Definición de eso que hace que los bienes económicos tengan valor. La apreciación subjetiva del valor de ellos. ¿Qué es un bien económico? ¿Qué es el valor económico de los bienes? Una definición mejor.

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¿Cuál es la idea central del valor económico de los bienes según Carl Menger?

La idea central es que el valor económico de un bien es la «importancia» que las personas le asignan porque dependen de él para la satisfacción de sus necesidades y su bienestar. Este valor es externo al bien mismo, no es una propiedad intrínseca, sino que es imputado por el individuo.

¿Por qué el valor económico es considerado subjetivo y personal?

El valor económico es subjetivo y personal porque su asignación es una decisión individual basada en la evaluación que cada persona hace de sus propias necesidades en circunstancias específicas. Lo que es de gran importancia para una persona en un momento dado tendrá un gran valor para ella, y este valor puede variar entre personas y para la misma persona en diferentes situaciones (ej. el agua en un desierto vs. junto a un río).

¿Qué relación existe entre el costo de producción y el valor de un bien?

Según esta perspectiva, no existe una relación necesaria entre el costo de producción de un bien (trabajo, recursos) y su valor económico. Un bien que requirió mucho trabajo puede tener un valor menor que uno que requirió menos, ya que el valor final es determinado por la capacidad del bien para satisfacer necesidades personales, no por su esfuerzo de creación.

¿Cómo se explica la «paradoja del valor» (agua vs. diamantes) desde esta perspectiva?

La paradoja se explica por la importancia de la necesidad menos prioritaria que un bien puede satisfacer dada su cantidad disponible. Aunque el agua es vital, su abundancia significa que satisface muchas necesidades de muy bajo valor (lavar platos). En contraste, el oro (o los diamantes) son escasos, por lo que su cantidad disponible solo puede satisfacer necesidades de mayor importancia, lo que le confiere un valor más alto. El valor de un bien está determinado por la necesidad menos importante que la cantidad disponible de ese bien puede satisfacer.

¿Cuál es el origen último de la valoración económica de los bienes?

El origen último del valor de los bienes radica en el juicio que cada persona hace sobre la importancia de sus necesidades personales en una situación específica. Las necesidades de mayor importancia en la jerarquía individual guiarán la valoración de los bienes que las satisfacen.

¿Qué implicaciones tiene esta teoría del valor subjetivo para la fijación de precios y el comercio?

Dado que el valor es subjetivo y personal, es inútil que alguien intente fijar precios para terceros sin conocer sus valoraciones individuales. Esta subjetividad es lo que permite los intercambios voluntarios, ya que las personas están dispuestas a cambiar lo que valoran menos por lo que valoran más, lo que siempre resulta en un aumento del bienestar para ambas partes.

¿Cuál fue la postura de los «escolásticos» (San Bernardino de Siena y San Antonino de Florencia) sobre el valor y el precio justo?

Los escolásticos del siglo XV sostenían que el valor de los bienes tiene tres componentes: escasez (raritas), utilidad o servicio (virtuositas), y capacidad para agradar (complacibitas). Creían que los precios se formaban por el «libre juego de las fuerzas del mercado» y que los monopolios eran perjudiciales. Preferían el mercado libre, pero admitían la regulación de precios en situaciones de extrema escasez de bienes básicos para proteger a los pobres.

El valor económico de los bienes

La importancia de los bienes económicos para el bienestar personal ha sido bien expresado por Carl Menger:

«Valor [económico] es, por tanto, la importancia que los bienes individuales o las cantidades de bienes tienen para nosotros por estar conscientes de ser dependientes del dominio sobre ellos para la satisfacción de nuestras necesidades». Carl Menger, Principles of Economics (p.115)

📌 La clave del significado de valor económico está en esa idea de «la importancia» que se asigna a las cosas porque de ellas depende el bienestar. Es decir, la capacidad para la satisfacción de necesidades es lo que valor a las cosas.

Algo externo al bien económico

Lo que sorprende de ese significado de valor económico de los bienes es que se trata de algo que es externo a ellos. Algo que se le atribuye desde su exterior por parte de la persona.

