Un examen de posiciones a favor y en contra que busca terrenos sólidos para llegar a acuerdos. La discusión sobre el aborto. Más una solución razonable.

¿Cuáles son los argumentos más comunes a favor del aborto y por qué son considerados insuficientes?

Los argumentos comunes incluyen la inevitabilidad de los abortos clandestinos, la opinión pública, el relativismo moral, la prohibición como opresión ideológica o religiosa, y la propiedad de la mujer sobre su cuerpo. Estos son considerados insuficientes porque, según el análisis, derivan en absurdos lógicos, ignoran la dignidad del no nacido, o se basan en falacias, ideologías o interpretaciones erróneas de la ley y la moral.

¿Cuál es el punto central del debate sobre el aborto y cómo puede la ciencia y la razón ofrecer una solución?

El punto central del debate es determinar el momento preciso en que un ser adquiere la condición de persona con derechos. La ciencia, al describir el desarrollo fetal desde la fertilización, sugiere que la vida humana comienza en la concepción. Se propone que la formación de un ADN único y distinto sea un criterio razonable y científico para definir el inicio de una persona, ofreciendo una base para una discusión más clara y con una solución razonable.

21 minutos

Introducción

Quienes son partidarios del aborto usan argumentaciones en defensa de su posición. El objetivo de lo que sigue es hacer un examen de la serie de esas defensas en favor del aborto. Después se expone la discusión sobre el tema y se sugiere una solución razonable.

📍 El asunto de las defensas del aborto pone sobre la mesa otras ideas, como el liberalismo y aborto y las ideas de Ayn Rand sobre el aborto.

1. Aunque la ley no lo permita, se harán abortos

Esta justificación del aborto tiene base en el razonamiento de aceptar la realidad. Es mejor que la ley autorice los abortos y que ellos se hagan bajo condiciones médicas vigiladas. De no hacerlo, los abortos se realizarían en la clandestinidad y en condiciones malas.

Esta justificación es muy débil. Justificar la legalización de un acto porque de todas maneras se hará, puede ser reducido al absurdo de que se legalice todo acto por el simple hecho de que está realizándose. Sería absurdo autorizar los fraudes basándose en el hecho de que efectivamente suceden.

2. Permitir el aborto va de acuerdo con la opinión pública

Este argumento en favor del aborto se sustenta en el número de opiniones, sean de una mayoría o un número importante de personas e incluso en la opinión de intelectuales.

El sustento central radica en suponer que lo que la mayoría, según alguna encuesta, haga o piense es lo correcto e inapelable.

Es un argumento ingenuo y que puede funcionar en contra si es que la opinión mayoritaria es opuesta al aborto. Pero lo central es la debilidad de suponer que las mayorías tienen la razón inevitablemente.

3. «Yo sí creo en el aborto y tú no. Déjame libre»

Este argumento a favor del aborto se basa en la tolerancia a opiniones diversas. Cada persona hace lo que ella cree que debe hacer y nadie debe interferir.

Es un argumento relativista, sustentado en la creencia de que no hay absolutos morales y todas las opiniones tienen igual legitimidad. Si la persona A no quiere abortar que no lo haga, pero si la persona B lo quiere hacer, nadie puede impedirlo.

Contiene los errores del relativismo. Pero también un error adicional, el de aplicar una creencia personal en otra persona a la que no se pide su opinión: matar a otra persona por creer que es permitido, sin tomar en cuenta la opinión de quien es asesinado; pedir las opiniones de otros obligaría a considerar la opinión de aquél a quien se va a matar.

Este principio es riesgoso por abrir la puerta a justificar de la misma manera a quien quiera hacer otra cosa, por ejemplo robar.

4. La prohibición del aborto es una opresión capitalista, liberal, conservadora, etc

Más que un argumento lógico, esta defensa del aborto es objeción basada en ideología. Se coloca a la prohibición del aborto dentro del contexto general de conflictos políticos y económicos, y se le convierte en una defensa o ataque de doctrinas ideológicas.

No tiene mucho sentido agrupar al aborto dentro de causas o movimientos políticos y económicos, cuando es perfectamente posible examinarlo con más lucidez si se mantiene separado de otras cuestiones.

