¿Qué fue el desarrollo estabilizador mexicano? Sus características, duración causas y consecuencias. Si la historia de México en los últimos 50 o 60 años fuera dividida en períodos, uno de ellos sin duda sería el del Desarrollo Estabilizador.

17 minutos

Introducción

Un tiempo que ha recibido varios nombres, como El Milagro Mexicano, Proteccionismo, Sustitución de Importaciones y quizá otros más. El desarrollo estabilizador mexicano hace referencia a los años que van de los 50 al inicio de los 70.

El Desarrollo Estabilizador Mexicano termina con el gobierno de Díaz Ordaz y empieza con Miguel Alemán al final de los 40. Aunque muchos podrían pensar que realmente comenzó a mitad de los 50.


Otras etapas económicas de México


Mucha nostalgia y poco capital

Sea lo que sea, esos tiempos suelen ser recordados con cierta nostalgia. Produce recuerdos una época sin crisis económicas económicas recurrentes.

Había baja inflación, estabilidad política y crecimiento económico. Lo contrario de épocas siguientes caracterizadas por exactamente lo opuesto.

Del ‘58 al ‘72, por ejemplo, el PIB crece en promedio 6%, una cifra muy notable y el PIB per cápita, 3%, otra cifra positiva.

Bajo la perspectiva de esas cifras, no extraña que esos tiempos sean aún vistos con añoranza por quienes los vivieron. Aunque debe señalarse que existía al menos un serio problema, el de la falta de ahorro nacional.

Es decir, en el país no había suficiente capital como para crecer sostenidamente. Las actividades de producción requieren capital, por ejemplo, préstamos para crecer y dentro del país no se generaba ese capital.

Lo mismo para las personas que, por ejemplo, querían comprar casas por medio de hipotecas. La escasez de ahorro impedía que hubiera suficiente dinero para prestarles.

Pero del lado positivo, durante estos años del Milagro Mexicano, las autoridades tuvieron un comportamiento conservador en el manejo de sus finanzas. Es decir, sus déficits eran pequeños, e incluso hubo años con superávit.

El gobierno, por tanto, no gastaba más de lo que tenía de ingresos que fue lo opuesto de lo que posteriormente se hizo. El gobierno en estos tiempos no recurría al mercado de capitales a pedir préstamos y eso, sin duda, ayudó a tener tasas de interés razonablemente bajas.

Desarrollo estabilizador en México: su esencia

La esencia del pensamiento económico de esos tiempos en México era el proteccionismo. Una escuela de pensamiento económico con ideas que significaban la protección de las industrias locales.

Había que industrializar al país y para ello, se creía, debía aislarse a sus compañías de la competencia de empresas extranjeras. Un serio error, pero que se implantó con pocas dudas.

La forma de hacer esto es cerrar las fronteras a productos importados dejando que únicamente las empresas mexicanas los produjeran. Por ejemplo, prohibir la importación de automóviles y fabricarlos localmente.

Esta política económica general nació en 1947 aunque tuvo efectos iniciales hasta la década de los 50.

La consecuencia de esto se percibe positiva en el plazo corto, pero en su fondo conduce a la existencia de productos caros y de mala calidad, que dañan el bienestar de las personas.

Unas cosas buenas, pero también muchas muy malas

Las cosas en esos años del Desarrollo Estabilizador Mexicano no iban mal en la superficie. Sí hubo algunas fluctuaciones, pero el desempeño general de la economía no era malo. La productividad subía 3% en promedio y los salarios reales 2%. La inflación era baja.

El gobierno se comportaba conservadoramente en el manejo de sus finanzas, sin contraer deudas cuantiosas y financiándose con sus propios recursos.

La aplicación de la idea proteccionista parecía estar funcionando muy bien en medio de una estabilidad económica notable.

En los mercados nacionales había productos fabricados en México: las empresas en México tenían mercados cautivos nacionales pues las importaciones estaban prohibidas o tenían impuestos muy altos de importación.