Menger, de nuevo, lo ha expresado así:

«El valor es por tanto nada inherente al bien, ninguna propiedad suya, sino solamente la importancia que primero le atribuimos a la satisfacción de nuestras necesidades, es decir, a nuestras vidas y bienestar y en consecuencia se lleva a los bienes económicos como causas exclusivas de la satisfacción de nuestras necesidades», Ibídem (p.116)

La precisión puede escaparse con facilidad. Lo primero que sucede es la asignación de importancia a las necesidades propias. Después, esa importancia se asocia al bien económico que es capaz de satisfacerlas.

📌 Una necesidad de gran importancia para el bienestar propio servirá para asignar un gran valor al bien que satisfaga esa necesidad. Y una necesidad de escasa importancia asignará un valor bajo al bien que la satisfaga.

Valor subjetivo, personal

La asignación de valor económico a los bienes es, necesariamente, una decisión personal. Cada persona en cada circunstancia específica considera sus necesidades. Luego les asigna importancia. Y, más tarde, otorga valor a los bienes que las satisfarán.

📌 Ese es el valor económico de los bienes. Su capacidad para satisfacer las necesidades, según la decisión personal basada en el conocimiento propio y bajo circunstancias concretas. Significa que el valor que cada persona otorga a cada bien es personal y subjetivo.

Valor variable por persona

Esto es lo que explica que los valores de las cosas varíen dependiendo de cada persona en cada momento. Una misma persona puede valorar un bien de distinta manera bajo circunstancias diferentes. Por ejemplo, el agua en un desierto y el agua junto a un río.

Y esas diferentes asignaciones tienen una manifestación en precios. Eso que una persona está dispuesta a dar a cambio del bien que valora de acuerdo a la importancia que ha dado a su necesidad. Diferente valor económico de los bienes en cada persona.

Los bienes primarios

Más otra precisión necesaria. Los bienes primarios, esos que sirven para producir bienes que satisfacen directamente necesidades, se valoran en cuanto a su contribución para crear esos bienes de primer orden.

Por ejemplo, el acero para producir lavadoras, o la máquina para producir el aluminio que a su vez permite producir latas para empacar sardinas.

Lógica inevitable

Siendo lo anterior el valor económico de los bienes podrá comprenderse lo inútil que es el que alguien crea ser capaz de fijar precios para terceros de quienes ignora sus valoraciones de necesidades y circunstancias.

Si no se conoce el valor económico de los bienes para millones de personas en cada momento y circunstancia, es imposible fijar precios.

Es algo personal e individual

El valor de los bienes económicos que se da a los recursos disponibles es por completo algo subjetivo. Es dependiente de cada persona en cada momento concreto.

Dos personas pueden dar un valor muy diferente a un mismo bien. Y la misma persona, en dos momentos distintos, puede dar valores diferentes al mismo bien.

El valor de los bienes que satisfacen necesidades es enteramente subjetivo. O, quizá, mejor dicho, personal y circunstancial: variable por persona en cada situación.

No hay relación entre costo y valor

Siendo la valoración de los recursos disponibles un fenómeno subjetivo y circunstancial, no existe una relación entre el valor de un bien económico y el trabajo que ha sido necesario para producirlo. Ni con los recursos necesarios que han sido usados en su producción.

Un bien económico que ha requerido 100 horas de trabajo y otro que ha requerido 50, no necesariamente tendrán precios que muestren esa diferencia. Podría ser, sin que fuese sorpresa alguna, que el bien que requirió 100 horas tuviera un precio igual o inferior al que necesitó 50 horas.

Todo inicia con las necesidades personales

La valoración económica de los bienes tiene su origen último en el juicio que cada persona tiene acerca de la importancia de sus necesidades personales en una situación específica.

Es decir, el origen del valor de los bienes es la importancia asignada a la satisfacción de necesidades individualizadas.

Cada persona en cada momento tiene una idea de la jerarquización de sus necesidades. Esa jerarquía orientará su conducta para la satisfacción de las que considere más importantes y es lo que le hará decidir el valor que dará a distintos bienes económicos.

Valor económico de todos los bienes

Toda valoración de bienes está regida por esa valoración de la satisfacción de necesidades para el bienestar personal. Desde los bienes más primarios, como el petróleo crudo, hasta los más refinados, como un brillante.

