Se ha plantea la coincidencia de lo verdadero, lo bello y lo bueno con la real naturaleza humana. Destacando el hecho que donde ellos son atacados serán creados regímenes contrarios a esa esencia de la persona, su dignidad y derechos.

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Introducción

Son tres conceptos que suelen ir justos, acompañándose uno a otro como si fueran hermanos. Lo bueno, lo bello y lo verdadero. Por separado, cada uno tiene su sentido y justificación suficiente. Pero es cuando se reúnen que llegan a definir modos de pensar, filosofías, o como quiera llamársele.

Y se juntan en el entendimiento de la naturaleza humana, conformando una idea de ella en las que los tres se reúnen en una sola esencia. Incuso confundiéndose entre sí. Haciendo que la verdad sea bella y buena; que lo bueno sea bello y verdadero; que la belleza sea verdadera y buena. Esto se remonta a Aristóteles y a Aquino.

La consecuencia de esa tríada lleva a al tema de la sociedad que la respeta y fomenta. Será bueno, por tanto, el régimen que hace eso; y será reprobable aquel en el que ese trío se ataque.

Regímenes contrarios

La idea que quiero explorar es la de la congruencia entre el conjunto triple de lo bueno, lo bello y lo verdadero, con el sistema político en el que vive el ser humano. En otras palabras, sostener la idea de que aquello que destruya a una o todas esas ideas, también arruina a la persona.

La esencia humana contiene elementos naturales a ella, la razón, la libertad y el amor. Y ellas se atraen por lo bello, lo bueno y lo verdadero, de tal manera que si estos últimos son destrozados, eso tiene consecuencias nefastas.

El cimiento de lo que presento es la atracción natural de la persona hacia la belleza, la verdad y la bondad. En ellas el ser humano encuentra su realización y excelencia.

Asaltos a lo bueno, lo bello, lo verdadero

Las agresiones al trío no son cosa que deba sorprender. Son parte diaria de la existencia humana que se tiene desde su comienzo con las conductas individuales que se oponen a la belleza, la verdad y la bondad. En este ambiente, a pesar de existir conductas reprobables, ellas serán reconocidas así; al igual que la mentira es considerada indeseable porque se admira a la verdad.

Llama la atención la situación en la que la tríada se ataca en sus propios cimiento, poniendo en duda su validez e importancia. Esta es la situación en la que lo falso tiene el mismo valor que lo verdadero; donde la fealdad se admira tanto como la belleza y la bondad pierde significado.

Es un tema que es posible asociar con las ideas de la debilidad moral de las sociedades occidentales, la conciencia personal y el mayor problema del mundo.

Asalto a la verdadero

Este es el terreno del relativismo general, en mucho derivado de la incapacidad para razonar que se resuelve con el clisé de que «cada quien tiene su verdad». Es la confusión entre opinión y realidad, fomentada por reclamos como el derecho a opinar sin la correspondiente obligación de pensar.

Cualquier intento de defensa de la verdad independiente de la voluntad propia se entiende como actos de imposición ajena, produciendo guerras culturales y polarización social.

Asalto a lo bello

Quizá esta parte del trío de lo verdadero, lo bueno y lo bello, sea la más complicada de capturar en abstracto. Puede apelarse a la belleza que los científicos encuentran en sus teorías, descubrimientos y formulaciones. Se relaciona con las ideas de armonía, elegancia y parsimonia; alejándose de conceptos como falsedad y mentira.

Sin embargo es en el arte y sus manifestaciones donde lo bello tiene más clara presentación presentándose como esa admiración y gozo que despiertan algunas pinturas, como El descendimiento de la cruz, o la curiosa La raya. Contrástese eso con otras opciones y posibilidades.

O bien, póngase unas junto a otras, como este cuarteto de Mozart, o el humor sorprendente de Hayden en una sinfonía, con ciertas alternativas. Son muestras de la frontera que se borra entre fealdad y belleza; una incapacidad para distinguir, separar y admirar.

Asalto a lo bueno

La arremetida en contra del sentido de lo bueno está bien representado en la popularidad del relativismo moral. De acuerdo con esa forma de pensar, no hay principios objetivos que permitan emitir juicios morales universales. Ninguna acción, o casi ninguna, puede ser calificarse de buena o de mala. Es cada persona su propio juez personal aplicando los criterios subjetivos en los que ella cree.

La desaparición de las normas morales objetivas y universales, deja a las leyes humanas en posibilidad de definir al bien y al mal como convenga en cada momento político. Pero sobre todo, se pierde el sentido de lo bueno, es decir, de la excelencia humana que implica ser atraída naturalmente hacia eso. Sin esa atracción, la persona deja de tener rumbo hacia su trascendencia final.

La consecuencia

📌 Llego al punto de la columna. En donde esos tres ataques sean exitosos, los regímenes así creados serán contrarios a la naturaleza humana. Producirán sistemas políticos con intervencionismo moral que llene los vacíos que crea los ataques a lo bello, lo bueno y lo verdadero. Muestra extrema de eso son la URSS, Alemania nazi, China comunista, Cuba y otros más.

Y en las sociedades libres se manifiesta en la exaltación de la violencia en películas y series de televisión; en la abundancia de pornografía que degrada a la persona. En el uso común y público de lenguaje soez y, más grave aún, en la burla y el desprecio que son dirigidos a quienes intentan comunicar la necesidad de lo objetivo y universal de lo bello, lo bueno y lo verdadero.


«La descripción de la violencia en ausencia de una concepción del bien en la vida humana es mero sensacionalismo; en su forma extrema, un tipo de pornografía».

— Charles Murray

Conclusión

Se ha planteado la coincidencia de lo verdadero, lo bello y lo bueno con la real naturaleza humana. Destacando el hecho que donde ellos sean atacados se crearán regímenes contrarios a esa esencia de la persona, su dignidad y derechos.


[Actualización última: 2023-08]