La democracia tiene necesidad de una votación en reversa, de una elección al revés. No para elegir gobernantes, sino para desechar a los peligrosos y nefastos. Y no, no es una nueva idea. ¡Ah, y tampoco es una idea alocada, todo lo contrario!
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La justificación de la elección al revés
Ha sido experiencia general el encontrar los siguientes comunes denominadores en los candidatos que participan en campañas electorales.
Ellas dan pie a a la sugerencia de una elección al revés, en sentido contrario al usual y de la que se tiene gran necesidad.
📌 Una elección al revés es una destinada a elegir candidatos a puestos públicos que deben ser descartados de una elección formal. Personas que por sus características y forma de ser y pensar no conviene que lleguen al poder.
Los siguientes son rasgos de personas que deben ser fuera de la lista de candidatos en cualquier elección democrática.
1. Soberbia extrema
Los candidatos presentan rasgos de orgullo ilimitado en el sentido de creer saber todo lo que que necesita el país. Presuponen tener los mejores programas y ideas así sean las más alocadas idioteces.
Y, sobre todo, consideran que todo lo pueden hacer y lograr, sin importar qué tan ambicioso es. Suelen hablar creyendo ser salvadores, redentores y protectores de cuanta causa existe y para las que siempre hay una solución que ellos poseen.
Creen que haber estado unas horas en cada parte del país, hablando en un mitin, les da un conocimiento a prueba de errores. Sufren de un optimismo ilimitado y, por supuesto, insostenible.
2. Ignorancia democrática
Parten ellos del supuesto que el puesto ejecutivo de gobierno, por el que compiten, todo puede hacerse por sí mismo si ellos lo ocupan. Su ignorancia consiste en poner de lado al resto de los poderes e instituciones democráticas.
Hablan creyendo que la presidencia es una posición similar a la de un dictador para el que no existen leyes, oposición política, ni contrapesos.
3. Recursos ilimitados
Hablan creyendo que gozan de recursos cuantiosos y sin límite que serán manejados por ellos a su antojo. No solamente ignoran la noción de costo de oportunidad, también suelen suponer que ellos gastarán mejor el dinero de otros.
4. Centralización gubernamental
Para los candidatos, la solución a cualquier problema se encuentra en un programa gubernamental, en una nueva agencia de gobierno, en una nueva intervención burocrática.
Ninguno de ellos representa a la posición contraria, afirmando que es la gente la que debe resolver la mayoría de sus propios problemas. Hablan creyendo que el gobierno es el centro de la vida de una sociedad y el centro alrededor del que giran todos.
Suponen todos que los ciudadanos necesitan para su supervivencia depender de la autoridad política que es la gran otorgadora de bienes a la población.
Hablan creyendo que el ciudadano debe depender del gobierno y que el ciudadano no tiene capacidades propias para solucionar su vida. Ellos aman y ansían el poder.
5. Visión limitada
Sus medidas y propuestas contemplan solo el corto plazo, es decir, el efecto inmediato de sus decisiones, sin consideración de efectos colaterales y de largo plazo. Son los amantes de las políticas de urgencia extrema.
Hablan creyendo que una decisión suya siempre tiene un solo efecto inmediato e ignoran, por eso, que existe el plazo largo y los efectos no intencionales.
6. Sus intenciones justifican todo
El mecanismo que valida sus programas e ideas es el objetivo mismo que tiene, olvidando el cómo se realizará. El ejemplo más diáfano es el de hacer que la economía crezca notablemente sin apuntar la manera concreta en la que eso podrá realizarse.
Hablan creyendo que la meta de una decisión justifica a esa decisión, la que sea, como si la consecuencia buscada justificase el medio utilizado.
Resumen
Para justificar la necesidad de elecciones al revés o en sentido opuesto al acostumbrado he seleccionado esos seis criterios anteriores. Personas que acumulen dos o más de estos rasgos deben ser descartadas de toda elección razonable.
⚠️ A más soberbia, menos conveniente será su gobierno
⚠️ Cuanto más ignoren que la democracia tiene reglas y defiende libertades, menos adecuado será.
⚠️ Si piensa que contará con recursos sin límite que usará a su antojo, menos satisfactorio será.
⚠️ Cuanto más centralización gubernamental pida para sí mismo, menos conveniente será.
⚠️ Cuanto más sectorizada y de corto plazo sea su visión, menos satisfactorio será.
⚠️ Cuando más suponga que sus buenas intenciones justifican todas sus propuestas, más riesgoso será.
¿Qué hacer ahora con esos datos? Esta es precisamente la sugerencia que sigue.
Una elección al revés, su necesidad
Para tener mejor probabilidad de sobrevivir, una democracia tiene necesidades múltiples. Una de ellas es la de quitarse de encima a gobernantes potenciales que la pongan en riesgo.
Y ese riesgo puede ser detectado en los seis anteriores rasgos que suelen exhibir los candidatos en una campaña electoral. La necesidad de una elección al revés está justificada por la supervivencia de la democracia.
¿Como deshacerse de ese riesgo?
