La definición de una norma general para la mejor toma de decisiones y que se sustenta en el nivel de incertidumbre que se tiene en un momento dado. ¿Qué es el principio de precaución?

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Introducción, su definición

La idea central del principio de precaución es muy claro y hasta obvio.

Indica que «[…]nos exige que en caso de amenaza para el medio ambiente o la salud y en una situación de incertidumbre científica se tomen las medidas apropiadas para prevenir el daño». Nada que realmente diga algo útil.

Más especifica es la idea de que este principio «respalda la adopción de medidas protectoras ante las sospechas fundadas de que ciertos productos o tecnologías crean un riesgo grave para la salud pública o el medio ambiente, pero sin que se cuente todavía con una prueba científica definitiva» (mi énfasis).

Este último muestra la posición que caracteriza a este principio precautorio en sus mecanismos:

  1. Pide protección ante sospechas fundadas de algo negativo.
  2. Al mismo tiempo que no requiere evidencia científica clara.

Debe ser ya clara la dificultad que se presenta. Al mismo tiempo que necesita sospechas de algo negativo no exige evidencias que prueben esas sospechas.

📌 Es decir, cualquiera que exprese sospechas de lo que sea obtiene un permiso legítimo de acción sin la obligación de mostrar evidencias de sus afirmaciones.

Principio de precaución, sus características

Esta columna trata al precautionary principle en inglés. El que es traducido como principio de precaución, principio precautorio o preventivo.

Sus elementos son los siguientes

1. Una guía para toma de decisiones

Es un principio o guía de acción que orienta la toma de decisiones en general. Puede hacer especial énfasis en campos ecológicos, biológicos, alimenticios, salud pública, biodiversidad, contaminación, bioseguridad y similares. Aunque pueda aplicarse en realidad a cualquier toma de decisión.

2. Énfasis en la certidumbre de los riesgos

Se dirige centralmente a la certeza o certidumbre de la ausencia de riesgos o efectos indeseables en la toma de decisiones. Especialmente se usa en la adopción de tecnologías, sistemas, procedimientos y medidas en campos como los mencionados antes.

3. Rechazo al riesgo de efectos negativos posibles

El principio de precaución es una manera de manejar riesgos en la toma de decisiones que dicta que con anticipación aquellos que toman una decisión deben demostrar que ella no producirá efectos negativos.

En otras palabras, exige que sea demostrada la ausencia de consecuencias indeseables que provengan de la decisión tomada. Si esa demostración no existe, pide no tomar la decisión.

4. Aplicable a casos de desacuerdos

El principio de precaución pide ser aplicado especialmente en los casos en los que no existe un consenso claro de ausencia de efectos negativos de la decisión que pretende tomarse. Si existen desacuerdos en cuanto a las posibles consecuencias negativas de la decisión, pide suspenderla.

5. Uso en asuntos públicos

El principio de precaución puede llegar a ser parte de legislaciones o bien puede ser una política no escrita pero requerida.

Su aplicación casi siempre se refiere a acciones con impacto público y general, en las que se piensa que existen posibilidades de daños derivados de la implantación de la medida. Y donde no existe una evidencia científica contundente.

6. Una posición inactiva

Presenta una actitud de inacción que abre la puerta a que simples sospechas, fundadas o no, obstaculicen la implantación de medidas hasta que no se presenten evidencias sólidas de sus impactos. Exige a los otros un estándar que no se exige a ella misma.

Principio de precaución, algunas precisiones

El principio parte de una base sana y racional, que sugiere con fuerza el examen de las consecuencias futuras de la decisión a tomar. Y especialmente atiende a la faceta de efectos no intencionales.

Esto profundiza el análisis de la decisión a tomar y obliga a quien propone la acción a ampliar su sentido de responsabilidad general. Le hace profundizar en las consecuencias no previstas de su propuesta.

También, el principio de precaución abre el análisis de probabilidad de riesgos y de cálculo neto de beneficios de la medida propuesta. Da entrada al estudio del costo de oportunidad.

Una idea que puede aplicarse mal

📌 El principio de precaución, sin embargo, es en sí mismo un riesgo dependiendo de la racionalidad con la que se aplique. Pudiendo llegar a presentar problemas serios de «ambigüedad, aplicación arbitraria y sesgos opuestos a tecnologías nuevas», por una trampa en la que puede caer.

«El principio de precaución prohíbe la modificación genética de los alimentos, porque da lugar a riesgo, pero también el principio de precaución prohíbe prohibir la ingeniería genética de los alimentos porque prohibirla eleva riesgos».

Es decir, quien usa al principio de precaución como un instrumento para, por ejemplo, prohibir maíz genéticamente modificado cae en una violación del principio que usa si no reconoce que también debe usar al principio para reconocer los riesgos de prohibir ese maíz.

Un caso similar fue la prohibición de usar DDT.

Concluyendo

📌 En términos coloquiales, el principio de precaución establece que nada se haga en caso de no tener seguridad de que los resultados que se tengan no sean indeseables. Indica la necesidad de esperar a saber más.

La petición del principio de precaución es razonable, siempre que ella no se lleve a extremos que paralicen acciones. Es decir, podría producirse un estado de parálisis por análisis, el que también presenta riesgos.

El principio de precaución contiene en sí mismo el peligro de ser usado y abusado políticamente en la consecución de agendas ideológicas. Esto violaría la buena intención general que contiene.

La solicitud de detener acciones hasta «saber más» es ambigua y está sujeta a manipulaciones políticas e ideológicas. Claramente no puede llevarse hasta el extremo del conocimiento total ni de la certeza absoluta.

El principio de precaución pierde todo sentido cuando ignora esa imposibilidad de la certeza absoluta o ignora su contenido de evaluación de riesgos. Podría llegarse hasta el extremo de solicitar la extinción total o casi total de riesgo, lo que es imposible.

Este es el uso acostumbrado con el que aparece en los medios, en donde se repite la idea de que nada debe implantarse hasta que se tenga evidencia cierta de que no tendrá riesgo negativo alguno. Es absurdo.

Está bien expresado el problema en esta cita:

«El principal problema con el PP es que omite tomar en cuenta los costos de dejar de hacer algo. Cuando se previene la introducción de una nueva vacuna al mercado bajo el supuesto de que ésta podría tener ciertas consecuencias indeseadas sobre los seres humanos, se está viendo solo un lado de la moneda. Nunca se piensa en la cantidad de vidas que podrían ser salvadas por la nueva medicina». elcato.org


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