Es un error considerable convertir al tema del aborto en una bandera de conflicto ideológico y luchas sociales.

Esta defensa del aborto no es en realidad un argumento en sí mismo, sino un aprovechamiento de conveniencia ideológica —un mecanismo de defensa retórica que descalifica a quienes no piensan como él.

5. La prohibición del aborto es una imposición religiosa

Este argumentación supone que el tema es uno de imposición de creencias religiosas, por lo general cristianas. Argumenta que el cristianismo se opone al aborto, lo que es cierto, y que si el aborto no es permitido, eso es igual a una imposición religiosa indebida.

Su razonamiento es primitivo en sí mismo ya que su justificación única es la de ir en contra de una creencia religiosa. El cristianismo está también en contra del robo y el asesinato y difícilmente puede calificarse como una imposición religiosa el que las leyes humanas los prohiban y castiguen.

Además, al reducir todo a una cuestión de imposiciones, este argumento se acusa a sí mismo de lo que culpa al otro: impondré el aborto porque no quiero que se imponga su prohibición. Cuando un tema se reduce a una cuestión de imposición, se hace de lado la posibilidad de analizarlo y razonarlo.

6. La legalización del aborto confirma la propiedad de la mujer sobre su cuerpo

Aquí, todo se reduce al tema de propiedad. Las personas son dueñas de su cuerpo y están en su total derecho de expulsar de su propiedad a quien sea que lo invada.

Igual que se toman medicinas para deshacerse de virus y bacterias que han invadido el cuerpo, el que lo quiera puede deshacerse de la persona que ha invadido su cuerpo: el niño dentro del vientre materno. 

Es un argumento de invasión que se legitima con un derecho de propiedad. Se tiene perfecto derecho de matar al invasor, según esta argumentación en favor del aborto. Algo como el matar al ladrón que entra en la casa ajena.

El argumento es interesante y diferente aunque tiene fallas

Supone que la persona que está dentro del vientre materno ha entrado allí por su propia voluntad —una hipótesis en extremo falsa. Ha entrado allí no por voluntad propia, sino como consecuencia de una acción que dos personas han realizado y de cuyas consecuencias estaban conscientes. 

La entrada al cuerpo propiedad de la madre, su cuerpo, no ha sido una invasión, sino más bien una invitación. El ser dentro del vientre no existía antes. No es un virus que invadió el cuerpo de la madre.

Adicionalmente, es un argumento discriminatorio. Ignora a la dignidad humana y de facto crea una categoría de personas inferiores a las que puede matarse con legitimidad —la hipótesis que justifica la inferioridad de grupos humanos sobre la que se hace permisible su eliminación.

Reduce la discusión al tema de la propiedad del cuerpo femenino —ignora aspectos básicos que también tienen influencia en el tema, como la dignidad de todas las personas. ¿Sería moralmente permitido matar a todo ladrón que entre en cualquier propiedad ajena?

Introduce la posibilidad de dejar la decisión del aborto a la opinión subjetiva de la madre —lo que equivale a aceptar un relativismo moral sustentado en reglas absolutas, una contradicción lógica. Dependería de la madre el evaluar a su hijo como un parásito o no.

Presupone que la persona dentro del vientre materno no tiene propiedad sobre su cuerpo, lo que niega su hipótesis básica de propiedad personal. Y niega la realidad de la manera en la que los humanos se reproducen —no hay otra manera que la de tener un embarazo.

7. Si la ley lo permite, el aborto es moral y ético

Este argumento dice que la ley que permite abortos es un justificante moral válido para realizarlos, sin que tenga que acudirse a otra fuente que lo legitime. Es un argumento que hace a la ley humana el origen de lo moral y ético.

Este argumento es más complejo y adolece al menos de un defecto menos sencillo de explicar que los anteriores.

La ley como una creación humana tiene siempre un origen externo a ella —es decir, una ley no puede ser su propio origen y fundamento. Necesariamente parte de supuestos, creencias y principios que están fuera de ella. Es lo que establece la diferencia entre leyes justas e injustas.

