La que no incluye las respuestas acerca de las preguntas más profundas que podemos hacernos. No incluir esto es igual a tener una educación mutilada, que tiene consecuencias. El problema de los educados a medias. La educación incompleta.
Tabla de contenidos
En breve
La columna muestra dos facetas de la educación incompleta. Una, la de ignorar las cuestiones más importantes de la existencia. La otra, la de suponer que la educación es sólo crítica y destrucción.
Primero, Chesterton sostiene que separar la educación de la religión limita la mente, creando una educación incompleta. Argumenta que las preguntas fundamentales sobre el propósito de la vida y el mundo, a menudo abordadas por la religión, son esenciales para una formación integral.
Critica a quienes, por prejuicio o desconocimiento, evitan estas cuestiones vitales, pues demuestran una visión más estrecha que aquellos con creencias.
Advierte del peligro de una ciencia que se convierte en una filosofía materialista, generando «educación a medias» que fomenta la crítica sin la capacidad de construir o justificar, priorizando el sentimiento sobre el pensamiento y el relativismo sobre la verdad.
Segundo, una idea de Mazaryk quien apunta que los educados a medias han sido instruidos en criticar, dudar y cuestionar los fundamentos sociales y hasta allí ha llegado su educación. No son constructores, son más bien destructores. Son gente que censura y reprocha, que reprende e incluso insulta y vitupera. Los que renuncian a la razón y prefieren los sentimientos
13 minutos
Introducción
La educación incompleta y sus consecuencias. El tema sobre el que Chesterton hace consideraciones. Y critica a quienes crean ambientes educativos tendientes a encontrar esas respuestas estrechas en campos no destinados a responderlas. Los educados a medias y el problema que crean.
📕 La idea fue encontrada en Chesterton, G. K., Ensayos. México. Editorial Porrúa, «El objetivo religioso de la educación», pp. 17-21.
📍 La propuesta de una educación incompleta por ignorar los grandes temas de la existencia lleva al asunto de por qué molesta tanto la filosofía, el significado y el sentido de la educación y el dilema de la educación dogmática. Más centrismos de historia.
Punto de arranque
El punto de partida del ensayo es una aseveración muy directa. Chesterton dice que colocar separadamente a la educación de la religión es producto de una severa estrechez mental.
Aunque en algunos casos puedan existir justificaciones razonables, la educación sin religión es limitativa.
Buscar explicaciones
Las personas estamos interesadas en conocer el mundo en el que vivimos y las explicaciones de nuestra vida en ese mundo.
No satisfacer esa curiosidad sería igual a proveer una educación poco satisfactoria. Es posible que el instructor desconozca la respuesta y entonces no responda a la pregunta que le hacemos.
Es posible también que tenga creencias al respecto, las que sean, y que se niegue a trasmitirlas y así será un instructor incompleto.
📌 El caso que trata el autor es directo. La educación debe no debe ser incompleta y eso significa responder preguntas que tenemos sobre nuestro mundo y las razones de nuestra vida en ese mundo. Una educación que no provee esas respuestas no puede considerarse completa.
En otras palabras, las creencias religiosas contienen respuestas a las preguntas más importantes que nos hacemos, por lo que desechar a las religiones significa también desechar a las más importantes interrogantes de nuestra vida.
Los asnos religiosos
Sigue su exposición ahora refiriéndose al adjetivo «asnos», el que es usado para describir a quienes mantienen las creencias religiosas. Ellos son acusados de una visión estrecha en sus explicaciones del mundo y de nuestra vida.
Pero, dice, ese adjetivo es más aplicable a los críticos de quienes tienen creencias religiosas. Todo porque si alguien educa con creencias impuestas que responden a esas preguntas de fondo, al menos no considera esas cuestiones con una visión limitada.
Al contrario, las trata y toma en cuenta, lo que no hacen sus críticos. No ha reducido intencionalmente su visión. Aún se inquieta por contestarlas y no adopta la actitud de quien no hace esfuerzo por responderlas en la educación que se vuelve incompleta.
Estrechez mental
El contraste que hace Chesterton es notable: diferencia a quienes sí se plantean esas cuestiones en educación de quienes las ignoran voluntariamente.
Es la mente más estrecha la que las pone de lado. Es más amplia la mente de quien no las ignora y las trata, así sea con palabrería y sus ideas, que son lo más serio para él, nos parezcan meras ilusiones.