La respuesta no es nueva. En libros de historia se cuenta de una gran costumbre en Atenas. Algo que en verdad inspira a tener una regla de la democracia para quitarnos de encima a los sedientos de poder. Sucede esto después de una dictadura, la de Hipías, por allá en el siglo 5 a.C.
Resulta que los atenienses, que tenían bastante sentido común, idearon una votación adicional a las que estamos acostumbrados. En nuestros días, las votaciones en una democracia se usan para seleccionar a uno o más ganadores, los que obtengan mayoría.
📌 Muy bien, pues los atenienses tuvieron una idea genial, la de una votación en reversa. Una elección al revés y de la que obviamente se tenía necesidad, igual que en estos tiempos.
Los ciudadanos votaban seleccionando a una persona, pero no para que ocupara un puesto público, sino para lo opuesto. Votaban para que no lo ocupara, para sacarlo del juego de la política.
La elección al revés
Se trataba de seleccionar a ese que tuviera las mayores ambiciones políticas, al que más ansiara llegar al poder. Ese hombre iba para fuera, según ganara esa elección en reversa.
Un número de votos, mayor al determinado por la ley, era causa para enviarlo fuera de Atenas por un período de diez años.
📌 No está nada mal la idea. Es realmente genial porque da una solución muy acorde con la idea democrática al problema que más la lastima: la existencia de personas cuyo anhelo vital es ocupar una posición de poder concentrado. Y el poder concentrado es contrario al sentido de la democracia.
Por medio de la votación en reversa se aislaban del apetito que es mayor que «el más poderoso afrodisiaco» (la frase de H. Kissinger).
Su necesidad
Si ponemos atención en los detalles de la democracia, veremos que ella es muy imperfecta y que, peor aún, puede con gran facilidad ser usada por los que poseen mayores apetencias de poder.
Ellos usarán todos sus recursos para alcanzarlo y, una vez logrado, tenderán a abusar de él. Es cierto.
Todo poder tiene una tendencia natural a ser abusado y esa tendencia crece a una tasa superior a la del poder que acumula. Si nos quitamos de encima a los de mayores ardores y pasiones de poder, la democracia será más sana.
Piense en el extremo contrario, el de elegir para un puesto de gobierno a quien tiene la capacidad para ocuparlo, pero no lo desea. En este caso habrá menores probabilidades de abuso.
Discusión
Si nos ponemos a pensar en los gobernantes que conocemos, veremos que todos ellos tienen ambición de poder. No hay excepciones.
El punto central es limitar la pretensión de ejercerlo en exceso. Este es el corazón mismo de la democracia, el mantener al poder bajo estrictos límites. De aquí surge la necesidad de una elección al revés para disminuir el riesgo de abuso de poder.
Por eso, precisamente por eso, los poderes de una democracia están divididos. Y, por eso también, hay elecciones que sirven para retirar a los gobernantes.
📌 Lo que la elección en reversa hace es retirarlos antes de que lleguen al poder. Las elecciones normales, si hay sentido común, los retiran después de que llegaron al poder.
Esas elecciones normales son como una medicina para el tratamiento de un tumor ya existente que se debe extirpar, digamos un gobernante con demasiada ambición de poder y que por eso suele embrutecer.
Cuando se hacen en reversa, estas elecciones son como la medicina preventiva que intenta prevenir a los tumores antes de que sucedan. No sería una mala idea implantarlas y evitar que lleguen al poder personas incapaces y con sed de poder.
Por supuesto, la iniciativa de una ley para una elección en reversa no pasaría por ninguna cámara de legisladores en ninguna parte del mundo. No lo haría porque ella sería vista como un ataque a sí mismos de los propios políticos.
El ciudadano pueda hacerlo
Pero no importa, las personas pueden hacer su propia votación en reversa, si es que se han convencido de la necesidad de esta elección al revés.
Slo basta con no votar por aquel que más ambición de poder tenga y votar por el que menos sueños de poder posea.
Por ejemplo, podemos desechar a todos esos que hablen de implantar sus proyectos de nación, a los que prometan cuidarnos desde la cuna hasta el féretro, a los que se consideren la voz del pueblo y la encarnación de la voluntad popular.
Esos son los que en Atenas serían desterrados unos diez años para que calmaran sus ansias y afanes. Nosotros, los ciudadanos comunes, los que vivimos las consecuencias reales de los sueños de los gobernantes, podemos desterrarlos virtualmente. No es una mala idea.
Conclusión
Ha sido propuesto que la democracia tiene necesidades de elecciones al revés previas a la elección de cambio de gobierno, con el objeto de reducir el riesgo de llevar a posiciones de poder a personajes que abusarán de él y no tienen capacidad para gobernar.
Y esos son aquellos que tienen esos seis rasgos:
- Soberbia
- Desprecio de las libertades democráticas .
- Creer en disponer de recursos sin límite.
- Centralizadores de poder en su persona.
- Con visión sectorizada y de corto plazo.
- Creer que sus buenas intenciones justifican todo.
Son ellos, los atraídos al poder, los que plantean la imperiosa de tener elecciones al revés.
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