Los delincuentes también piensan y calculan. Toman riesgos y deciden. Un problema que hace concluir que la Economía puede estudiar al crimen y explicar la conducta del delincuente. Los criminales son tan racionales como el resto.
Índice
- En breve
- Introducción
- Criminales racionales, el punto de arranque
- Reducir beneficios, la clave
- Mercados criminales
- Crimen y castigo proporcional
- La variable de la captura
- La economía y los criminales racionales
- El sistema policiaco
- Resumen de Friedman: criminales racionales
- La conducta racional del criminal
- El sorteo al revés del criminal
- Incentivos al crimen
- La solución y la decisión del criminal
- Conclusión
En breve
La columna aborda la criminalidad desde una perspectiva económica, postulando que los criminales son agentes racionales que sopesan beneficios y costos.
La clave para combatirla, según David Friedman, es reducir los incentivos para cometer delitos, haciendo que los beneficios esperados sean bajos. Esto implica entender los «mercados criminales», que funcionan con principios similares a los legales.
Un ejemplo claro es la prohibición de drogas: al elevar los precios y mantener una demanda inelástica, se incrementa la violencia asociada a las ganancias portátiles y no declarables. Para los robos, si bien más ladrones reducen los beneficios, el incentivo permanece si el delito sigue siendo más rentable que otras actividades.
La aplicación de esta lógica lleva a diseñar castigos proporcionales al daño, ajustados por la probabilidad de captura. Una baja probabilidad de detención aumenta el beneficio del crimen, sugiriendo que incrementar la eficiencia policial y la certeza de la pena es crucial.
La columna concluye que la criminalidad es causa de pobreza, no su consecuencia, ya que el daño social total excede los beneficios del criminal y desvía recursos productivos hacia la protección.
14 minutos
Introducción
¿Puede la Economía ayudar a resolver el problema de la criminalidad? La respuesta es afirmativa. Los criminales son racionales.
La Economía es una ciencia del comportamiento humano y ella puede hacer comprender la conducta del criminal, del delincuente. Esa es la idea de David Friedman.
📕 El libro consultado para esta carta fue el de Friedman, David D (1996). Hidden order : the economics of everyday life. New York, NY. HarperBusiness, chapter 20, pp 298-313.
📍 La idea de examinar a la criminalidad bajo el supuesto de que los criminales actúan tan racionalmente como el resto de las personas, lleva de inmediato a la pregunta ¿cómo toman sus decisiones los delincuentes? y al tema del sentido de las penas y los castigos legales.
Criminales racionales, el punto de arranque
El punto de partida de D. Friedman es un enfoque económico al problema de la criminalidad y la inseguridad.
Esto significa partir del supuesto de que los criminales son personas racionales. Ellos buscan los mayores ingresos posibles a los más bajos costos. Igual que el resto de las personas.
Esto, desde luego, tiene una implicación que es clave para el combate a la criminalidad. Su conclusión está en buscar formas que reduzcan y disminuyan los beneficios del criminal. Es decir, alterar a sus incentivos económicos.
📌 No se trata de derrotar al criminal. Se trata de hacer que decaiga su interés en cometer crímenes, de hacer que los beneficios esperados del crimen sean bajos. Un asunto de incentivos.
Reducir beneficios, la clave
📌 El punto central del enfoque económico es hacer que las acciones del criminal no merezcan el esfuerzo. El criminal busca un beneficio personal con sus crímenes. Si ese beneficio se reduce, tendrá él menos interés en realizar crímenes.
Por ejemplo, las puertas de seguridad no detienen al criminal tanto como reducen sus beneficios, pues hacen requerir más equipo y más conocimientos. Además elevan la probabilidad de ser capturado.

Mercados criminales
Hay mercados de actividades legales y también hay mercados de actividades ilegales. Los dos son mercados y funcionan con los mismos principios.
