¿Es la educación universitaria la solución al progreso nacional? Responder que sí es un acto inmediato, pero también una equivocación colosal. No puede generalizarse tanto. La educación superior puede también ser una causa de subdesarrollo y retraso. Suponer que a más educación habrá más avance es una hipótesis demasiado simplista.
Tabla de contenidos
11 minutos
Introducción
La educación, especialmente la educación universitaria, es un algo deseado universalmente. Todos quieren tener esos estudios, o al menos que los hijos sean graduados universitarios.
Pero esta universalidad de pensamiento es engañosa, dice Sowell. Esta es una de las ideas que analiza Sowell. ¿Es la educación universitaria la solución al progreso nacional?
📕 Hay una respuesta en su obra Sowell, Thomas, Race and culture: a world view. New York. Basic Books, pp 22-25 y 147-148.
📍 El tema se relaciona de inmediato con la tesis de la educación incompleta y el problema de la educación a medias. Indirectamente esto lleva a las características de los progresistas y a la Herencia intelectual de los años 60.
Un irreflexivo deseo de educación universitaria
Este deseo de una educación alta encierra diferencias muy grandes dependiendo de las culturas. Ellas difieren en cuanto a la valoración del tiempo y el esfuerzo que son necesarios para lograr esa educación.
Por ejemplo, en muchos países del Tercer Mundo es obvio que se necesitan con urgencia habilidades tecnológicas y empresariales.
Sin embargo, a pesar de esa urgencia las habilidades de ese tipo son ignoradas y la educación es dedicada a carreras profesionales soft. Esto es lo que hace útil preguntar ¿es la educación universitaria la solución al progreso nacional?
Brasil, Chile, Senegal, Malasia
Un caso concreto es el de una investigación de mediados del siglo XX en la Universidad de Sao Paolo.
Esa investigación mostró que los estudiantes de origen brasileño cursaban carreras tradicionales, como leyes y medicina. Mientras tanto, los estudiantes de familias de inmigrantes estaban fuertemente concentrados en carreras como ingeniería.
Otro estudio arrojó esta misma conclusión. En la Universidad de Chile los estudiantes de origen alemán o italiano eran los más destacados en áreas como la Física.
La conclusión es natural: una parte desproporcional de la industrialización de esos países es realizada por inmigrantes o por extranjeros.
📌 El punto se repite con un patrón igual en otras partes. Los datos muestran que en los países menos desarrollados se prefieren las carreras soft.
En Senegal, por ejemplo, después de 20 años de su independencia, en un país eminentemente agrícola, la Universidad de Dakar aún no ofrecía carreras relacionadas con la agricultura. Pero tenía miles de estudiantes en carreras de humanidades o liberales.
Otras evidencias en el mismo sentido son las siguientes. En Malasia los estudiantes locales se han concentrado en las carreras de humanidades. Eso ha producido que muchos de ellos hayan terminado en trabajos gubernamentales.
Lo mismo sucede en Fiji y en la India, donde tres cuartas partes de los estudiantes han terminado por ingresar en las filas de los burócratas.
¿Es la educación universitaria la solución al progreso nacional? No necesariamente
Según Sowell esto tiene una consecuencia en los países pues cuando el empleo en el gobierno es el objetivo del estudiante, ello se convierte en una fuente de conflictos entre los grupos oficiales de los países subdesarrollados.
Dice Sowell que la educación universitaria, especialmente entre esas personas para las que esa educación es reciente o un caso excepcional, crea sentimientos de posesión de derechos a beneficios y de abstención de ejecución de cierto tipo de trabajos. Crea una especie de élite.
El universitario se siente indigno de realizar ciertas tareas y merecedor de beneficios gratuitos. Estas actitudes y situaciones afectan a los empleados y a los desempleados, según el autor.
Incluso los ingenieros han desechado trabajos en planta y preferido empleos de escritorio. Hay un desdeño hacia los trabajos que implican contacto directo con las máquinas.
¿Es la educación universitaria la solución al progreso nacional? No cuando la educación universitaria puede reducir la productividad del estudiante debido a las expectativas, a las habilidades y a las aversiones que esa educación crea.
