Una mentalidad más que un método. Un hábito más que un sistema. Una actitud más que un proceso. Aún así, el método socrático puede ser comprendido mejor cuando se examinan sus pasos y, sobre todo, la filosofía que alimenta a todo diálogo.
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Introducción
El método socrático es en realidad un estilo personal de pensar y razonar. Algo que ayuda a la inteligencia y, como dice el autor, es «un antídoto contra la estupidez».
No es un instructivo para hacer preguntas a otros, pero sí es una invitación a usar el cerebro. Una invitación general, a todos, no solamente para los filósofos.
📕 El libro tratado aquí es el de Ward Farnsworth, Socratic Method: A Practitioner’s Handbook, Godine Publisher, David R., 2021.
La actitud de fondo
El método socrático es una manera de reaccionar en una conversación, una actitud que se manifiesta en hacer preguntas a otros o a uno mismo. No cualquier pregunta, sino preguntas duras y de fondo, que por eso con frecuencia incomodan y molestan.
Es hacer Filosofía, esa que llega a fastidiar e importunar. No solo por el tema tratado en el diálogo que se tenga, también porque presiona a usar la inteligencia. Eso produce un efecto, el de ir detrás de más y más repuestas, como un sabueso tras una presa.
Más aún, necesita un elemento vital, el soportar ser interrogado sin reaccionar ásperamente. Aquí no hay cabida a la opción de insultar a quien contradice a uno. Exige pensar y tener juicio crítico. No son hábitos de estos tiempos.
Ni el «apetito por la sabiduría», ni la «tolerancia ante la incomodidad» han sido cualidades de la humanidad, dice el autor.
El problema y la solución del método socrático
El método socrático se enfrenta a una dificultad actual que puede ser analizada en dos elementos.
🩸 Canales y redes de comunicación. Son numerosos, efectivos, eficientes, un gran adelanto que está disponible para todos.
🩸 El problema es su contenido y el efecto que produce en quien se alimenta de ellos. Hay problemas y no son pocos.
La crítica del contenido de esos medios y redes de comunicación es demoledora. Su contenido reclama confirmación y odia la opinión opuesta, usa sentimientos, crea certidumbres simples, promueve la reacción inmediata, utiliza la ira y el enojo.
No es un ambiente que favorezca el discurso razonado, al contrario. La solución es el método socrático por esa cualidad de usar la paciencia, el amor por la verdad, el deseo de saber, educación, humildad y sano escepticismo.
Necesita civilidad y eso no se encuentra fácilmente en los medios y las redes de comunicación.
📌 El autor lo resume admirablemente. «Significa hacer preguntas difíciles sin temor y recibirlas sin ofensa, significa tratar a los retos y a las refutaciones como actos de amistad».
Es la estupidez
Sócrates, en sus diálogos, ilustra un correctivo vital. Si la mente es dejada sin disciplina y liberada de normas, ella se desvía y pierde. Esto es lo que produce la posibilidad de idiotez, lo que crea el llamativo fenómeno de gente inteligente que cree cosas estúpidas.
Esto es lo que trata de remediar este estilo de pensar, de ser y razonar por medio de preguntas que se hacen a otros e incluso a uno mismo.
Los pasos del método socrático
Aunque no son pasos propiamente, pueden verse como componentes de este estilo de obtener conocimiento. Todo comienza con lo obvio y que más suele fastidiar.
1. Hacer preguntas, obtener respuestas
Es la primera parte de la actitud necesaria, la de plantear interrogantes, hacer planteamientos, inquirir sobre definiciones. Se trata de eso que se llama conversación o diálogo, con participación activa.
Esto significa otra cosa también. No es una conferencia, ni una clase en la que un profesor enseña algún concepto. Es un coloquio entre quienes se hacen preguntas que son respondidas. Se interviene y participa activamente, pensando y hablando.
2. La consistencia de las respuestas
Esto es menos obvio y es el corazón del método socrático. Es el examen de la congruencia o consistencia de las respuestas que contestaron las preguntas. Tiene su nombre y se conoce como elenchus.
En el diálogo, las preguntas son respondidas haciendo afirmaciones. Sócrates hace más preguntas o afirmaciones con las que quienes contestan muestran acuerdo, pero demuestra que no son consistentes con lo dicho en primer lugar. Esto fuerza a revisar, afinar e incluso descartar lo afirmado al principio.
No es esto igual a decir que la respuesta dada es falsa, simplemente se presentan nuevas ideas con las que se está de acuerdo, pero que resultan inconsistentes con lo dicho antes. Se acude a mostrar incongruencia en las ideas sostenidas y eso ayuda a entenderlas. Quizá incluso aceptando que no se ha llegado a alguna verdad.