El real asno es el del instructor que deliberadamente reduce su visión. El que siendo ilustrado hace esfuerzos tensos para darle la vuelta al tema y no hablar de las cosas que conoce y que resultan ser las de mayor interés para las personas desde el inicio del mundo.
De nuevo, es señalado el error y las consecuencias de la educación incompleta que pone de lado las cuestiones de importancia y se concentra en los terrenos comparativamente menos relevantes.
Nuestro mundo, la razón de nuestra vida, todas estas cuestiones de fondo quizá puedan llegar a conocerse o tal vez no, pero eso no obsta para que ellas dejen de ser materias dignas de estudio.
Para pensarse

Estudiando a un farol
Chesterton ahora acude a una comparación. Los estudiantes se dan cuenta de que existe fuera de ellos un mundo objetivo en el que por ejemplo, existe un farol.
Ese farol puede ser conocido y estudiado: un ciclista puede chocar contra él, un borracho lo puede usar de apoyo; pero es natural preguntarse la razón del farol.
La educación seglar es la que ignora la luz del farol y mantiene la vista sobre el pavimento sin preguntarse nada más elevado.
La luz del farol, sin embargo, es la que permite ver al resto de las cosas, como la fe que permite conocer más. Incluso aunque la luz del farol sea ocultada por neblina, ese farol sigue existiendo a pesar de que se le perciba como un poste sin luz y por eso sin sentido.
Entre quienes conocen la finalidad del farol y quienes la desconocen, hay una diferencia que es grande.

Las grandes preguntas de la vida
El mayor de todos los conocimientos que podemos tener es el de saber el sentido del mundo, su finalidad, y el propio sentido de nuestra vida.
Quienes piensan que pueden tener las respuestas deben hablar de ellas como un asunto de importancia tratado más allá de ser un simple materia de estudio adicional. Cubre más allá de eso.
El autor señala que algún instructor se preocupará de que los alumnos tengan conocimientos adecuados de lo que es un marsupial. Pero al mismo tiempo que no le preocupará en lo más mínimo si el alumno tiene un conocimiento adecuado del mundo.
El contraste que ahora señala está colocado entre el conocimiento sin duda útil de la instrucción escolar seglar y la instrucción que satisface la curiosidad personal sobre el sentido o significado de la existencia, lo que sin duda afecta a las personas.
Como cuando la niebla rodea al farol, es posible que se tengan ciertas ideas vagas al respecto del significado de la luz, pero esas ideas resultan poco en relación a las de quienes poseen un credo completo al respecto. Tener una educación sin considerar a la luz del farol es tener una incompleta.
Darwin y las protestas
Ahora Chesterton hace referencia a un suceso: las protestas religiosas al respecto del darwinismo. Hay primitivismo en las posiciones de ambos bandos.
Llama «trasnochado» al protestantismo que se manifestó en contra y que no puede representar a la religión. Pero usa el mismo calificativo para el darwinismo que siente representar a toda la ciencia.
Su punto, al respecto, es aprovechar la controversia para señalar que la ciencia también tiene significado, más allá de lo que ella establece. Por eso es que hay diferencia entre una instrucción evolucionista y otra basada en la evolución.
Es decir, se tiene el riesgo de que una clase enteramente científica pueda ocultar un ambiente materialista.
Puede existir la voluntad del instructor de convertir a su materia en una explicación de la vida, una filosofía que con estrechez pretende contestar las grandes preguntas.
El autor, manteniendo el mismo tono amigable y que explícitamente dice ser no polemista, apunta que no se refiere a la educación laica y su indiferencia con respecto a la religión.
Se refiere expresamente a la educación científica, la que es indiferente a la ética. Y establece así el peligro de un ambiente educativo opuesto a la moral. Algo que produce una educación incompleta.

Sí, el problema de la educación a medias
Existe un punto de vista fascinante en una obra de R. Scruton, cuando se refiere a un colega suyo.
«El filósofo checo T.G. Masaryk (1850-1937) atribuyó muchos de los males del mundo moderno a la “educación a medias». Fue la prominencia en la vida pública de los semi-educados, sugirió, lo que despertó las esperanzas y destruyó las certezas de la humanidad. Toda la fe quedó en duda, toda la moralidad se relativizó y toda simple satisfacción fue destruida por la crítica sarcástica de quienes podían ver hasta el punto de cuestionar los fundamentos del orden social, pero no tanto como para defenderlos». Scruton, Roger. An Intelligent Person’s Guide to Philosophy (pp. 14-15). Penguin Publishing Group. Kindle Edition. Mi traducción.
