Los dos, Jorge y George, tienen ideas que combinadas exponen la posibilidad de modificar el pasado. Y hacerlo para beneficio del poder. Una forma de totalitarismo.
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En breve
La columna combina las ideas de Borges y Orwell para advertir sobre la manipulación del pasado. Borges señala que modificar un hecho pasado anula infinitas consecuencias, mientras que Orwell afirma que «quien controla el pasado controla el futuro, y quien controla el presente controla el pasado».
Aunque no se pueda viajar en el tiempo, el pasado puede alterarse cambiando su historia conocida. Los poderosos, como ilustra la damnatio memoriae romana o la novela 1984, pueden reescribir el pasado (creando mitos, héroes o villanos) para justificar sus acciones presentes y moldear el futuro a su antojo. Esta alteración de la percepción histórica es una herramienta para ejercer control y poder.
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Introducción
Jorge Luis Borges, en uno de sus cuentos, escribe algo que es un mensaje considerable. En sus propias palabras.
«Modificar el pasado no es modificar un solo hecho; es anular sus consecuencias, que tienden a ser infinitas».
Quizá la frase sea de inmediato comprendida como una notificación severa: si viajas al pasado y cambias algo, eso tendrá consecuencias sinfín en tiempos siguientes. La idea del «efecto mariposa» es una buena forma de describir esa manera de entender lo dicho por el autor y, bien ilustrada en la novela de Bradbury.
Pero hay otra posibilidad de comprensión de esas palabras. Sabemos que, al menos hasta ahora, viajar al pasado no es una realidad. Pero, ¿qué sucede si se cambia el pasado conocido? Por ejemplo, suprimir de la Historia a la Revolución Francesa.
Esa posibilidad nos lleva a otro autor, George Orwell. En sus propias palabras.
«Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado».
El mensaje combinado de Borges y Orwell
Uniendo la idea de Jorge con la de George, se entra en una posibilidad fascinante.
Modificar el pasado
Cambiar una pieza del pasado no es una sustitución simple de partes, sino el comienzo de una reacción de cambios siguientes, posiblemente crecientes. Un solo y pequeño cambio en el pasado irá ampliando sus consecuencias conforme pase el tiempo.
Por ejemplo, un viajero al pasado que evita que Julio César fuese asesinado alterará notablemente la historia siguiente. No es posible conocer si quizá ese hecho habría cambiado el descubrimiento de América. O si cambiar la sopa que un día comió un campesino visigodo habría producido que el iPhone se inventara antes.
La tentación inevitable
Siendo cierto lo anterior, cualquiera puede plantearse la posibilidad de cambiar intencionalmente el pasado con el propósito de modificar el presente y hacerlo mejor. Como, por ejemplo, evitar que Hitler o Stalin llegasen al poder (con el riesgo desconocido de que eso empeorará aún más la situación).
Si no puede viajarse al pasado, el problema es si aún así puede modificarse. La respuesta es sí. Sí puede cambiarse, al menos por la vía de cambios en la historia del pasado. Con ese conocimiento modificado intencionalmente del pasado se cambiará el presente y, por tanto, el futuro.
La situación está ilustrada en la novela 1984. Con el objetivo de mantener el poder, las autoridades modifican la información del pasado. Por ejemplo, son cambiadas las noticias de hace años, para poder dar la razón al Gran Hermano.
No es algo de tanta fantasía como puede parecer. La damnatio memoriae es una forma de alterar el pasado.
«Los romanos empleaban un término para este derrocamiento social: la famosa damnatio memoriae. Traducida como «condena a la memoria», consistía en borrar todo vestigio y patrimonio de una persona —muchas veces senadores o los emperadores mismos— considerada deshonrosa por el pueblo o por sus enemigos políticos. Pero esta práctica no es una invención romana. Hay constancia de ella en civilizaciones tan antiguas como los hititas o los egipcios. Por ejemplo, la faraona Hatshepsut, esposa de Tutmosis II, que desafió las reglas del momento y reinó durante un largo y próspero periodo, sufrió este castigo. Incluso borraron su nombre de la Lista de los Reyes». unav.edu. Énfasis el el original.
Para pensarse…

Cambiando el futuro
📌 El aviso de Borges y Orwell es claro. Alterar la percepción del pasado es una forma de alterar el futuro real y lo puede hacer quien controla el presente o ejerce una influencia notable.
Por ejemplo, los poderosos pueden crear un mito nacional, el de una gran civilización nacional idealizada antigua, que le ayude a justificar medidas políticas presentes y configurar al país en el futuro según sus proyectos. Puede borrar o añadir en la historia datos que sean contrarios o favorables a su ideología.
Pueden crear héroes y villanos, a su gusto y modo, de forma que el pasado justifique lo que hacen hoy y altere el futuro de acuerdo con sus planes.

Conclusión
Jorge y George, Borges y Orwell, unidos, han enviado una alerta: el pasado será alterado por los muy poderosos para modificar el futuro a su antojo y capricho.
Reduciendo la historia del pasado a unos pocos sucesos, simples y fáciles, darán razón obvia a las decisiones que hoy toman a la vista del futuro que desean. La educación pública se presta admirablemente a esta tarea.
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