Por ejemplo, un estudio realizado en la India, en 1960, indicó que más de un millón de universitarios graduados estaban desempleados y que se mantenían con la ayuda de su familia.
📌 La conclusión es natural. Producir universitarios no necesariamente es un factor de desarrollo para el país que lo haga. De hecho puede ser lo contrario, puede producir inestabilidad política.
La sociedad que produce universitarios sin sentido muy bien puede volverse ingobernable.
No podrá satisfacer a esos universitarios que se sienten con derechos a beneficios que sus habilidades no merecen, así como tampoco sus inclinaciones.
Gusto por lo fácil
Dentro de los países y de los grupos sociales subdesarrollados y rezagados se ha desarrollado un gusto y una inclinación hacia las materias más fáciles de cursar.
O que son materias de halago personal, como, en Nueva Zelandia, los estudios maoríes o los cursos étnicos en los Estados Unidos. Esos cursos son justificados con base en que ellos incrementan la moral de los estudiantes y mejoran su desempeño en otras materias.
Pero la verdad es que no hay nada que pruebe que eso es cierto. Lo que sí es un hecho es que esos cursos fáciles, con materias sencillas, son atractivos para los estudiantes de grupos rezagados o de países subdesarrollados.
Esto sucede en la India y en los Estados Unidos, donde los estudiantes de más baja condición estudian cursos de mayor sencillez y de menor prestigio.
Hay evidencia, por otro lado, que estudiantes de grupos rezagados, como los hispanos en Estados Unidos, pero que tienen padres universitarios, entran a carreras matemáticas y científicas en mucha mayor proporción a los hijos de familias del mismo grupo cuyos padres no son universitarios
Prosigue el autor diciendo que los logros individuales o de grupo tienen necesidad de ciertas condiciones que son variables en cada cultura. Por ejemplo, los logros literarios requieren de menores fundamentos que los logros científicos, matemáticos y de ingeniería.
Hasta los países más subdesarrollados pueden producir políticos y gobernantes inteligentes, además de muy astutos demagogos. Pero no con facilidad producirán científicos célebres.
Esto lo demuestra la realidad: han sido los países menos adelantados los que han producido la mayor corrupción gubernamental. Y esta corrupción política es un obstáculo al desarrollo.
¿Es la educación universitaria la solución al progreso nacional? No si se prefiere lo fácil
Estas inclinaciones hacia carreras fáciles lleva a los talentos del país hacia actividades que son contrarias al progreso.
Los lleva a actividades en los que sus habilidades son empleadas en la intriga política, en los golpes militares y en los movimientos terroristas. Pero no en las actividades productivas.
Cuando las naciones o los grupos carecen de conocimientos y de habilidades que puedan ser empleadas en la producción, el único camino de esos talentos universitarios es la política.
📌 La política se torna el primer foco de atención de esos estudiantes y así sus ambiciones se vuelven intrincadas y desesperadas. Para esos estudiantes de cursos fáciles, la ansiedad por la política sustituye a la preocupación por la producción.
En esas naciones y grupos rezagados en cuanto a sus habilidades económicas, se buscará importancia y protagonismo usando ideologías, confiscaciones de bienes, guerra, terrorismo, violencia, protestas.
Esos grupos y naciones atrasadas van a realizar movilizaciones políticas sin que ellas sean la solución a lo problemas que sufren.
De hecho los problemas sufridos por esas naciones y grupos son la causa de la entronización de líderes políticos carismáticos que ofrecen soluciones ilusas. Cuando se intente llegar a acuerdos racionales con esos líderes carismáticos, ello ocasionara una elevación de sus demandas irracionales.
La inestabilidad que se intente solucionar con la razón bien puede ser la razón de la existencia de esos líderes.
Otras precisiones
En un libro de A. Oppenheimer hay datos que llaman la atención. En la Universidad Nacional de México se gradúan 15 veces más psicólogos que ingenieros petroleros. Ahora hay allí más de seis mil estudiantes de filosofía, pero 343 de computación.
