Los ataques a la propiedad privada producen miseria y pobreza. Ella debe ser protegida en hecho y derecho de la variedad de violaciones que puede sufrir.
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Introducción
¿Son los impuesto excesivos ataques a la propiedad privada? ¿Lo es un plan económico por el que un gobierno frena la utilización de capitales privados en ciertas industrias?
La respuesta de Say es afirmativa y, peor aún, esos asaltos a la propiedad privada impiden el progreso de la sociedad a la que pretenden ayudar.
Los argumentos en defensa de la propiedad privada son abundantes, pero no demasiadas veces se da una definición de las violaciones del derecho de propiedad.
📌 Say define esos ataques a la propiedad privada señalando que así deben clasificarse los obstáculos que impiden al propietario usar su propiedad como él lo desea.
La idea de Say define y amplía eso que constituye las arremetidas en contra de la propiedad privada. Dan así un panorama más vasto y real de medidas que toleramos sin darnos cuenta que socavan el mayor de todos los incentivos para progresar.
📕 Esta es una idea en la obra de Say, Jean Baptiste, Tratado de economía política [1841]. México. Fondo de Cultura Económica, capítulo XIV, «Del derecho de propiedad», pp. 116 a 120. Esta obra fue publicada originalmente en 1803.
Propiedad, varias ideas
Comienza Say su exposición hablando de los diferentes puntos de vista con los que puede verse la propiedad privada.
La Filosofía estudia sus fundamentos. Las leyes establecen las reglas de la transmisión de la propiedad privada. La ciencia política muestra las garantías de ese derecho.
Y en lo que se refiere a su materia, la economía política ve a la propiedad como el más vigoroso de los instrumentos para la generación de la riqueza. Sin ella no hay progreso.
Propiedad de hecho y derecho
El sentido práctico del autor se muestra cuando afirma que sería inútil tener leyes que la protejan si en la realidad ello no sucede en la experiencia cotidiana. Es decir, si el Estado no tuviera capacidad para combatir el latrocinio, o si él mismo ejerciera esa bandidaje.
La propiedad no existe cuando ella está contenida solo en las leyes y no en la realidad de la vida diaria.
📌 La propiedad, para serlo en verdad, debe estar en el derecho, pero también en el hecho. Esta es la única manera de que el trabajo obtenga su recompensa final y se logre el mayor provecho de la tierra y de los capitales.
Propiedad, otras precisiones
Continúa el autor hablando de verdades en extremo indudables, como la planteada por los siguientes cuestionamientos. Así se ayuda para examinar más tarde los ataques a la propiedad privada.
- ¿Quién ignora que el más grande de los incentivos para hacer valer a las propiedades es la certeza de disfrutar lo que ellas producen?
- ¿Quién sabe mejor que su propietario el partido que puede sacársele a sus propiedades?
Las respuestas son obvias y todos las conocen.
Pero a pesar de ser esas cosas tan evidentes y claras, muy a menudo las desdeñamos y con pretextos débiles permitimos su violación.
Deberíamos indignarnos por causa de esa falta de sentido, pero eso es justificado por quienes no sufren por el daño. Pocas personas son las que reaccionan en contra de lo que no las lastima directamente.
«El sistema de propiedad privada es la garantía más importante de libertad, no solo para quienes poseen propiedades, no menos también para quienes no las poseen».
— F. Hayek
«La teoría del Comunismo puede ser resumida en una sola frase: abolir toda propiedad privada».
— Carlos Marx
Ataques a la propiedad privada
No están las propiedades seguras cuando un opresor tiene la capacidad de retirar la propiedades de sus legítimos dueños, sin que medie acuerdo libre, ni consentimiento alguno.
Pero la propiedad puede ser violada de otras maneras, dice Say, no únicamente cuando se les es retirada. Y es aquí cuando el autor nos amplía la visión de la propiedad privada.
Violaciones a la propiedad privada
La propiedad puede violarse tomando el producto que cualquier propietario debe a sus tierras, a sus capitales, o a su trabajo.
La propiedad se viola poniendo frenos al libre uso de las propiedades, pues las leyes establecen que la propiedad implica el derecho de uso.
Igualmente, la propiedad es violada cuando se obliga a un propietario a cultivar algo, o a impedirle hacer cierto cultivo. Cuando se fuerza cierto modo de cultivo, o se prohibe.
También se viola la propiedad cuando se niegan ciertos usos del capital o maneras de invertir. Cuando se prohibe la construcción sobre sus tierras, o se le impone una manera de construcción.
