Esta columna hace una aportación lingüística proponiendo nuevas palabras que persiguen facilitar los diálogos y las conversaciones de las personas con términos más precisos y específicos. Es parte de una colección de ellas que puede verse en ContraPeso.info: nuevas palabras, clasificadas dentro de la etiqueta ContraPeso.info: humor.

Continuación de la serie de palabras que se necesitan pero que no existen. Cosas, acciones y conceptos que por carecer de un término pierden significado. En fin, un poco de humor adicional al del involuntario que regala la comedia política universal.

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Acuajustar

Verbo regular que describe la acción del ajuste y regulación de la temperatura del agua, especialmente de las regaderas y duchas del baño matinal. Hace alusión, en el lenguaje popular, a la falta de estandarización que tienen las llaves del agua aún en el mismo baño para obtener la misma temperatura con los mismos niveles de las llaves, lo que ocasiona eternos ajustes por parte de las personas para obtener la temperatura deseada.

La misma posición de las llaves, dos días seguidos, producen temperaturas de agua capaces un día de escaldar un pollo y al otro de producir un resfriado mayúsculo.

A pesar de diversos estudios al respecto, ha sido imposible establecer con exactitud las causas de ese extraño fenómeno. Sin embargo, este misterio de las tuberías, como lo ha calificado ya la comunidad científica de Yanichistán, en la vieja Unión Soviética, puede muy bien ser motivo de la campaña publicitaria de algún hotel que instale sistemas que permitan medir la temperatura exacta del agua de la ducha antes de entrar en ella.

Las dificultades del acuajuste, por otro lado, han sido reportadas como la vigésima sexta causa de divorcios a nivel mundial, siendo aparentemente el origen de un pésimo humor matinal, mismo que se ha traducido en discusiones sin sentido con el cónyuge. Desde luego, la causa número uno de divorcios sigue siendo la irrefrenable repetición de la pregunta ¿dónde están mis llaves?, por parte de las esposas.

Es digno de mención el editorial publicado hace no pocos años en el Cacaxtla Tribune, un periódico semanal para los tres norteamericanos retirados en ese lugar y que toma como base los extraños sucesos ocurridos unos días antes en la misma localidad. Un matrimonio apareció asesinado en el Cacaxtla Plaza, el mejor hotel del poblado; las investigaciones policiacas realizadas no encontraron causa alguna para tan extraño acontecimiento, pues los cuerpos de ambos cónyuges no exhibían muestra alguna de violencia.

Esos cuerpos fueron encontrados abrazados fuertemente uno a otro, con la llave abierta del agua fría. La policía aún mantiene el caso abierto. Sin embargo, el autor del editorial, Simon Pffeifferffer, aventuró la tesis de una muerte causada precisamente por el agua fría cuya llave el matrimonio dejó abierta creyendo que se trataba de la del agua caliente y esperándola murieron de un shock; la teoría de Pffeifferffer se basa en la frecuente confusión que sufren los fontaneros que no hablan inglés y que confunden la C de cold, con la C de caliente y la H de hot con la H de helada.

Goncha

Uno de los más grandes problemas de la industria automotriz mundial es la goncha común, es decir, la mancha que se produce en el parabrisas y que está fuera del alcance de los limpiadores. La goncha media es la que se produce en tal lugar que la mitad de ella cae dentro del área cubierta por los limpiadores y la goncha terca es la que estando dentro de esa área de limpiado tiene tal fuerza que se niega a desaparecer.

Los fabricantes de automóviles han celebrado diversos seminarios internacionales dedicados exclusivamente a este tópico, sin que hasta ahora se haya llegado a solución estándar aceptable para todos.

Por ejemplo, en el III Goncha Seminar de Canastota, Nueva York, pudo llegarse a un acuerdo sobre la tipificación de gonchas y que es la mencionada en el párrafo primero. En el IV de esos seminarios pudieron identificarse al menos tres tipos de ave cuyos restos fecales son hasta donde se sabe prácticamente imposibles de erradicar por un limpiador promedio; se trata de las aves de la familia del avis defecarum fixus que habita sólo en la parte noreste de Kakamega, en Kenia, lo que significa que este problema sí tiene un remedio posible a la vista.

En uno de los últimos de estos seminarios, celebrado en 2016, bajo el tema The Goncha as a challenge in the new millenium, llegó a proponerse la fusión de todas las empresas de autos en todo el mundo para poder reunir los recursos necesarios y solucionar de una vez por todas este problema.

