¿Es el socialismo la vía a una sociedad más moral? Karl Popper y G.K. Chesterton te desafían a reconsiderar. Descubre por qué la supuesta superioridad moral del colectivismo es una trampa histórica y cómo ignora los aspectos más esenciales de la naturaleza humana. La verdad es más compleja de lo pensado.

¿Es el socialismo inherentemente más moral que el individualismo? Desde Platón hasta las visiones modernas de una sociedad «perfecta», esta premisa ha sido una poderosa herramienta retórica.

Pero, ¿y si esta supuesta superioridad moral fuese una falacia, un engaño milenario que confunde conceptos fundamentales sobre la naturaleza humana y la libertad?

En esta columna, se desentrañan las agudas críticas de dos pensadores magistrales, Karl Popper y G.K. Chesterton.

Juntos, nos guiarán para desafiar la narrativa colectivista, revelando cómo confunde el individualismo con el egoísmo y por qué el socialismo, a pesar de sus nobles intenciones, choca frontalmente con los deseos y comportamientos más profundos de las personas.

El cuestionamiento de la supuesta moralidad de un sistema que promete la felicidad, pero olvida la esencia de lo humano.

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Moral socialista y naturaleza humana: la idea de Popper

¿Tiene el colectivismo superioridad moral sobre el individualismo? La respuesta afirmativa produce ideas como «socialismo humano». Si la respuesta es negativa, entonces sería falsa la superioridad moral que se alega tiene el socialismo.

Esa es la idea que Popper examina. Concluye que es un error el que, aunque popular y repetido, es falso. No hay superioridad moral en el socialismo, ni en el colectivismo.


📕 La idea reportada aquí fue encontrada en Popper, Karl R. (1966) The open society and its enemies, volumen 1, pp. 100 y ss.


📍 Este es el terreno de ideas como la compatibilidad entre democracia y socialismo, la relación entre despotismo y socialismo y la construcción del socialismo. Incluyendo también, críticas como las tres cualidades del socialismo y las siete leyes inevitables del socialismo.

El primer paso

El error tiene siglos y es el que comete quien equipara al egoísmo con el individualismo, que son muy diferentes. Un error que tiene una consecuencia colateral dañina, pues acaba atacando a la dignidad de la persona.

¿Dónde está la equivocación? Platón cometió el error, quizá como una trampa para hacer ver como superior a su colectivismo

Para comprender la idea de Popper, el primer paso a dar es presentar algunas de las ideas de Platón que el mismo autor cita y que aquí son expandidas.

Citando a Platón

«… entre los amigos verdaderos todo es común… que las mujeres sean comunes, que los hijos sean comunes. los bienes de todas clases comunes y que se hagan los mayores esfuerzos para quitar del comercio de la vida hasta el nombre de propiedad; de suerte que las cosas mismas que la Naturaleza ha dado a cada hombre, se hagan de cierta manera comunes a todos…» (p. 99) Platón (1985), Las Leyes. México. Editorial Porrúa.

«… que las leyes se propongan con todo su poder hacer el Estado perfectamente uno, puede asegurarse que esto es el colmo de la virtud política…» (p. 99) Ibídem

«… el número de hogares que hemos fijado, será siempre el mismo y no se podrá aumentarlo ni disminuirlo… cada padre de familia no instituirá heredero de la porción de tierra y habitación que le haya tocado en suerte, sino a uno solo de sus hijos, al que mejor le parezca… Los que tengan muchos hijos acomodarán las hembras según disposiciones de la ley, que daremos luego…» (p. 99) Ibídem

«El espacio de tiempo para que los esposos procreen hijos y durante el cual serán vigilados… será de diez años… aquellos que durante este intervalo no hayan tenido hijos, se les separará…» (p. 151) Ibídem

Las citas ilustran muy bien el tipo de arreglo social que propone Platón en esa obra.

Moral como higiene estatal

De esas ideas y el examen que ha hecho de las propuestas de Platón, Popper llega a conclusiones en esta parte de su libro. Todas ellas encaminadas a estudiar la supuesta superioridad moral del socialismo.

El interés del Estado es la consideración central en las ideas de Platón. Todo lo que fortalece al Estado en bueno, y lo que lo debilita es malo.

📌 Por tanto, inmoral es todo lo que lastima al Estado, es decir, una moral utilitaria cuyo criterio moral es el de los intereses de estatales. La moralidad, dice Popper, es ahora definida como higiene estatal.

El Estado, por tanto, no puede tener decisiones erróneas mientras sea fuerte. Es decir, puede violentar a sus ciudadanos o a otras naciones, si ello sirve a sus intereses. Las ideas de Platón son contrarias a la persona, realmente hostiles a la libertad individual.

Dice Popper que Platón odiaba a la persona y sus libertades tanto como odiaba el cambio. La persona individual es el mal mismo.

La trampa del griego

Pero en todo esto hay algo que es notable. Platón tiene ideas realmente anti-humanas, contra la persona y sus libertades.

⚠️ Se trata de una exitosa trampa del griego en la que muchos han caído, hasta el punto en el que se ha hablado de haber sido él un antecedente del Cristianismo. Y la explicación de Popper a ese extraño suceso es lo que constituye el corazón de este resumen. ¿Es real la superioridad moral del socialismo derivada del pensamiento de Platón?

Lo que produce esa trampa y que causa que ideas en contra de la persona y sus libertades sean vistas con aprobación moral es un truco de Platón.

Ha propuesto y convencido a muchos durante mucho tiempo que el individualismo es idéntico al egoísmo. Les ha hecho concluir que el colectivismo es admirable y moralmente superior. Esto es un error colosal que debe ser corregido.

• Individualismo no es igual a egoísmo.
• Colectivismo no es igual a altruismo.

📌 Por esa razón, no puede concluirse que el socialismo tenga superioridad moral.

Dos significados de individualismo

Acudiendo a un diccionario, buscando la definición de la palabra ‘individualismo’ encuentra que ella tiene dos acepciones muy diferentes:

Individualismo como lo opuesto a colectivismo. No hay otra palabra que exprese esta idea de oposición a sistemas colectivistas.
Individualismo como lo opuesto a altruismo. Pero aquí, sí hay otras palabras que son sinónimos de individualismo, como egoísmo, avaricia y otras con connotaciones negativas.

La trampa es usar esos dos signiificados de individualismo sin diferenciarlos y con malicia hacer concluir que el colectivismo es superior moralmente.

Y esto lleva a Popper a proponer una sencilla diferenciación, que es la siguiente y que permite refinar los significados:

Individualismo es lo opuesto a colectivismo
Egoísmo es lo opuesto a altruismo

Las cuatro palabras anteriores, dice, pueden describir actitudes, enfoques, decisiones y  propuestas para establecer códigos de leyes, lo que puede ser vago, pero con ejemplos es suficiente para mostrar la idea.

Por lo tanto…

📌 El colectivismo tiene una definición: es la demanda de que la persona se someta al interés del todo, sea la ciudad, la nación, el universo, la tribu.

Las citas de Platón ilustran bien el significado que tiene. Incluye emociones, como la pertenencia a un grupo y sugiere que si la persona no se sacrifica en aras del todo, entonces la persona es egoísta.

📌 Pero entonces, según lo visto arriba esto es un error, el egoísmo no es lo opuesto de colectivismo. Lo opuesto a colectivismo es el individualismo. Más aún, el colectivismo no es lo opuesto al egoísmo, ni es idéntico a altruismo.

El egoísmo de grupo o de clase es muy común, lo que Platón sabía muy bien, dice Popper. Y, además, un individualista puede perfectamente ser altruista, ayudando a otros.

Esto hace las cosas interesantes, porque para los creyentes en las ideas de Platón es imposible la existencia de un individualismo altruista. Para ellos la única alternativa al egoísmo es el colectivismo y todo lo que sea individualista es egoísta. Ellos mantienen el error de Platón.

La superioridad moral que alegan tienen el colectivismo y el socialismo es falsa. El error está en una confusión de significados y una mala interpretación de palabras.

Y más que una equivocación de meras palabras y términos, es un error de pensamiento que considera solo dos opciones, cuando en realidad existen cuatro.

Ese error de razonamiento provee a Platón de un arma para la defensa de su régimen colectivista: va a apelar a los sentimientos nobles, a la caridad y el altruismo, para ir en contra realmente de la persona humana y sus libertades.

El error sigue siendo cometido por los seguidores de Platón e influye en las ideas actuales. Este es el gran mérito de Popper, corregir un error que ha sido muy costoso.

Socialismo y naturaleza humana: la aportación de Chesterton

Hay muchas críticas en contra del socialismo y que muestran la imposibilidad de sus supuestos y aplicación. Son sólidas críticas económicas. Chesterton usa otro camino muy diferente para hacer lo mismo.

