Es parte de la opinión automática. Esa que juzga hechos con una frase hecha, con una idea prefabricada. Cuando se habla en contra de la violencia, se opina de inmediato, la violencia genera más violencia. Es decir, una situación violenta no debe reprimirse con violencia. ¿Es cierto eso?
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Introducción
La situación es representativa del caso. La persona hablaba del combate al narcotráfico en su país y lo hacía con más emoción que racionalidad. Se quejaba de las muertes, la inseguridad, las víctimas. En un punto dijo algo que me llamó la atención y se convirtió en una tentación.
Dijo, «La violencia genera más violencia», con lo que expresó su reprobación ante la respuesta policiaca de perseguir a los delincuentes responsables del comercio de drogas y crímenes asociados. No es un caso único.
Otra persona habló de la guerra de Rusia y Ucrania. Examinando las acciones ucranianas dijo, «La violencia genera más violencia». No era claro si condenada a la respuesta de defensa de ese país, o a las acciones rusas. La idea está bien expuesta en esto.
«Efectivamente, la violencia trae más violencia en un tipo de espiral inacabable. Uno de los dramas de estas espirales es que cada vez hay más gente afectada por la violencia. Y esto quiere decir, más dolor, más sufrimiento, más odio, etc. y, quizás, más demanda de más violencia». lasolidaridadunbuenremedio.com
Y también en esto:
«El Dalai Lama en Alemania: «La violencia sólo genera violencia». A su llegada a Hamburgo, el líder espiritual recordó que tras el 11 de septiembre de 2001 le recomendó al expresidente Bush no usar ‘medios bélicos’ para parar a los terroristas porque eso traería más violencia». dw.com
La realidad muestra lo común que es esa opinión que afirma que responder a la violencia con más violencia, no logra más que su aumento. ¿Es cierto eso?
📍Este es el campo de ideas como la proporcionalidad entre crimen y castigo, el sentido de las penas y los castigos legales y el concepto de guerra justa: razones y causas.
¿Es cierto que la violencia engendra más violencia?
La idea central es la obvia: lo mejor que puede tenerse en este tema es la ausencia de violencia. Poca duda hay al respecto. Este principio debe ahora examinarse con una realidad indiscutible: la violencia existe y es inevitable, parte de la imperfección humana.
Es mejor que en una cámara de diputados no se agarren a golpes, que en una ciudad no existan robos ni asesinatos, que en una familia no se golpeen, que no existan atentados terroristas, que los gobiernos no ataquen a otros. Este es el deber ser. Pero la realidad , el ‘es’, muestra otra cosa. La violencia es real, existe en diversas intensidades.
Es posible sacar una regla general: cometer actos de violencia es reprobable. Lo que lleva a un problema inevitable. ¿Cómo evitar, castigar, prevenir, eso que no debe existir? La pregunta es fascinante porque plantea esa dificultad. Si la violencia es mala, de qué manera puede combatirse.
Una respuesta a ese problema es esa frase, «La violencia genera más violencia». Lo que significa, al final de cuentas, la reprobación general del uso de violencia para castigar a los violentos.
¿Una regla absoluta o un clisé?
Pero hay algo indeterminado en eso de que «la violencia sólo genera más violencia». ¿Es una regla absoluta e inamovible?
Decir que sí es absoluta lleva a conclusiones inevitables que harían moralmente reprobable el usar la fuerza para repeler un ataque. Sería malo que un padre de familia golpeara a quien ataca a sus hijos. Habría sido malo detener la invasión nazi en Europa. No tiene mucha lógica esta lógica.
Lo que podemos concluir es que el decir que esa opinión tiene excepciones claras. No es una regla absoluta, pues llegaría a absurdos como prohibir detener a criminales y ponerlos en la cárcel. Ucrania debería haber dejado que Rusia la invadiera.
Daría pie a permanecer pasivo ante todo acto de violencia, el que sea. No tiene sentido, por tanto, decir que «la violencia engendra más violencia». Claramente no es un principio absoluto, quizá sea más un clisé que permite una respuesta políticamente correcta, pero sin fundamento.
La solución al problema
Existe una solución razonada acerca de cómo responder a la dificultad de la agresión y a los ataques, que se explica paso a paso.
🔴 Los ataques, las agresiones y la violencia en general son claramente reprobables. El ideal buscado es el de cero violencia sabiendo que es una meta imposible, pero que puede minimizarse.
Estos asaltos, hostigamientos, amenazas y agresiones no debe existir entre personas. Todas ellas son dignas y tienen libertad, lo que no debe ser afectado por otros.
⚠️ El problema es de qué manera responder ante las agresiones de otros. ¿Qué hacer cuando una nación invade a otra, cuando un terrorista explota una bomba en un aeropuerto, cuando un esposo golpea a su esposa?
Tomada literalmente la frase de que la violencia genera más violencia, concluiría que no sería correcto ir contra la nación invasora, contra el terrorista, contra el esposo.