Por otra parte, la firma Mocorito Consulting Firm, con sede en Sonora, México, en sus investigaciones, ha confirmado a diferentes plantas automotrices que efectivamente el potencial de venta de un auto que garantice la remoción de gonchas tendría una ventaja competitiva de consideración, pues se sabe que la goncha tiene más probabilidad de aparecer del lado izquierdo y a la mitad del parabrisas, es decir, exactamente dentro del rango más crítico de visión del conductor.

Este fenómeno que señala que los pájaros dejan sus huellas fecales con mayor probabilidad en ese lado del parabrisas ha sido causante de la teoría de que ciertas aves al menos poseen dos atributos hasta ahora desconocidos para la Zoología tradicional: (1) tienen cerebros más desarrollados de lo que se pensaba y (2) odian profundamente a los humanos y saben dónde es posible molestar más.

Suxto

Se trata del término que describe al susto, la alarma, la sorpresa, o el estremecimiento que los padres de familia sufren cuando sus hijos les interrogan acerca del sexo.

Por extensión, la palabra se aplica a una amplia gama de situaciones que en común tienen el estupor causado por situaciones imprevistas con un contenido sexual, como, por ejemplo, la repentina aparición de una escena con fuerte contenido sexual dentro de una película del oeste americano, cuando esta se ve en familia.

Por otra parte, el suxto, en sus manifestaciones artísticas, constituye una naciente escuela de pintura, la de un grupo de pintores que tomaron el nombre de suxtistas y basan su arte en exponer pinturas con alto contenido sexual muy explícito.

Entrevistado, J.J. Ñuñoñía, líder de los suxtistas, explicó:

«Tomamos la decisión de descontruir los ladrillos del edificio burgués mediante paralelos constructivistas patógenos que revelaran subsconscientes colectivos y super egos grupales, pero ya que eso no lo entendió nadie, decidimos vender pinturas con pornografía y llamarla “descontrol linfático-societal”, lo que nos valió un premio en una exposición de arte post-post-moderno».

Por otra parte, el sociólogo contemporáneo Lyghkecks Namyghabzky, célebre creador de la expresión, «sociedad gaseosa», ha examinado el aspecto epistemólogico contenido en el término ‘suxto’, encontrando que se encuentra «en una etapa de desgaste ontológico bi-gradual que lo hace cada vez de menor utilidad simbo-biótica en los planos hermenéuticos de la sociedad gaseosa».

Sea lo que sea, el ‘suxto’ permanece útil como una herramienta para el lenguaje económico al permitir que una sola palabra describa el susto causado por la aparición repentina de un contenido sexual demasiado obvio.

Finalmente, se recomienda que se evite el femenino del término, dejando de usar frases como «suxtos y suxtas».

Yircucha

Se usa este término para dar un nombre a las manchas que se producen en los vidrios de los automóviles y que son originadas por la función de los limpiadores del parabrisas.

Cuando llueve y los conductores de autos hacen uso de esos limpiadores por lo general quedan las marcas semicirculares que muestran el área en la que esos limpiadores tuvieron efecto y el área que ellos no tocaron.

Esa es lo que se conoce como la yircucha normal o estándar, pero existe la yircucha irregular, que también suele ser semicircular y que revela las áreas en las que los limpiadores no cumplieron bien su función muy posiblemente debido a que son ya viejos y poco flexibles.

Desde luego, la existencia de una palabra especializada para nombrar esas manchas concretas es de beneficio, como  pude mostrarse en el siguiente diálogo.

— Disculpe maestro, quiero que vea los limpiadores de mi coche, pues ya no limpian bien. Usted se acuerda que los cambió hace unas semanas y me dijo que venían con garantía —dice el propietario del auto al mecánico automotriz que trabaja en el taller donde llevó su auto a reparar.
— A ver, traiga su coche más para acá, para poder ver las yircuchas a la luz del sol y ver si están cubiertas por la garantía —ordena Tiburcio a su cliente.
— Las ¿qué? —interroga el cliente mientras se dirige obedientemente a su coche.
— Usted tráigalo para la revisión de las yircuchas —vuelve a ordenar Tiburcio.
— ¿Aquí está bien? —pregunta el cliente mientras ve que se acerca con calma Tiburcio tratando de quitarse las machas negras de grasa de las manos con un trapo aún más sucio y comienza a dar vueltas alrededor del parabrisas como si quisiera verlo a diferentes ángulos de luz.
— ¿Está cubierto por la garantía? —vuelve a preguntar el cliente sin que Tiburcio haga otra cosa que emitir sonidos sin significado dentro de la civilización humana de los últimos treinta siglos.
— No, la verdad es que no creo —dice Tiburcio al cabo de muy largos minutos—. Digo, las yircuchas se ven normales, digo así vienen en este modelo de fábrica. Pero me las puede dejar para ver qué puedo hacer con ellas mañana y revisarlas para el ajuste manual, pero digo no veo nada que esté mal. Le digo que así viene este modelo y no he tenido quejas. Si quiere déjelo y venga en tres o cuatro días para ver qué se puede hacer.