Esas empresas no tenían incentivos para mejorar la calidad de sus productos, ni reducir sus precios. No tenían la presión de la competencia para hacerlo.

Si, por ejemplo, los consumidores querían comprar cigarros, los disponibles eran todos producidos en México. Pero había oportunidad de comprar cigarros importados en el mercado negro de contrabando.

Este fue uno de los efectos secundarios de la política proteccionista, el abrir una oportunidad de negocio para los contrabandistas.

Desarrollo estabilizador mexicano y sus efectos colaterales

La amplia frontera con los EEUU hizo posible introducir al país todo tipo de artículos que se ofrecían en mercados ilegales.

En algún momento se llegó a afirmar que la marca de televisores más popular en México era Sony, un producto que estaba prohibido importar para dar preferencia a los fabricantes nacionales, pero que llegaba por medio del contrabando.

Como de esa consecuencia no intencional del proteccionismo que fomentó el contrabando, también se acusa al Desarrollo Estabilizador Mexicano de producir otro efecto dañino: el olvido del campo.

Toda la atención de las autoridades estuvo centrada en la industrialización de país con la actividad del campo relegada a un lugar muy secundario. Tanto así que se ha dicho que de esta época data la creación de los “dos Méxicos”, el del campo y el de la ciudad.

Mientras el campo era puesto de lado, la actividad bancaria, por ejemplo, creció en esos años tres veces.

Es posible decir, por tanto, que la política económica del Desarrollo Estabilizador Mexicano tuvo resultados mixtos y la imagen que tiene en la actualidad de ser una época de oro no está justificada. Tuvo logros, pero también defectos y no era algo que pudiera sostenerse indefinidamente.

Sin duda ayudó a industrializar al país, elevó ingresos y mejoró el bienestar en general. Pero también tuvo efectos negativos como los mencionados.

Más aún, tenía un problema de fondo que era el límite del mercado nacional, pues las empresas al no exportar no producían más de lo que los mexicanos podían comprar. El mercado mexicano, sin embargo, crecía gracias al aumento de la demanda nacional.

Las complicaciones del crecimiento

Como se dijo, estos años del Desarrollo Estabilizador Mexicano son vistos ahora con cierta añoranza pues la inflación que después se sufrió no era en estos tiempos un problema. Entre 1957 y 1962, ella fue de menos del 3% anual, una cifra muy positiva sobre todo en relación con lo que después vendría.

Esto es fácil de ver pues los aumentos de los precios son muy notorios; sin embargo, en economía hay cosas más difíciles de notar y muy importantes.

Por ejemplo, ya que en esos tiempos las empresas no exportaban eso provocó que en el país no se tuvieran divisas extranjeras y sin ellas no podían comprarse productos que eran necesarios para que la economía siguiera creciendo.

Un jabón o un detergente de ropa eran producidos en el país sin grandes complicaciones, pero no la máquina que los hace. Ella tenía que importarse y no había divisas suficientes para hacerlo.

Estas políticas económicas eran del tipo mercantilista. Son políticas equivocadas que aún hoy en día sobreviven y son implantadas como novedosas y benéficas.

Los problemas de continuidad

Este era un serio problema de la política económica de esos tiempos, producto de la interferencia estatal en la economía.

Sin exportar y concentrados en el mercado mexicano nada más, era imposible tener dólares u otra moneda extranjera para comprar en otros países productos necesarios para seguir creciendo.

Con maquinaria anticuada y sin competencia, las empresas mexicanas no tenían incentivos para mejorar sus productos ni bajar sus precios.

Consecuentemente, los productos mexicanos eran en general caros y de mala calidad, con los automóviles como un ejemplo muy claro de esto en la década de los 70.

Viendo las cosas en perspectiva, ahora podemos darnos cuenta de que a pesar de haber dado algunos resultados buenos, la política económica del Desarrollo Estabilizador Mexicano, proteccionista, no podía durar mucho aplicándose.