La razón de ser de toda producción de todo producto y su valoración es el consumo o uso último por parte de la persona que hace valoraciones personales y circunstanciales.

Posibilidad de intercambios

El valor económico de los bienes personal y circunstancial tiene un efecto obvio: el permitir intercambios de bienes entre las personas. Cada una de ellas tiene un valor económico diferente de los bienes.

Ellas estarán más que dispuestas a intercambiar lo que valoran menos por lo que valoran más.

Esos intercambios, mientras sean libres y voluntarios, representarán siempre un aumento del bienestar persona. Son una mejora de la situación de las personas que cambian al bien que menos valoran por el que más prefieren.

Examinando el tema

La definición estándar de bien económico está bien expresada en esta cita:

«Los bienes económicos o bienes escasos, por oposición a los bienes libres, son aquellos que se adquieren en el mercados pero pagando un precio por ellos y que satisface directa o indirectamente una necesidad. Es decir, son bienes materiales e inmateriales que poseen un valor económico y que, por esto son susceptibles de ser evaluados en términos monetarios». es.wikipedia.org 

Por tanto, los bienes económicos:

  1. Son escasos,
  2. Se intercambian en mercados,
  3. Satisfacen necesidades y
  4. Su valor puede calcularse en dinero.

Pero un bien económico es más que eso

La definición anterior algo incompleta. El significado de un bien económico será mejor comprendido si se añaden cuatro requisitos simultáneos. Los que están directamente asociados con su capacidad de satisfacción de necesidades.

Un bien económico implica la combinación de estos siguientes cuatro elementos:

  1. La existencia de una necesidad humana.
  2. Propiedades que permiten a una cosa tener una relación de causa-efecto en la satisfacción de esa necesidad.
  3. Conocimiento humano de esa relación de causa-efecto.
  4. Dominio sobre la cosa, el suficiente como para dirigir a la cosa a la satisfacción de la necesidad.

Cuando un bien económico deja de serlo

Si cualquiera de esas cuatro condiciones está ausente, la cosa considerada deja de ser un bien económico. Así se muestra en las siguientes posibilidades:

1. Si no existe la necesidad, o ella desaparece por cualquier razón, la cosa deja de ser un bien económico. Ya no hay necesidad a la que satisfaga.

2. Si se pierde la relación de causa-efecto entre la propiedad de la cosa y la satisfacción de la necesidad, la cosa deja de ser un bien económico. Ya no existe esa propiedad del bien.

3. Si no existe conocimiento que permita saber la conexión de causa-efecto entre la propiedad de la cosa y la satisfacción de la necesidad, la cosa no es un bien económico. La persona desconoce esa propiedad del bien y, por tanto, no la valora.

4. Si no existe dominio sobre la cosa de tal manera que se la pueda dirigir a la necesidad de la necesidad, la cosa no es un bien económico. Si la persona no tiene propiedad del bien, o no puede tenerla.

Los bienes tienen importancia personal

Los bienes tienen importancia para nosotros en el monto que nuestro conocimiento les da valor personal para satisfacer nuestra jerarquía de necesidades.

Sobre este cimiento Menger construye un edificio lógico de conclusiones que sorprende y coloca a la Economía en una posición de real utilidad para tomar decisiones racionales.Todo porque esa ciencia se ve ahora como una de comportamiento humano.


La idea para esta columna está en Menger, Carl, Principles of economics. New York. New York University Press, chapter «The Theory of Value», pp 144-174. 


Los bienes, productos y servicios tienen importancia para nosotros los humanos. Pero esa importancia que les damos es una importancia asignada por nosotros mismos, por cada uno.

Les imputamos ese atributo de calidad para nosotros porque de esos bienes depende nuestra vida y nuestro bienestar.

Además, es muy claro que la importancia es asignada no a cualquier bien, sino a esos de cuya disponibilidad sabemos que dependemos para la satisfacción de necesidades.

El valor económico es subjetivo

📌 El valor de los bienes no es intrínseco a ellos, sino dado a los bienes por los humanos. El valor de los bienes viene desde fuera de ellos y depende de los que sepamos que ese bien hace por nosotros.

