La cultura como factor de desarrollo. La razón central de las diferencias en la prosperidad de las naciones es interna a ellas. Hay culturas propensas al desarrollo, pero también existen otras culturas que lo obstaculizan.
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Introducción
Las diferencias de ingreso entre pueblos y naciones son más la regla que la excepción. Una cuestión a la que se le da enorme importancia en la actualidad, aunque ella haya sido una constante a través de toda la historia.
📌 La disparidad de ingresos entre naciones y pueblos es una realidad que merece y puede ser examinada. El tema es vital: la relación entre cultura y desarrollo. Más en concreto: ¿hay culturas propensas al desarrollo y otras que no lo son?
La trilogía de Sowell es especialmente útil en este sentido. Los datos y los razonamientos de sus tres libros, Race and Culture, Migrations and Cultures y Conquests and Cultures dan al lector un ventajoso punto de vista para analizar las razones de ese problema de miseria en unas naciones y riqueza en otras.
📕 La idea presentada está contenida en el útimo de esos libros de Sowell, Thomas Conquests and cultures: an international history, New York. Basic Books, Chapter 6 «An overview», pp 329-352.
Punto de arranque
Para llegar al examen de la cultura como factor de desarrollo, Sowell comienza con realidades conodidas. La exposición del autor da inicio con una idea sencilla: las diferencias de riqueza entre las naciones a través de toda la historia han sido la regla no la excepción.
En todas las etapas de la historia de la humanidad ha habido naciones más ricas que otras. Y todavía otra cosa más puede concluirse del examen de la historia. Los ricos no han sido siempre los mismos, ni los pobres han sido invariablemente los mismos.
Un ejemplo basta, en la época en la que los griegos podían considerarse adelantados, los escandinavos no lo eran, como tampoco los bretones.
En busca de una buena explicación
Para explicar las diferencias de ingresos entre las naciones se han elaborado teorías que hablan de esa inequidad en la distribución del ingreso.
Esa explicación parte del supuesto de que existe una función o acción distributiva central entre las naciones. Algo como una especie de cazuela de la que salieran repartos no iguales que se dividen entre los países y pueblos.
Lo que esa explicación olvida es que el ingreso real está formado por los bienes producidos y que ese ingreso no se distribuye. Ese ingreso es consumido mayoritariamente en el mismo lugar de su producción. Pero, sobre todo, que los niveles de producción tienen variaciones muy grandes de un lugar a otro.
Esta variación de montos de producción en diversos lugares es otra constante en la historia. Las diferencias siempre presentes en los niveles de producción, añade Sowell, no necesariamente tienen una explicación étnica o asociada con un pueblo.
Por ejemplo, existe un cálculo que afirma que los casi cuarenta millones de chinos que viven fuera de su país producen el equivalente de lo que hacen mil millones dentro de su país.
Las diferencias en producción de cada nación están asociadas con las grandes diferencias que existen en ingreso y progreso. La productividad de ciertos pueblos y naciones está relacionada con el bienestar se ellos.
Y esto produce un giro en la visión del problema. La creencia de que los ricos son ricos porque los pobres son pobres deja de tener pertinencia y la variable central de análisis es ahora la creación del progreso. Olvidar esa falacia de suma cero es un paso en la dirección correcta para explorar la idea de la propensión cultural al desarrollo.
No es la distribución, es la creación
En otras palabras, la función de distribución deja de merecer análisis y es la variable creación la que debe merecerlo. Por ejemplo, el imperialismo ha sido interpretado como una explotación del país pobre por parte del país rico, lo que fue un hecho en muchas situaciones.
Pero la noción de la explotación tiene un poder explicativo muy limitado, pues de ser ella cierta predeciría que una vez independientes, los países antes dominados comenzarían a progresar. La evidencia es contraria a esa predicción, como en el caso de países africanos que veinte años después de finalizado el imperialismo tenían ingresos inferiores.
Es la capacidad para crear y producir
Existe mayor potencial de análisis en el examen de la productividad propia de las naciones para encontrar las causas de su riqueza o pobreza.