El inicio de los problemas

Hay consenso en el sentido de que al inicio de los años 60 empezaron a ser notados problemas. La economía ya no va tan bien como antes y da inicio el uso de déficits y contratación de deuda, lo que logra un crecimiento del 7% en la economía.

Este es el inicio de otra idea que tendría mucha popularidad posterior.

La de un intervencionismo gubernamental de mayor intensidad para corregir los problemas causados por el mismo intervencionismo del mismoDesarrollo Estabilizador Mexicanor.

Se quiso elevar el gasto público para reanimar a la economía, produciendo déficit en el presupuesto del gobierno: lo que ahora reconocemos como la etapa populista de México.

La elevación del gasto de gobierno como un instrumento de reanimación económica conduce a una primera etapa de boom, pero a una segunda de depresión y crisis.

Más efectos colaterales

Con la mentalidad del proteccionismo que privilegia a la industria se tuvo un desarrollo nacional desigual. Las grandes ciudades gozan de prosperidad creciente, pero no las zonas rurales y ciudades más pequeñas.

Esto ocasiona otro efecto colateral indeseable, la emigración de personas, de las áreas marginadas a las áreas de mayor crecimiento. Buscando mejorar su vida, muchas personas se mudan a las ciudades mayores. Especialmente notable fue el DF, que se torna una ciudad enorme que crece constantemente.

Este es el fenómeno de los «dos Méxicos» mencionado antes. Uno urbano e industrializado y el otro rural y atrasado. Y también es el fenómeno de la centralización urbana, con la capital mexicana volviéndose una ciudad de dimensiones gigantescas.

Ahora se reconoce que de hacer tenido una política de libre comercio, el desarrollo económico mexicano hubiera sido mucho menos distorsionado y las regiones geográficas habrían tenido un desarrollo más equilibrado.

El asunto del nacionalismo

Detrás del proteccionismo es palpable una buena dosis de nacionalismo y de preferencia por lo mexicano por encima de lo extranjero.

Por ejemplo, el 1960 fue nacionalizada la industria eléctrica y pasó a ser propiedad estatal durante la presidencia de Adolfo López Mateos; antes había sido presidente Adolfo Ruiz Cortines.

Este nacionalismo tomó la forma de retirar la «dependencia del exterior». Es decir, se tenía la idea de hacer de México un país aislado del resto del mundo, que no dependiera de nadie, especialmente en cuestiones de alimentación.

Esta es una de las posibles definiciones de soberanía que en México fue entendida así, como aislamiento del exterior y autosuficiencia total, metas ambas imposibles y que de intentarse, producen pobreza.

Esa mentalidad aislacionista es lo contrario de la mentalidad del comercio internacional. Llevó al cultivo obligado de maíz, frijol y otros alimentos estándares en México, con la idea de ser autosuficientes en esos rubros.

De hecho, fue desde poco antes de los 50 cuando se dio del descuido de las actividades del campo y se puso atención en la industria.

Con la visión de ser autosuficientes en el campo, además, las autoridades fomentaron cultivos que eran parte básica de la alimentación popular, como el maíz. Descuidaron la posibilidad de otros cultivos que hubieran producido mayores ingresos al campesinado, e incluso divisas al país.

Aún en la actualidad se tiene esta idea de nacionalismo, por ejemplo, con la propiedad estatal de Pemex.

Pemex«Pemex» by rutlo is licensed under CC BY 2.0

Desarrollo estabilizador en México: las consecuencias

Llevando a su consecuencia lógica la política del proteccionismo y la del nacionalismo aislacionista, sin embargo, se presentaba un problema sin solución.

La sustitución de importaciones que hacía que la existencia de fabricante nacional causara la prohibición de productos importados quiso llevarse a bienes intermedios. Es decir, a máquinas y herramientas de todo tipo que produjeran los bienes de consumo.