Acude él a la naturaleza humana y en especial a las sencillas ideas de las personas. No son estadísticas, ni razonamientos sobre la formación de precios lo que anula al socialismo. Son su entendimiento de las necesidades humanas, tan simples como la de invitar un trago, presumir las frutas del propio huerto o sentir que nuestras casas son nuestros castillos.

La idea aquí examinada es de Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), el prolífico autor inglés. En el terreno político, la idea presentada deja ver un punto de vista muy diferente al usual. 


📕 El libro consultado fue el de Chesterton, Cecil, G. K. Chesterton, a criticism., Seattle, WA. Inkling Books, pp 135 y ss, que contienen el escrito de G.K. Chesteron«Why I am not a Socialist», de 1908.


El punto de arranque

Entra G.K. Chesteron al tema diciendo que se le ha pedido explicar cómo es que un hombre que tiene fe en la democracia y en la revolución, no es un socialista.

Más aún, establece también en el principio mismo que le disgusta de sobremanera el presente estado de la riqueza y la pobreza.

Claramente no es un socialista, pero al mismo tiempo tampoco es alguien que defienda el sistema económico de su tiempo.

Lo que se dice versus lo que se hace

A continuación señala algo que le servirá más tarde de argumento principal. Dice que es su opinión el dar mayor importancia a los argumentos teóricos de las personas que a sus propuestas prácticas.

Pone él más atención en lo que se dice que en lo que se hace, porque lo que se dice tiene mayores consecuencias de más largo plazo.

Si alguien le llegara a invitar una copa de una bebida de temperancia, esa propuesta le causaría sospecha. Pero si quien la invita dice «Bébala porque su esposa haría una viuda encantadora», entonces ya tiene elementos para decidir qué hacer.

Colocar esta aclaración tan al inicio causa sorpresa, pero tiene un uso posterior que le llevará a evaluar la realidad socialista y mostrar que el socialismo no es tan compatible con la naturaleza humana como muchos piensan.

Felicidad humana y socialismo

Sobre lo anterior, apunta que el idealismo socialista no le es atractivo. Ni siquiera como idealismo. Lo que de él se percibe es un futuro con una felicidad que deprime. El futuro socialista no le recuerda a nada de la auténtica felicidad humana, de ningún día feliz que él haya vivido.

Queriendo explicar esto más, toma Chesterton un caso: las utopías socialistas sustentan la felicidad de las personas en el placer de compartir. Es decir, las descripciones del mundo socialista por venir tienen su base en el tener cosas en común.

Compartir es eso se hace por parte de quienes están en un parque público, o por quienes se sirven de una misma jarra de mostaza. Es una propuesta colectivista y comunista en su idealismo.

Hay placer en el compartir, pero no es eso lo único placentero para el altruista, ni tampoco es la mayor de las posibilidades altruistas. 

Dar, recibir y compartir

Dice el autor preferir el placer de dar y de recibir, que no es lo mismo que compartir. Incluso es lo opuesto de compartir.

Compartir está sustentado en la idea de que no existe la propiedad personal, pero dar algo a otros está basado en la propiedad, tanto como el quedarse con ella. 

Puede suceder que después de una extraña serie de intercambios generosos, ejemplifica el autor, todos estuvieran usando el sombrero de otra persona y a pesar de eso, seguiría existiendo la propiedad privada. Es mejor esto que el tener en común los sombreros.

Esto es hablar del plano ideal. Si fuera el autor un mago con una varita mágica o un Dios creando un planeta, dice, crearía un mundo de dar y de recibir, no uno de compartir.

No quiere que Pedro y Pablo tengan en común una caja de puros. Desea que Pedro dé un puro a Pablo y Pablo uno a Pedro. 

No hay en la literatura socialista alusión alguna a esta acción altruista de dar y de recibir. No hay en el socialismo esta parte de la naturaleza humana.

Una fiesta socialista

En las visiones de los camaradas socialistas festejando en una reunión no hay mención del anfitrión ni del invitado. Nadie hay quien festeje el vino de su abuelo, ni las frutas de su huerto. 

Puede beberse en esas reuniones de las visiones socialistas, pero no es beber lo que importa, sino el trago de pie con los amigos (standing drink).

No es esto decir que estas cosas no sucederían dentro del colectivismo, sino que no acontecen en las visiones instintivas de ese estado. No se les ocurren a los socialistas pensar en esa parte de la naturaleza humana.