Debe conocerse al bien

Esto añade una dimensión, que es nuestro conocimiento, pues si no sabemos que un cierto bien puede satisfacer necesidades nuestras, ese bien no tiene valor.

Y esto es muy lógico, pues si el valor es asignado al bien por quienes lo usan para satisfacer necesidades, el valor del bien dependerá enteramente del conocimiento de quien asigna el valor.

Desigualdad de necesidades

La satisfacción de diferentes necesidades, además, tiene diferentes niveles. No hay igualdad en la satisfacción de necesidades. Unas son mayores que otras.

Esa magnitud diferente proviene de la variación que existe en la importancia que cada bien tiene para el mantenimiento de nuestra vida y bienestar.

Es decir, existe una jerarquía de necesidades que sigue el orden de preeminencia que se da a cada una de ellas. Las hay en diferentes gradaciones.

Diferentes valores para diferentes bienes

Si el valor económico es subjetivo, resulta lógico que los valores que imputamos a los bienes sean diferentes.

El valor de los bienes es asignado por la persona a cada bien dependiendo del valor de la importancia de la necesidad que satisface ese bien.

Si las satisfacciones de necesidades varían en importancia es indiscutible que varíen los valores que asignamos a los bienes que las satisfacen. Los bienes que satisfacen las necesidades mayores tendrán un valor mayor.

Las necesidades de menor importancia

Sigue Menger con su resumen de ideas, mencionando que en cada caso particular de todas las posibles necesidades que puede satisfacer la cantidad total disponible de un bien, solo las necesidades de menor importancia para una persona dependen del dominio que esa persona tenga sobre una porción de la cantidad total.

El criterio de asignación de valor de un bien está determinado por la importancia que tienen las necesidades de más baja prioridad que ese bien puede satisfacer de acuerdo a la cantidad que de él disponga el individuo.

📌 Por tanto, el valor de un bien o de una cantidad determinada de unidades del mismo bien que está a disposición del individuo, es igual al nivel de importancia que tiene la menos importante de las necesidades que asegura esa cantidad disponible.

Es a este nivel de importancia que la persona valora la disponibilidad de un bien, aunque ese mismo bien pueda satisfacer necesidades de mayor importancia.

Y esto explica la paradoja del valor del agua y del oro. Los humanos podemos satisfacer solo las necesidades más altas que tenemos y que el oro puede satisfacer.

Pero existe tal cantidad de agua que con ella podemos satisfacer necesidades de muy escaso valor para nuestro bienestar.

Ya que el valor del bien está determinado por la importancia de la menos importante necesidad posible de satisfacer con la cantidad disponible, resulta lógico que se dé más valor al oro que al agua.

Una idea fantástica

El valor económico subjetivo es una gran y revolucionaria idea. Si no la entendemos como tal en esta época es porque contesta una pregunta cuya respuesta conocemos antes de habérnosla planteado.

Y nos parece lógica, sencilla y razonable, cuando antes prevalecían ideas contrarias que eran las aceptadas.

📌 Si la causa del valor de los bienes es externa a ellos y proviene del valor que los humanos asignamos a esos bienes para satisfacer una jerarquía de diferentes necesidades, debe concluirse algo obvio. Concluirse que el valor de un bien cualquiera será determinado por la menos importante de las necesidades que ese bien es capaz de satisfacer dada la cantidad disponible de él.

Situaciones diferentes, valores diferentes

Por eso, precisamente, puede contestarse la situación de diferentes valores de un mismo bien en diferentes situaciones.

Un mismo vaso de agua tiene un valor muy diferente dentro de un restaurante. Allí la cantidad disponible de agua es tal que puede emplearse para lavar platos e irrigar plantas, pero no en un desierto donde es realmente escasa.

El mismo bien, idéntico en todo, cambia su valor de acuerdo a la jerarquía de la menos importante de las necesidades que puede satisfacer la cantidad disponible del bien.

En un desierto esa agua puede significar la vida y, por eso, tiene un valor inmenso pues existe en cantidad reducida y se destina a satisfacer necesidades realmente vitales.

Por el contrario, en un restaurante, el agua tiene un valor igual a la más mínima de las necesidades que satisface, quizá lavar los vidrios del establecimiento dos veces al día.

