Dios  y los otros por defender a la razón cometen un error de raciocinio.

Conclusión

En 1936, el New York Times sostuvo que jamás un cohete podría salir de la atmósfera terrestre; en 1895 un experto científico aseveró que no podrían volar los objetos más pesados que el aire. Dos pensamientos que pretendían una correspondencia entre lo expresado y lo real, y que fueron erróneas: su razón se equivocó, como ha sucedido infinidad de veces que han sido posibles de corregir con el uso de la razón sin garantía de dejar de cometer errores.

El énfasis en las ideas del racionalismo y el empirismo, cuando se consideran los únicos medios de conocimiento verdadero, producen el olvido de los asuntos espirituales que también son humanos. Y son, también, una forma de arribar a la verdad. Jugando en conjunto, ellos se acercarán más a ella que de manera separada.


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