Desde luego que a lo anterior puede responderse que esas cosas sí sucederían dentro del socialismo. Por eso es que antes dijo el autor, que da menos importancia a las propuestas que al espíritu con el que ellas son hechas.

La implantación del socialismo

Cuando una gran revolución se logra, rara vez se implanta con la fórmula exacta con la que se originó, sino con la imagen de sus propias ideas sobre la vida.

Si el socialismo se implantara no se realizarían las propuestas planteadas, sino su visión ideal, la que ha olvidado estas cuestiones humanas. Los socialistas han dejado fuera de sus libros necesidades humanas y las dejarán fuera de sus repúblicas.

Chesterton, con las anteriores observaciones, apuntala sus razones en la naturaleza humana y su oposición al socialismo. 

📌 Los socialistas no ponen atención en las personas. El mundo socialista del compartir y del uso en común es opuesto a rasgos humanos reales, como el dar y recibir. Si se quieran usar palabras que seguramente Chesterton odiaría por demasiado abstractas, el socialismo tiene una antropología humana equivocada.

La gente común

Dice ahora Chesterton que sostiene una opinión que no es compartida por los socialistas, los anarquistas, los liberales, ni los conservadores

Cree él fuertemente en la masa de la gente común. No sus potencialidades, sino su realidad: caras, hábitos, lenguaje.

Esa gente está rodeada por situaciones económicas vergonzosas y una cultura tonta, y a pesar de eso, los pobres son los más sanos, alegres y confiables de la comunidad.

Votarán ellos por los socialistas, los liberales, o los conservadores, dependiendo de lo que quieran o no, pero, dice Chesterton, detestan el olor, los sentimientos y el ideal del socialismo. Nadie de la comunidad tiene ideas tan contrarias al socialismo como los pobres.

Ellos valoran sus casas, sus hijos, el ocuparse de sus asuntos. Tienen creencias como la de ahorrar para su propio funeral, o ver al matrimonio como un lazo real, o dar a los niños lo que les gusta no lo que alguien dice que es bueno para ellos. 

Nadie más cree en cosas como estas. Son la sanidad de la humanidad, los diez mandamientos del hombre.

Imponer el socialismo en gente así es eso, una imposición, igual que la imposición de la industrialización de Manchester. Esa gente es demasiado sana como para creer en esas imposiciones. Son sanos, pero también lentos, poco definidos y aborrecen la guerra civil.

Si la imposición se realiza por medio de elecciones, eso es de poco interés. La realidad moral es que la democracia tiene disgusto por el socialismo pero puede aceptarlo sin tomarse la molestia de resistirlo.

Conclusión

La columna aborda la supuesta superioridad moral del colectivismo (socialismo) sobre el individualismo, una idea que Karl Popper refuta contundentemente.

El error fundamental, según Popper, radica en la milenaria equiparación del individualismo con el egoísmo, y del colectivismo con el altruismo. Analizando las ideas de Platón sobre una sociedad donde todo es común y el Estado es supremo, Popper demuestra que la moral platónica se reduce a una «higiene estatal», hostil a la libertad individual y que instrumentaliza a la persona en favor de los intereses del Estado.

La trampa de Platón fue ligar el individualismo al egoísmo para presentar el colectivismo como moralmente superior, una falacia que Popper desmantela al diferenciar que individualismo es lo opuesto a colectivismo, y egoísmo es lo opuesto a altruismo. Así, es posible un individualismo altruista y un colectivismo egoísta, desmontando la supuesta superioridad moral socialista.

Complementando esta crítica, G.K. Chesterton examina el socialismo desde la perspectiva de la naturaleza humana. A pesar de su disgusto por la desigualdad económica, Chesterton no es socialista porque considera que el socialismo es incompatible con las necesidades humanas más básicas y sencillas.

Cuestiona el ideal socialista de la felicidad de compartir, argumentando que la verdadera alegría humana se encuentra en el acto de dar y recibir, que presupone la propiedad individual, a diferencia del mero compartir que diluye la propiedad.

Las visiones socialistas, según Chesterton, omiten estos rasgos altruistas y profundos de la naturaleza humana, concentrándose en una uniformidad deprimente. Sostiene que la gente común, especialmente los pobres, valora su individualidad, su hogar y sus tradiciones, y que la imposición socialista es ajena a su sana naturaleza, incluso si la aceptan por inercia o falta de resistencia.

En esencia, ambos autores demuestran que el socialismo ignora o contradice aspectos fundamentales de la dignidad y la conducta humana.


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