Lo que sigue es una selección de las ideas de D. Friedman que hace eso precisamente, aplicar conceptos económicos al crimen. Allí está una fuente de ideas para combatirlo.
Por ejemplo, hay evidencia que sugiere que las actividades criminales son realizadas por individuos solos o por grupos pequeños independientes.
El gran crimen organizado, de gran escala, es la excepción. Ya que los criminales no pueden acudir a los tribunales legales para dirimir sus conflictos, es la Mafia la que cumple esa función de tribunal entre criminales, resolviendo conflictos y disputas para los que emite veredictos.
El mercado de las drogas
¿La prohibición de las drogas aumenta o disminuye el crimen? Para contestar esa pregunta, debe reconocerse que la prohibición eleva el precio de las sustancias.
Luego, hay que suponer que los adictos van a inclinarse a cometer crímenes con el objetivo de hacerse del dinero para financiar su hábito.
Ahora, todo depende del tipo de demanda de las drogas. Si la demanda de droga es inelástica, eso significa que aumentos fuertes en su precio causarán reducciones pequeñas en su demanda.
Como es lógico pensar en una demanda inelástica de drogas, la respuesta es que la prohibición de drogas sí produce más violencia en la sociedad. Sí, una prueba de que los criminales son racionales.
De hecho, casi todo el precio de la droga se debe a que está prohibida.
Riqueza portátil del crimen
Sobre el tema de las drogas, hay otra consideración. La riqueza de los traficantes es portátil, van con ellos grandes fortunas de efectivo y de sustancias.
Puede ser robada con facilidad, sin que pueda llamarse a la policía para pedir ayuda.
La consecuencia es violencia al intentar robar y al tratar de proteger esas fortunas. Es lo mismo que sucedió con los enfrentamientos entre traficantes de licor durante la Prohibición.
Será lógico suponer que la cantidad de violencia producida por el tráfico de drogas sea proporcional al valor de esas sustancias. Ya que la demanda es inelástica, ese valor es alto.
La consecuencia es un aumento en la criminalidad. Si la demanda fuera elástica, sucedería lo contrario.
El mercado de los robos
Cuantos más ladrones existan, menores serán los beneficios del robo. Cada automóvil tendrá a dos o tres ladrones en espera.
Como en otras industrias, el exceso de producción hace bajar el ingreso, lo que debe causar una reducción en la producción de ladrones. Ya hay demasiados.
📌 Pero, mientras el robo produzca más beneficios que otra actividad, seguirá existiendo el incentivo de dedicarse al robo. Los criminales actúan de manera racional.
Es un hecho que el objeto robado tiene menos valor para el ladrón que para su dueño (el caso del que roba un Piaget y lo vende en mil pesos, un robo ineficiente).
Es por esta razón que se tienen procesos de recompra del objeto robado, como el secuestro. El dueño de lo robado está dispuesto a pagar el monto que para él tiene el objeto y que es superior al valor que tiene para el ladrón, un caso de un criminal racional.
En realidad, esto es un aumento de la eficiencia del robo y hace más común al crimen.
Crimen y castigo proporcional
Pensando en criminales racionales es posible aplicar la idea de la eficiencia al crimen y sobre esa eficiencia diseñar los castigos.
Usando la idea de eficiencia, deberá aplicarse la regla de hacer al castigo del criminal igual al daño que produjo.
De esta manera, los crímenes ineficientes dejarían de cometerse. Sólo se cometerían crímenes en los que el beneficio al criminal fuera superior al daño producido a la víctima.
La variable de la captura
Pero hay un factor adicional. Se sabe que los criminales no son siempre capturados. Este factor es considerado por los criminales racionales en el cálculo de sus beneficios.
📌 Cuanto más baja es la probabilidad de ser capturado, más crece el beneficio del delito. Hay aquí una consecuencia interesante.
Si solo son capturados, por ejemplo, la décima parte de los ladrones, podrían tenerse castigos diez veces mayores. Este sería un aumento importante en los incentivos negativos para combatir al crimen.
