Esta columna hace una aportación lingüística proponiendo nuevas palabras que persiguen facilitar los diálogos y las conversaciones de las personas con términos más precisos y específicos. Es parte de una colección de ellas que puede verse en ContraPeso.info: nuevas palabras, clasificadas dentro de la etiqueta ContraPeso.info: humor.

Hay necesidad de un nuevo diccionario, uno que admita palabras necesarias, nuevas. Esto es, términos que no existen para así nombrar objetos, acciones e ideas que hasta ahora no poseen un apelativo propio. Para remediar esa falta del idioma, se ofrecen algunas de esas nuevas palabras.

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Bolusín

Término necesitado y requerido para así nombrar a los cúmulos de pelusa, hilos y otros sobrantes y desechos de procedencia muy variada desconocida que se acumulan dentro de los bolsillos de pantalones y otras prendas de vestir.

Ludwig Heinrich von Pfaffpfaff, el conocido científico que ha dedicado su vida a esperar el Premio Nobel por sus teorías acerca del bolusín, ha clasificado a los materiales más comunes en él contenidos: pequeños fragmentos textiles, hilos de distintos orígenes pero mayoritariamente claros, trozos minúsculos de papel, restos de tabaco generalmente molido, polvo atmosférico, cabellos humanos y animales, restos vegetales diversos, fragmentos plásticos y una sustancia desconocida a la que Pfaffpfaff llamó IGZX-303.

IGZX-303, según los estudios realizados, es una sustancia compuesta que causa que el bolusín se mueva a las esquinas de los bolsillos donde puede permanecer durante meses sin ser molestado, incluso años. Ha sido adelantada la teoría de que IGZX-303 contiene un gen de conservación bio-genética posiblemente un producto de la evolución del bolusín desde tiempos inmemoriales, cuando por primera vez se usó un bolso cercano al cuerpo humano o animal.

Fue notable y reportado ampliamente en los medios, el descubrimiento de un bolusín en el lago de Kagarsee, en Alemania. Los pantalones que había dejado a la orilla un hombre para bañarse en el lago, fueron sustraídos por Pfaffpfaff y analizados en su laboratorio secreto localizado bajo una pirámide en Chalputepetltongo.

Fue así que Pfaffpfaff descubrió que el bolusín estudiado contenía fragmentos que originalmente procedían de la tumba del faraón Hetepsejemuysept, quien había reinado hacia el año 2800 a.C., con lo que probaba su teoría acerca del IGZX-303.

Fue recientemente que una sociedad protectora de especies en extinción decretó que el IGZX-303 era uno de los casos más extremos que podía atender y logró que su gobierno decretara la Ley Protectora del IGZX-303 Conexos y Similares, de acuerdo con la que queda estrictamente prohibido mandar ropa a la tintorería, lo que podría matar al IGZX-303.

Boliego

Este término de reciente cuño se aplica a los juegos y movimientos de manos que las personas realizan con instrumentos de escritura, como lápices, bolígrafos, plumas fuente y similares, y que por lo general muestran cierta destreza manual.

El más común de los boliegos, según, el filósofo Adrastos Papadopulusnidiskakos, es el de la «retroacción táctilo-digital vertical u horizontal de faceta instrumentalista móvil burgosocial dentro de una continuidad sistemático-frecuencial alta», es decir, el apretar continuamente el botón de los bolígrafos retráctiles.

Debe decirse que existe un seria rivalidad entre los filósofos Arietaleanizbeazcoechea y Papadopulusnidiskakos acerca de los boliegos y su ontología epistemológica, lo que ha ocasionado serias discusiones acerca de su dimensión heteronómica y que a muy pocos ha interesado dada la dificultad para citar los apellidos de ambos personajes.

Lo anterior ocasionó la intervención de otro filósofo, Otto Wolfeschlegelsteinhausenbergerdorff, quien sugirió que aquellos dos hicieran lo mismo que él y adoptaran un seudónimo; este hombre simplemente es conocido ahora como Otto Wolfy. Aquellos dos podían simplemente ser llamados Arieta y Papado.

Como anécdota curiosa, Ludwig Wittgenstein nunca aceptó la idea de llamarse Ludwig Witti que le propuso varias veces el mismo Wolfy.

Por otro lado, se sabe que el boliego más rápido del mundo fue realizado durante una conferencia titulada «Planos y facetas sociofetichistas del arquetipo reptiliano-burgués: un enfoque de proyección terapéutica colectiva». A partir del minuto 125 en el que el conferencista seguía en su introducción, uno de los asistentes pudo operar un bolígrafo retráctil a una velocidad de 0.299 segundos por movimiento.

