La supervivencia de la democracia y, por tanto, de la libertad necesita diversidad de medios de comunicación. Pero también, ciudadanos bien informados. La democracia necesita opinión pública.

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Introducción

Una gran diferencia entre la democracia y el totalitarismo es su estructura de medios de comunicación. Y el interés en los asuntos públicos, necesario en la democracia, es muy pobre entre los ciudadanos. 

Este es el tema de Sartori, especialmente la multiplicidad de los medios de comunicación como uno de los rasgos esenciales de la democracia defensora de la libertad.

Con el problema adicional de una opinión pública escasamente interesada en los asuntos públicos y que afecta a las democracias actuales.


📕 La idea contenida en esta carta fue encontrada en la obra de Sartori, Giovanni, ¿Qué es la democracia? México. Editorial Patria, capítulo V, «Opinión pública y democracia gobernante», Nos 4 y 5, pp, 65-71.


📍 La idea de que la democracia necesita de una opinión pública competente pone sobre la mesa ideas acerca del problema de la educación a medias y de la educación incompleta, así como el dilema de la educación dogmática.

Opinión pública y democracia

Comienza el autor esta parte de su libro diciendo que la opinión pública es aplicable solo dentro de un sistema democrático. La opinión pública, a su vez, está sostenida en tres supuestos:

  1. libertad de pensamiento,
  2. libertad de expresión y
  3. policentrismo de los medios.

Libertad de pensamiento

La libertad de pensamiento es sencilla de explicar. Ella demanda la posibilidad de que las personas tengan acceso a las fuentes de información que deseen, pero también que ellas puedan desechar las que no desean.

Es el ejercicio de control personal de los medios de información. Aquí, Sartori coloca una advertencia.

Esa libertad de pensamiento no tiene mucho sentido si ella no está guiada por el ansia de la verdad, de lo verdadero en lo sucedido, de lo verdadero en los razonamientos.

Sin esta apetencia por la verdad, la libertad de expresión se torna un simple derecho a engañar y falsear.

También, la libertad de pensamiento requiere de un ambiente seguro, más allá de lo que la ley garantiza.

Puede ser que existan ambientes en los que existe temor y miedo en la libertad de pensamiento. Ocasiones en las que la opinión independiente, fuera de la ortodoxia dominante, hace de lado a la persona y margina el pensamiento original creando un ambiente intelectual estacionario y atrofiado.

Libertad de expresión y policentrismo de medios

De la libertad de pensamiento sigue la libertad de expresión que es la capacidad para difundir lo que alguien piensa.

Dentro de la libertad de expresión se encuentra la organización de esa propagación de ideas, especialmente dentro de una estructura de comunicación de medios masivos.

Dentro de una democracia existen por naturaleza varios medios, diversos centros de emisión. Esto es una estructura policéntrica esencial a la democracia.

Esto debe ser reconocido, sobre todo ante una estructura opuesta dentro de las dictaduras y sistemas totalitarios, donde esa estructura es monocéntrica.

Medios en la democracia y en el totalitarismo

Sí, los medios de las democracias merecen muchas críticas, pero eso no obsta para reconocer que existen diversos medios en ellas y que esa diversidad no es propia del totalitarismo.

En este tipo de régimen dictatorial, los medios masivos son monocéntricos y monocromáticos, todos dicen lo mismo. Más aún, las escuelas en los sistemas totalitarios hacen que no exista diferencia entre educación y propaganda política.

Dentro de una dictadura, adicionalmente, se tiene un sistema cerrado de comunicación en el que no hay contacto con el exterior. Lo que hacen los medios de comunicación dentro del totalitarismo es meterse a la vida privada y aniquilarla.

Los totalitarismos han fracasado notablemente, pero sin duda hay que señalar que ellos también han fallado en la creación del «hombre nuevo» que perseguían crear, produciendo en su lugar personas atrofiadas, que permanecen en la mentira porque en ella nacieron y en ella han vivido toda su vida. Allí no puede existir una opinión pública.

Hay una diferencia entre la opinión publica que es producida por el policentrismo de la democracia y las opiniones que difunde el monocentrismo del totalitarismo, donde no existe la idea de una opinión del público.

¿Ciudadanos informados? No realmente

Después de algunas consideraciones no tratadas en este resumen, el autor entra al tema de lo que llama «la base de la información».

📌 Esto es el asunto de si los ciudadanos de un país están o no lo suficientemente informados de los asuntos públicos. La respuesta es negativa. El conocimiento de las grandes masas de ciudadanos sobre asuntos públicos es mínimo y pobre.

El punto importante es tratar de explicar ese desinterés y esa falta de conocimiento del ciudadano. El asunto es viejo y se explicaba antes viendo el nivel de educación, decidiendo, por ejemplo, que quien no sabía leer no podía votar.

Ciudadanos sin información, otras precisiones

La hipótesis es la creencia de que la educación eleva el interés en las cuestiones públicas, lo que ha resultado falso.

Hay que buscar la explicación en otras partes. Aquí Sartori habla de tres puntos sobre los procesos de difusión de información.

Uno de ellos es el de la carencia de información suficiente, a la que no acepta pues si algo existe es información que nos anega. Otro de ellos es la parcialidad de los medios, lo que puede anularse viendo la diversidad de opiniones que existen.

📌 El asunto más serio es el de la pobreza cualitativa de la información, algo que la televisión hace peor. El hecho es que los aumentos en los niveles de educación no han producido más interés en los asuntos públicos.

Una de las razones es la del costo de la información. Adquirir información sobre cualquier tema tiene costos para quien difunde la información y para quien la recibe.

Por eso es que existen segmentos con especialidades de conocimiento, uno de los cuales es el conocimiento político. La educación en sí misma no iguala el conocimiento de las cuestiones políticas.

Una cosa es estar informado y otra es ser competente. Puede tenerse cierto nivel de conocimiento sobre asuntos públicos, lo que no significa que se posea competencia sobre el tema.

Dice Sartori que es común encontrar casos de salidas del tema de competencia propio a temas ajenos, con la consecuencia de una caída estrepitosa en el razonamiento.

Pedir a un gran científico que opine sobre asuntos ajenos a su campo, en especial acerca de política es crear testimonios falsos. No es razonable esperar que el gran experto en un campo sea también lo sea en otro que no es de su especialidad.

El remedio está en una educación que incluya una mayor instrucción sobre asuntos públicos, pero no solo limitar eso a cuestiones informativas, sino muy importantemente a generar dominio en esas cuestiones.

En resumen, la democracia necesita opinión pública

La pequeña parte de la obra de este autor, examinada aquí, tiene dos partes sustanciales que merecen ser estudiadas en el esquema de la democracia.

Los medios en una democracia

Primero, la llamada de atención sobre la estructura de los medios masivos en una democracia.

Necesariamente debe ser una estructura diversificada, con medios independientes, en un sistema policéntrico. De lo contrario estaríamos dentro de un sistema totalitario, donde ese sistema es monocéntrico.

Opinión pública sin conocimiento

Segundo, otra llamada de atención. La opinión pública en una democracia necesita de un conocimiento de los asuntos públicos y para eso se creyó que era suficiente tener mayores índices de información, lo que no resultó cierto.

Se requiere no solo información, sino una educación que cree competencia en esos asuntos.


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[Actualización última: 2023-07]