Una ley prohibe y castiga acciones como el asesinato, los robos y otras más, incluso penaliza la desobediencia a las señales de tránsito, porque parte de creencias acerca de las personas: valor de la vida, derechos de propiedad, libertades, dignidad y demás.

La visión sobre la persona humana es una que se refiere a su dignidad y su valor intrínseco —la base sobre la que se sustentan leyes que prohiben la esclavitud, el abuso infantil, el tráfico de blancas y otros actos considerados contrarios a la dignidad humana. La ley no es el origen de esos valores, sino una manifestación de ellos.

Si una ley autoriza la realización de abortos, ella tendría que ser legitimada por una fuente externa —un valor, creencia o principio sobre la persona humana. No existe tal posibilidad y, por tanto, la ley que autoriza abortos carece de legitimidad externa. Es injusta.

8. La prohibición del aborto va en contra de la libertad femenina

El argumento establece que la maternidad es opresiva para la mujer, pero no para el hombre, y que ya que es inevitable que el embarazo suceda, la liberación femenina solo puede darse permitiendo el aborto.

El examen de esta octava de las defensas del aborto se sustenta en la falta de reconocimiento de la realidad que diferencia a los dos sexos —si se quisiera esa liberación y ella fuera posible, el hombre tendría que tener un útero, o bien la mujer próstata.

De esta manera, ambos serían iguales en cuanto a las enfermedades que pueden sufrir en ese sentido.

Otra es el presuponer que el tener hijos no acarrea obligaciones masculinas —es obvio que lo hace por el principio que establece la aceptación de las consecuencias de los actos propios. El hombre que embaraza a una mujer es absolutamente responsable de lo que eso acarrea. Es inexacto suponer que solo la mujer lleva responsabilidades.

Más aún, este argumento en favor del aborto quiere evitar la aceptación de las consecuencias de la libertad —es decir, va en contra de la misma libertad y fomenta la irresponsabilidad al crear un medio por el cual esa responsabilidad puede ser evitada.

Otra consecuencia indeseable del argumento es el crear un ambiente de conflicto, lucha y combate entre hombres y mujeres —no muy diferente a la lucha de clases en la concepción marxista y que solo puede tener una salida: la victoria de uno sobre otro.

El argumento enfatiza a la libertad que llega a legitimar el asesinato. Una defensa del aborto que es exagerada, pues razonando de igual manera podría decirse que la libertad de cualquiera legitimaría el robo.

9. La prohibición del aborto es una violación de los derechos de la mujer

El argumento es uno muy básico y primitivo: consiste en afirmar, sin mayor justificación, que terminar un embarazo es un derecho humano —que la mujer tiene derecho a su vida y como parte de ese derecho ella puede abortar para vivir como quiera.

Esto puede ser negado con mucha facilidad: si se cree que la persona tiene derecho a vivir su vida como quiera, necesariamente se presupone que el resto gozan de los mismos privilegios y que por tanto, ninguna persona puede afectar a otra. 

El que yo quiera vivir mi vida como deseo, no puede darme la facultad de robar dinero de otros, o amenazar de muerte a quien fue preferido por la mujer que amo.

10. La prohibición del aborto no reconoce la diferencia entre potencial y realidad

Este argumento sostiene que el aborto debe estar justificado porque quien está dentro del vientre materno es solamente el potencial del ser humano y no un ser humano real. Entonces, es inaceptable que un ser humano en potencia tenga derechos.

Esta argumentación toca un tema central, el de la discusión sobre el momento en el que se es persona —si desde el instante de la concepción, o en algún momento posterior.

El uso de términos como «ser humano potencial» y «ser humano real» es un artificio y solo admite definiciones arbitrarias o circulares.

Pero, fuera de esos términos sin sentido, el mérito del argumento es poner la atención sobre el centro de la discusión —el momento en el que existe la vida y por tanto, un aborto significaría realizar un asesinato.

Ya que no es posible determinar con certeza para todos el momento en el que se es una persona, la mejor decisión es la del principio de precaución y aceptar que es mejor cometer el error de pensar que es una persona real y no debe ser asesinada.