El valor del bien es asignado por el individuo y ese valor es igual a la importancia que tiene la menor de las necesidades que es posible satisfacer dada la cantidad aprovechable de ese mismo bien.

El valor económico es subjetivo, otras conclusiones

El resto del capítulo de la obra de Menger expande esas ideas, llegando a una diversidad de conclusiones. Unas, muy pocas de ellas, son anotadas a continuación.

Bienes homogéneos

Basados en el razonamiento anterior es posible tratar el caso de bienes que son diferentes y existen en cantidades diferentes pero que sirven para satisfacer la misma necesidad.

Este tipo de bienes deben ser vistos como homogéneos desde el punto de vista económico y tendrán un mismo valor pues satisfacen la misma necesidad, incluso a pesar de existir en cantidades diferentes.

Valores personales variables

El valor económico de un bien es asignado de modo subjetivo, como se dijo antes. El juicio de la persona y la jerarquía de sus necesidades imputa valor al bien.

Por esto puede concluirse que un mismo bien puede tener diferentes valores para personas distintas. Una de ellas puede considerar a un cierto bien como de gran valor, mientras que para otra ese mismo bien carece totalmente de valor.

Las personas asignan el valor a los bienes y si las personas son diferentes es lógico que los valores de los bienes varíen de acuerdo al valor que les atribuye cada persona.

Valor y costo son distintos

Si el valor económico de los bienes es subjetivo, variable entre personas, dependiendo de escalas o jerarquías de necesidades que satisfaces esos bienes, se llega a otra conclusión reveladora.

Se concluye que no existe una correspondencia necesaria entre el valor asignado a un bien y el monto de lo requerido para producir ese bien.

Producir un bien requiere mezclas de trabajo, otros bienes, capital, tierra y otros elementos, pero ellos no determinan el valor del bien.

📌 Es decir, si el valor de un bien es asignado por la persona eso implica que no existe una relación entre ese valor y lo que fue usado para elaborarlo. Lo que acarrea otra conclusión lógica. Las personas asignan el valor a los bienes independientemente de lo implicado en la producción de ellos.

Por esto, es posible tener una indicación sobre los beneficios de haber producido un bien al comparar el valor asignado al bien con el valor de los recursos usados para producirlo.

El valor asignado a un bien para satisfacer una necesidad puede ser mayor, igual, o menor que el valor de los bienes utilizados para producirlo. No hay una relación necesaria entre el valor de un bien y el valor de lo usado en su producción.

Errores en la asignación de valor

La asignación de valor a un bien es netamente subjetiva, lo que no significa que sea arbitraria. El valor imputado a cada bien obedece a una escala de importancia de necesidades para cada individuo fundamentada en su juicio de bienestar.

Esto, desde luego, no excluye la existencia de errores y equivocaciones en los juicios personales que significarían la asignación de un valor erróneo.

Quizá el conocimiento del individuo haya sido defectuoso, o su modo de pensar haya sido fallido. Y, ya que la asignación de valor a los bienes está basado en el conocimiento que de ellos se tiene, es forzoso concluir que al cambiar ese conocimiento, se modifique el valor que se les ha imputado.

Bienes de varios tipos

Hay bienes de primer orden y bienes de un orden superior. Los bienes de primer orden son los que sirven para satisfacer las necesidades de las personas, como una manzana que come un individuo para satisfacer su hambre. O como una casa para satisfacer necesidades de habitación.

Para producir bienes de primer orden son necesarios bienes superiores, de segundo, tercer, cuarto y otros órdenes mayores que se ocupan en procesos de producción cada vez más alejados de los bienes de primer orden.

Con el valor de los bienes siendo asignado por las personas de manera razonada conforme a su escala de necesidades, es lógico que el valor de los bienes de orden superior sea dado por el valor de los bienes de primer orden que ellos producen.

El valor asignado a los bienes de primer orden es el que determina el valor de los bienes de orden superior, los que sirven para producirlos.

Los bienes que se utilizan para la producción de un automóvil derivan su valor del valor que tienen los automóviles que son bienes de primer orden para satisfacer necesidades de transportación.