Estudiar las capacidades de comercio, industria e inversión dentro de cada nación arrojará resultados con mayor poder explicativo. El autor se adentra así, pausadamente, en su idea acerca de la cultura como factor de desarrollo. Es decir, la forma de pensar de los países altera su probabilidad de progreso: no todas las culturas son propensas a crear riqueza.
Son internos los factores de desarrollo
Lo que el autor hace en las siguientes páginas es una revisión de esas causas internas que producen o no progreso. Concretamente examina las siguientes:
📌 Capital cultural,
📌 Capital humano negativo,
📌 Marcos culturales y
📌 La intelligentsia o el grupo de intelectuales de la nación.
Ninguno de estos factores es de naturaleza económica propiamente hablando, sino cultural. Es decir, referida a las ideas predominantes en la mente de cada nación o pueblo y los impactos de esas ideas en las posibilidades de progreso.
Y así, Sowell entra al tema central: la cultura es un factor de desarrollo. Y explica mejor las diferencias en la riqueza de las naciones. Sí, hay culturas nacionales que son propensas al desarrollo y a la creación de riqueza. Y hay culturas que no lo son.
1. Capital cultural
El capital cultural, dice el autor, es un factor de mayor influencia en la creación de progreso que la misma riqueza material o de recursos que tiene el país. Es también de mayor efecto que las personas que guían las acciones del país.
Los pueblos presentan en este campo diferencias importantes en dos aspectos.
Diferentes habilidades
Uno es el de las variaciones en sus habilidades, preparaciones y destrezas. Existen grupos que destacan en actividades como la vinicultura, la relojería, la agricultura, la producción de ciertos bienes, como el queso o la cerveza.
Actitudes diferentes
El otro aspecto de diferenciación es el de la variación o diferenciación en actitudes hacia, por ejemplo, el trabajo, la educación, la violencia, la vida en general. Una idea similar a la de Harrison que dice que el subdesarrollo está en la mente.
Resultados diferentes
El resultado real de esas diferencias entre pueblos es que una igual circunstancia en un mismo lugar produce reacciones diferentes en pueblos diferentes.
Por ejemplo, la emigración japonesa en Brasil para actividades agrícolas que poco atrajeron a la población local en la época «pionera» de ese país. Más aún, el capital cultural explica las razones de la falta de éxito de tanta ayuda internacional a los países del Tercer Mundo. Esa ayuda fue dada a lugares en lo que no existe un capital humano propicio.
Esto contrasta con el caso del Plan Marshall, una ayuda que cayó en el terreno fértil de naciones en las que había un capital humano dispuesto y favorable.
Sowell añade una consideración. Las mutuas recriminaciones de malos tratos e injusticias cometidas en el pasado en las relaciones entre las naciones, poco ayudan a solucionar el asunto. Todos, ricos y pobres, son imperfectos y han cometido errores. Los regaños lanzados de una parte a la otra distraen la atención del factor capital cultural como factor de desarrollo.
2. Capital humano negativo
Otro factor es el del capital humano negativo. Se trata de una ampliación de la anterior idea de actitudes contrarias al progreso, cuando la cultura no tiene esa propensión.
Son ideas prevalecientes en la población y que actúan como reales obstáculos al progreso. Una nación puede tener el potencial físico e intelectual para progresar y, sin embargo, sus actitudes lo impedirán.
Ejemplos de esas ideas son la aversión al trabajo manual y la educación universitaria. Creencias que crean la noción de labores no dignas de ser aceptadas por quien tiene esa educación.
Igualmente es una idea contraria al progreso la existencia de una aristocracia que rechaza a quienes han progresado en la industria y el comercio. Y los fuerza a ser aceptados dentro de ella solo si abandonan las actividades que les causaron progreso.
Sin consideraciones de palabras bonitas, Sowell señala como causa de falta de progreso a los educados desempleados que suelen ser causa de problemas políticos en los países del Tercer Mundo.
📌 Esos educados formalmente, pero desempleados, son absorbidos por la burocracia, lo que es a su vez causa de mayores problemas para el país. Esas personas producen no bienes, sino más trámites y obstáculos de regulación a quienes son económicamente productivos.