Aborto: origen de la discusión

Buena parte de los argumentos en pro y contra del aborto tiene un eje central. El acuerdo o desacuerdo sobre el momento en el que eso que existe dentro del vientre materno es una persona con vida y derechos.

🔴 Quienes promueven el aborto sostienen que dentro del vientre no existe una persona. Y que, por lo tanto, no tiene derechos y puede ser expulsado sin que se considere que hacerlo es el equivalente de matar a una persona.

Hay variaciones sobre la duración del período en el que aún no se es persona. Durante las primeras semanas, dicen algunos, aunque otros dicen que hasta el momento de nacer.

🔴 La posición opuesta es la de sostener que dentro del vientre, desde el primer segundo, existe un ser vivo, una persona con derechos. Y que esto es lo que hace del aborto el equivalente de un asesinato doloso.

Si pudiera determinarse en qué momento existe ya un ser humano dentro del vientre materno, eso ayudaría a dar la razón a unos o a otros.

La clave está en conocer razonablemente ese momento en el que se es persona viva, un ser humano igual en lo esencial a otros que no están dentro del vientre y al que no debe materse.

Ayuda de la ciencia

La ciencia puede ayudar esta discusión sobre el aborto. Son conocidas las etapas que sigue el desarrollo dentro del vientre:

• Un óvulo es penetrado por un espermatozoide y se tiene ya la fertilización. Algo que tiene una célula solamente y que se llama cigoto, dentro del que está la información biológica de ambos padres.

• De esa fertlización, que sucede en las trompas de Falopio, la célula se mueve a las paredes uterinas del vientre. En pocas horas las células se han multiplicado en gran cantidad y forman lo que se llama embrión.

• Hacia los 30 días, comienza a ser notorio el desarrollo de ojos, oídos y el sistema respiratorio. Poco después puede notarse el latido del corazón y movimientos en sus manos.

• Sigue el desarrollo del embrión durante semanas, hasta que en la octava cambia de nombre médico y se le llama feto.

• Sigue el desarrollo, notándose capacidad de oír, de dormir, mover su cuerpo y otros.

• Hacia las etapas posteriores, sube de peso, completa desarrollo, hasta que llega el momento de nacer, con capacidad de respirar fuera del vientre.

El momento

Sabiendo lo anterior es posible tener una discusión razonable sobre el momento en el que comienza la vida humana.

Si se dice, por ejemplo, que es cuando comienza el latido del corazón, o cuando se adhiere al útero, o cualquier otro momento, eso podría dar una respuesta.

Pero cualquiera que sea ese tipo de respuesta, haría surgir otra pregunta sobre qué existe ya dentro del conjunto de células que hace que en un momento pueda escuchar, o mover las manos o cualquier otra cosa.

Yendo hacia los momentos iniciales

Siguiendo ese ciclo de responder yendo hacia atrás en su desarrollo, se tendrá que conceder que el momento en el que todo comienza es el de la fertilización o concepción.

No creo que exista manera de desechar esa conclusión del inicio de la vida de una persona y tendrá que aceptarse que un aborto, por tanto, es quitar la vida a un ser humano.

Por supuesto, los partidarios del aborto no reconocerán esto con facilidad, al menos no la mayoría. Seguirán usado otras razones, pero al menos se habrá tenido una victoria importante para quienes reprueban el aborto.

Sus partidarios tendrán que acudir a otras defensas y ellas son notablemente débiles.

Por ejemplo, el que por ley se declare que el ser humano comienza su vida en el momento de nacer, que es lo que dijo Ayn Rand, es un argumento notablemente arbitrario y sin fundamento.

O bien, quienes dicen que no importa que sea un ser humano y que debe tratarse al cigoto, al embrión y al feto, como un invasor a una propiedad privada, que es el cuerpo de la madre. También ellos tendrían una argumentación notablemente más débil.

Mi temor es que a pesar de que la posición más sólida y razonable sea la de aceptar que la vida comienza en el momento de la fertilización, ello no sea aceptado por los partidarios del aborto. O si bien no tienen más remedio que reconocerlo, mantengan su posición con otros argumentos.