Por otro lado, dentro del tema de las yircuchas debe mencionarse el fenómeno de la yircucha izquierda que tanto ha preocupado a la industria automotriz en épocas recientes. Han sido principalmente las plantas automotrices europeas las que han dedicado grandes inversiones al estudio de la yircucha izquierda.

Brevemente, este fenómeno se refiere al suceso frecuente y conocido que hace a las fallas de las yircuchas sean estadísticamente más frecuentes en el lado del conductor que en el lado del pasajero frontal; es decir, es más probable que se den manchas molestas en el lado izquierdo del parabrisas que en el derecho. La solución más prometedora hasta ahora ha sido la derivada en Suecia por Paavo Turky, quien es ingeniero en jefe de la planta automotriz de Chorrillos, Perú, quien propuso poner limpiadores más fuertes del lado izquierdo.

Aniego

Nombre con el que se designa el juego de dedos que muchas personas realizan aprovechando el o los anillos que llevan y que generalmente es una manifestación de nerviosismo o de impaciencia.

Se trata de una palabra que proviene de la conjunción de los términos ‘anillo’ y ‘juego’, lo que, desde luego, indica que para que una acción puede recibir este nombre se requiere que la persona porte al menos un anillo, pues de lo contrario se tratará de un simple juego de dedos sin mayor trascendencia.

En esencia, durante una sesión de aniego, la persona retira de su dedo el anillo requerido para esto y lo pasa entre sus dedos, al igual que haría con un lápiz o cualquier otro objeto; en aniegos más refinados, la persona eleva el grado de dificultad del aniego utilizándolo como una perinola, es decir, haciéndolo girar sobre su eje, cosa que suele se muy atractiva para quien lo ejecuta, pero una verdadera molestia para quien en ese momento se encuentra hablando, pues le dará la impresión que no se le está poniendo atención.

Se sabe, según observaciones de diversos periodistas, que los aniegos son especialmente frecuentes en las cámaras de diputados de casi todo el mundo. Efectivamente, de acuerdo con el ICR (International Club of Reporters), asociación famosa porque sus miembros usan todos chalecos tipo explorador selvático que está de safari, sin importar que se encuentren en una ciudad, los parlamentos y cámaras de representantes son lugares donde el aniego llega a niveles extraordinarios de refinamiento.

Allí diputados y senadores ejecutan concursos y malabares extremos; se sabe de una competencia de tiempos de duración de aniegos giratorios, fomentada en secreto por el Poder Ejecutivo, durante la cual pudo ser aprobada sin problemas una controvertida ley fiscal que en un principio esos representantes habían rechazado.

Para la elaboración de la ficha sobre este término, se acudió al eminente experto, profesor Wilhem Pfaffpfaff, de la Universidad de Teocaltiche Campus Cacaxtla, solicitando datos adicionales que pudieran ser de interés.

La respuesta de Pfaff fue la siguiente en su parte medular: «No sé por qué me preguntan ustedes esto cuando saben que mi especialidad no es el aniego sino el fichiego, que es el juego con fichas de todo tipo especialmente de dominó, y cómo ellas pueden ser giradas a gran velocidad siempre que la superficie carezca de obstáculos y sea en extremo lisa».

Admeda

Nombre dado a la parte delantera de las toallas en los baños de visita de muchas residencias y que por lo general es la más usada y, por tanto, la más húmeda.

Es una costumbre común que esas toallas se encuentren dobladas de tal manera que una de sus partes se encuentre detrás de la otra y que, consecuentemente, la primera sea la más usada y se encuentre más sucia y más húmeda.

Aunque no existen fundamentos sólidos que hayan sido cuantificados, se dice que visitas experimentadas han adoptado la táctica de usar la parte trasera de las toallas, la que está menos expuesta al uso y, consecuentemente, cumple mejor con el propósito de secar las manos.

Si esto es cierto y esta costumbre se hace popular, entonces deberá esperarse que la admeda se convierta en contradmeda, es decir, la parte más húmeda de las toallas será la del doblez trasero y no el frontal. Por consiguiente, es posible proyectar que se trata de movimientos cíclicos en las costumbres de las visitas y que, según ciertas doctrinas, podría estar asociado con los movimientos de la bolsa de valores de Camerún.