Hay violación del derecho de la propiedad cuando después de invertir en una cierta industria la autoridad prohibe esa misma industria. O se le imponen impuestos tan grandes que son iguales a los de una prohibición.
Es violación de la propiedad el prohibir el uso de las facultades humanas y la aplicación de sus habilidades y talentos, a excepción de cuando ellos son usados en contra de los derechos de terceros.
Viola a la propiedad el hacer que un hombre se dedique a ciertas actividades cuando él considera de más provecho dedicarse a otras labores, por ejemplo, obligándole a realizar un servicio militar.

El orden social protege a la propiedad
Dice Bastiat ahora que reconoce que el mantener el orden de la sociedad, lo que es una garantía de la propiedad, está por encima de ese derecho.
Sin embargo, afirma que el orden de la sociedad no debe servir como justificación de la violación de eso mismo que trata de proteger. El mantener el orden social no equivale a justificar los abusos de la autoridad.
Son ataques a la propiedad privada las contribuciones públicas, incluso siendo voluntarias. Esas contribuciones tienen su origen en las tierras, los capitales y los trabajos de los ciudadanos y esta es la causa por la que en caso de rebasar las cantidades indispensables se convierten en robo.
Hay casos poco comunes en los que es conveniente tener una intervención entre el propietario y su propiedad, como el de la esclavitud, la afectación de fuentes de agua, o la explotación de minas. Pero reconociendo que se tendría más provecho manteniendo el respeto al propietario que teniendo el provecho de unas minas más.
Si acaso se necesitase una expropiación por un motivo imperioso, siempre debe mediar la indemnización.
La autoridad misma debe proteger a los propietarios de los expoliadores, castigando fraudes, ventas engañosas, terrores religiosos, rapacidad guerrera y actos de ladrones. Sin esa protección es imposible que los humanos desarrollen sus facultades propias y de sus bienes.
📌 Es por esto que las naciones que han progresado lo han hecho bajo el gobierno de poderes respetuosos de la propiedad. Los ataques a la propiedad privada son frenos a la prosperidad.
Los pueblos civilizados deben a ese respeto no solo su producción de bienes para satisfacer necesidades materiales, sino también el progreso de sus artes y entretenimientos.
Sin el respeto a la propiedad no podrían elevarse los espíritus ni realizarse la esencia humana.

Mansuetti: 5 enemigos de la propiedad privada
Según Alberto Mansuetti la propiedad tiene los siguientes cinco enemigos. Una idea que complementa la anterior.
Primer enemigo de la propiedad privada: confiscaciones, expropiaciones e invasiones
Invadiendo cada vez más esferas privadas —agro, industria, banca, educación, deporte, medicina, arte y cultura, ciencia—, los Gobiernos se atribuyen demasiadas funciones.
Así, incurren en demasiados gastos, y se arrogan demasiados poderes.
El gasto público excesivo lleva a los impuestos excesivos, un asalto a la propiedad privada.
Y cuando los impuestos no alcanzan, los Gobiernos recurren a la deuda pública, un impuesto diferido para el futuro. O a la inflación, un impuesto disfrazado.
El poder excesivo lleva a las confiscaciones de empresas, activos y otras propiedades privadas. O a tolerar y aún a fomentar invasiones privadas de propiedades privadas.
Segundo enemigo: regulaciones limitativas y otras leyes malas
El poder excesivo también lleva a las ordenanzas arbitrarias, disfrazadas de leyes, que de la propiedad dejan sólo una apariencia.
Tú eres el dueño en tu casa, y dispones libremente, ¿cierto? Supongamos que mañana las leyes decidan hasta qué hora se quedan las visitas.
O cuáles pueden ir o no, o qué reuniones pueden o no haber y en qué horarios. O qué se cocina y cuándo se hace limpieza.
Esas intromisiones gubernamentales en la vida doméstica, ¿serían contrarias al derecho de propiedad …?
Pues igual con las intromisiones en la vida económica: controles de precios y salarios, de cambios, prohibiciones y restricciones al comercio exterior, leyes “protectoras” que garantizan privilegios, leyes del trabajo que protegen la vagancia y matan empleos, y leyes penales que estimulan el crimen. Son las leyes malas.
Las leyes malas provienen de considerar como Ley toda orden del Parlamento, así sea contraria a la justicia, a la equidad, a la razón o a la realidad.
Y de considerar a la voluntad de la mayoría como norma suprema e inapelable, contra la cual no valen argumentos racionales ni derechos naturales.