De lo que puede concluirse que si se eleva el valor esperado futuro de un bien de primer orden, también se elevará el valor de los bienes de orden superior que sirven para elaborarlo. Y viceversa.

📌 Es decir, el valor de los bienes de orden superior depende del valor estimado futuro de los bienes de primer orden que producirán. De modo que, por lógica, los bienes de producción solo pueden tener valor en la medida en la que damos importancia a nuestro propio bienestar.

Preferencia por el presente

Un principio de acción humana es la preferencia por la satisfacción de las necesidades presentes antes que las futuras. Las necesidades del futuro inmediato son más importantes que las necesidades del futuro lejano.

Por tanto, la persona tiene ante sí una dualidad de opciones de acción. Usar bienes para la satisfacción inmediata de satisfacciones, o el utilizar los bienes como bienes de un orden superior que produzcan bienes de primero orden después de cierto tiempo.

La duración del proceso de producción se alarga conforme crece el orden de los bienes de producción, pasando de segundo a tercer orden, a cuarto orden y superiores. Es lógico que deba existir dominio sobre esos bienes de orden superior durante el tiempo en el que se realiza la producción de los bienes de primer orden.

De acuerdo con lo anterior, el valor presente de todos los bienes de orden superior es igual al valor estimado de los bienes de primer orden que producirán, menos el valor de los servicios de esos bienes de orden superior.

Papel del emprendedor

Uno de los servicios necesarios para la creación de bienes de primer orden es la función del emprendedor, el que realiza actividades esenciales.

Una de ellas es la recolección de información sobre el medio ambiente económico. Más la tarea de realizar el cálculo económico que indique la conveniencia de la actividad de producción.

El entrepreneur también actúa asignando bienes de orden superior al proceso de producción. Y, finalmente, actúa supervisando el proceso para que se realice de manera económica.

Estas funciones significan una tarea tan necesaria como la de cualquier otro de los servicios necesarios en la producción.

El entrepreneur es un bien de orden superior como cualquiera otro de los necesarios para producir bienes de primer orden.

Desigualdad de ingresos

Al final de este capítulo Menger trata un tema en extremo sensible. Dice que una de las preguntas más extrañas que se hacen es la de los ingresos derivados del uso de tierra y capital.

Por ejemplo, afirma que puede aparecer como deplorable la realidad de que el capitalista o el propietario de una tierra obtengan un ingreso superior al del trabajador que realiza un trabajo más intenso.

Dice que la razón de esto no es inmoral. Simplemente significa que en esos casos la satisfacción de más importantes necesidades dependen más del capital y la tierra que de los servicios del trabajador.

Quienes tienen la inquietud de asignar una porción mayor de los bienes de consumo a los trabajadores en realidad están solicitando que se paguen esos servicios por encima del valor que tienen.

Si una demanda de salarios mayores no está unida a un programa de capacitación y educación de los trabajadores o confinada a una más libre competencia, esa demanda requiere que se pague al trabajador en desacuerdo con el valor de lo que ellos dan a la sociedad.

Valor económico: antecedentes

Un problema clásico de la Economía, la definición de valor económico, su significado. La respuesta, y una muy razonable, tiene ya varios siglos. Y es anterior a la época del «nacimiento de la Economía».


La idea fue encontrada en la obra de Marjorie Grice-Hutchinson. Early Economic Thought in Spain, 1177-1740 (2013, Routledge Revivals).


Punto de partida

La autora comienza haciendo referencia a dos personajes del siglo 15.

Por un lado, a un franciscano, san Bernardino de Siena (1380-1444). Del otro, a un dominico, san Antonino de Florencia (1389-1459).

Los dos, contemporáneos, con opiniones similares en asuntos económicos. Los dos, personas bien informadas sobre los asuntos de sus tiempos, el comercio y los negocios.

«Nuestros dos economistas italianos», como los llama la autora, sostienen una teoría del valor, que es la que explica con brevedad a continuación.

Significado del valor económico

Para san Bernardino y para San Antonino el valor de los bienes tiene tres componentes. Ellos son, en latín, raritas, viruositas y complacibitas.

Traducidos pueden entenderse como escasez, utilidad o servicio, y capacidad para agradar.