En el fondo, esto muestra que existen dos opciones extremas teóricas para el establecimiento de las penas.
- En un lado está la captura del cien por ciento de los criminales.
- Por el otro, está la captura de uno solo y meterlo en aceite hirviendo.
En medio de esos dos extremos imposibles está la solución aceptable.
📌 El principio económico es dar un castigo igual al del daño producido, con la combinación menos costosa de probabilidad de captura y de castigo.
La economía y los criminales racionales
Vayamos ahora a los castigos impuestos a los criminales, donde la Economía puede ayudar.
Supongamos que a un criminal le da lo mismo ir veinte años a la cárcel que jugar a los dados. Si sale un seis lo ejecutan y si sale cualquier otro número queda libre.
Usando esta manera de razonar, podría llegarse a pensar en reducir el presupuesto de policía y capturar y ejecutar a solamente a un sexto de los ladrones. El efecto sería el mismo, pero costaría menos.
Las ejecuciones son un buen sistema, pero, dice D. Friedman, hay otro mejor, el de las multas.
El ejemplo sería el de un condenado a veinte años al que se le ofrece la compra de una reducción de condena a diez años por un millón de pesos.
El sistema policiaco
Por otro lado, el sistema de policía no es uno que sea compatible con incentivos. De hecho es un sistema que se presta a la corrupción, dice D. Friedman.
Si el criminal C es capturado por el policía P, se da una situación paradójica. El policía P tiene en sus manos evidencia que puede hacer condenar a C a pagar una multa de 20,000 pesos. En este caso, P enfrenta una situación difícil.
🩸 Por un lado, puede entregar a C a los tribunales y P aumenta las probabilidades de promoción en su puesto y mayor ingreso futuro.
🩸 Por el otro lado, C le puede ofrecer una compensación en efectivo cuyo monto máximo es de 20,000, igual a la multa, y cuyo monto mínimo es el beneficio de ese ingreso futuro que tendrá P.
Entre esas dos cantidades hay un punto en el que ambas partes pueden salir beneficiadas si llegan a un arreglo.
La policía, por tanto, no es un sistema que se preste a incentivos, pues pide hacer algo que es de interés personal no hacer.
Desde luego, una manera de evitar esto es dar a P el monto de la multa que pagaría C. Pero eso haría que P tuviera un incentivo para culpar a C, sea o no culpable.

Resumen de Friedman: criminales racionales
Lo que Friedman ofrece es ideas que hacen entender mejor el crimen y, sobre esa base, poder tener métodos inteligentes de combate a la criminalidad.
Explorando opciones que pueden ser ridículas o extremas, es sencillo distinguir la estrategia central de reducir los beneficios del crimen, por medio de castigos, multas, sistemas de seguridad, probabilidades de captura.
Después de todo no se trata de derrotar al criminal, sino de reducir los incentivos de serlo. Los criminales son racionales y la Economía ayuda a entender los incentivos del crimen.
La conducta racional del criminal
La premisa de lo anterior es creer que en la mente de alguien que comete un acto criminal cualquiera, de manera repetitiva, actúa de manera racional. Una manera de entender esto es examinar el mecanismo de una lotería al revés.
Cuando se realiza un sorteo y se tiene una lotería, los premios pueden usarse para clasificar su tipo. Específicamente existen dos de ellos y uno de ellos ayudará a entender las decisiones del criminal.
A. Lotería estándar
Usted compra un boleto para una rifa, digamos un billete de lotería. Si se han emitido diez millones de billetes y usted tiene uno. La probabilidad de ganar el primer premio es uno entre esos diez millones.
B. Una lotería al revés
Vayamos ahora a otra rifa, de un tipo distinto. Un sorteo negativo, en el que no se rifan premios, sino castigos.