De lo que no hay duda alguna es de la costumbre de muchas casas en las que la mujer que la administra selecciona toallas cada vez más pequeñas para los baños de visitas. Estas toallas son justificadas por su valor estético mas no por su utilidad práctica, pues son bonitos artículos decorativos, pero presentan admedas y contradmedas al poco tiempo de celebrarse una reunión en esa casa.

La revista de la Facultad de Psicología y Conductas Graciosas de la Universidad de Teocaltiche Campus Pedornes en Galicia, publicó un artículo sobre el caso extremo de un invitado que llevaba consigo una toalla previendo casos de toallas demasiado húmedas para secarse las manos y que ocultaba esa toalla en la cabeza dándole forma de turbante.

Si bien estos casos son extremos, en la actualidad se espera una tendencia creciente en este tipo de costumbres, lo que sería fácilmente detectado con el incremento en el uso de turbantes en las visitas que se tengan en casa.

Adquijes

Nombre con el que son designados una serie de objetos que pertenecen al tipo de los que son con frecuencia olvidados en los viajes y que obligan a quien los olvidó a adquirir en la farmacia del hotel, de última hora, y a precios exorbitantes.

Se trata por lo común de artículos de tocador, como desodorantes, cepillos de dientes, pastas dentales, peines y objetos similares en los que también son incluidos los medicamentos más comunes, como aspirinas y antiácidos.

Aunque ignorando la palabra propuesta, varias revistas de negocios han tratado la controversia que rodea desde hace tiempo a los adquijes, con respecto a si deben o no ser absorbidos por las empresas como un legítimo gasto en el viaje de negocios. Las posturas han sido divididas en dos bandos que parecen no haber logrado avance alguno en la solución estandarizada del problema.

Por un lado, se afirma que los olvidos son plena idiotez de quien ha olvidado esos artículos y que la empresa no tiene obligación de pago alguno; por otro lado, se sostiene que cualquiera está expuesto a olvidar cosas de viaje y que eso es parte de la vida, lo que hace que las empresas sí deban pagar «montos razonables» de adquijes.

Quizás nunca lleguemos a ver una solución plenamente satisfactoria, pero al menos es posible esperar que los adquijes se conviertan en parte de la lengua cotidiana, como lo demuestra el siguiente diálogo.

— Estás de mal humor, ¿qué te sucedió? —pregunta la esposa al marido que llega después de un viaje de negocios.
— Otra vez los adquijes, tuve que pagar veinte dólares por una pasta dental que no vale tres y los de la empresa no han querido aceptar nunca esas notas de viaje. No puedo hacer nada.
— Bueno, pues solo tengo que decirte que la próxima vez tengas más cuidado con esto, pues por las cuestiones de los adquijes ya hemos tenido que reducir los gastos en esta familia y tenemos más pastas dentales de las que jamás usaremos en dos años —comenta la esposa ya con cierto enojo.
— Pues sí, mujer, pero no sé qué hacer para recordar que en cada viaje tengo que llevar tantas cosas. Es un milagro que jamás se me hayan olvidado las corbatas —contesta él con humildad.
— Creo que el asunto se puede arreglar muy sencillamente —afirma ella con tono amenazador—. La próxima vez que suceda algo así y regreses a la casa con una pasta nueva de dientes, voy a lanzarte todas las pastas dentales que hay en esta casa.

Alipedis

Sustantivo que nombra las bolitas u ornamentos, generalmente dos, que cuelgan de los mocasines en su parte delantera. Muchos modelos de mocasines corresponden a modelos diseñados con alipedis, un accesorio ornamental común.

Desafortunadamente muchos fabricantes de zapatos realizan trabajos de escasa calidad en los mocasines que tienen alipedis, lo que ocasiona que ellos puedan desprenderse de los zapatos y ocasionar una falta ornamental muy notoria. La necesidad de una fácil referencia de este objeto es grande, pues sin esta palabra las conversaciones tendrían un potencial muy grande de confusión, como se demuestra en el siguiente diálogo.

— Perdón que lo moleste, señor —dice la mujer que entra a una zapatería dedicada al calzado para hombres—, pero es que a mi marido el otro día se le cayó una bolita…
— Perdóneme usted señora, pero creo que usted entró al lugar equivocado —responde el vendedor—. Esta es una zapatería.
— ¡Ay qué pena! —se sonroja ella—. Me refiero a que perdió una bolita de esas que vienen con los mocasines y que son de adorno en algunos zapatos, unas que también son de piel del mismo color que el zapato y que…
— Usted lo que quiere es un repuesto de alipedis. No, no tenemos repuestos. Tendrá usted que comprar un par nuevo.