Del otro lado, los boliegos de alto estatus y gran lujo, sirven a muchas personas para exhibir el gran gasto que han realizado al adquirir algún instrumento de precio elevado, como el Graf von Faber-Castell Perfect Pencil.

Prefuchas

Dentro de la sociedad moderna es un suceso muy común la presentación de personas, es decir, continuamente los hombres y mujeres de hoy conocen a personas nuevas, a personas que antes eran totales desconocidas.

Dentro de esta situación se acostumbra realizar presentaciones de personas; por ejemplo, la persona A está en un restaurante, comiendo con su amigo, la persona B, cuando llega C un amigo de B que A no conoce, se acerca para saludar y B presenta a A con C.

Para realizar este acto es necesario que B conozca el nombre de A y de C, para mencionarlo en la presentación y decir algo como «Hola, C, mira te presento a A, A, te presento a C«.

Pues bien, dentro de estas presentaciones es común que se den confusiones, pues los nombres son mencionados con extrema rapidez y a veces con voces demasiado bajas para ser escuchadas.

La palabra del nuevo diccionario

Estas confusiones en las presentaciones reciben el nombre de prefuchas y son las que ocasionan situaciones de nombres mal entendidos, como lo muestran los siguientes ejemplos tomados de un artículo del Review of Social Habits and other Anomalies que edita el Karnal Institute, de la India.

– Mucho gusto, Gilberto… perdón, Alberto, digo Adalberto.
– Encantada, Laurencia. ¿Qué? Encantada, Lorenza.
– Bien, gracias, José Enrique. ¡Uy!, digo, Enrique José.
– Perdón, ¿cuál es tu nombre? ¿Eduardo? Ah, Edgardo…¿no? ¿qué? Está, bien, Gildardo

Cubrúteo

Formada por los elementos ‘cubrir’ y ‘glúteo’, la nueva palabra formada ‘cubrúteo’ describe la acción femenina, y en ocasiones masculina, de jalar hacia abajo la parte inferior posterior del traje de baño para evitar mostrar en demasía esa parte de su cuerpo.

Habla el experto

Según las observaciones de Luigi Salvatore Difenestinini, el cubrúteo tuvo su época de oro en los años 50 del siglo pasado e incluso a principios de los 60, momento a partir del cual comienza su descenso y caso total desaparición

Esa desaparición coincide con la popularización de los bañadores de una y dos piezas que dejan sin ocultar las partes posteriores inferiores a las que el cubrúteo defendía con tanto celo. Tanto que se forma un movimiento antitético, el ‘showglúteo’, el que se caracteriza por un empeño total en mostrar lo que antes se ocultaba.

Cubrúteo, sus inventigaciones

Difenestinini realizó sus observaciones durante décadas en diferentes playas y piscinas del mundo, poniendo en ello gran celo y atención, incluso realizando mediciones milimétricas de las partes mostradas (lo que le significó varias cachetadas, puñetazos de maridos celosos y varios ardientes affairs que lo colocaron en el segmento de las celebridades sin mérito).

Reacción feminista

Por otra parte, varias feministas han protestado con vehemencia en contra del cubrúteo como una opresión machista que obligaba a las mujeres a no mostrar su piel en total libertad y sin agresiones sexistas.

En una de esas protestas, sus participantes dejaron al descubierto esas partes de su anatomía provocando que, por motivos estéticos, la Comisión Nacional de Cultura arrestara a las manifestantes.

Afanito

Un término en extremo necesario y que se da a las terminaciones que tienen en sus dos extremos las agujetas o cordones con los que se amarran los zapatos.

La función central del afanito, descubierta por el famoso físico japonés, Boguslaw Boguslawsky, se refiere a la facilidad que permite para meterlas en los agujeros de los zapatos destinados a ese mismo propósito. Y, un segundo uso, el evitar que las agujetas se deshilen en sus extremos.

Es desafortunado que se ignore el nombre del diseñador del afanito, quien lo usó por primera vez, supuestamente en el siglo 11 de acuerdo con la leyenda que contiene una estatua en la plaza central de la ciudad de Innsksburgerber.

Antecedentes

El monumento está destinado a honrar a un zapatero local de ese época, quien cumplió con los deseos del noble local, Barón de Gryshynsky, el que en varias ocasiones estuvo a punto de perecer durante sus partidas de caza debido a agujetas desechas o rotas y la imposibilidad de reemplazarlas de inmediato.

Y como es de sobra conocido, existe otra leyenda con cierto fundamento histórico, la pequeña ciudad de Onnsksburgerber, eterna rival de Innsksburgerber.

