La anéctota es conocida, repetida y, desafortunadamente sirve para dar una lección destructiva. Es la historia del pescador y del empresario que se encuentran y dialogan. Esa conversación se toma como un mensaje convincente que debe ser aprendido por todos. ¿Lo es? No si se ve con espíritu crítico. Descubra la otra y mejor lección en la conocida historia del pescador.

Tiempo de lectura estimado: 7 minutos

Introducción

Las conocidas moralejas son breves historias fantásticas y sencillas que se narran con la idea de, al final, ilustrar un mensaje. Una moraleja que sirve de lección concreta enseñando las consecuencias buenas y malas de ciertas conductas. La historia del perro y el pedazo de carne es un muy buen ejemplo.

Algunas de esas historias merecen ser examinadas más críticamente. Una que merece atención especial es la del pescador y el empresario. Mirada con simplicidad, su lección es sacada con obviedad. Y, sin embargo, la historia se presta a otra interpretación que es contraria a la acostumbrada.

La historia del pescador y el empresario

La historia contiene la conversación entre los dos personajes, un pescador en un pequeño pueblo costero y un hombre de negocios y pasa unos días de vacaciones.

El pescador le cuenta que lleva una vida tranquila. Solo pesca lo que ese día comerán él y su familia, lo que le toma poco tiempo. El resto de su día lo dedica a descansar, jugar con sus hijos, caminar con su esposa, reunirse con sus amigos, beber, cantar, tocar la guitarra y pasarla bien con mucho ocio.

Ante esto, el empresario le ofrece una vida diferente, como se muestra en este diálogo.

— Te puedo ayudar a que pesques más y mejor, para vender el pescado y progresar. Serás más exitoso.

— ¿Qué sucede después de eso? —interroga el pescador.

— Con tus utilidades y beneficios, comprarás un barco más grande, pescarás más, venderás más a más personas. Si tienes éxito, tendrás más barcos y más pesca.

— ¿Qué sucede después? — volvió a preguntar.

— Podrás llegar a tener una planta para procesar el pescado, enlatarlo incluso y venderlo en muchas partes muy lejanas. Tendrás más recursos y vivirás en una casa mejor, tal vez en una gran ciudad.

— ¿Qué pasa después de todo eso? —siguió interrogando el pescador.

— Podrás formar un grupo industrial que cotice en bolsa y abrir otros centros de pesca, con barcos enormes que vayan por todo el mundo y varias plantas procesadoras en otros países.

— ¿Qué sucede después de ese tiempo?

— Te jubilas y entonces puedes retirarte a algún sitio y tener tiempo libre, podrás hacer lo que quieras.

— ¿No es eso ya lo que estoy haciendo? —le replicó el pescador al empresario.

El mensaje o moraleja

La historia del empresario y el pescador, como es usualmente interpretada, lleva a exaltar la posición del segundo. Al empresario se le entiende como alguien que con demasiado trabajo persigue una meta que el pescador sin esfuerzo alguno ya ha alcanzado. Se concluye que hay menos sabiduría en el emprendedor que en el pescador.

Un simple análisis de sentido común bastará para ver la enorme diferencia entre ambos personajes. Debe verse, desde luego, a cada personaje por separado.

🩸El pescador. Con un mínimo de esfuerzo vive al día, sin ambición alguna más allá de gozar el ocio del que disfruta. Tiene una vida con amplio tiempo disponible que dedica a la diversión. Es alguien que la pasa bien, con escasas preocupaciones.

🩸 El empresario. Este pasa unos días de descanso y ofrece su ayuda al pescador. Puede suponerse que tiene una empresa de su propiedad y que trabaja y se esfuerza pensando en el mañana.

¿Cuál es la diferencia entre ambos? El trabajar, uno lo hace y el otro no. Uno crea, produce, se esfuerza, poco o mucho, pero hace contribuciones a sí mismo, a su familia, al resto de las personas. El otro nada, es simplemente un ente pasivo, perezoso, indolente, conformista, que no ayuda a nada, que no crea, que no produce, que no hace.

¿Quién es más hombre, más humano?

Todo depende de lo que se entienda por humano. Pero si por humano se entiende la posesión de facultades de razón y trabajo, no hay otra conclusión que la de decir que el pescador es el menos humano de los dos, por mucho.

No solo no trabaja, sino que se siente superior al que sí lo hace porque desde ahora está gozando del descanso que el trabajador tomará muchos años después.

¿Qué provecho obtuvo el resto de las personas de cada uno de esos personajes? El pescador resulta ser el más grande egoísta, pues no hace contribución alguna a la sociedad. Mientras que el trabajador resulta ser verdaderamente lo contrario, ayuda con su trabajo a los demás.

Si el vago hubiera trabajado, hubiera ahorrado y hubiera comprado un pequeño bote, quizá habría creado un par de empleos, habría aumentado la oferta de comestibles, habría dado mejor educación a sus hijos, habría pagado impuestos, habría elevado un poco las ventas de otros. Habría un poco más de felicidad en el mundo.

¿Quién entonces resulta ser superior? ¿Qué saldo dejó el pescador de su vida y qué saldo es el del empresario? La aparente superioridad del pescador es en realidad una inferioridad absoluta.

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El tema lleva a las ideas de los tres elementos humanos, el ciudadano responsable, el propósito de la vida, la Mentalidad de crecimiento y el hombre-masa.

Vulgo y muchedumbre

Ponerse a pensar

Conclusiones

La historia del pescador y el empresario puede aparecer como trivial, algo que no merece más atención que la curiosidad de un dilema anecdótico. Una narración llamativa que se recuerda y narra cuando surge la ocasión adecuada. Sin embargo, vale la pena el examinarla porque eso lleva a conclusiones de utilidad.

✋🏽 La historia enseña a no dejarse llevar por la primera impresión. La que lleva a admirar sin sustento la postura del pescador ocioso y verlo como más sabio que el empresario. Es una buena idea el usar alguna dosis de escepticismo sano cuando se enfrentan historias y sucesos que pretenden dar un mensaje. Quizá no lo tengan, o en realidad digan lo opuesto.

✋🏽 Es una sana costumbre general el poner en tela de juicio las opiniones generalizadas que se aceptan simplemente porque se repiten continuamente. Esto se relaciona con el pensamiento grupal y requiere una cierta cantidad de valor el dudar de las conclusiones mayoritarias. Uno de esos casos es el dilema de Heinz, el que suele verse muy superficialmente.

✋🏽 Aunque sea erróneo el reexamen de la historia del pescador y el empresario, el mismo hecho de cuestionarlo ayuda a aprender más, a estar más cerca de la verdad. Las preguntas de Sócrates muestran esa posibilidad y las inevitables molestias que produce. Pero puede muy bien ser que el reexamen sea útil y también produzca aprendizaje.

✋🏽 El contraste entre los dos personajes pone sobre la mesa dos mentalidades. La del que poco o nada hace de su vida y considera que con el ocio es suficiente para ser feliz. La de quien tiene ambiciones, trabaja, se esfuerza y tiene logros. ¿Cuál de esas dos mentalidades produciría una sociedad próspera? Sabemos que si todos fueran como el pescador, no se producirían, por ejemplo, las pinturas de van Gogh.

✋🏽 Hay también una oportunidad de aprendizaje en la aceptación de la complejidad de la sociedad, mucho más complicada que la expuesta en esta historia.


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[Actualización última: 2023-09]