Por ejemplo, para un fabricante de cerveza es posible producirla, pero no lo es tanto la fabricación de una máquina embotelladora, ni de las máquinas que hacen esa máquina embotelladora.

Es, por ejemplo, sencillo, fabricar cigarros si se cuenta con las maquinas que lo hacen. Pero esas máquinas no se fabrican en México y hay que comprarlas en el exterior.

Si se deseara fabricar localmente esas máquinas, su fábrica no podría vivir de las ventas originadas en México solamente. Tendría que exportar para poder tener un volumen de ventas que justificara la inversión. Y la cadena sigue.

Es posible imaginarse la fabricación también de las máquinas que hacen las máquinas que hacen los cigarros, o cualquier otro producto.

Proteccionismo y subsidios

Las acciones de la política proteccionista requerían estimular a las empresas para sustituir importaciones. Para ello se les podían otorgar subsidios o tratamientos fiscales preferentes.

Estas acciones, desde luego, produjeron gastos adicionales del gobierno. Gastos que iniciaron una tendencia de endeudamiento creciente (muy clara en la etapa del populismo).

Por ejemplo, si los plásticos de las tarjetas de crédito eran importados, un fabricante mexicano que las hiciera podía solicitar la suspensión de las importaciones. Y los bancos emisores estarían obligados a comprarle a él sin garantías de calidad ni de precio.

Las empresas se acostumbraron a recibir ayudas gubernamentales, una idea que aún prevalece en las peticiones de tasas preferentes de interés o de tratamientos fiscales distintos. Eso distorsiona toda la economía.

Quienes estudian el período en cuestión, no dudan que la sustitución de importaciones tuvo éxito al generar crecimientos notables de ingresos reales en la población en general, especialmente durante su primer decenio.

Pero también existe consenso de opiniones al decir que se produjo una estructura económica oligopólica. Es decir, unas pocas fábricas de cada tipo de producto. Igualmente, las empresas no tuvieron estímulos para cuidar la calidad de sus productos, ni para reducir sus precios, como ya se ha dicho.

Los productos mexicanos de durante el Desarrollo Estabilizador Mexicano no eran de buena calidad, ni de precios bajos. Exportarlos era imposible.

La prohibición de importaciones produjo un número pequeño de empresas que poseían un mercado cautivo, sin competencia. Ellas podían mantenerse sin necesidad de tener productos de calidad ni de precios bajos, lo que lastimaba a los consumidores en todo el país.

Las empresas bajo este esquema proteccionista no tenían competitividad internacional. Sus productos no podían competir con la calidad/precios de los productos de otros países.

Su crecimiento dependía del tamaño del mercado interno nacional. Si querían crecer más hubieran tenido que ir a mercados extranjeros en los que tendrían que competir con productos de mejor calidad y menor precio.

File:Bezoek President van Mexico President Lopez aan de Koninklijke Schouwburg te Den, Bestanddeelnr 915-0026.jpg«File:Bezoek President van Mexico President Lopez aan de Koninklijke Schouwburg te Den, Bestanddeelnr 915-0026.jpg» by Harry Pot / Anefo is licensed under CC0 1.0

Otras características del desarrollo estabilizador mexicano

Entre las medidas proteccionistas se dieron situaciones extrañas. Por ejemplo, la protección de empresas de propiedad extranjera dentro de México frente a otras empresas extranjeras que no estaban radicadas en el país.

Las inversiones privadas en el campo, además, fueron nulas debido a la inseguridad en la propiedad de terrenos, los que cada vez eran más pequeños e ineficientes para producir. La Reforma Agraria sencillamente no funcionó como generador de ingresos para su población.

Por su parte el sector del campo, que fue descuidado durante esta etapa, ayudó a la industrialización del país de diversas maneras. Por ejemplo, con los emigrados del campo que fueron mano de obra de bajo costo para la industria, aunque de escasa preparación y que por esa razón recibían ingresos bajos.

