La definición de ambos conceptos y el componente doble del primero. Todo en una entidad que es humana. ¿Qué es una empresa y quién es un empresario?
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Introducción
En la Navidad de 2005, Jordi Canals, Director General del IESE en España, editó una conferencia dada por Rafael Termes Carreró (1919-2005) en la Universidad Francisco Marroquín, con el título ¿Qué es una empresa y quién es un empresario?
Las ideas de Termes en esa conferencia no son solo claras y organizadas, sino razonables y lógicas. ContraPeso.info ha tomado la publicación del IESE Business School, Universidad de Navarra, para crear el siguiente resumen. Se ofrece un video al final.
Definición de empresa
La definición propuesta por Termes es sencilla en extremo. Una empresa mercantil está formada por personas que se han reunido haciendo aportaciones distintas, unas capital, otras trabajo.
Las personas reunidas se colocan bajo la dirección del empresario con la intención de lograr un objetivo determinado. Ese objetivo es el fin de la empresa.
Es digno de notar que la definición parte de componentes netamente humanos. Esas personas que voluntariamente de asocian o reúnen haciendo aportaciones de diversos tipos y que son coordinadas por quien el autor llamada empresario, para alcanzar una meta.
Una meta doble
La meta debe ser doble si es que la empresa tiene justificación. La justificación tiene que ser económica y moral.
La empresa, es su parte económica, debe generar beneficios, tener utilidades, dar resultados materiales positivos.
Lo que Termes ve aquí es el aspecto material de los beneficios para las personas quienes se han agrupado para formar la empresa.
Pero hay más, lo que es explicado como «prestar verdadero servicio a la sociedad en la que la empresa se halla ubicada». Sin esas dos justificaciones no hay empresa propiamente.
Ella debe prestar servicio y crear riqueza. Las dos cosas.
Es sencillo derivar de lo anterior que es posible tener casos en los que se generen utilidades pero no se preste servicio y viceversa. Es la empresa que tiene una poderosa justificación moral pero no genera resultados suficientes para recompensar el trabajo de sus integrantes.
Prestar servicio es crear algo que contribuya al bien común y si esto no sucede, la empresa no se justifica totalmente.
La creación de beneficios para sus integrantes es igualmente necesario y es la otra justificación requerida.
Es claro que el autor desea establecer una tesis sencilla, toda empresa mercantil o económica, para que realmente lo sea, debe tener esa doble justificación, económica y moral.
Y sin esa doble justificación no podría llamarse empresa.
Valor económico de la empresa
A continuación hay una breve explicación del valor económico añadido por la empresa: es el resultado de restar de las ventas los costos de producción (materias primas, costos de transformación y similares).
El resultado es un indicador grueso del valor que las acciones de la empresa han añadido y es lo que reciben las personas que se han reunido en la empresa.
El salario es el nombre de lo que reciben quienes allí trabajan. Los intereses son la remuneración de quienes han aportado fondos. Los impuestos van al gobierno.
Y las utilidades o beneficios es lo que va a los accionistas quienes hicieron las aportaciones de riesgo, después de hacer los pagos anteriores. Los pagos a los accionistas de la empresa no son necesariamente distribuidos entre ellos; pueden serlo totalmente, en parte o nada.
Lo que no es repartido queda dentro de la empresa y es propiedad del accionista, sin que tenga acceso a esa reserva, pero de la que puede intentar disponer cuando vende sus acciones, si es que el precio de venta mutuamente acordado coincide con el precio contable de la acción. Rara vez sucede eso.
Esto cambia las cosas. El accionista que busca su beneficio pondrá atención en el precio de mercado de las acciones y no en el valor contable de las mismas.
La empresa, por tanto, buscará beneficiar a sus accionistas logrando el mayor valor posible de mercado de sus acciones. Y hacerlo bajo los principios de sus dos justificaciones, en adición al respeto de normas éticas.
Limitaciones morales
Las limitaciones impuestas son dignas de colocarse explícitamente ante la idea que existe y que cree que el único fin empresarial es el maximizar el precio de las acciones.
No, una real empresa debe tener la doble justificación, económica y de servicio, dentro de un marco ético que impide manipular resultados y expectativas.
El paréntesis que abrió el autor para señalar lo anterior puede parecer superfluo. Sin embargo, quizá pueda explicarse ante dos situaciones.
Una, la distorsión marxista que entiende al trabajo como única causa de valor y ve a los beneficios de las otras personas involucradas como un acto de explotación.
La segunda distorsión es el entendimiento de la empresa como una única fuente de beneficios para el accionista por medio de la elevación del precio de su acción.
Empresa y empresario
Vuelve Termes al gran tema de su conferencia con las consecuencias de su definición de empresa mercantil.
Por principio, empresa y empresario son dos cosas distintas, que no deben confundirse. El empresario es una parte del todo. Además, la empresa tampoco es el capital, cualquiera que sea la forma que este adopte.
La empresa está formada por trabajo, capital y empresario y eso es cierto cualquiera que sea el tamaño de la empresa.
La clasificación de las partes de la empresa —trabajo, capital y empresario— se hace para una mejor comprensión, pero en la realidad las distinciones no son sencillas.
Sus «condiciones se mezclan»ç Puede haber trabajadores que sean accionistas, empresarios sin capital invertido, accionistas que trabajan.
Es obvio que el trabajo realizado no es exclusivo de quienes son llamados trabajadores. Aún así, la clasificación puede ayudar a la tarea de definir al empresario.
Aquí, Termes se apoya en las ideas de I. Kirzner de 1973: el empresario es un descubridor de oportunidades de beneficio, oportunidades que nadie ha visto antes que él y por esa razón recibe una recompensa posible en el futuro.
No es una suma cero entre el descubridor y quienes no descubrieron nada.
La aportación de empresario es su descubrimiento, la función de inventar y eso es independiente de si aporta o no capital.
Es decir, se comete un error al decir que únicamente puede ser empresario el que invierte sus fondos en una empresa. Un empresario puede no hacerlo y ser llamado legítimamente empresario debido a su aportación de descubrimiento.
Más aún, la palabra empresario solo es aplicable a quien posee esas facultades de descubrir, alguien que nace, no se hace.
El concepto va más allá e incluye la idea de que ejercicio de descubrir que es propia de la empresarialidad, no supone costos en la acción propia de ese descubrimiento; aunque sí los supone en la función deliberada de la producción.
Empresa humana
La empresa, formada por capital, trabajo y esa función empresarial, mantiene relaciones con otras personas externas a ella. Son los proveedores, los clientes y las personas que están en el entorno de la empresa.
Con esto Termes vuelve a su concepción humana de la empresa, añadiendo ahora otro elemento: las personas deben ser tratadas de acuerdo a la dignidad que poseen como seres libres y racionales que son.
Esto es hablar de la misión del empresario y que es la conducción de personas a esos dos objetivos de la empresa, «guiado por la prudencia», intentando que sus decisiones ayuden al desarrollo de las personas internas y externas. Las decisiones tienen tres valores: económico, psicológico y ético.
El valor económico de las decisiones está en la satisfacción de necesidades humanas. Son cuestiones de la utilidad que producen los bienes o servicios producidos y que están reflejados en sus precios.
Los valores psicológico y ético son realidades producidas en el interior de las personas, algo que no es objeto de un mercado de bienes.
Termes habla de sinceridad, lealtad, confianza, aprendizaje, satisfacción, cosas que no están dentro del proceso de compraventa pero que sí afectan a la generación del valor económico.
De nuevo, dos aspectos de la empresa
Es clara la insistencia en la concepción doble de la justificación de una empresa. Sí, debe tener una justificación económica y dar resultados tangibles, pero también debe ayudar al desarrollo integral de de las personas incluyendo al tomador de decisiones.
El respeto a la doble justificación puede suponer en ocasiones un costo de oportunidad: hacer de lado un beneficio si este es producido sin la justificación ética. Es una cuestión de beneficios a la larga, producidos por el respeto a ambas justificaciones.
En la última parte de su conferencia, Termes compara los sistemas de administración que tratan de maneras diferentes a las personas. Hay un enfoque mecanicista, que ignora todo lo que no es externo en las personas a la que piensa tratar sólo con incentivos materiales. Otro enfoque hace lo opuesto.
La clave esta en un enfoque total, antropológico, que considera los valores económico, psicológico y ético, que lleva a la unidad y es una motivación trascendente, la que al final lleva a las personas a actuar pensando en las consecuencias de sus acciones sobre las otras personas y concluye en una actitud de servicio, algo perfectamente congruente con la razón de ser de la empresa, servir.
Resumiendo
Lo que Termes hizo en su conferencia de septiembre de 2003 en Ciudad de Guatemala, puede dar la impresión de demasiado simple. Es una impresión equivocada.
La sencillez de los conceptos examinados es necesaria y debe ser tratada con insistencia. Los tiempos actuales hacen ver al crimen organizado como una operación económica igual a la de una empresa y es cierto, lo es, pero solo en ese aspecto, no en su justificación moral.
Lo mismo puede decirse para otras empresas, como las dedicadas a la pornografía, que también cumplen con esa parte económica dando resultados materiales que la justifican en su sentido material.
Lo que Termes hace es dar un punto de vista que nos hace dejar de considerar como iguales a quienes producen una revista de noticias y a quienes publican una revista pornográfica. No son ni pueden ser lo mismo.
Al final, la clave del autor está en su consideración humana. Somos seres libres, racionales, dignos, que merecen respeto y cuyas empresas necesariamente deben tener una justificación moral, congruente con esa dignidad humana.
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[Actualización última: 2023-07]