Hay experiencias económicas que proveen lecciones que, sin embargo, no son aprendidas. Muchas políticas económicas crean efectos no deseados y, a pesar de saberlo, siguen implantándose.

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Introducción y ejemplos

Son los efectos no intencionales, las consecuencias no calculadas, las secuelas imprevistas.

Hacer algo con un buen objetivo, para encontrarse con que no fue logrado y, peor aún, se ha creado un problema mayor al que se quiso solucionar. Son estos, casos de lecciones económicas no aprendidas. 

Un ejemplo: por orden de Mao, en China, se mandó matar gorriones porque comían grano que era alimento humano. Con la ausencia de gorriones, los insectos proliferaron y comieron más grano que los gorriones. Millones de muertos fueron el resultado.

📍 La tesis de no haber aprendido de las experiencias anteriores pone sobre la mesa temas como las sociedades frenadas por culpa propia, las trampas de la pobreza y el nacionalismo petrolero.

Más lecciones económicas no aprendidas

Estas son las cosas que suceden con frecuencia, efectos no intencionales, como estos dos sucedidos en Cuba:

«[F. Castro] ordenó la cruza de cebúes cubanos con vacas Holstein (que redujo 60% la inmensa riqueza ganadera de Cuba). Él solo decidió la destrucción del anillo de árboles frutales y cítricos que rodeaba La Habana para sembrar una variedad de café (que resultó un desastre)». Krauze, Enrique. El pueblo soy yo (Spanish Edition) (Kindle Locations 1969-1970). Penguin Random House Grupo Editorial México. Kindle Edition.

La experiencia conocida no hace mella en nuevas decisiones que son copia de anteriores y que tuvieron efectos indeseados. Como en el caso de Trump y las tarifas al acero, una de las obvias lecciones económicas no aprendidas:

«En 2002, George W. Bush impuso aranceles al acero importado […] los revocó 18 meses después [esos] aranceles costaron a los estadounidenses una pérdida anual estimada del PIB de US$30.4 millones. Aproximadamente un tercio de las industrias estadounidenses tuvieron dificultades para obtener el acero que necesitaban[…]». Ben Johnson.

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H. Hazlitt en, Economics in one lesson de 1946, apuntó el efecto no intencional de créditos oficiales fáciles a empresas seleccionadas: desperdicio de capital y reducción del crédito a proyectos mejores. No importa, se siguen concediendo… y se cree que son buenos para la economía.

La obra clásica del tema es la de B. Mandeville The fable of the bees, de 1714, donde señala la miopía de quienes no ven la compleja concatenación de eventos dentro de una sociedad y piensan que las cosas son muy simples, que no tienen efectos no intencionales.

Otro libro, de 1851, de H. Spencer Social statics, habla de uno de estos casos de efectos no intencionales. En Bavaria se decretó una ley que buscó el bienestar de de los hijos, impidiendo el matrimonio quienes no tuvieran fortuna suficiente. La ley causó que la mitad de los nacimientos fueran ilegítimos.

La buena intención de comprar esclavos a sus mercaderes para ponerlos en libertad, es una propuesta llena de caridad, pero tiene el efecto de crear un incentivo para esos que capturan personas y venden esclavos, como ha sido apuntado.

Las ayudas a los pobres tienen buenas intenciones, pero pueden causar efectos no intencionales que empeoren eso que pretenden resolver, como apuntó C. Murray, en Losing ground: american social policy, 1950-1980.

En México, durante el desarrollo estabilizador, se prohibieron importaciones para proteger a la industria nacional, eso produjo efectos, como bienes más caros y de peor calidad, además de un gran incentivo al contrabando.

En Canadá tiene usted una buena cantidad de cigarros de contrabando por causa de impuestos altos. Subir los precios para disminuir su demanda, creó un efecto colateral no previsto. Otra buena intención con efectos imprevistos e indeseables.

La negativa a aprender

Ahora veamos algunas propuestas de medidas con buenas intenciones, ideadas por un candidato a la presidencia en México, López Obrador. Para cada una de ellas usted puede examinar sus efectos no intencionales:

Para ayudar al campo, tener precios de garantía. Aumentar poder de compra con aumento de salario mínimo por encima de inflación. Sustituir importaciones de alimentos para producirlos aquí. Créditos a la palabra y subsidio crediticio y energético. Sustituir importación de madera. Construir refinerías de gasolina para sustituir la importada. Cancelación de exámenes de admisión en universidades.

Sin duda, intenciones buenas pero eso es irrelevante ante los efectos no intencionales que tienen. No es un secreto. Recuerde el 23% de aumento salarial decretado por López Portillo.

Cada una de esas propuestas es posible de examinar viendo consecuencias no previstas considerables y no puede reclamarse desconocimiento.

Conclusión: lecciones económicas no aprendidas

¿Por qué se hacen una y otra vez esas cosas con tan buenas intenciones y tan malos resultados?

La navaja de Hanlon tienen una respuesta: «Nunca se presuponga malicia cuando la estupidez basta». A la que agrego otra:

«No importa que una tontería demuestre ser lo que es con abundancia de evidencias, el idiota siempre encontrará una vía para continuar pensando a su manera, sin importar consecuencias. La capacidad de supervivencia de la idiotez es ilimitada».


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[Actualización última: 2023-07]