Esta segunda leyenda asegura que el inventor del afanito fue un primo segundo del Barón de Gryshynsky, con quien tenía una gran rivalidad, la que produjo al final, en ese mismo siglo 11, la Guerra de los Afanitos y que terminó cuando el rey Ostrarberto III decretó que había sido él el inventor del afanito.

Las cosas no terminaron allí pues luego hubo otro conflicto en el que ambas ciudades se disputaban la invención del afanito en colores variados y que produjo la Guerra de los Colores. Terminó el conflicto cuando, otra vez, el rey Ostrarberto III, decretó que él los había inventado castigando con pena de muerte a quien dijera lo contrario.

Al siglo siguiente, las esposas de los nobles de Onnsksburgerber se burlaron de las esposas de los nobles de Innsksburgerber, porque estas últimas llevaban afanitos de colores pasados de moda. Esto ocasionó que se declarara otro conflicto, que se hubiera llamado la Guerra de los Afanitos de Colores, pero que el rey Ostrarberto V pudo evitar mandando a la horca a las instigadoras del conflicto y decretando que todas las esposas de todos los nobles se vistieran de gris.

Existe en el museo de arte de Onnsksburgerber una pintura en la que una noble viste un vestido azul con tocado azul, abrigo azul, zapatos azules, pero sus afanitos son verdes. La pintura es obra de Johaan vaan der Haahaan, quien la pintó por encargo de campesinos locales los que así se vengaron del robo que las tropas les habían hecho de un burro confiscado para transportar armas.

Según el historiador Hilhem von Harakikito, el afanito tuvo un impacto importante en la historia humana. Después de diversos estudios y arduos cálculos, reveló la evidencia que de no haberse inventado el afanito y tenerse las consecuencias de ahorro de tiempo y material, el mundo estaría atrasado en su avance unos tres meses y medio.

Cuestiota

Con el término ‘cuestiota’ se hace referencia al común suceso de presentar interrogantes que hacen escaso o nulo uso de las neuronas. Es decir, preguntas tontas.

En efecto, ‘cuestiota’ es aplicable a la pregunta de carácter tonto o estúpido cuya respuesta es obvia. Friedrich Freudjung, el célebre lingüista psicotrópico, ha usado un ejemplo durante toda su vida para ilustrar a la cuestiota. En sus propias palabras:

«Preguntar a la persona que se encuentra en un ascensor y que se ve al abrirse la puerta, si el ascensor sube cuando todo esto sucede en el último sótano de un edificio. Espero haberme explicado».

A esta categoría pertenece la pregunta «¿Ya llegaste?» dirigida a la persona que se encuentra presente. Hay más preguntas tontas en todo campo.

O bien «¿Crees que lloverá hoy?» hecha a la persona que viste una gabardina y tiene un paraguas en la mano. «¿Quiere que le muestre mi pasaporte?» preguntó un turista al guardia de control de inmigración en un aeropuerto.

En el campo económico, las cuestiotas son comunes, como «¿Crees que la inflación aumente si mando subir el salario mínimo un 20 o 30%?». O también, «¿Crees que se producirá una crisis económica si ordeno bajar las tasas de interés?». Y también, «¿Crees que aumentarán los precios si mando cerrar las fronteras a las importaciones?».

Cuestiota, idiotez y leyes

Para el filósofo Thahiel Thomás Truehmanh, la cuestiota no es sino una manifestación de las varias que existen, y que es evidencia de la escasa inteligencia humana y que se rige por los principios siguientes:

  • No importa que tanta inteligencia se tenga, siempre se dirá alguna idiotez en algún momento y esto no será infrecuente.
  • La inteligencia no se calcula mejor midiendo aciertos sino estimando idioteces potenciales no cometidas, de forma que el más inteligente en un cierto período es aquel que menos idioteces dice o comete.
  • La inteligencia, por tanto, es un esfuerzo constante y vigoroso que a cada instante debe realizarse para evitar cometer o decir una idiotez.

Queda claro que el término ‘cuestiota’ deriva del agrupamiento de los términos ‘cuestionamiento’ e ‘idiota’, de lo que también podría derivarse la aceptación del término ‘preguntambécil’.

Acuinta

Es la palabra que describe a un fenómeno curioso, generalmente sucedido en el interior de los automóviles.

Hace referencia al movimiento inmediato y espontáneo que la persona realiza tratando de protegerse de la ola de agua que arroja otro automóvil al pasar al lado de aquel en el que la persona se encuentra. A pesar de llevar las ventanas cerradas y no correr el riesgo de mojarse, las personas reaccionan con ese movimiento automático y casi inevitable.

El origen del termino es un tanto oscuro, pero quizá se remonte a las bromas que el conde Louis Grandeux-sur-le-Ponteneuf-Marchand hacia a su esposa haciéndole creer que el arrojaría un balde de agua que solamente tenía recortes de papel. El día que tuvo agua, la condesa pidió el divorcio y un cambio de amante.