Las divisas que antes producía el campo, es lógico, se redujeron. En fin, el campo disminuyó notablemente en importancia y la promoción industrial produjo una sensible brecha entre ambos sectores, lo que sin duda es una causa importante de la existencia de los «dos Méxicos».

La realidad, por tanto, muestra que el escaso desarrollo agrícola y ganadero data de esta época y se debió a la aplicación de políticas económicas proteccionistas, no a la apertura comercial que vino mucho después.

Resultados mixtos

Los primeros diez años de este período fueron los mejores. La segunda década, especialmente hacia el final, registró una elevación de la deuda pública y del gasto de gobierno.

Las autoridades querían mantener animada a la economía mexicana y quisieron hacerlo con un gasto público mayor. algo que suele conocerse como Keynesianismo. En esencia es el cree que la economía de los países se reanima elevando el gasto del gobierno. Cuanto más grande es el gasto, más se recupera la economía.

📌 El Milagro Mexicano fue un tiempo de resultados mixtos, con una serie de ideas que dieron resultados pero que no podían sostenerse indefinidamente y que produjeron efectos no intencionales de consideración.

Esto recuerda uno de los principios económicos más importantes, que es la necesidad de estudiar los efectos posteriores de las políticas aplicadas. Lo que da resultados buenos de inmediato tiene consecuencias siguientes muy malas.

Finalmente, es importante notar que durante estos tiempos, México gozó de gran estabilidad política y que fue hasta la presidencia de Díaz Ordaz y los sucesos de Tlatelolco que inició el cuestionamiento del gobierno mexicano como una entidad autoritaria.

Es decir, los años del Milagro Mexicano estuvieron caracterizados por un gobierno no democrático, con el PRI como partido de estado, lo que debe reconocerse produjo lo que muchos llaman “paz social.” México no sufrió de dictaduras abiertas, ni de golpes de estado como en otros países de América Latina.

La nostalgia del pasado

Es vital señalar que, en la actualidad, no es escaso el número de personas que miran con nostalgia los tiempos del Milagro Mexicano. Muchos proponen regresar a él, cerrando fronteras, elevando el gasto de gobierno y proponiendo privilegios a sectores.

Piensan así porque tienen una opinión distorsionada de esa época y solo ponen atención en lo bueno que tuvo, pero no en los terribles defectos y consecuencias que el país sufrió por su causa.

A partir de Díaz Ordaz, comienza una tendencia a la baja de largo plazo, con crisis muy marcadas desde el final de López Portillo. Es el agotamiento absoluto del desarrollo estabilizador, cuyas políticas en su mayoría se mantienen aún ahora.

Ver un panorama más amplio permite ir más allá del clisé que se lamenta del mal desempeño desde el 2000. No, el mal desempeño se origina mucho antes, con Diaz Ordaz y las consecuencias de una política económica artificial seguida durante el desarrollo estabilizador.

La nostalgia de los «buenos tiempos» está basada en el espejismo que recuerda las presidencias de Miguel Alemán y López Mateos. A partir de allí, con Diaz Ordaz comienza la caída que Echeverría y López Portillo tratan de revertir con gasto gubernamental alocado y que culmina en la crisis con la que inicia de la Madrid.

Salinas termina con otra crisis que profundiza la tendencia, no mal corregida por Zedillo. Lo que sigue es mediocre y en 2008 y 2009 está muy afectado por una crisis de origen externo que el país recibe con una estructura económica aún muy basada en los usos y costumbres del desarrollo estabilizador.

Nota del editor

📕 Muchos de los datos de este resumen fueron tomados del libro de Enrique Cárdenas, La Política Económica de México, 1950-1994. Fideicomiso Historia de las Américas, Serie Hacienda, Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México. 1996.


Otros lectores también leyeron…

[Actualización última: 2023-07]