En Argentina, la UBA gradúa a 2,400 abogados y a diez veces menos ingenieros. Señalar esta situación no es original, pero insistir en ella es valioso.
Se trata del añejo problema de compatibilidad entre la capacitación de las personas y su utilidad en el mundo del trabajo. Y así se plantea la clásica incógnita. ¿Es la educación universitaria la solución al progreso?
¿De qué vivirán tantos graduados de filosofía, o de psicología? ¿Realmente son necesarios?
El asunto es grave por razones más allá de las aparentes. Antes que nada está desde luego la libertad educativa. Los estudiantes seleccionan sus carreras y lo que se ve es que están seleccionando sin considerar sus oportunidades de empleo.
Lo que lleva a la más obvia de las consecuencias. El desempleo de quienes se gradúan de carreras poco necesarias en el mundo del trabajo o bien con oferta excesiva.
No es una cuestión de suspender el estudio de filosofía, derecho, sociología u otras, sino de entender que sus graduados no tendrán oportunidades de empleo.
Nos podemos quedar aquí y expresar nuestra preocupación por esa falta de empleo para demasiados graduados de carreras de limitada aplicación práctica o carreras saturadas.
La tendencia racionalista
Y es aquí donde otro libro, uno de Hayek, aporta un razonamiento vital. Según él, las personas racionales, acostumbradas a las disciplinas del pensar y confiar en la razón como la fuente del conocimiento, tienden a ser socialistas.
Su preparación les hace despreciar el desarrollo de las instituciones espontáneas y confiar en la planeación racional, lo que les lleva a estar inclinados, aunque sea moderadamente, a apoyar medidas de intervención estatal.
Todo por un racionalismo extremo que ignora a los procesos espontáneos que son más difíciles de comprender.
Regresando a Thomas Sowell y sus dos puntos relevantes aquí. La tendencia a seleccionar carreras percibidas como más sencillas y la actitud que el graduado universitario puede desarrollar para rechazar trabajos que percibe como indignos.
Las carreras percibidas como las más sencillas son las humanistas, en las que se piensa que no hay matemáticas como en las ingenierías. Y, con un título universitario, los graduados suelen despreciar trabajos considerados por debajo de su categoría.
Consecuencias
Los efectos de lo anterior, sobre los que podemos especular, van mucho más allá del problema detectado y que es entenderlo como uno de falta de coordinación entre universidades y empresas, por el que las primeras no satisfacen las necesidades del mundo real. Hayek y Sowell profundizan en esto, aportando ideas de mayores consecuencias.
Una de ellas es la creación de un clima intelectual en extremo racionalista que se torna de tendencia socialista, sin tal vez darse mucha cuenta de eso. La consecuencia es la mayor promoción de medidas de intervención estatal que son precisamente las menos promisorias.
La otra es, seguramente, la creación de una actitud resentida en el graduado que no logra un modo de vida derivado de sus conocimientos de carrera. Resiente el sistema económico que le impide mejorar y puede radicalizarse en sus ideas, que de por sí tienden a ser socialistas.
La situación se complica con una retroalimentación entre profesores, si están en ese mismo caso, y sus alumnos, a quienes inculcarán sus sentimientos de resentimiento y racionalismo extremo.
Globo de ideas relacionadas
Concluyendo
¿Es la educación universitaria la solución al progreso nacional? La respuesta es «depende».
Cuando la educación universitaria se busca con tal ansiedad que ella se facilita, se simplifica, se logra sin esfuerzo, la respuesta es un «no, absolutamente no». Esa educación lograda con carreras fáciles y cursos soft, actuará en contra del progreso.
Conocer el problema, que es más grande de lo pensado, es un paso en la dirección correcta y pone la pelota en la cancha de las universidades para tomar decisiones en dos campos, el de las carreras disponibles y el de la educación a recibir, que debe ser ajena a los resentimientos de profesores y al extremo racionalismo.
No es un problema sencillo y en buena dosis quizá implique una redefinición del concepto de universidad, que se salga de sus torres de marfil para meterse en el mundo real y tal vez crear otros tipos de profesiones y especialidades.
Otros lectores también leyeron…
Actualización última: