Al final es otro dogma. Establece que es mejor que la educación sea secular. Es decir, que carezca de todo elemento espiritual, sobrenatural y religioso. Es la propuesta de la educación laica, que aquí se examina críticamente.

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Introducción

Una de las interpretaciones del laicismo es digna de ser vista con cierto detenimiento —es la que establece qué es lo que debe y no debe enseñarse en una escuela pública de un sistema laico de gobierno.

Un célebre pensador escribió al respecto algo que tomo como base de esa interpretación del laicismo (Savater, Fernando, «Laicismo: cinco tesis», abril de 2004, El País, España):

«En la escuela pública sólo puede resultar aceptable como enseñanza lo verificable (es decir, aquello que recibe el apoyo de la realidad científicamente contrastada en el momento actual) y lo civilmente establecido como válido para todos (los derechos fundamentales de la persona constitucionalmente protegidos), no lo inverificable que aceptan como auténtico ciertas almas piadosas o las obligaciones morales fundadas en algún credo particular».

📍 El tema pone sobre la mesa el tema general de la educación y la meta de la educación. Incluso plantea interrogantes como ¿es la educación universitaria la solución al progreso?. Más el asunto de real fondo, los padres deben decidir la educación de hijos

Significado de educación laica

Eso ayuda a conocer el significado más específico de educación laica, el que tiene tres características claras:

1. Solamente puede incluir lo científicamente verificable.
2. Únicamente puede admitir lo «establecido civilmente».
3. No puede incluir lo inverificable ni lo no admitido socialmente.

La conclusión de lo anterior es: la educación laica es la que no incluye elemento religioso alguno. Nada que tenga un fundamento religioso o espiritual.

Laicismo
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¿Qué es educación laica?

Lo siguiente confirma los tres elementos mencionados antes:

«La educación laica busca que los contenidos educativos estén basados en los resultados de la ciencia y la reflexión humana, y no en las creencias. Por ello, busca un enfoque basado en la libertad y no en el dogma. En este sentido, la educación laica se puede definir como una educación independiente de religiones y creencias». es.wikipedia.org

La idea es clara. Se trata de un sistema de educación cuyos contenidos excluyen totalmente todo lo que pueda referirse a religiones, sus creencias y ordenamientos. Y que solo admiten «los resultados del progreso científico [luchando] contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios».

El problema del inquisidor invisible

Una necesidad inevitable de la educación laica es la existencia de una o varias personas que tomen decisiones y las implanten por la fuerza. Estas decisiones, al menos, son las siguientes:

1. Unilateralmente retirar a la religión de la educación dominada por el gobierno. ¿No es acaso esa decisión de los padres de familia que quieran o no educar religiosamente a sus hijos?
2. Decidir qué se incluirá y qué no en la educación, sean asuntos científicos o no. ¿No es esto una ocasión irresistible de enseñar lo que convenga al gobierno?

📌 Un efecto no intencional de esta educación es la del censor educativo que sucumbe a alterar los contenidos educativos para que los alumnos sean partidarios de los gobernantes en el poder. Después de todo, será un inquisidor invisible que declarará qué es permitido o no. La libertad educativa se pierde.

Para ponerse a pensar

La educación laica pone sobre la mesa el dilema de la educación dogmática, pues reclamar que ella sea de ese tipo no es en realidad nada más que otro dogma.

Eso lleva a asuntos como la educación para triunfar en la vida y la opción de la educación religiosa

Es el campo de discusiones como ciencia y religión y el conflicto entre fe y razón, que llevan al tema concreto de la educación incompleta que ofrece la laica.

Este es el terreno del problema de la educación a medias.

Punto de partida

El laicismo general tiene un gran punto de partida —persigue la división del poder para disminuir sus abusos— y, con ello, defender la libertad del ser humano. Es el mismo espíritu que anima a la división de poderes funcionales de los gobiernos, las elecciones democráticas, la separación de las esferas económica, política y cultural.

Pero es un principio solamente, un punto de partida para ser aplicado en situaciones concretas. Una buena base que persigue evitar abusos de poder derivados de su concentración.

Educación pública: sus tres condiciones laicas

Lo que sigue ahora es un examen más detallado de los tres requisitos que tiene una educación laica según lo visto antes.

1. Solamente puede incluir lo científicamente verificable y comprobable.
2. Únicamente puede admitir lo «establecido civilmente», lo que sea racionalmente visto como conveniente a todos.
3. No puede incluir asuntos religiosos, como creencias y mandatos.

1. Solo lo verificable científicamente

La idea de la educación laica solo admite que en la escuela solamente tenga cabida aquello que sea conocimiento obtenido por el método científico y que admite corroboración.

Si únicamente puede ser materia de estudio escolar lo comprobable con los sentidos de manera científica, esa misma aseveración debe pasar por el mismo filtro que propone —y debe serlo siguiendo una disciplina científica tan exigente como la que exige a otros.

Debe esperarse que sus proponentes presenten la evidencia científica indudable.

La dificultad

📌 Si solo lo comprobable es autorizado como materia de estudio y siendo esto un tema en el que no hay acuerdos totales, será necesario que una agencia estatal decida qué conocimiento sí se considera científico y cuál no —el riesgo es la acumulación de poder en el gobierno para dictar contenidos escolares a su conveniencia.

Si solo es posible de enseñar lo que puede pasar la prueba científica de la realidad, necesariamente será prohibida la enseñanza de Platón. La poderosa imagen de la cueva y las sombras será erradicada del currículum escolar pues no está sujeta a verificación sensible. ¿Cómo demostrar el pienso luego existo?

Si solo es sujeto autorizado de estudio en las escuelas públicas lo que pase la prueba de lo científico y sea verificable, se concluye que queda fuera de la enseñanza una buena cantidad de materiales.

Mayor dificultad

¿Cómo hacer pasar por la prueba de la comprobación a «¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son»?

¿Qué proceso científico será necesario para verificar «Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando», o «Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!’ Quoth the Raven, ‘Never more’»?

Quizá algún lector diga que exagero, que no es eso lo que quiere la educación laica al pedir solo materias comprobables. Estoy seguro de que no se pide en verdad, que no son tan tontos —pero eso es lo que debe interpretarse de lo que dicen cuando piden que solo lo comprobable sea sujeto de estudio.

Es lo que va a entender un gobernante y dirá que es necesario que él haga eso.

Por supuesto hay otro problema, en verdad ceñudo —lo que debe hacerse con conocimientos que aún son tentativos, para los que pueden existir teorías aún no probadas, que son en este momento especulaciones, pero no conocimientos comprobados.

La propuesta indica que deben ser erradicados del material escolar para concentrase en lo que es decretado como cierto en un momento dado: una decisión que solo una institución con poder de coerción puede tomar y hacer obligatoria.

2. Solo lo civilmente aprobado

Si únicamente puede ser materia de estudio lo que es civilmente establecido en la ley, esto deberá ser convertido en ley también —deberá existir un precepto legal que prohiba que sea enseñado todo lo que no sea civilmente conveniente y aprobado.

Si solo puede ser aprobado como materia de estudio lo civilmente conveniente se concluye por necesidad que eso debe ser definido con claridad y aprobado en cada caso por un organismo con poder de coerción que lo haga obligatorio, lo que equivale a colocar en los gobiernos la decisión de qué debe ser enseñado y qué no.

Siguen las dificultades

Si las materias de estudio no pueden enseñar otras cosas fuera de lo civilmente conveniente y que está contenido en las leyes, debe deducirse que estará fuera del curriculum escolar público toda mención de otras concepciones morales y prescriptivas —se tendría que decir adiós a Sócrates y sus ideas éticas, si ellas contradicen a lo civil.

