Hay una asociación íntima entre la libertad política y la de expresión. Una sin la otra no puede subsistir. Esta es la liga que establece Tocqueville. Los ataques a la libertad de prensa disminuyen a la libertad del ciudadano porque anulan sus medios de defensa ante el poder político.
Tabla de contenidos
En breve
La libertad de prensa (expresión) es el segundo poder más grande después del pueblo. Es crucial en democracias, donde se aísla y debilita a las personas, ofreciéndoles un arma poderosa para defenderse contra la opresión.
La libertad política es inseparable de la libertad de expresión. Limitarla conduce a regímenes autoritarios, ya que los gobernantes buscan más poder.
Aunque la libertad de expresión conlleva «males inevitables», sus beneficios superan con creces sus inconvenientes, pues previene males mayores. Para Tocqueville, la censura en una nación democrática es absurda, ya que la soberanía popular y la prensa libre son instituciones correlativas. Sin libertad de expresión, no puede haber libertad política ni soberanía ciudadana.
7 minutos
Introducción
La liga de Tocqueville entre la libertad y la libertad de prensa, es decir, de expresión, comienza con una idea del autor. «El poder de la prensa es segundo sólo después del poder de la gente».
En otras palabras, la libertad de expresión es un gran poder. Pero hay una advertencia: «Para poder disfrutar de los inestimables beneficios que la libertad de prensa garantiza, es necesario aceptar los males inevitables que ella crea». La libertad de expresión no es perfecta. Sin embargo, debemos respetarla porque peores aún serían los males de no tenerla.
En sus propias palabras
📕 «En nuestros días, un ciudadano oprimido no tiene más que un medio de defenderse, que consiste en dirigirse a la nación entera, y si es sorda, al género humano. Solamente hay un medio de hacerlo: la prensa. Así, la libertad de prensa es infinitamente más preciosa en las naciones democráticas que en todas las demás, ella sola cura la mayor parte de los males que pueda producir la igualdad. La igualdad aisla y debilita a los hombres, pero la prensa pone al lado de cada uno de ellos un arma muy poderosa, de la que puede hacer uso el más débil y más aislado».
La idea clave está en «la libertad de prensa es infinitamente más preciosa en las naciones democráticas que en todas las demás».
Esta es la liga de Tocqueville entre libertad de expresión y libertad política. Ambas son en realidad una misma. No puede existir libertad política ni democracia sin existir libertad de expresión.
Puesto de otra manera, las limitaciones de la libertad de prensa y comunicación son pérdidas de libertad. Los ataques del poder político a esa posibilidad de hablar sin restricción llevan a regímenes autoritarios.
La libertad de prensa como enemigo
La causa por la que la libertad de expresión recibe ataques es simple. G. Orwell le explicó con claridad, «la libertad de expresión es el derecho a decirle a la gente lo que no quieren escuchar». Y esos que no quieren escuchar intentarán limitarla usando todas las formas posibles. Todas y en muchas partes.
📌 El centro del asunto es, por supuesto, que la reducir la libertad de expresión también se reduce la libertad política y aumentan los riesgos de excesos y abusos de poder, principalmente de los gobiernos. La lección es obvia: todo gobernante desea más poder, por tanto, intentará limitar a la libertad de expresión.
«Si la libertad tiene algún significado, ella quiere decir el derecho a decirle a la gente lo que ella no quiere oír».
— George Orwell
La liga de Tocqueville: libertad de prensa y libertad política
La extrema asociación entre ambas libertades puede comprenderse en los elementos siguientes.
🔴 Cada persona, individualmente, tiene un poder escaso. No tiene medios de defensa efectivos, especialmente ante la autoridad política. El regímenes sin libertad política no se espera libertad de expresión.
Pero ella es una condición de los regímenes con libertad política, es un método de defensa de esa libertad de los ciudadanos. Sin ella, retrocederían al sistema sin defensas ante el abuso de poder.
🔴 Ante esos posibles abusos, sin embargo, ella posee un arma. Su libertad de expresión, la de hablar con otros, la de comunicarse usando medios que difunden su palabra. Eso «le permite apelar a la ayuda de todos sus conciudadanos y todos sus semejantes», como dice Tocqueville
Para completar la idea


Las sutilezas de la idea
La liga entre la libertad de prensa o expresión y la del ciudadano ante una autoridad política ha sido establecida por Tocqueville. Es sencilla y difícilmente debatible, pero no queda ella en solo eso. Tiene sutilezas.
🔴 Primero, en sus propias palabras. La cosa no es tan color de rosa.
«Confieso que no siento ese apego firme y completo a la libertad de prensa que las cosas que son supremamente buenas por su propia naturaleza suelen suscitar en el espíritu; y la apruebo más por el recuerdo de los males que previene que por la consideración de las ventajas que asegura».
No se entusiasme nadie con la libertad de prensa porque, nos dice Tocqueville, tiene defectos. Y si ella es buena, lo es más por lo malo que evita que por lo bueno que produce. «No hay término medio entre la servidumbre y la licencia extrema; para disfrutar de los inestimables beneficios que asegura la libertad de prensa, es necesario someterse a los males inevitables que engendra».
El régimen que la necesita
La liga que Tocqueville establece entre la libertad política de la que goza y la prensa libre sucede precisamente en los regímenes sostenidos en la idea del poder del ciudadano. En esas naciones en las «prevalece ostensiblemente la doctrina de la soberanía del pueblo, la censura de la prensa no sólo es peligrosa, sino absurda».
🔴 Segundo, como él lo expresa.
«Cuando se reconoce el derecho de cada ciudadano a cooperar en el gobierno de la sociedad, debe presumirse que cada ciudadano posee el poder de discriminar entre las diferentes opiniones de sus contemporáneos y de apreciar los diferentes hechos de los que pueden sacarse inferencias. La soberanía del pueblo y la libertad de prensa pueden, por tanto, considerarse como instituciones correlativas; así como la censura de prensa y el sufragio universal son dos cosas irreconciliablemente opuestas y que no pueden mantenerse mucho tiempo entre las instituciones de un mismo pueblo».
¿No es acaso obvio que donde los ciudadanos eligen a sus gobiernos tengan ellos necesidad de opinar e intercambiar ideas entre ellos? Es imposible que subsista un régimen de elecciones libres sin que le acompañe la libertad de expresión.
Es decir, allí donde no exista la libertad de expresión o ella sea limitada, tampoco podrá existir libertad política ni soberanía ciudadana.
¿Quiere alguien saber dónde se goza de libertad? Vea los resultados de la libertad de prensa.

Conclusión
La columna ha expuesto la liga que Tocqueville establece entre la libertad de expresión y la política. Ambas son en esencia la misma. Si una desaparece, la otra le sigue. ¿Quiere alguien gozar de regímenes con libertades? Tendrá entonces que aceptar los defectos de la libertad de presa y de expresión.
Esa libertad que «constituye un poder singular, tan extrañamente compuesto de bien y mal mezclados que es al mismo tiempo indispensable para la existencia de la libertad y casi incompatible con el mantenimiento del orden público».
.
Otros lectores también leyeron…
Actualización última: