La expresión es usada con frecuencia, casi siempre con connotaciones críticas. Este es un examen de la naturaleza de una sociedad de consumo. ¿Qué es sociedad de consumo?

Introducción

Con su definición será posible unificar criterios que eviten conversaciones improductivas más basadas en prejuicios que en objetividad.

Obviamente todos consumen

Establezco primero lo evidente: todas las sociedades consumen, todas las personas consumen. De otra manera no podrían sobrevivir.

La existencia de la vida humana solo es posible de mantener por medio del consumo de, por ejemplo, alimentos, bebidas, ropa y demás.

Ante esa realidad, es posible concluir que la expresión ‘sociedad de consumo’ se refiere en su más amplio sentido a todas las comunidades humanas, desde las más primitivas hasta las más refinadas.

Igual podría hablarse de ‘sociedades de producción’, las que producen bienes capaces de consumirse. En toda sociedad hay producción y hay consumo. De lo contrario, desaparecerían.

Sociedad de consumo

Es claro que esa expresión debe referirse a otro fenómeno, no al del consumo-producción, sino a otro.

Dado el uso acostumbrado y frecuente de la expresión, es posible apuntar sus características.

1. Gran tamaño

Una sociedad de consumo hace referencia a una comunidad de tamaño considerable. Un país grande y desarrollado. La expresión es siempre aplicada a naciones ricas con PIB alto y muy bajos índices de pobreza.

2. Riqueza considerable

Se aplica a países con una alta capacidad de producción de bienes posibles de consumir por parte de sus habitantes. Naciones con alto desarrollo industrial y tecnológico.

3. Amplia oferta de bienes

Lugares en donde existe gran disponibilidad de bienes y servicios, y las personas tienen ingresos que les permiten la adquisición de muchos de esos satisfactores. Muy por encima del nivel de subsistencia.

Resumen

Entonces, una sociedad de consumo se entiende como una con alto poder adquisitivo en la que existe una gran diversidad y abundancia de bienes y servicios. Una sociedad en la que sus integrantes no tienen problemas importantes de faltantes de bienes.

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No está mal esa sociedad de consumo

Con esas características es posible afinar la expresión a otra más descriptiva. Sería deseable dejar de usar ‘sociedad de consumo’, pues todas lo son, para sustituirla con algo más descriptivo como ‘sociedad de gran consumo’.

La ‘sociedad de gran consumo’ es deseable para todas las personas. Vivir en una sociedad así sería vivir en un país rico, con alta capacidad de producir bienes que satisfacen necesidades humanas.

Esa situación sería una meta ambicionada. La situación de una sociedad rica y productiva que ya no tiene problemas importantes de pobreza y miseria.

Eso lleva a definiciones como esta:

«Sociedad de consumo es un concepto socioeconómico con el cual se denomina a los estados con desarrollo industrial o productivo capitalista​ en los cuales existe un consumo masivo de bienes y servicios, como consecuencia de una masiva producción​ y de que la oferta es amplia, hasta incluso superar a la demanda». es.wikipedia.org

Puede decirse que allí existe una oferta abundante y una demanda grande. Presenta, por tanto, una situación positiva de riqueza general con escasos problemas de pobreza y puede ilustrarse con la situación de países como Suiza, Nueva Zelandia, Dinamarca, Canadá y otros varios más.

La sociedad de consumo, entonces, puede verse comparando ingresos per cápita, por ejemplo, entre Luxemburgo y Haití. O entre Singapur y la República Democrática del Congo.

Sociedad de consumo, los excesos

Sin embargo, contraria a esa percepción favorable de una ‘sociedad de gran consumo’, la expresión suele usarse con amplias connotaciones negativas.

Son los excesos y abusos lo que marca la naturaleza del significado que se le da a la expresión. Ha sido expresado así:

«El consumo como concepto no hace referencia a nada malo ni perjudicial. Podemos definirlo como el simple hecho de consumir para satisfacer necesidades o deseos. El problema llega cuando esta actividad se vuelve patológica. Entonces ya no hablamos de ‘consumo’, sino de ‘consumismo’. La Real Academia Española (RAE) define el consumismo como “la tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios”». elordenmundial.org

Lo que haría que la sociedad de consumo adquiriera una connotación negativa por causa de la transformación del consumo en una obsesión de consumo sin sentido de bienes «no siempre necesarios».

En este sentido, las críticas a la sociedad de consumo tienen su fundamento y son generalmente las siguientes:

1. Desórdenes reprobables

Bajo este rubro agrupo las críticas que hacen mención de la demanda de bienes que no son necesarios, en las que generalmente se menciona el consumo conspicuo.

La dificultad insoluble de esta crítica es la determinación exacta de qué es un «bien necesario» con una definición aplicable universalmente. Siendo el valor de las cosas una evaluación subjetiva, resulta imposible dar una respuesta racional.

2. Consumo más allá de medios propios

La expresión califica a la situación en la que las personas gastan en exceso. Es decir, por encima de lo que sería razonable según su nivel de ingresos.

Ellas usan en demasía el crédito. Consumen por encima de lo que sería razonable según el ahorro que realizan.

En esa sociedad, más aún, proliferan las formas y métodos que permiten el gasto por encima de lo razonable y la contratación de créditos por encima de lo conveniente.

Allí, las personas consumen bienes y servicios para satisfacer necesidades que razonablemente pueden ser consideradas vanas y superfluas, en buena parte motivadas por la búsqueda de estatus social.

Son una especie de reprimenda frente a conductas de consumo que violan principios de prudencia. En una sociedad de consumo se ignoran virtudes como el esfuerzo, la frugalidad, el ahorro. la moderación.

El punto central es apuntar una conducta imprudente que sacrifica el plazo largo por el corto y usa formas de crédito de forma poco inteligente para adquirir bienes superfluos. Una situación que solo puede determinarse caso por caso.

3. Materialismo

Esta es seguramente la crítica a la sociedad de consumo desordenado, la pérdida del sentido inmaterial de la persona, de su individualidad, autonomía y fibra moral.

Consiste en la definición total de vida con un sentido único de consumo y posesión materiales, que pone toda la atención en la gratificación inmediata y gratuita. Crea personas que actúan como niños mimados que sienten tener derecho a todo y obligación de nada.

4. Daño ambiental

Otra crítica de la sociedad de consumo desordenado está basada en preocupaciones ecológicas. Ella tiene varios aspectos.

Los niveles muy altos de consumo necesitan usos intensivo de recursos naturales no renovables que necesitan ser cuidados. Muchos recursos naturales son usados en la satisfacción de necesidades superfluas. La producción contaminante se traslada a países pobres, en donde la naturaleza se daña y se explota a los trabajadores locales. El transporte desde lugares lejanos produce contaminación.

Este tercer tipo de crítica a la sociedad de gran consumo sigue la línea del cuidado del medio ambiente, en lo que tiene razón. Pero padece un problema serio: las limitaciones que impone tienen consecuencias graves sobre el bienestar. Al limitar seriamente la producción, elevarían los precios de todos los bienes sin discriminación.

5. Capitalismo, el culpable usual

Son los mercados libres, sin regulación, se dice, los que producen una sociedad de consumo. Las empresas, compitiendo en el mercado, manipulan a los consumidores haciéndolos comprar más de lo razonable.

Las personas, los consumidores, son muy ingenuos e inocentes, continúa la crítica. Siguen ellos sin remedio lo que les dicta el marketing de las empresas y terminan siendo adictos a las compras y al crédito.

Esta ya no es una crítica de tipo moral o ética, como la anterior. Es una crítica de naturaleza económica que surge en los oponentes a los sistemas de mercados libres.

Su conclusión es rechazar al libre mercado e imponer un sistema intervencionista que evite esos excesos y desórdenes. Una estrategia que eliminaría al sistema que ha creado la riqueza y eliminado la pobreza.

En resumen

Lo que he intentado hacer es proveer un juicio crítico y una mejor definición de la expresión ‘sociedad de consumo’.

He examinado varios tipos de críticas a ese tipo de sociedad, concluyendo que la crítica que más base tiene es la de un consumo imprudente.

La crítica de índole económica pertenece más a una discusión ideológica y no llevaría a nada más que un mayor intervencionismo estatal sin garantía alguna de resolver el problema —que es lo mismo que sucedería con la crítica ecológica.

La crítica al consumo imprudente es más prometedora y, lo mejor, evita las generalizaciones tratando a las personas de manera individual.

Por su lado, la crítica económica y la ecológica, por el contrario, tratan por igual a todas las personas suponiendo que todas ellas son culpables de un consumo imprudente, lo que es a todas luces falso —las acusaciones colectivas son demasiado vagas y por eso mismo, resultan inútiles.

Pero en el fondo, se trata de un problema de materialismo, es decir, de pérdida del sentido espiritual e inmaterial de la persona. Un problema que no es económico sino moral


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[Actualización última: 2023-07]