La reacción inicial será la natural, la de no entrar a tal rifa y salir castigado. Pero espere usted un momento: en esta rifa los billetes no tienen costo, al contrario, por cada billete que usted acepta se le da una cantidad de dinero. Este sorteo negativo funciona así.
- Usted acepta participar y se le da un billete.
- Ese billete va acompañado de una cantidad en efectivo, o quizá de un auto de lujo.
- Al recibir el auto, por ejemplo, usted acepta entrar a una rifa de castigos.
- Si su billete resulta seleccionado, usted recibirá un castigo predeterminado proporcional a lo recibido antes.
¿Aceptará usted entrar a ese sorteo negativo? Eso dependerá de varias cosas. Una de ellas es la probabilidad de recibir el castigo. Digamos que esa probabilidad es de 5%, es decir, 95% de probabilidades de no recibir el castigo.
No está mal y podrá ser atractivo dependiendo de sus circunstancias personales. Este sorteo al revés puede parecer exagerado e iluso, pero sucede en la vida real, todos los días.
El sorteo al revés del criminal
El sorteo negativo funciona así para que el criminal tome sus decisiones:
- El criminal C comete el delito d.
- Si el delito d no es denunciado, su probabilidad de castigo es cero y le será beneficioso continuar con sus acciones. Si solo uno de cada diez delitos es denunciado, igualmente le convendrá.
- Si el delito d es denunciado, pero la probabilidad de captura es baja, digamos 10%, seguirá siendo conveniente que C continúe su carrera criminal.
- Si C es capturado, pero la probabilidad de condena es baja, mantendrá su incentivo.
- Si, a pesar de sus condenado, los castigos y penas son reducidos y suaves, eso fomentará la continuación de su carrera criminal.
Esto es exactamente igual al sorteo negativo explicado antes y en él participan los criminales de todo tipo.
Incentivos al crimen
En términos económicos, esto se llama incentivo y consiste en estos factores considerados en las decisiones de los criminales. Conforme más reducidas sean, mayor incentivo a continuar una carrera criminal.
- Probabilidad de denuncia.
- Probabilidad de arresto.
- Probabilidad de condena.
- Severidad de castigo.
Los criminales cambiarían de opinión si la probabilidad de ser condenados fuese del 70%. Lo pensaría dos o tres veces. Y eso hace suponer que con independencia de los castigos, el solo aumentar la probabilidad de ser capturado reduciría el crimen sustancialmente. Algo posible elevando la eficiencia policiaca.
Para pensarse

La solución y la decisión del criminal
La solución consiste en una estrategia que agrupa acciones policiales y judiciales. Es un ataque inmediato que se percibe en actos como arrestos, condenas, confiscaciones y similares.
La mentalidad de la dirección directa es la de ver al crimen como una violación a las leyes, la que merece un castigo y en donde existen culpables específicos que pueden y deben recibir castigos.
Sin embargo, algunos sostienen que la pobreza es la causa de la criminalidad. Si aceptamos que la pobreza causa criminalidad, necesariamente tendríamos que, por ejemplo, en los EEUU prácticamente no existiría un problema de criminalidad, mientras que en los países pobres, ella sería rampante.
Si la pobreza causa criminalidad, entonces los robos que veríamos no serían de bancos, joyas, tarjetas de crédito y similares, sino de comida y bienes de subsistencia.
Conclusión
La mentalidad del criminal le hace cometer actos que tienen estos elementos:
- El criminal C comete un delito contra la persona A.
- Ese delito representa un beneficio a C y un daño a A.
- El resultado neto de ese beneficio-daño suele ser negativo porque el beneficio de C es menor que el daño a A.
- La suma del resultado total de delitos reúne el daño total de la comunidad, la que pierde más de lo que los criminales ganan.
- La comunidad, además, tiene costos para protección, cuyos recursos podrían haberse dedicado a otras cosas más productivas.
📌 Por eso puede concluirse que es una visión más realista el entender que la criminalidad es causa de pobreza, más que lo opuesto.
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