📌 Si lo civilmente conveniente es lo que debe enseñarse, entonces el monopolio del pensamiento se coloca en el poder legislativo, pues son las leyes lo que es conveniente para lo social. Es otra forma de apoyo al totalitarismo: un ligero desacuerdo con las leyes resultaría civilmente inconveniente y por tanto imposible de llegar a un salón de clase.

Los alumnos serían indoctrinados en las ideas de los legislativos —las consideradas de moda y políticamente correctas, cambiantes con el tiempo.

Sería una situación interesante, por ejemplo, estudiar a Erasmo en un salón de clase, pues intentarlo sin mencionar su religiosidad es imposible. Tendría que expurgarse una buena cantidad de libros que mencionaran elementos opuestos a lo civilmente conveniente en cada momento.

3. No a lo inverificable

La tercera condición excluye de la educación a lo que no pueda pasar por el filtro de la comprobación científica, con referencia directa a normas, disposiciones y creencias de credos religiosos.

Aquí se hace clara la posición del laicismo en la educación pública. Después de las dos propuestas anteriores que hacen solicitudes imprecisas que otorgan demasiado poder al gobernante, esta propuesta es comprensible.

Puede entenderse que piden que no se enseñen, en las escuelas públicas, credos o religiones. Podía haberse dicho esto nada más y su propuesta habría sido mejor. No hay razón por qué no aceptar esta petición de laicismo que se traduciría en una acción muy concreta: no realizar labores misioneras o de proselitismo religioso dentro del plan de estudio de esos planteles públicos.

Desde luego, otras escuelas no públicas tendrían todo el derecho a incluir en sus programas de estudio materias religiosas —o algo mucho mejor, las clases religiosas serían optativas de acuerdo con la voluntad de los padres incluso en las escuelas públicas.

Globo de ideas afines

El tema hace surgir el asunto de las alternativas y opciones de la educación pública. Los filtros que ella impone hacen inevitable la existencia de un juez que determine qué puede enseñarse en cuanto a ciencia y también eso tan vago como lo aprobado civilmente.

Más su función de inquisidor al revés, violando la libertad de religión. Más todavía, vista así, la educación laica es un modo de censura.

Conclusión: el peligro no visto

Por último señalo dos puntos centrales que, me parece, resumen lo anterior.

• Habría sido mucho más claro y productivo el apuntar lo que el laicismo desea es un argumento negativo: no debe enseñarse religión alguna en las escuelas públicas. Es una petición clara y sencilla, con escasa confusión.

• El añadir al laicismo las dos peticiones de enseñar solo lo comprobable científicamente y solo lo civilmente conveniente, confunde el tema y lo vuelve en extremo débil. Peor aún, crea un riesgo real de adoctrinamiento gubernamental

Son peticiones que encierran peligros totalitarios que estoy seguro no forman parte de las intenciones de muchos de los proponentes del laicismo. Y su contenido se presta con facilidad a ser llevado al absurdo.

Laicismo bien entendido

El laicismo es una simple herramienta que es útil para la defensa de la libertad humana —eso es todo. Sería aturdido convertir a una herramienta en una ideología que dictaminara qué puede y qué no puede estar dentro de un curriculum escolar, que es precisamente lo que hacen sus proponentes como se examinó antes.

El laicismo es un instrumento que defiende a la libertad humana fragmentando los poderes dentro de una sociedad —las iglesias no pueden formar parte de los gobiernos y los gobiernos no pueden formar parte de las iglesias.

Si esto llegara a suceder, se cree, alguien en la sociedad tendría un poder exagerado, demasiado grande y fuente de abusos.

El laicismo es una herramienta —igual que la democracia que divide a los poderes y permite cambios pacíficos de gobierno, igual a la competencia en actividades económicas, o la libertad de expresión.

Esa es la razón de ser del laicismo, el ayudar a evitar abusos de poder, que es lo que hace especialmente contradictorias las dos propuestas primeras, pues ambas tienen como efecto no intencional la elevación del poder del gobierno, que es precisamente lo opuesto a lo que el laicismo debe lograr.


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[Actualización última 2023-06]