De allí, la palabra permaneció en el anonimato, dentro de los diarios del conde, hasta que fueron descubiertos por promotores de parques temáticos de diversión en el medio oriente. La propuesta no tuvo éxito a pesar de que la acuinta se realizaría con petróleo en lugar de agua.

De la acuinta se han derivado otros términos de nuevo cuño, como la insecuinta y que describe una reacción humana inmediata, el brinco de espanto que sucede cuando se hace creer a la persona que se le arroja un insecto ponzoñoso, o, por extensión, un murciélago.

Esto ha derivado en el descubrimiento de que el sufijo ‘-cuinta’ tiene la utilidad lingüística de hacer referencia a la reacción jocosa de miedo, acompañada de un brinco, que las personas realizan al sentir que se les arroja un objeto cualquiera.

Así, por ejemplo, existe la ‘balocuinta’ usada para hacer referencia a situaciones en las que se arroja un balón o cualquier objeto esférico; y no debe ser confundida con la ‘balacuinta’, a veces usada como sinónimo de arrojar una bala, es decir, disparar un arma.

En círculos académicos es usual la tizacuinta, cuando los profesores desesperados hacen el engaño de arrojar tizas a alumnos.

Clipiñique

Describe la acción manual que juega con los clips destinados a unir papeles, y los doblan y retuercen hasta romperlos y desmembrarlos; admitiendo la posibilidad aceptada pero no recomendada de utilizar el verbo ‘clipiñicar’ que se conjuga como regular.

Aunque no hay datos históricos sobre el comienzo del clipiñique, un filósofo francés J. J. B. de Lebabontoux ha especulado que posiblemente se inició unos segundos después de la aparición del clip a finales del siglo 19 en los EEUU y que Lebabontoux desconstruye obteniendo una perspectiva icónica que deja ver un salvaje ataque capitalista sobre la indefensa masa de clips resignados a un destino cruento.

Posteriormente Lebabontoux en su ensayo más reciente «Écrit pour défendre l’inclusion du clip dans les références sous-jacentes aux droits de l’homme des septième et huitième générations» sugiere la urgencia de la intervención de la ONU para defender a los clips de «les tortures médiévales» que sufren sin merecimiento.

Los libros y obras que Lebabontoux ha dedicado al tema, sin embargo, y a pasar de contener hermosos textos llenos de pasión emocional que ocasionalmente hacen que el lector rompa en llanto ante el dolor de los clips, llamaron poco la atención de los intelectuales hasta que Lebabontoux forjó el concepto de «le combat sociale du clip».

A partir de ese momento, Lebabontoux se consideró un ídolo del posmodernismo ecoicónico materialista que ha inspirado las marchas de protesta frente a las fábricas del clips y la demanda de leyes para quienes los destruyan retorciendo sus partes.

Por otra parte, en México, el gobierno actual ha diseñado una nueva ceremonia con raíces indígenas, mediante la cual se pide a la madre tierra el permiso de sacrificar clips durante el equinoccio de otoño en las ruinas de Dzibilchaltún.

Aguazo

Este es el nombre dado a lo que le sucede a una persona cuando abre la llave de agua de un lavabo cualquiera, pone las manos debajo del tubo del que espera que salga el líquido y este sale con tal presión que moja su ropa.

Viene, posteriormente, la reacción de pena y vergüenza que la persona tiene al contemplar que su ropa esta notoriamente mojada y que se incrementa dependiendo del lugar en el que ella ha sido manchada por el agua.

Este fenómeno ha sido estudiado con gran profundidad por Atotozintli Ayahuitlixco, quien propuso que esta nueva palabra evita situaciones de discriminación social y fomenta actitudes de inclusión y multiculturalidad ya que aclara que se trata de un accidente del que la persona carece de culpa.

Ayahuitlixco tuvo esa idea al ser él mismo una víctima del aguazo durante una conferencia en la que él era el expositor principal. Momentos antes de subir a dar la conferencia sufrió el aguazo en la zona inferior frontal de la cintura del pantalón.

Eso le dio la idea de atarse una toalla alrededor de la cintura y dar su conferencia acerca de la necesidad de llegar a la meta de mil derechos sociales aprobados por la ONU, la que modificó a 1001 derechos, incluyendo el derecho a la presión correcta del agua en las tuberías.

Ayahuitlixco, entrevistado por los medios al final de su conferencia, añadió un nuevo derecho a su larga lista, el derecho 1002 y que reclama el respeto a toda persona que sale a la calle vestido con una toalla atada alrededor de la cintura.


[Actualización última: 2023-07]