Su definición como costumbres arraigadas por decisión propia permite sacar conclusiones sobre el mundo que sería preferible. ¿Qué son los hábitos?

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Significados de hábitos

La definición de hábito puede tener dos grandes sentidos. Por un lado, es una vestimenta o traje que se usa por razón de la situación personal; como, por ejemplo, la vestimenta de los monjes.

Lo interesante está en el otro significado: «Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas», según la RAE.

Hábito como costumbre

Esto es lo que interesa, su significado como costumbre, como un modo habitual de actuar y que se adquiere por medio de la repetición voluntaria.

Una buena forma de expresarlo es esta:

«Se denomina hábito a toda conducta que se repite en el tiempo de modo sistemático. Debe quedar claro que un hábito no es una mera conducta asidua, sino que debe ser de un grado de regularidad que se confunda con la vida del individuo que lo ostenta».

Ellos, por tanto, llegan a definir incluso a la persona, por eso se habla de «hábitos arraigados» que son conductas recurrentes y asiduas, lo que forma el carácter.

Total, hasta aquí nada que no se sepa y el asunto parece terriblemente aburrido, excepto por un pequeño detalle: los hábitos los formamos nosotros.

Formados individualmente por decisión propia

Tome usted uno cualquiera, digamos el de la puntualidad. La persona A lo puede adquirir por medio de la conducta repetitiva. Convencida de que es algo positivo, esa persona repite con éxito una conducta de puntualidad con tanta frecuencia que se convierte en un hábito.

Entonces la persona A será reconocida por otros como alguien «puntual». El pequeño detalle es notable: ellos los creamos con voluntad propia.

El asunto se pone más interesante cuando vemos que la persona B es consistentemente impuntual. Otro hábito y que reconocemos que es malo. Sabemos las razones, no necesita nadie decírnoslas. Es decir, ahora sabemos algo más.

📌 Sabemos que los hábitos los formamos por decisión propia hasta que se vuelven algo en lo que no necesitamos pensar mucho. También sabemos que existen deseables e indeseables, buenos y malos. Estos tienen su nombre, virtudes y vicios.

Hábitos buenos y malos

De allí salen cosas como buenos y malos hábitos alimenticios; por ejemplo, el mal hábito de comer entre comidas. Igual que pueden determinarse buenos hábitos de estudio; por ejemplo, tener horas determinadas para estudiar.

También puede llegarse a determinar cuáles son y no son saludables; como el hacer ejercicio por costumbre. Podemos llegar incluso a entender que hay estilos de vida buenos y malos; como el no abusar de las bebidas alcohólicas y el no auto medicarse.

Más en lo profundo encontramos algo que no es sorpresa, la noción de virtudes y vicios. Las virtudes son buenos hábitos y los vicios, los malos. Un concepto muy relacionado con la prudencia.

Tome usted una de las virtudes clásicas, la templanza. Es simplemente la virtud de ser medido en las cosas, de no caer en los excesos cualesquiera que estos sean.

Hábitos, virtudes, vicios

Es en este campo más profundo donde encontramos las grandes virtudes: prudencia, justicia, fortaleza y, por supuesto, la templanza.

Con facilidad, casi intuitivamente podemos ver los contrarios de esas virtudes, los vicios.

Consecuencias

¿Es importante todo esto? Definitivamente y una prueba de esa importancia está en lo poco importante que suele parecer a tantos.

Piense en esto, sin virtud, es decir, sin buenos hábitos, los humanos «haríamos el bien de manera esporádica».

Del otro lado, las malas acciones tienen el peligro de hacer el mal consistentemente, y por eso, empeoran nuestra vida, nuestro mundo.

De lo que podemos formular una regla general: las virtudes, los buenos hábitos, mejoran nuestro mundo, ayudan a la felicidad propia y ajena; los vicios hacen lo opuesto.

¿Dónde se tendría una mejor vida, en una sociedad en la que dominaran los buenos hábitos o donde lo hicieran los malos?

Da vergüenza hacer la pregunta, pero debe hacerse en tiempos en los que no parece tenerse la habilidad para distinguir entre vicios y virtudes.


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[Actualización última: 2023-07]