En inglés es «half-education» y no traduce bien como «media educación», pero sí como «educación a medias», es decir, el problema de ser incompleta.
⚠️ Quien recibe esa educación, no puede decirse que no es educado. Lo es, pero no totalmente. Le falta la otra mitad, o alguna parte muy importante. Con una consecuencia grave: el educado a medias supondrá que ha sido educado integralmente.
El problema surgen cuando las personas con educación a medias son tomados como iguales a los completamente educados. La distinción es vital. Eso es lo que se resalta en la cita. Cuando los educados a medias son llevados a lugares prominentes de la vida pública y se toman con gran seriedad, como si fueran realmente educados.
⚠️ Los educados a medias han sido instruidos en criticar, dudar y cuestionar los fundamentos sociales y hasta allí ha llegado su educación. No son constructores, son más bien destructores. Son gente que censura y reprocha, que reprende e incluso insulta y vitupera. Los que renuncian a la razón y prefieren los sentimientos
📌 Los otros, los educados a fondo, han profundizado más allá de la cómoda situación de cuestionar llegando a justificar, explicar, argumentar. Son los que construyen, piensan y usan la lógica. Los que incomodan con su sesgo de la verdad y molestan con su filosofía.
Consecuencias
En nuestros tiempos, esa educación a medias es la que ha instruido a sentir, no a pensar. A la subjetividad no a la objetividad.
La educación a medias enfatiza la duda y de ella se nutre, desechando a la verdad por evidente que sea a la que ha sustituido a la lógica con el relativismo.
La lógica que pide ser inapelable en su dogmatismo mientras duda del resto. La que juzga que sus ideas no deben ser juzgadas. La que no se molesta con ver la pasado y quiere construir el futuro.
El problema de la educación a medias es que encuentra un placer extremo en negar toda certidumbre y sustituir al razonamiento con insultos, agresiones y censura. La que está presta a usar a la coerción y la censura para imponerse.
Sobre todo, los educados a medias son quienes impiden hacer preguntas para obtener respuestas. Se encuentran fácilmente en protestas callejeras, en mítines universitarios, en recintos legislativos, en la corrección política.


Conclusión: el asunto de fondo
G.K. Chesterton argumenta contundentemente que separar la educación de la religión es una muestra de estrechez mental. Para Chesterton, una educación que ignora las grandes preguntas existenciales sobre el mundo y el propósito de la vida es, por definición, incompleta.
Él critica a aquellos sistemas educativos que evitan deliberadamente abordar estas cuestiones fundamentales, ya sea por desconocimiento, por prejuicios o por una supuesta objetividad.
Las creencias religiosas, al ofrecer respuestas a las interrogantes más profundas de la existencia humana, son cruciales para una formación integral. Califica de «asnos» no a quienes poseen creencias religiosas, sino a sus críticos, aquellos que desestiman estas cuestiones vitales, demostrando una mentalidad más limitada.
La verdadera ignorancia no radica en tener una perspectiva, sino en negarse a explorar las inquietudes esenciales que han acompañado a la humanidad desde siempre. Chesterton enfatiza que incluso si las respuestas religiosas no son universalmente aceptadas, la mera consideración de estas preguntas amplía la visión y enriquece el proceso educativo.
El conocimiento más valioso es el del propósito del mundo y de nuestra propia existencia. Una educación que se enfoca en detalles superficiales, como la morfología de un marsupial, mientras descuida la comprensión del mundo, es inherentemente deficiente.
Finalmente, Chesterton aborda la controversia entre ciencia y religión, utilizando las protestas sobre el darwinismo para destacar cómo tanto el fundamentalismo religioso como el cientificismo pueden caer en la estrechez. Advierte sobre el peligro de una educación científica que, intencionadamente o no, transmita un ambiente materialista y se convierta en una filosofía de vida que pretende responder a todas las grandes preguntas, ignorando la ética y la moral.
Al final, la columna exploró una idea relacionada, de otro autor, la de que la educación genera individuos que saben criticar y dudar, pero carecen de la capacidad de construir o justificar. Se muestra sí otra faceta de la educación incompleta.
Estas personas, educadas para sentir y no para pensar, promueven el relativismo y la subjetividad, obstaculizando la búsqueda de la verdad y la lógica, y a menudo recurren a la coerción y la censura para imponer sus ideas.
En resumen, la educación incompleta: (1) ignorar las cuestiones más importantes de la existencia y (2) suponer que la educación es sólo crítica y destrucción.
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