Solución: el momento del ADN

Quizá pueda verse esto como el momento en el que un nuevo ADN se ha formado. Uno único y distinto que especifica un tiempo exacto y razonable para determinar que ya se trata de una persona humana, igual que cualquier otra.

Esto haría más fácil una discusión sobre el aborto y con una solución razonable.

En resumen, mi punto es que debe aceptarse que en el momento en el que existe un ADN distinto al de otro ser humano. Eso puede ayudar a establecer el punto en el que ya existe un ser humano con vida propia. Una solución razonable a la discusión sobre el aborto.

Una notable vista al desarrollo fetal por medio de ultrasonido

Dos métodos o creencias

Los embrollos de desacuerdos en creencias vitales tienen buena parte de su origen en dos diferentes creencias acerca de lo que es posible saber.

La discusión áspera acerca del aborto pueden explicarse en su origen partiendo de dos distintas formas de ver el mundo.

En lo que sigue intento explorar algunas diferencias de opinión sobre el aborto partiendo de dos maneras de pensar —el empiricismo y el racionalismo.

Defino brevemente las dos tratando de colocar las bases de una solución razonable a la discusión sobre el aborto.

1. Empiricismo

El empiricismo sostiene que todo el conocimiento tiene su punto de partida en la experiencia de los sentidos.

Los sentidos son los que capturan los datos de la realidad y que a partir de esa información se desarrollan opiniones, valores, creencias.

De acuerdo con el empiricismo, por tanto, una persona sin sentidos tiene una incapacidad total de percibir la realidad. Y, por eso, también, carecería de todo conocimiento.

2. Racionalismo

El racionalismo tiene otro punto de partida para el conocimiento, no los sentidos, sino la razón misma.

La razón contiene principios, categorías, que organizan las percepciones y permiten lograr conocimiento.

De acuerdo con el racionalismo, por tanto, lo percibido por los sentidos sería solo un desordenado caos de información sin sentido. Y, por eso, no se tendría conocimiento si no se tuviera razón previa.

La diferencia

La gran diferencia, me parece, está en el punto de partida que ambas posiciones tienen.

Para el empiricismo, el punto de partida es la percepción sensorial, la evidencia empírica. Pero para el racionalismo, el punto de partida es la razón, donde ya existen principios que organizan lo percibido y pueden ir más allá.

Un racionalista sostiene que existen creencias que no necesitan ser demostradas empíricamente. Ella son ciertas sin que requieran evidencia tangible.

Son creencias que pueden verse como obvias, pero que justifican la posición del racionalista, como creer que «en entero es igual a la suma de sus partes», o que una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo.

En el caso del aborto la diferencia se muestra con claridad y provee un camino a una solución razonable a la discusión sobre el aborto.

• El empiricismo exigiría pruebas tangibles, sensoriales, de que el niño dentro del vientre de su madre es una persona. Mientras no se demuestre eso, el empiricista podría aceptar el aborto al no existir evidencia sensible sobre el niño y aceptarlo como persona.

En contra de un cristiano, por ejemplo, el empiricista pediría pruebas que demostraran que el niño tiene alma. Cosa que es imposible de justificar por la vía de pruebas empíricas. Aunque podría mostrarse un DNA diferente al de la madre.

• Un racionalista no exigiría pruebas tangibles, todo lo que solicitaría es usar la razón utilizando principios evidentes por sí mismos.

Aceptaría, por ejemplo, que existe vida en el bebé, que seguramente es una vida humana —lo que quizá le incline a rechazar el aborto.

Preferir al racionalismo

Entre las dos posiciones, me parece, es superior la del racionalismo. Las dos se necesitan mutuamente —reconocen el papel de los sentidos y el de la razón. Su diferencia central está en el punto de partida.

Partiendo de los sentidos, el empiricismo se ve limitado al conocimiento que venga por esa vía —una limitante de consideración. En cambio, el racionalismo partiendo de la razón también usa a los sentidos y su base es más amplia y diversa.

En el tema del aborto, por ejemplo, el empiricismo exigiría una serie de pruebas capaces de ser captadas por los sentidos. Solo esas serían las evidencias aceptables. Rechazaría quizá la creencia de que el niño fuera un ser humano, dependiendo de la definición sensorial que haga de ser humano.

Con el racionalismo ya no existen solo las pruebas sensoriales. También aceptaría razonamientos puros, evidentes en sí mismos o derivados de ellos. Aceptaría con mayor facilidad que el niño en el vientre es un ser humano y tendería a oponerse al aborto.

Resumen

La columna se adentra en el debate del aborto, examinando y refutando una serie de argumentos comunes a favor de su legalización, para luego proponer una solución basada en la ciencia y la razón.

Se analizan diez justificaciones principales para el aborto:

  1. La inevitabilidad de los abortos clandestinos: Este argumento es débil, ya que legalizar un acto solo porque ocurre llevaría al absurdo de legalizar cualquier delito.
  2. La opinión pública: Se basa en la falacia de que la mayoría siempre tiene la razón, lo cual es ingenuo y puede volverse en contra si la opinión cambia.
  3. La tolerancia y el relativismo moral («Yo creo, tú no, déjame libre»): Ignora la existencia de un tercero (el no nacido) y abre la puerta a justificar cualquier acción personal sin considerar a otros.
  4. La prohibición como opresión ideológica (capitalista, conservadora, etc.): Desvía la discusión del tema central, convirtiendo el aborto en una bandera de conflicto ideológico en lugar de analizarlo con lucidez.
  5. La prohibición como imposición religiosa: Reduce el debate a una cuestión de fe, ignorando que muchas prohibiciones (como el robo o el asesinato) tienen fundamentos morales universales y no son solo imposiciones religiosas. Además, es contradictorio al imponer la legalización.
  6. La propiedad de la mujer sobre su cuerpo: Este argumento, aunque interesante, falla al asumir que el ser dentro del vientre es un «invasor» que entró por voluntad propia, cuando en realidad es resultado de una acción consciente de dos personas. Además, es discriminatorio al negar la dignidad humana del no nacido y reducir la discusión a la propiedad, ignorando otros aspectos básicos.
  7. La legalización implica moralidad: Es un argumento defectuoso porque la ley humana no puede ser su propio fundamento moral; siempre se basa en principios externos (como la dignidad humana). Una ley que autoriza el aborto carecería de legitimidad si no se sustenta en un valor externo que la justifique.
  8. La prohibición atenta contra la libertad femenina: No reconoce las diferencias biológicas entre sexos y promueve la irresponsabilidad al buscar evitar las consecuencias de los actos. Además, puede fomentar un conflicto entre hombres y mujeres y legitimar el asesinato en nombre de una libertad extrema.
  9. La prohibición viola los derechos de la mujer: Afirma el aborto como un derecho humano sin justificación, ignorando que el deseo de vivir la propia vida no puede dar derecho a afectar la vida de otros.
  10. La diferencia entre «potencial» y «realidad»: Este argumento es crucial, ya que el debate central gira en torno a cuándo un ser es una persona. El autor lo considera un artificio y propone el «principio de precaución»: es mejor errar pensando que es una persona real y no debe ser asesinada.

El origen del debate reside en determinar el momento exacto en que el ser dentro del vientre materno adquiere vida y derechos. La ciencia describe el desarrollo fetal desde la fertilización, pasando por el cigoto, embrión y feto, hasta el nacimiento.

Al seguir este desarrollo hacia atrás, la fertilización o concepción emerge como el momento en que todo comienza, lo que implica que el aborto es la interrupción de una vida humana.

Como solución razonable, se propone considerar el momento en que se forma un ADN único y distinto como el punto exacto para determinar la existencia de una persona humana con vida propia.

Finalmente, la columna explora cómo dos enfoques filosóficos, el empirismo y el racionalismo, influyen en el debate. El empirismo exigiría pruebas sensoriales tangibles de la persona (difíciles de obtener), mientras que el racionalismo se basaría en principios evidentes por sí mismos.

Es preferible el racionalismo, ya que su punto de partida (la razón) es más amplio y, al combinarse con los sentidos, facilita la aceptación de que el ser en el vientre es un ser humano, lo que tiende a oponerse al aborto. La irracionalidad humana y la manipulación de demagogos son factores que impiden la aceptación de estas conclusiones lógicas.


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