No hay antecedentes confiables sobre el origen de los alipedis. Sin embargo, es de notar que en una de las partes del manuscrito que narra la guerra del Górgoro en los tiempos del rey Tabis II, en el siglo III AC, en los tiempos de los Temitas, el ejército del mencionado rey perdió varias batallas debido a un ornamento que su esposa había insistido en colocar a los soldados.

Se trataba de, precisamente, dos bolas atadas a los tobillos de la tropa, que en el momento de atacar producía caídas y tropiezos, lo que facilitaba la acción del enemigo. Podemos suponer que se trataba de lo que hoy se conoce como alipedis, pero que eran mucho más largos y pesados.

También, Herodoto en el capítulo tres de la parte diez de la sección séptima, en el párrafo ciento veinte de su famosa obra, hace mención de este hecho histórico y añade que la esposa de Tabis II en la realidad tenía una fábrica de su propiedad, que manufacturaba esos ornamentos y que gracias a esa artimaña pudo gozar de grandes ingresos que se vieron mermados en el momento en el que su uso fue prohibido.

Boltón

Dentro de los deportes, pocas palabras son tan necesarias como ésta, pues hace ella referencia a las equivocaciones y errores que cometen los cronistas deportivos al realizar su labor y narrar eventos de esa naturaleza.

Se debe este fenómeno muy probablemente a la velocidad de los deportes, lo que obliga a una gran rapidez de locución, llegando en muchas ocasiones a pronunciar frases que no necesariamente se benefician de las censuras y afinaciones que producen las neuronas. Por extensión, los boltones incluyen también a las exageraciones y expresiones de extremo barroquismo que los locutores de deportes suelen emplear en busca de una originalidad propia y personal.

Existe una recopilación de boltones, la Enciclopedia Boltónica del Sur Americano, iniciada por el doctor Ulises Pfaffpffaf de la Universidad de Teocaltiche Campus Ybitimí, en Paraguay, con cuyo amable permiso es posible citar los siguientes ejemplos reales de boltones. Antes, sin embargo, debe mencionarse que a pesar de la denominación genérica de boltones, los expertos reconocen varias clases de ellos, cosa que es aclarada entre paréntesis después de cada ejemplo.

Así es que llegamos al minuto cuarenta y cinco del primer tiempo, con un empate a un gol por equipo, ventaja del Atlantic de Punta Arenas (boltón clásico y muy común, pues si el partido va empatado no puede haber ventaja de ninguno de los dos equipos).

Y así, entramos a la fase del partido donde somos testigos de la decisión del entrenador máximo que ha decidido emplear a tres de sus dos más recientes contrataciones de jugadores (boltón también clásico, pues es un imposible matemático el emplear tres de dos jugadores, de lo que se infiere que el locutor en cuestión quiso decir que emplea a dos de esos tres jugadores recién contratados).

Fue un partido de garra, de esfuerzo, de lucha descarnada de estrategias, que se peleó en el medio campo casi la totalidad del tiempo, pues solo hubo tres descolgadas de peligro por parte de los jugadores de Arrembo y dos del equipo de Banderas Unidas. Sin importar el empate a cero, este duelo de gigantes satisfizo al exigente público congregado en el recinto sagrado para dar rienda suelta a los sentimientos de lealtad a su uniforme favorito… (boltón que hábilmente combina elementos motivacionales casi hipnóticos para convencer a los televidentes de haber visto un buen partido, con un moderado barroquismo de lenguaje que coloca adornos verbales y así dan un mejor nivel de persuasión ante lo que evidentemente fue un partido de absoluto fastidio, tedio y hastío).

El hombre oficial de negro hace así gemir su ocarina, marcando una irregularidad en el reglamento. El esférico es posicionado en el forraje verde de la cancha y es puesto de nuevo en circulación por el Mono Pérez, mientras que Lupercinho arriba de nuevo a la cancha después de haber recuperado la falta del vital líquido… (boltón ya de estilo un tanto decadente que exagera el barroquismo verbal y no permite seguir el hilo de las acciones).

Ze Gracio ha tomado el esférico que en sus pies recibe mimos, caricias y arrumacos, sigue Ze Gracio conduciendo el balón. pelota, esférico y cuero, lo hace con distinción, elegancia, garbo, desenvoltura para al final cruzar, pasar, circular vadear la pelota a su amigo, compañero, camarada, Ze  Itinho… (boltón claro del tipo sinonítico, cuyo fundamente radica en la emisión ininterrumpida de palabras afines, lo que se piensa puede ser una manera de llevar el ritmo del partido; muy usado en las narraciones del balompié mexicano.)


[Actualización última: 2023-03]