Raritas

Es la escasez es un componente entendido con facilidad, referido al monto de disponibilidad del bien. Podría acudirse a la expresión latina «raritas pretium facit» (la escasez hace el precio).

Virtuositas

Es la utilidad como una característica del bien, su capacidad para satisfacer necesidades; algo que es inherente al bien en sí mismo.

Complacibitas

Es un componente menos obvio, una propiedad del bien. Su capacidad para agradar a la persona, para ser de su gusto.

La paradoja del valor económico

La autora a continuación trata la paradoja del valor, la avistada por Aristóteles y que tiempo después tuvo un lugar destacado en la literatura de la Economía.

Ambos economistas la tratan de igual manera. Afirman que el valor económico de las mercancías se determina por su nivel de escasez.

Los cuatro elementos básicos, tierra, agua, aire y fuego tienen un valor inferior al bálsamo y al oro, a pesar de que ellos son más necesarios y útiles para vivir que los segundos. El agua tiene un precio menor que los diamantes, como suele expresarse.

La escasez tiene aplicación no solamente en el caso de las mercancías y bienes materiales.También aplica al salario. Los dos sacerdotes-economistas del siglo 15 están de acuerdo.

Las diferencias de ingresos se explican por la escasez, afirma san Bernardino: los trabajadores calificados son menos numerosos que los trabajadores sin capacitación.

San Antonino, por su parte, dice que los salarios son determinados, en ausencia de fraude, por medio de la «estimación común».

El asunto del precio justo

El tema que sigue es inevitable, el del precio justo.

Grice-Hutchinson apunta que conforme el lector ahonda en la mentalidad de los escolásticos, mayor es su impresión de que ellos creyeron en «el libre juego de las fuerzas del mercado» como causa central de la formación de precios.

Pero no solo eso. También verá que quisieron defender esa idea por causas morales. ¿Por qué?

Sin duda, porque consideraban al pobre como la persona que gana el pan, que es el sostén familiar, más que ser un productor. La carestía y la hambruna son riegos siempre presentes para ellos, por lo que los gobiernos quieren asegurar que la oferta de bienes sea constante y abundante.

Tomaban medidas en contra de los acaparadores que compraban mercancías antes de que ellas llegaran a los mercados o que provocaban aumentos de precios. Los intermediarios que se veían con recelo y que eran dados a esas prácticas.

📌 Los «doctores», como se conocen a los escolásticos, temían que si se usaba el concepto del valor-trabajo para determinar precios, eso permitiría a los comerciantes a reclamar altos costos para justificar precios elevados a los consumidores.

Un mercado libre, con competencia, evita eso, pero no basta totalmente para asegurar abundancia y precios reducidos. En momentos de gran escasez, las autoridades acudían al uso de controles de precios para proteger al pobre.

Los escolásticos claramente preferían al mercado libre, pero permitían regulación de precios en situaciones graves y para bienes básicos.

Grice-Hutchinson termina está parte concluyendo que los monopolios eran «unánimemente rechazados por los doctores medievales», recelando de los gremios de comercio a los que veían como «cunas de conspiración ilegal».

En resumen

La contribución de Grice-Hutchinson es enorme al apuntar esas ideas de los dos santos-economistas, gente con gran poder de observación.

Dejaron ellos, entre otros escolásticos, una idea sustancial: el precio de los bienes es subjetivo, producto de la apreciación personal del comprador.

Y, si el valor o precio de los bienes, por tanto, puede solo formarse en un mercado de libre participación humana. Los precios fijados por la autoridad son, consecuentemente, falsos.

Se trata de una negación de la teoría del valor-trabajo, en su sentido práctico, pero también, un argumento moral que ve a la persona más como comprador que como vendedor.

Este último podrá justificar precios altos argumentando costos altos, pero el comprador tendrá la última palabra al argumentar la utilidad y el gusto que el percibe en cada bien.

Los tres componentes del valor económico permiten encontrar su significado. Raritas, viruositas y complacibitas son conceptos ricos para el entendimiento del valor de las cosas.

[El lector encontrará de interés la información de La Escuela de Salamanca; de los escolásticos españoles; y los contenidos del Instituto Juan de Mariana. Es especialmente aconsejable El Mundo Económico de los Escolásticos Tardíos.]


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