3. El principio de fondo
El diálogo, sus preguntas y respuestas y el examen de congruencia entre las ideas expuestas, ayudan a encontrar eso que está en el fondo de lo que se ha dicho. Un principio general que quizá no cubra todo lo que debe o que cubre lo que no debe.
Por ejemplo, si se dice que el valor es mantener la firmeza propia ante la adversidad, puede decirse que eso no cubre el posible caso de la retirada valerosa y que la firmeza terca puede ser idiota en algunos casos.
4. Uso de ejemplos y casos concretos
No existe solamente un diálogo que se mueve en abstracciones e hipótesis. El método Socrático usa ejemplos de la vida cotidiana que ayudan a comprender mejor los temas tratados.
5. No hay una posición de superioridad
Al contrario, se parte de un reconocimiento de ignorancia propia. No hay pretensión de conocer más, ni de ser un experto. Es un cimiento general de diálogo que prohíbe la soberbia y la pretensión de saber más. Reconocer la ignorancia es ser sabio.
Utilidad
Por impresionante que sea la apariencia del método socrático. Por aburrido y tedioso que parezca a las costumbres de emisión de opiniones fomentadas por las redes sociales. Este estilo de dialogar no es práctico y posible. No tiene elementos esotéricos.
Ward Farnsworth, el autor, muestra esa posibilidad cotidiana con una breve descripción.
Supóngase una situación en la que una persona hace una afirmación cualquiera. Puede, por ejemplo, decir que es verdad que no hay verdades, que los ganadores escriben la historia, o cualquier otra cosa acerca de lo bueno o lo malo. Aquí puede comenzar el diálogo.
🔎 Ahora comienzan las preguntas. ¿Qué significa eso exactamente? ¿Cómo puede justificarse? ¿Qué otras ideas se relacionan con ella? ¿Cómo se llega a esa afirmación? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Cómo demostrar que es verdad? ¿Qué pasaría si fuese falso?
⚠️ ¡Cuidado! En el hacer esas preguntas hay que respetar a la persona porque lo que se cuestiona son las ideas y opiniones, no a ella.
🔎 Ahora debe buscarse consistencia entre las respuestas, poniendo especial atención a las incongruencias. Se persigue mostrar situaciones insatisfactorias que nieguen lo afirmado por la persona con cosas que ella misma ha dicho.
🔎 Sería un error acabar con «tú están equivocado y yo estoy en lo correcto». Se trata de lograr que con lo dicho por el mismo interlocutor él se dé cuenta de inexactitudes, afinaciones posibles e incluso errores. Hacer esto requiere mucha habilidad y amabilidad.
Es amistad
El ambiente en el que se realiza el dialogo es uno de amistad y agradecimiento. Es una acción de ayuda mutua que produce mejora personal. Esto requiere tacto y amabilidad, cuando se agradece la ayuda recibida y la colaboración lograda.
📌 Se trata de terminar siendo más sabio y eso acarrea necesariamente la idea de ser más humilde. Y aceptar que el cimiento de todo es respetar la idea de consistencia y congruencia entre las ideas expresadas. Este es el centro del método de Sócrates.
Por ejemplo, una persona dice X y durante el diálogo dice también Y y Z. El punto ahora es ver si X, Y y Z son congruentes entre sí. Si no lo son, entonces se ha ganado algo. Quizá una de esas ideas sea falsa, quizá todas, pero no pueden ser ellas al mismo tiempo verdad.
Esto hace que quien responde las preguntas sea alguien que soporte ser cuestionado. Esto no es común. Es algo que es en extremo odioso para espíritus inseguros y demasiado sensibles, contagiados por sesgos ideológicos y nociones excedidas de tolerancia.
Un ejemplo simple, la persona dice «es absolutamente cierto que no existen verdades». Se le pregunta si efectivamente no cree que existan verdades objetivas. Ella dice que absolutamente no existen. Entonces si ellas no existen, se le pregunta, ¿si no existen verdades entonces no es una verdad lo que dices que ellas no existen?
Otra posibilidad, en este diálogo muy breve
— Deben existir cuotas de 50% de mujeres en las cámaras de legisladores.
— ¿Crees que los legisladores deban ser personas preparadas que tengan méritos y conocimientos para legislar?
— ¡Por supuesto que lo creo! Los legisladores deben tener calidad.
— Entonces ¿qué haríamos en el caso de una mujer que debido a las cuotas de mujeres desplaza a un hombre que tiene mayores méritos, preparación y conocimientos que ella?
Conclusión
Lo expuesto antes no es una técnica que exponga un proceso analítico de cómo realizar un diálogo productivo. Por un lado, requiere disposiciones personales aptas a una situación en la que pieles demasiado sensibles saltarían entre insultos o reclamos de insensibilidad.
Del otro, es un estilo de pensar que con habilidad puede manejar esos pasos mencionados, especialmente el elenchus.
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