🔎 La clave está en la idea del que inicia la agresión, ese que ataca primero, cualquiera que sea la causa. Por ejemplo, el ladrón que a mano armada roba un coche, o el aficionado que arroja un objeto al jugador en una cancha de fútbol.
Este es el principio que propone una norma general: el uso de la violencia es permisible cuando se dirige a detener la agresión que antes ha realizado otro. No habría otra manera de detenerlo que también usar la violencia contra él. Es decir, la violencia no genera violencia, sino que es una forma de detenerla.
📌 Debe concluirse que la violencia en ese caso no ha generado más violencia, al contrario, la ha detenido. Sin haber empleado la violencia en contra del agresor, este hubiera podido continuar usándola.
Los escenarios
La afirmación de que es indebido usar a la violencia porque así solo se generaría más violencia puede ser examinada mediante escenarios esquemáticos.
Situación inicial: la violencia de alguien contra otros
- Un ladrón roba a mano armada a un transeúnte.
- El ejército del país A invade al país B.
- Un fan de un equipo deportivo golpea a un partidario del contrario
Escenario uno: se aplica el principio de nunca violencia
- El asaltado no puede golpear al ladrón.
- El ejército del país B no podría contraatacar al ejército del país A.
- La policía no podría detener por la fuerza al atacante.
Escenario dos: el principio de violencia contra el agresor
- El asaltado podría defenderse golpeando al ladrón.
- El ejercito del país B sí podría defender a su país luchando contra el ejército invasor.
- La policía podría usar a la violencia para arrestar al atacante.
Las complicaciones
La idea de que la violencia genera más violencia resulta ser sólo una opinión limitada a querer proponer que las agresiones son reprobables. No es una mala propuesta, al contrario. Pero resulta escasamente práctica para enfrentar los casos de inicio de violencia, como el de golpear al cónyuge, matar a una persona a la que se odia, detener a un ejército, o prevenir ataques terroristas.
Un principio más realista es el que dice que la violencia está justificada cuando se usa para detener y prevenir más violencia. Este es el caso de quien responde golpeando a su atacante para detener su agresión. Y también el de perseguir y arrestar a quien arroja objetos en contra de los jugadores del equipo contrario.
Partiendo de eso, pueden derivarse algunas ideas razonables.
🔴 Es justificable que A recurra a la violencia en el caso de que B haya sido el agresor inicial.
El propósito de esa «segunda violencia» es el de poner un alto a la «primera violencia», de manera que ella no continúe. No persigue abrir una escalada de agresiones sino detener al ataque inicial y llegar a una situación en la que ya no exista violencia.
🔴 La «segunda violencia» debe ser el último de los recursos, justificable cuando ya no existe otra opción disponible.
La justificación de la violencia que responde a la primera agresión es el haber agotado posibilidades sin violencia para detener a ese primer ataque. Las negociaciones diplomáticas, por ejemplo, son preferibles a las de una declaración de guerra, pero es posible que ellas no sean suficientes.
🔴 Debe existir proporcionalidad entre la fuerza de la primera agresión y la violencia que se usa para ponerle fin.
Para repeler un asalto en la calle de un ladrón que usa una navaja, será exagerado usar una bazuca. El robo de unas mercancías en una tienda no puede tener el mismo castigo que un ataque terrorista, o que el tráfico de personas.
🔴 Debe considerarse el riesgo que presenta la primera agresión en la fuerza de la violencia para detenerla.
Si el riesgo de la primera agresión es reducido, la respuesta debe ser reducida, y lo contrario. Si el agresor pone en riesgo solo la cartera de la víctima, la respuesta no puede ser igual a la del atacante que amenaza a la víctima con quitarle la vida.
Conclusión
Hay ocasiones en las que de hecho es conveniente usarla, como cuando se actúa en defensa propia, como un medio para detener la agresión.
Si la violencia no es en sí misma reprobable en toda ocasión sin excepciones, pero sí es vista como indeseable en general, debe satisfacerse la curiosidad de por qué. Creo que es relativamente fácil de explicar.
Lo único que debe considerarse como absoluto es el valor de la vida humana y esto efectivamente no tiene excepciones. Es este valor o regla absoluta lo que domina el uso de la violencia, pudiendo llegar a hacerla deseable.
Es obvio, por ejemplo, que un atentado terrorista como el de Atocha en Madrid es un caso de violencia reprobable. Lo es porque se atacó el valor de la persona, se provocó la muerte intencional de muchos. Pero el mismo valor de la persona puede en ocasiones justificar violencia, como cuando se responde al ataque que hace una persona a otra.
El uso de la violencia, por tanto, está condicionada a otro valor que sí es absoluto, el valor de la persona. La reprobación universal del uso de la violencia no puede ser una regla sin excepciones.
Repetir creyendo cierto eso de que «la violencia sólo engendra más violencia» es un error fácilmente demostrable. A pesar de serlo, y esto es realmente curioso, es repetido una y otra vez como si fuera una verdad revelada e incuestionable.
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