El nacionalismo puede producir efectos de varios tipos. Es posible que las actitudes nacionalistas creen un ansia de progreso reconociendo el atraso del país y facilitando el esfuerzo común.
Pero también es posible que el nacionalismo ciegue a las personas, que así rechazan la aceptación de su realidad e impidan la aprobación y difusión de tecnologías y cambios en su forma de ser, lo que lleva al aislacionismo.
Este capital humano negativo es el que caracteriza a las sociedades con culturas no propensas al desarrollo.
3. Marcos culturales
Los marcos culturales son otro factor. Ellos se refieren a los aspectos institucionales del país, como sus leyes y costumbres políticas en áreas que afectan a la actividad económica.
Por ejemplo, las leyes confiables son una variable vital para el desarrollo y la creación de riqueza. Las legislaciones que no son confiables producen lo contrario, pobreza y atraso. Las regulaciones que decretan impuestos asfixiantes y regulaciones que ahogan, son contrarias al progreso.
Existen intangibles en este campo, por ejemplo, la honestidad y la honradez. Los vicios contrarios producen miseria.
Los países presentan variaciones muy grandes en índices, por ejemplo de corrupción, lo que está asociado con su ingreso y productividad, independientemente de la cantidad de recursos naturales que posean.
Igualmente afectan al desarrollo el sentido de cooperación mutua y la accesibilidad y aceptación de influencias externas.
4. La intelligentsia o los intelectuales
La Intelligentsia es en opinión del autor otro factor de la cultura que afecta al desarrollo. Esta intelligentsia no es igual a la educación formal, de la que es solo una cara. Y es aún menos equivalente a la formación educativa en el sentido de que afecta directamente las actitudes, para bien o para mal, que se tienen hacia quienes tienen capacidad para tener logros económicos.
Sowell regresa al tema de la educación y las posturas de las personas más educadas, lo que demuestra la importancia que da a esta variable.
Menciona entre otras cosas que muchos de los países del Tercer Mundo iniciaron su independencia bajo la conducción de personas de la intelligentsia que eran carismáticos y pertenecían a las elites educadas.
Pero que carecían de experiencia en asuntos económicos y cuyas actitudes hacia la productividad eran claramente adversas, hostiles y contrarias.
Más aún, las naciones y los grupos de mayor retraso muestran una tendencia hacia la educación con materias y carreras soft, más fáciles y sencillas que las matemáticas, la ingeniería y la medicina. Esas materias ligeras promueven, por ejemplo, estudios de identidad étnica que suelen derivar en actitudes de hostilidad hacia otros grupos y fomentan la discriminación.
La intelligentsia, de esta manera, promueve acciones de animosidad e incluso violencia contra otros grupos, al intentar mantener de manera adulterada glorias pasadas.
La intelligentsia, que quizá deba entenderse como el grupo de intelectuales del país o grupo, ha buscado tradicionalmente posiciones en la burocracia y no dentro de las actividades productivas. Su preparación no le otorga habilidades aprovechables en la creación de progreso económico.
Esas personas, repite el autor, son absorbidas por los gobiernos que así buscan evitarse los problemas de disturbios políticos que esas personas crearían de estar desempleadas.
Mantener a esa intelligentsia cuesta, pero además sus actitudes y acciones promueven las luchas internas que agravan las dificultades del trabajo y causan inestabilidad en la economía y la política.
Conclusión
El gran mérito del análisis de Sowell radica en la atención que da a las variables y factores internos de los países. En especial a sus aspectos culturales, como una explicación de las causas de la pobreza y de la riqueza. Puede concluirse que sí, que la cultura interna del país es un factor muy importante para su desarrollo.
Son cuatro los elementos que caracterizan a una sociedad y su propensión al progreso. Todos ellos se refieren a forman y modos de pensar, a las ideas y creencias predominantes en un país y la manera en la que alteran las oportunidades de progreso.
📌 Capital cultural,
📌 Capital humano negativo,
📌 Marcos culturales y
📌 La intelligentsia o el grupo de intelectuales de la nación.
Es otra manera de corroborar que las ideas sí tienen consecuencias.
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[Actualización última: 2023-06]