Usos, costumbres e historia que inclina a las naciones a buscar gobiernos excedidos y gobernantes poderosos a costa de sus libertades. La tradición política de gobiernos grandes.

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Tradición política de gobiernos grandes en México

El sistema político mexicano, sus rasgos y la cultura política de México. Este es el tema que trato aquí, el de la tradición política mexicana con datos históricos que muestra una inclinación por gobiernos grandes sin democracia.


«Se sorprende uno al ver agitarse a las nuevas naciones de América del Sur desde hace un cuarto de siglo, en medio de revoluciones renacientes sin cesar, y cada día se espera verlas volver a lo que se llama su estado natural».

— A. de Tocqueville

1. La tradición política remota

Tradición de poder centralizado

Desde el inicio del Imperio Azteca hasta el final del virreinato hay 496 años (1325-1821) de una estructura política centralizada en una persona con poder y sin rendición de cuentas. Sin democracia y gobierno poderoso.

De 1876 a 1910, se tiene un régimen similar, el Porfiriato; la concentración del poder, durante 34 años, en una persona y sin rendición de cuentas. Sin democracia y gobierno poderoso.

De 1934 a 2000, el peculiar sistema del PRI, con cambios presidenciales pero poder concentrado y sin rendición de cuentas durante 66 años. Sin democracia y gobierno poderoso.

Desde 1325 hasta este año, 2020, han transcurrido 695 años y de ellos, se han tenido 596 de sistemas políticos personalistas de poder concentrado.

Esto es el 86% de la historia sin democracia y con unan tradición marcada de gobiernos grandes y poderosos.

Tradición de opción violenta

De la independencia en 1821 hasta el Porfiriato en 1876, existió una situación de conflictos y luchas de poder. Un total del 52 años de desorden político.

De la revolución en 1910 hasta 1934, una situación similar de luchas y conflictos. Un total de 24 años similar a la anterior, de desorden político.

El total es de 76 años de inestabilidad política por esas luchas. El 11% de la historia mexicana a partir de la fundación del Imperio Azteca. Una tradición política menor a la anterior, de violencia y desorden.

Escasa tradición democrática

La tradición política de grandes gobiernos y la de la de opción violenta suman 97% de la historia mexicana desde su origen remoto en 1325. Solamente el 3% más o menos es de otra característica más apegada a gobiernos democráticos y menos poderosos.

2. La tradición política reciente

Las cifras anteriores, un tanto toscas, pueden ser refinadas considerado solo el período que inicia con la independencia mexicana en 1821. Un período de 197 años y más reciente.

A. De 1821 a 1867. 46 años de conflicto, violencia e inestabilidad. Son luchas de poder entre facciones políticas que persiguen dominar el gobierno.

B. De 1865 a 1876. 11 años de estabilidad y gobierno republicano. Con democracia y orden.

C. De 1876 a 1910. 34 de gobierno centralizado y personal. Sin democracia y gobierno poderoso.

D. De 1910 a 1934. 24 años de conflicto y lucha por el poder (menos el corto período de Madero).

E. De 1934 a 2000. 66 de gobierno centralizado y personal. Sin democracia y manteniendo la tradición política de gobiernos grandes.

F. De 2000 a la 2019. 20 años de estabilidad política, elecciones razonablemente limpias y división del poder. Un nacimiento democrático con gobiernos menos poderosos.

G. 2019 en adelante. Fuertes indicios de un retorno a la tradición política de gobiernos grandes y sin democracia.

En resumen 35% de años de violencia y lucha por el poder; 51% de regímenes de poder concentrado; y 14% de gobiernos posibles de clasificar como democráticos. Pero con fuertes indicios muy recientes de regreso a la tradición política de concentración personalista del poder.

En resumen

El panorama general de la tradición remota y reciente muestra una inclinación hacia, primero, la tradición política de regímenes de poder concentrado, no democráticos, la que disminuye pero no desaparece y parece estar resurgiendo.

Segundo, la tradición de la violencia y lucha del poder, que también disminuye sin desaparecer. Y, tercero, la naciente tradición democrática aún débil y al parecer en caída.

Concluyo diciendo que lo anterior muestra una tradición política mexicana de grandes gobiernos que exhibe rasgos que pueden convertir a la democracia nacional en una búsqueda de personas salvadoras que gobiernen sin límites.

El haber dejado de hablar de ideas políticas (liberalismo, socialismo, progresismo, conservadurismo y demás) dando preferencia a los personalismos (maderismo, zapatismo, villismo, carrancismo, foxismo, zedillismo y salinismo y demás), es un síntoma de esa muy escasa tradición democrática que defiende libertades.

Una cita de Simón Bolívar es reveladora:

«Sabes que he gobernado durante veinte años, y de estos he derivado solo unas pocas certezas: (1) América es ingobernable para nosotros; (2) quienes sirven a una revolución aran el mar; (3) lo único que se puede hacer en América es emigrar; (4) este país caerá inevitablemente en manos de las masas desenfrenadas y luego pasará casi imperceptiblemente a manos de pequeños tiranos, de todos los colores y razas; (5) una vez que hemos sido devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad absoluta, los europeos ni siquiera nos considerarán dignos de ser conquistados; (6) si fuera posible que cualquier parte del mundo volviera al caos primitivo, sería América en su hora final». Lynch, John. Simón Bolívar: A life (p. 276). Yale University Press Versión Kindle. Mi traducción. Carta de Bolívar a Flores, 9 noviembre 1830, Barranquilla, Obras completas III, 501-502; Pérez Vila, Doctrina del Libertador, 321-6.


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