Constituyen perversiones de los conceptos de Ley y de democracia. Y cuando estos conceptos ya no sirven, y la razón se ha perdido de vista, ¿qué queda? La violencia desnuda.
Tercer enemigo: inseguridad e injusticia
La inseguridad reinante en calles y campos, y la falta de justicia en los tribunales, también representan agresiones contra la propiedad privada.
Como en general el abandono por los Gobiernos de las funciones naturalmente propias del Estado —seguridad, justicia, obras públicas—, descuido que resulta de atribuirse demasiadas funciones.
Así como las obras públicas aumentan el valor de nuestros inmuebles y demás propiedades, su deterioro o ausencia le disminuyen. Y lo mismo pasa con el abandono o descuido de las funciones de policía y justicia.
Cuarto enemigo de la propiedad privada: conceptos engañosos
Tal vez el mayor peligro para la propiedad privada son los disparates. «La propiedad es un robo» dijo el socialista Proudhon, y los ladrones saltaron de alegría.
«El medio es el mensaje» dijo MacLuhan, y ya nos despreocupamos de si los mensajes tienen o no sentido.
«Lo que cree la gente» toma el lugar de la realidad objetiva como criterio de verdad, y vivimos presos de las modas y opiniones cambiantes, y del relativismo.
Ejemplos de conceptos engañosos: democracia «real»; desarrollo «sustentable» (o endógeno ¿?); deuda (o justicia) «social»; responsabilidad social empresarial.
Son conceptos vagos y difusos, equívocos, y con varias interpretaciones (y torcidas muchas de ellas), propios del pensamiento flojo.
Abren inmensas puertas a toda suerte de torpezas, caprichos y abusos, con base en la errónea suposición de que los Gobiernos son intelectual y moralmente superiores a nosotros, conocen mejor que nosotros nuestros intereses y necesidades.
Y, por tanto han de dirigir nuestras vidas, acciones y conciencias, y disponer a su antojo de nuestras propiedades.
Quinto enemigo de la propiedad privada: abandono de la razón como criterio de juicio y conducta
Mientras se guarde el puesto de la razón como superior criterio de apelación y examen, los conceptos engañosos no pasan.
Y mientras haya tiempo y ganas de pensar, y no maten por completo las frases efectistas a las razones, las imágenes a las palabras, las emociones a las evidencias, y los sentimientos a los hechos, aún queda esperanza.

Resumen
La defensa de la propiedad privada es un pilar fundamental para el progreso social, según Jean Baptiste Say.
Sin embargo, Say amplía la concepción tradicional de lo que constituye un ataque a este derecho, abarcando no solo la expropiación directa, sino también cualquier obstáculo que impida al propietario usar su propiedad como desee.
Esta perspectiva revela que muchas acciones gubernamentales, a menudo toleradas, socavan el incentivo más poderoso para la generación de riqueza.
Para Say, la propiedad no es solo un concepto legal. Debe existir tanto en el derecho (en las leyes) como en el hecho (en la realidad cotidiana). La ausencia de protección efectiva contra el robo, o incluso la acción depredadora del propio Estado, anula el derecho de propiedad.
Es crucial que el propietario tenga la certeza de disfrutar los frutos de su trabajo y la libertad de usar sus bienes como mejor le parezca, ya que nadie más conoce mejor el potencial de su propiedad.
Las violaciones a la propiedad privada, más allá de la mera sustracción, incluyen: la toma de los productos del trabajo, la tierra o el capital; la imposición de restricciones en el uso (como prohibir ciertos cultivos o inversiones); la prohibición de industrias o la imposición de impuestos tan onerosos que equivalen a una prohibición; y la restricción del uso de las facultades humanas y talentos, salvo que dañen derechos de terceros.
Incluso las contribuciones públicas, si exceden lo indispensable para mantener el orden social (que es la garantía de la propiedad), se consideran una forma de «robo». Say reconoce que el orden social es primordial, pero advierte que no debe justificar abusos.
Complementando la visión de Say, Alberto Mansuetti identifica cinco enemigos de la propiedad privada mencionados antes.
📌 En resumen, el respeto a la propiedad privada, en su sentido más amplio (derecho al uso y disfrute libre de los bienes y talentos), es el motor del progreso material, artístico y humano. Su violación, sea por expropiación, impuestos excesivos, regulaciones restrictivas o incluso la imposición de ideas engañosas, frena la prosperidad y socava la esencia misma de una sociedad civilizada.
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